
Lo que significas en mi vida
Los años pasaban tranquilos, Aioros y Saga se habían mudado a Francia para manejar las empresas familiares en esa zona.
Tenían un pequeño dúo de gemelos llamados Seiya y Tenma, de dos años de edad, que eran su vida entera; la mejor amiga de ambos, Saori, se había ofrecido para la subrogación de vientre y ahora, disfrutaban de tener una familia hermosa y unida.
Por su parte, Aioria ya estaba en la universidad, había desarrollado un cuerpo musculoso debido a la actividad física, sus rizos siempre ensortijados, sus ojos jade brillosos de juvenil esperanza, un hermoso muchacho muy codiciado por las chicas del instituto.
Para su desgracia, su corazón aún pertenecía a aquel peliazul que amaba desde niño.
Durante los últimos años, no había tenido contacto ni mayores noticias de Kanon, quién, tras su compromiso con Radamanthys habían viajado juntos a España y, a pesar de que se llamaban o dejaban mensajes seguido en un principio, sus vidas tomaron diferentes caminos y ya no había sabido más del gemelo.
Sus días se repartían entre el instituto donde estudiaba economía marítima y el nuevo trabajo que hacía un par de meses había conseguido. No necesitaba dinero pero quería ganar experiencia en el rubro, para acabar sus estudios con mayores conocimientos adquiridos.
Tenía una mejor amiga, Marín, una especie de amiga con derecho a roce, la que estaba dispuesta para él cuando quisiera, la que siempre lo buscaba para tener encuentros sexuales con el leonino.
Esa tarde habían quedado en verse en casa de la bella pelirroja, quién vivía en un lujoso hotel, propiedad de sus padres.
Tras una ligera ducha al finalizar el trabajo, salió rumbo al lugar escogido para el encuentro amoroso.
Aioria la quería mucho, la respetaba y ella era sabedora de que entre ellos nunca habría más que esos momentos de gozo y pasión. Ella nunca ocuparía ese lugar de privilegio en su corazón, el lugar de ese joven que conocía por fotos. Y estaba bien, porque Marín no lo amaba de ese modo tampoco, eran más que amigos y se cuidaban mutuamente. Ella también guardaba a alguien especial en su alma.
Aioria llegó al hotel y, pese a tener su tarjeta de acceso, decidió hacerse anunciar por los chicos que trabajaban en la mesa de entrada.
Esperaba paciente que el muchacho le avisara a Marín que había llegado, cuando una voz conocida le heló la sangre.
-Buenas tardes, joven, necesito una habitación simple por una noche.
Aioria, que estaba de espaldas al recién llegado, no podía mover un músculo y apenas se dio cuenta que había retenido su respiración hasta que le faltó el aire y tuvo que exhalar, tosiendo fuerte.
El contrario se apuró para ayudarlo y pronto lo inevitable ocurrió, quedando frente a frente, jades y esmeraldas, miradas fijas que decían tanto aunque no pudieran articular palabras.
Una sonrisa genuina de felicidad brilló en el rostro del mayor, que sin esperar la reacción del castaño, le abrazó efusivamente.
-¡Aio! ¡Qué alegría enorme me da verte! Por Athena, que has crecido demasiado, eres casi tan alto como yo!
-K-Kanon... qué-qué haces aquí? Hace mucho que no sé de tí...
-He venido por trabajo, pero ¿cómo estás? Perdí mi portafolios durante un viaje, allí tenía mi celular y agenda de contactos...
-Pudiste preguntarle a Saga...
-Si... es cierto... no podía pensar con claridad en ese instante y luego...
-No importa, ya soy grande y no necesito un niñero...
Kanon notó que las palabras del menor estaban llenas de resentimiento o dolor, no pudo distinguir.
-Aio, yo traté... lo siento... fueron momentos-
-Ya... no tengo tiempo, tengo una cita ahora... me alegro que hayas vuelto...
Y tu esposo?
-Rada está-
-Hola cielo, te estaba esperando... ¿vamos a mi suite?
-Claro... vamos...- Aioria tomó la mano de la pelirroja y dando un breve asentimiento a modo de saludo con la cabeza, se alejó hacia el ascensor.
