En una habitación bajo tierra se hallaba un cachorro leyendo libros viejos y polvorientos, algunos incluso estaban en otro idioma, por suerte Mike.exe había estudiado todo tipo de lenguaje y se le facilitaba la traducción.

Llevaba cuatro meses buscando una manera de traer a la vida a los muertos, llegó a la conclusión de que necesitaría ser más fuerte, pues ya tenía bastante poder, el problema era que el grado de poder necesario le tomaría años de entrenamiento, por lo que pensó en buscar algo que lo incrementara de forma rápida.

Entre los escritos antiguos encontró uno que le sería de mucha utilidad, en él relataba como un gran hechizero había creado una estrella con poderes del Nether, aquella podía volver a un ser mágico (exes o fusiones) en la criatura más poderosa del universo.

Eso era lo que necesitaba, el problema ahora era que para conseguirla debía unir dos gemas en específico, además de que solo podría utilizarla aquel que fuera de su descendencia.

- No te preocupes, amor, encontraré las gemas y a quien pueda usar la estrella aunque sea lo último que haga- le decía a la corona como si de su dueño se tratara.

La verdad era que el pequeño exe necesitaba compañía, su cumpleaños la había pasado llorando en su almohada, extrañaba tener a alguien con quien conversar, alguien que lo escuchara.

Tomó demasiados libros y los leyó uno por uno, después de todo no tenía nada mejor que hacer.

En un diario de expedición mencionaba las teorías de un viajero sobre la estrella, las gemas que existían y el paradero de cada una.

Había reducido considerablemente su búsqueda a siete gemas, aunque luego se percató de que la hoja parecía maltratada y parecía faltar una gema, no le tomó importancia, pues había posibilidades de que no fuera la que necesitaba.

Continuó leyendo y reconocía a la gema exe como una de las necesarias, lo curioso en esto era que ninguna de las del dibujo era la mencionada y tampoco esa página tenía dibujo.

Siguió buscando y no encontró datos de la gema, luego investigaría al respecto.

En un libro en particular había información de las otras siete, en ellas decía a más detalle su ubicación y función.

Lo que decía era lo siguiente:

Gema 1 (Hemels)

También conocida como gema del cielo, se decía que fue creada por serafines, su función es desconocida, pero se encuentra en la tierra alada.

Gema 2 (Liefde)

Se dice que esta gema traia la fortuna en la tierra, ayudaba a las personas a calmar sus sentimientos y aclararlos, la resguardan en el reino Amix.

Gema 3 (Nadenke)

Generalmente se usaba para meditaciones, si deseabas acercarte a ella te daba a conocer tu verdadero ser, se halla en el lago de cristal, situado en la dimensión de espejos, muchos antes han intentado tomarla, pero terminaron aterrados por lo que vieron.

Gema 4 (Klank)

Cada cierto tiempo aquella gema produce musica tranquilizante, no siempre se encuentra en el mismo lugar, suele aparecer en bosques tranquilos cuando las personas desesperadas entran a ellos.

Gema 5 (Lahr)

En la dimensión Acuaris se puede encontrar, esta gema ayuda a los piratas a buscar tesoros, si quieres conseguirla tendrás que derrotar a toda una flota.

Gema 6 (Duisternis)

Se dice que está en la luna, fue creada con magia negra, quien la utilice puede ser corrompido por su poder y consumirse frente a ella, la gema tiene forma lunar y decora un brazalete.

Gema 7 (Aard)

Se dice que hace mucho calló del cielo y convirtió a un planeta desierto en una selva tropical, si quieres obtenerla deberás revelar un secreto de sincero corazón, si no lo haces las plantas del lugar te comerán.

Volviendo a la narración:

Cada una de las descripciones era diferente, tenía sus métodos de obtención, al seguir investigando encontró de un diamante legendario, al parecer era otra gema potenciadora, solo que esta era capaz de derrotar a la estrella, por lo que sería una prioridad romperlo.

La mayoría de las joyas se encontraban en la tierra de los normales, eso sería difícil, o es lo que pensaba antes de recordar que el regalo de su madre tenía la habilidad de activar un espejo y permitirle ir a otra dimensión.

Aún cuando podía irse en ese preciso momento no lo hizo, antes debía investigar todo acerca de ese mundo, no quería crear un caos apenas pisando el lugar.

Guardó lo necesario en