Kanon quedó mirando el lugar por donde se había marchado ese chico que había visto por última vez cuando era apenas un puberto y ahora lo volvía a ver convertido en un agraciado joven.
Sonrió con nostalgia, mientras firmaba su entrada al hotel y recibía su tarjeta.
-¿Era él, verdad? Era tu gran amor...
-No quiero hablar de él ahora, vine a estar contigo... nuestro encuentro fue fortuito y así se queda... de seguro, su esposo estaba por llegar.
-Bueno, entonces yo te voy a quitar esa expresión apesadumbrada que traes, amigo mío... no me gusta verte sufrir...
Pero por más empeño que puso Marín, no logró que el castaño se concentrara, todos los artilugios que usó para seducirlo, darle placer, fueron inútiles ya que Aioria estaba muy lejos de allí, en un mundo paralelo donde el gemelo menor volvía con la fuerza de un huracán a su vida.
-Lo siento, Marín, no puedo... no puedo quitar a Kanon de mi cabeza...
¿Por qué tenía que volver, justo cuando empezaba a superar ese amor unilateral que he tenido desde mi infancia?
-Pero... no lo trataste nada bien, vi con la frialdad que le hablabas, mientras él te hablaba con mucho cariño...
-Pero su cariño es fraternal, siempre me ha visto como a un niño, un hermanito a quién cuidar, defender, ayudar... yo lo he amado desde que lo conocí, hace tantos años atrás... ya estoy cansado...
-¿Nunca le dijiste tus verdaderos sentimientos?
-No... lo vi teniendo sexo con su pareja y, cuando pudieras creer que eso apagó lo que sentía, fue todo lo contrario, avivó mis ansias de estar a su lado, de que me viera como a un hombre, no a un hermanito menor...
-Pero aún así no se lo confesaste...
Aioria se revolvía sus rizos con desdén, no hacía una hora que lo había visto y ya había puesto su vida de cabeza de nuevo. -No... nunca lo hice... él se casó y yo me quedé con todo dentro de mi corazón.
Marín se sentó en la cama e hizo que se recostara sobre sus piernas; estaban desnudos pero eso no importaba, fuera del acto sexual, eran como hermanos y la confianza prevalecía al pudor.
-Yo te cuidaré siempre, estaré para ti, no permitiré que te lastime...
-Nunca lo hizo adrede, no tiene idea de mis sentimientos... además, si Argol llega a aparecer por aquí, de seguro me encierras en el placard.
La sonrisa que acompañó la oración fue suficiente para distender el momento y hacerlos reír.
-Tienes razón, te hago desaparecer como por arte de magia, mi adorado leoncito...
Aioria se sentó aún sonriendo, le dio un dulce beso y comenzó a vestirse.
La idea de visitar a sus padres se vio truncada por las horas que tuvo que pasar en la junta de accionistas de la naviera.
Aspros ya estaba jubilado, y él llevaba adelante los negocios familiares en conjunto con los de Wyvern... era agotador a veces pero le gustaba y lo hacía con placer.
Luego pasaría a visitar a ambas familias.
Volvió ya entrada la noche al hotel, cansado y necesitando una ducha y un buen descanso.
Al pasar la recepción, una voz femenina lo llamó por su nombre y al voltear se encontró con la 'novia' de Aioria.
-Buenas noches, señor Katsaros, ¿podría hablar con usted?
Kanon la observó con curiosidad y aceptó con una sonrisa.
-Eres la novia de Aioria, ¿verdad? ¿En qué puedo ayudarte?
-Soy Marín y en realidad soy su mejor amiga, a veces algo más... pero ¿puedo preguntarle algo?
-¡Claro! Si tiene que ver con Aio me interesa mucho, adoro a ese niño desde que lo conocí.
-Ya no es un niño... es un joven adulto y muy maduro...
Kanon la miró desconcertado, sin saber para dónde iba la conversación. Se habían sentado en el lobby, en una mesa alejada y ya disfrutaban de un refrigerio que la muchacha había solicitado.
-Por supuesto que sé que ya no es un niño, se ha convertido en un gran muchacho qu-
-que lo ama con todo su corazón desde hace años y jamás se animó a decírselo.
-¿De qué hablas? Si es como mi hermano menor... yo lo cuidé cuando era un niño apenas y estuve con él siempre hasta que me casé...
-Pero los sentimientos de Aioria no son fraternales, él se enamoró de usted, lo ha idealizado desde hace años...
Kanon la miraba con enormes ojos llenos de sorpresa.
-Nunca me di cuenta de ello, para mí sirmpre fue un adorable niño que me encantaba malcriar... jamás se me ocurrió que él podía sentir de otro modo cuando fue creciendo...
-Pero sí lo hacía, lo amaba y ni siquiera el verlo junto a su esposo disipó ese amor que aún le tiene...
-Tengo que hablar con Aioria, no puedo perder su cariño aunque no pueda retribuir ese amor... no así, ni ahora...
-Sabe dónde vive, no pierda a un ser humano maravilloso como es Aioria...
-¿Tú lo amas?
-Sí, nos amamos, pero no es el amor que le tiene a usted ni el que yo siento por cierto muchacho...
-Ya veo... bueno, debo irme... te agradezco que me hayas dicho esto, buscaré a Aioria y hablaré con él. Muchas gracias de nuevo.
-Un placer señor Katsaros... entiendo que Aioria se haya enamorado de usted...
-Muchas gracias y... llámame Kanon.
Una sonrisa compartida antes que el mayor se levantara de su sillón y le diera un suave beso en el dorso de su mano a modo de saludo.
La muchacha quedó en su lugar, con la mano extendida, viendo alejarse al gran amor de su amigo y entendiendo el porqué de que Aioria no pudiera olvidarlo... él era increíble.
La rutina diaria de ejercicios no habían quitado la sensación de impotencia que sentía, tenía la necesidad de gritar y expulsar su aflicción.
Dejó las pesas a un lado y empezó con los abdominales, ya eran por reflejo, cada cierta cantidad cambiaba la posición y seguía.
No escuchó los golpes en la puerta entreabierta y se sobresaltó cuando dos fuertes brazos sostuvieron sus pies para que siguiera con su rutina.
-Vaya, ¡cómo no vas a tener un físico tan estilizado con los ejercicios que haces!
-¿Kanon? ¿Qué haces aquí?- se sentó abrazando sus rodillas, rompiendo el contacto entre ellos.
-Deseaba hablar contigo pero no escuchabas mi llamado en la entrada, espero no te hayas asustado...
-No... sólo me sorprendí... ¿qué quieres?
-Visitarte, saber de ti, de tu vida... hace mucho que no nos vemos...
-No hay mucho que contar, me gradué con honores, estoy siguiendo la línea familiar de estudios navieros y trabajo para ganar experiencia. Nada más...
-¿Y tu novia? Es muy hermosa...
-Marín es una gran amiga, nos queremos mucho... ¿y tu esposo?
-Aio... cuando te dije que había perdido mi celular y agenda, fue porque me llamaron una noche para avisarme que Rada había tenido un accidente.
Los ojos de Aioria se abrieron enormes y se relajó en su postura para levantarse y hacer que el gemelo hiciera lo mismo.
-No sabía nada...
-Estaba en viajes de negocios mientras yo atendía la agencia y un auto se adelantó para pasar un camión en una curva, no vio que él venía por el carril contrario y lo chocó de frente.
-Pero está bien, verdad?- Aioria deseaba con todo su corazón que así fuera, no podría siquiera imaginar el dolor de perder alguien amado de esa manera.
Kanon negó con el rostro gacho, incapaz de ver a los ojos a ese chico que quería tanto.
-No... el auto cayó por un barranco debido al impacto, murió camino al hospital... no pude siquiera despedirme, decirle cuánto lo amaba, tomarle su mano para que no tuviera miedo ni se sintiera solo...
El llanto cortó sus palabras y Aioria se arrojó a sus brazos, rodeándolo con todo su cariño y esperando que ese gesto le expresara lo mucho que lo amaba y deseaba hacerlo sentir mejor.
-Lo siento tanto, jamás imaginé que estuvieras pasando por tanto dolor... fui egoísta, perdóname...
-No tenías cómo saberlo, todo fue tan repentino, en medio de tanta locura, perdí el portafolios donde llevaba la documentación de Rada, mi celular, tarjetas de crédito... tuve que hacer muchos trámites para que me entregaran a mi esposo... no fue que no tuviera cómo contactarte después de lo ocurrido, Aio, no quería que te enteraras de lo sucedido... no deseaba traerte tristezas... entiendo ahora que me equivoqué, has crecido y te has convertido en todo un hombre...
Se sentaron en el living, refresco de por medio, Kanon contándole sobre lo ocurrido aquella noche, cómo se aisló de todos incluso de su familia, cómo había extrañado a ese ser de luz que alegraba sus días con chistes y sonrisas cuando aún no conocía el amor de su rubio...
Aioria oía sus palabras y su corazón se llenaba de felicidad al saber que, en medio de tanto dolor, el gemelo se había acordado de él.
-Kan... Kanon... perdona mi actitud fría cuando nos encontramos en el hotel... estaba frustrado y la tomé contigo... yo...
-No sigas...
-Yo te amo, Kanon... perdona que te enteres justo ahora pero-
-Ya lo sabía... Marín me lo dijo... debes saber que me siento más que halagado por tus sentimientos pero, como puedes imaginar, no puedo corresponderte... no de ese modo... no ahora... mi duelo aún está presente...
-Te entiendo, sólo quiero que sepas que no voy a renunciar a ti... voy a luchar para enamorarte, para que me quieras como yo lo hago... quiero que vuelvas a ser feliz como lo eras con Rada...
-No me opongo a que lo hagas, sabes que te adoro... prometo poner lo mejor de mí para que este corazón sane y deje entrar a alguien tan especial en mi vida.
-No me rendiré, lo juro... te demostraré con hechos lo que hoy sólo puedo decir con palabras...
-Aio, qué más querría yo que amarte como te mereces!
Era el egreso de Aioria, su segunda carrera universitaria llegaba a su fin, con honores al igual que la anterior, sus especializaciones lo posicionaban muy bien en los negocios navieros y, para cuando esto sucedió, ya contaba con basta experiencia.
La familia Wyvern le ofreció un contrato muy bueno para que llevara adelante los negocios internacionales. Su nombre empezaba a colarse entre las compañías navieras más importantes del mundo.
Hablaba con Kanon dos o tres veces por semana, se aseguraba que no se dejara caer en la depresión por su pérdida. Llevaban casi dos años de verse sin poner un nombre a su relación, ya no era un pequeño para Kanon ni él, el niño que cuidaba. Cada vez que se veían tenían tiempo de calidad, risas y también charlas adultas, pero nada más que eso.
En un mes, habría una junta muy importante y de seguro se verían después de meses. Su enamorado corazón se agolpaba contra las paredes de su pecho al sólo pensar que lo tendría cerca nuevamente.
Ya habían pasado casi dos años desde aquella charla con Kanon y ya no había vuelto a estar íntimamente con Marín. Aquella vez en la que supo del dolor que atravesaba su gran amor, todo había cambiado y él se había dedicado a mimarlo en todo lo que le era posible.
Simples mensajes de texto contándole de su día y cuánto lo extrañaba, pequeños detalles con frases de amor, fotos de ellos juntos sonriendo abrazados, a veces le enviaba presentes como corbatas, bombones o una simple rosa, con dedicatoria y al firmar, la rúbrica
'YO NO ME RENDIRÉ HASTA TENER TU AMOR'.
Kanon siempre respondía agradecido y cada vez se abría más hacia el menor.
Justo coincidiría con Navidad aquel encuentro, razón más que suficiente para tener tiempo a solas con el gemelo menor. Entendía que no sería fácil pero Aioria jamás se rendiría en su intento de tenerlo para él.
Kanon por su parte, trabajaba demasiado, sus padres y ex suegros se preocupaban por su descuidada salud y le recalcaban todo el tiempo que debía alimentarse mejor.
El menor sólo estaba enfocado en su trabajo, en no pensar demasiado en su pérdida ni en ese amor que se le presentaba delante, uno que siempre tuvo pero que había mutado a algo mucho más grande y profundo.
No negaba que Aioria era un joven muy atractivo, que lo amaba desde hacía tiempo, pero temía no poder darle lo que el chico necesitaba, no poder retribuir ese gran amor. Cada regalo que le hacía, cada mensaje suyo, confundía mucho más su corazón destrozado.
Kanon se había descubierto varias veces pensando en el menor, claro que casi siempre de un modo fraternal, cuando recordaba los años felices a su lado y, obviamente, allí también aparecía Radamanthys, con su sonrisa sincera que pocos habían tenido el placer de ver. Pero también estaban los otros pensamientos, no tan fraternales, con el Aioria que le declaró su amor, el joven hermoso en que se había convertido y todo su ser se enredada en sentimientos no resueltos. Su corazón era una mezcla de melancolía y expectativa. Deseaba tomar todo con calma, pero esta se había tomado vacaciones.
Se acercaba la Navidad y el gemelo armaba su equipaje con trajes, ropas informales y regalos para las familias. Su agenda estaría bastante apretada por los compromisos con las diferentes navieras pero ansiaba ver nuevamente a cierto muchachito, el que le llenaba el chat de mensajes llenos de cariño.
Kanon se empezaba a abrir a la idea de una nueva relación, pero no estaba tan seguro de que fuera correcto con Aioria. El pequeño león estaba clavado muy profundo en su corazón y temía lastimarlo o decepcionarlo de forma alguna. Pronto se quitaría todas las dudas.
Ya suponía que estaba en la ciudad, la conferencia había sido en la mañana del veinticuatro y lo esperaba ansioso. Se había reunido con Aioros, Saga, los niños y sus padres para la Nochebuena y ahora su corazón latía desenfrenado.
No habían hablado porque consideraba que darle espacio y no atosigarlo era la mejor opción.
Pero llegó el mediodia navideño y el gemelo menor nunca llegó, pasaron las horas y nada, le envió mensajes de texto y de voz pero ni siquiera le llegaban. Sus ansias estaban al límite.
Se comunicó con Saga y éste le dijo que nunca había llegado a la junta. Eso ya era más que extraño y un sentimiento de miedo se instaló en su pecho.
Cada tanto miraba el celular pero seguía igual. Cansado, se durmió con toda la mesa preparada para lo que no fue. Su mente, en sueños, le decía que Kanon no lo quería lo suficiente para dar ese paso.
Una lágrima corrió por su mejilla hasta perderse en la comisura de sus labios.
En su mente difusa podía escuchar ruidos, golpes y fue abriendo sus ojos lentamente.
Ya era tarde en la noche, había dormido la mayor parte del día y estaba bastante confundido. Seguía escuchando el ruido como en su sueño y tardó en comprender que era en su puerta.
Abrió esperando a Marín pero se encontró con un gran ramo de girasoles y un Kanon que, literalmente, chorreaba agua.
-Feliz navidad, Aio...
Aioria miró las flores y un sentimiento de bronca brotó de él.
-¿Pretendes conformarme con flores cuando te esperé todo el día?
Kanon suspiró. Estaba exhausto, empapado y encima lo recibían con una reprimenda.
-No sé si te enteraste pero afuera diluvia, hay inundaciones en varias ciudades y los aeropuertos están cerrados. Tuve que hacer trasbordo y el otro avión no salió siquiera del hangar. Pasé la noche en un incómodo asiento en una sala llena de niños llorando, mi celular sin señal alguna, me perdieron el bolso de los regalos, conseguí una avioneta que me trajera hasta aquí porque, ya que no llegaba a la junta, al menos vendría a verte... viajé en medio de una tormenta horrorosa, se mojó todo mi equipaje, yo estoy empapado porque me detuve a comprarte este detalle de disculpas y así me recibes?
Aioria volvió a posar su mirada en el recién llegado y por primera vez vio lo mojado que estaba y que tiritaba de frío. Una emoción plagada de culpa y alegría le hizo sonreír, tomar el presente con una mano y el brazo empapado con la otra para entrar al departamento.
-Lo siento... lo siento mucho... desperté de un mal sueño contigo y no pensé al hablar... ¡Feliz navidad, Kanon!
El gemelo sonrió suavemente y tuvo toda la intención de abrazarlo cuando recordó su condición y pidió por una toalla.
-¿No deseas darte una ducha con agua caliente? Te prestaré ropa mientras la tuya y la del equipaje se secan.
Kanon aceptó sonrojado y siguió al menor por un pasillo hasta el baño. Las paredes estaban repletas de cuadros con fotos familiares en las que se encontró varias veces.
La ducha relajó sus músculos y al salir del cubículo con sólo una toalla semi atada en su cintura, se encontró a Aioria de espaldas, poniendo ropa sobre una silla. El rostro del menor se tornó carmesí al voltear y ver así a Kanon, que se intentaba tapar aún más, sólo consiguiendo que la prenda se soltara y lo dejara en traje de Adán.
Aioria no pudo evitar posar su mirada en el esbelto cuerpo del gemelo, cuyas manos apretaban la toalla sobre su sexo, nervioso y avergonzado a más no poder.
-Me-mejor me v-voy... t-te dejo la r-ropa aquí...
-G-gracias, Aio... ya salgo...
No podía evitar sonreír al recordar el incómodo momento que pasaron aquella noche navideña cuando, lejos de cualquier acercamiento amoroso, usaron la situación para conocerse mejor como los hombres que eran, ya habían quedado lejos el niño y el adolescente. Si iba a suceder algo entre ellos, las cartas debían ser echadas.
FLASHBACK
Kanon, ya vestido con la ropa ajena, apareció en la cocina donde el muchacho preparaba café y ponía unas galletas en la mesa. Olía delicioso y su estómago gruñó de repente, avergonzando a su dueño.
-Siéntate, Kanon... ya casi termino...- La humeante taza fue puesta frente suyo y un sonrojado Aioria se acomodó a su lado. -No debes sentirte incómodo, yo te he soñado despierto de este modo, aunque la realidad es mucho mejor aún. He esperado tanto que no pondría en riesgo lo poco que he avanzado en tratar de conquistar tu corazón...
-Aio, gracias por comprender... aún no estoy listo para compartir mi cuerpo con alguien. Igual debes saber que, si vuelvo a pensar en el amor, lo hago por tí, sólo por tí...
La felicidad desbordó por las facciones del menor, que sin decir palabras, recostó un momento su cabeza sobre el hombro del peliazul y luego se dedicó a atender a su visita con una sonrisa coqueta que encantaba a su destinatario.
FIN DEL FLASHBACK
Arregló el cuello de su polera azul, su cabello voló por el aire al ser liberado; se colocó una chaqueta de cuero negra en juego con sus jeans y tomó la caja de la mesita de salida.
Su sonrisa era radiante cuando pasó frente al portarretratos en el que un hermoso rubio le sonreía feliz. Le tiró un beso lleno de amor y salió en busca de su destino, iba camino a su cita con Aioria, ese niño que fue el centro de su adolescencia y era el dueño de sus sueños actuales y a futuro.
La vida jugó con su felicidad pero le dio una nueva oportunidad a su corazón, volvía a amar y allí estaba, deleitándose en la vista del rubio, que lo esperaba apoyado en el tronco de un árbol.
Hoy no era una cita ordinaria, hoy darían el paso que faltaba para ser una pareja de verdad.
Le abrazó por detrás, sintiendo el perfume que llevaba junto al temblor de sus músculos al tensarse al tacto.
-Ka- su voz fue callada por la boca contraria, ávida, nerviosa pero con todos los condimentos que Aioria pudo haber soñado en todo ese tiempo de reconocerse.
Se abrazó a su cuello y profundizó el contacto, queriendo mirar dentro de esas esmeraldas que amaba, pero cerrando sus ojos en pos de guardar en lo más profundo de su mente, la emoción del momento... su primer beso verdadero, uno lleno de deseo.
Sus manos fueron bajando y sus brazos cautivaron la cintura del mayor, que estaba muy entretenido recorriendo cada detalle de su cavidad bucal, jugando con su lengua.
Su cuerpo comenzaba a reaccionar y no era el lugar propicio para lo que ambos sabían que deseaban que pasara.
-Ven Aio, vamos a un lugar más tranquilo...
Aioria sonrió feliz y se dejó guiar por las calles, disfrutando de la emoción que embargaba sus sentidos cada vez que Kanon se detenía para atraparlo contra una pared y besarlo con lujuria, metiendo sus manos debajo de su remera y acariciando su vientre.
Nunca había estado con un hombre, sólo Marín conocía su cuerpo, pero ahora se hallaba siendo devorado por el amor de su vida y era todo lo que había soñado desde pequeño.
La ropa quedó en el olvido desde el mismo instante en que la puerta de la habitación del gemelo se cerró, dándoles la intimidad que tanto ansiaban.
Kanon se posicionó como manta sobre el menor, que se dejaba hacer, complacido de haber despertado tanta lujuria en su adoración. Lo besaba y acariciaba, adoraba esa piel tostada tan diferente a la suya, simulaba embestidas y hacia que sus miembros se rozaran en cada acción. La sobre estimulación estaba haciendo estragos en el cuerpo menos experimentado pero no deseaba quedar en ridículo, acabando sin haber tomado un rol más activo, por lo que, en un súbito movimiento, volteó al mayor y comenzó a besarlo con desesperación.
Kanon sonrió ante el ataque pero lo dejó tomar el liderazgo y se abandonó a todo lo que Aioria quisiera hacerle a su cuerpo. El chico se dedicó a venerarlo, a rendir culto con su boca y manos, a darle placer en todas las formas que conocía y creía que servían para demostrarle que era un hombre en toda la extensión de la palabra y que su amor por él era para siempre.
Cuando tomó su miembro con la boca, Kanon lo volteó sobre su cuerpo y Aioria quedó sentado sobre el pecho del gemelo, sus piernas a ambos lados, cosa que fue aprovechada para darse placer mutuamente.
El menor casi muerde lo que llenaba su boca al sentir una lengua hurgar en su ano. La vergüenza lo poseyó y quiso alejarse de ese toque, pero una caricia en sus glúteos y una mano que pasó entre sus piernas para tomar su falo y llevarlo hacia atrás, siendo luego succionado por ávidos labios, quitaron todo raciocinio y queja de su sistema.
Kanon casi se perdía entre sus piernas y lo empujaba a hundir su cabeza en su miembro, Aioria que ya no pensaba, perdido en la lujuria y la necesidad, abrió su boca y tomó todo lo que se le ofrecía.
Lo que Kanon hacía en su intimidad, él lo copiaba a la perfección, sería su alumno ejemplar en los juegos del placer.
Un dedo rozó su entrada y, lejos de tensarse, tomó una postura más abierta y se estiró un poco más entre las piernas del mayor para hacer lo mismo. Un suspiro de aprobación le dio libertad para experimentar todo lo que podía llegar a gustarle a Kanon.
Se dio vuelta quedando frente a frente y se entregaron a un beso lleno de amor, sin palabras... sus miradas hablaban por ellos...
-Hazme tuyo... quiero que sepas que soy tuyo de todas las formas posibles, Kanon...
-La primera vez duele bastante, mi vida, no quiero lastimarte y que sea traumático para tí... tómame primero...
Los ojos de Aioria se abrieron en sorpresa.
-P-pero... tú... yo creí que eras el activo en la relación...
-Aio, amor mío... puedo adaptarme a la situación, no hay nada mejor en una pareja que ser versátiles, se disfruta mucho más cuando ambos pueden recibir y dar placer, ya lo verás...
Se puso en cuatro y hundió el rostro en las almohadas, dándole una visión que Aioria no borraría jamás de su memoria ni su corazón.
-¿Te sientes preparado para recibirme?
Kanon sonrió y movió su trasero incentivando, provocando al menor, que alineó su necesitado miembro con la palpitante entrada y empujó con cuidado. Un gemido de necesidad se escuchó amortiguado por las almohadas y Kanon empezó a empalarse solo hasta tomarlo por completo. El calor y poco espacio era aturdidor para el castaño, sentía que explotaría sin moverse siquiera.
-Estás muy apretado...
-Hace años no tengo sexo... es normal, pero tú me has excitado a niveles impresionantes. Muévete, mi amor...
Esas simples palabras tuvieron el efecto deseado y su cuerpo tomó vida, moviendo sus caderas en el vaivén más lascivo posible.
Kanon tenia su mirada perdida en el placer que recibía y pronto se sintió al borde del abismo.
-Estoy cerca, mi vida...
-Yo también... no puedo creer que esté sucediendo...
Con las últimas estocadas, Kanon acabó sobre las sábanas y Aioria en su interior, colapsando a su lado.
El gemelo lo separó de su interior y lo atrajo hacia su cuerpo, abrazándolo con todo su amor y dejándole respirar hasta que se fue tranquilizando.
Lo besaba con dulzura, acariciaba sus rizos húmedos de sudor y pronto capturó sus labios en un beso que ambos necesitaban, para reafirmar que todo era real.
-Te amo, Aio... eres increíble... mi corazón rebosa de felicidad...
-Y eso que aún no me entrego... ahí me amarás más aún, veras que jamás nadie ha estado allí, que soy sólo tuyo...
Esas palabras hicieron que su miembro saltara nuevamente, duro como piedra.
-¿Crees estar listo?
-¿Para esto?- dijo coqueto, tomando con su puño el enhiesto miembro. -Claro que sí, lo he estado por años...
Seductor se fue trepando al cuerpo debajo suyo hasta quedar casi sentado en su rostro. Kanon no dudó un segundo en atragantarse con el miembro del menor, mientras sus manos separaban los glúteos y volvían a probar suerte en la entrada vírgen.
Soltando el falo, fue bajando hasta colocarse detrás suyo, haciendo que se tomara del respaldo de la cama y hundiendo su rostro entre los glúteos, chupando, succionando ese orificio, derritiendo los anillos con besos negros y esa lengua que hacía que Aioria se sintiera en el cielo.
Nunca supo cuando los dedos entraron en su cuerpo, pero sí fue consciente cuando Kanon lo sentó con mucho cuidado sobre su miembro y lo sostuvo de las caderas mientras su cuerpo recibía al intruso.
La mente de Aioria voló a aquel día cuando vio ese miembro entrar en el rubio y quiso ser él quién lo recibiera. Ahora estaba pasando y se sentía pleno, dichoso de haber cumplido aquel anhelo y por demás lleno, sentía que ese falo le reventaría el intestino, pero nada podía importarle menos.
Era la gloria, ahora entendía porqué Marín amaba el sexo anal y en él, era aún mejor puesto Kanon tocaba su punto más erógeno y le hacía ver luces de colores.
Las estocadas lentas y profundas lo llevaban irremediablemente a otro orgasmo, por lo que, tomando el respaldo con fuerza, empezó una cabalgata brutal, sentándose ferozmente sobre el enhiesto miembro, mientras sentía a Kanon suspirar y acariciar todo de sí.
El éxtasis los golpeó fuerte y ambos acabaron abrazados, ahora aún sentado sobre el mayor, siendo besado en la espalda y acariciado a lo largo de toda su extensión por delante.
-Te amo, Aio... te amo, ya no hay duda alguna en mi corazón...
-He esperado tanto por esas palabras, Kan, porque dejaras de verme como un niño y me vieras como un hombre de verdad...
Claro que ya no lo veía como un niño, era una máquina de placer, pero más aún, era un ser de luz devoto a su amor, a su persona, y lo había conquistado de una manera que jamás hubiese soñado.
Rada ya podía descansar en paz, su corazón volvía a sonreír, a vivir, a amar... y era por una personita que ambos querían mucho, por lo que el círculo de la vida se cerraba, se sellaba nuevamente y esperaba, deseaba, que fuera para siempre.
Abrazados, felices, enredaron sus cuerpos para llenarse uno del otro, sin segundas intenciones, sólo el de disfrutarse y sellar su amor con un dulce beso.
Bueno, ahora sí he dado un final apropiado a esta pequeña historia.
Espero les guste y satisfaga los deseos de quienes deseaban ver feliz al leoncito bello.
Los quiero muchísimo, gracias por la espera, he tenido meses difíciles después de la muerte de mi sobrina y recién ahora me siento con ganas de volver a escribir❤
Hasta pronto, les saludo con todo mi cariño
Sailor Fighter ❤
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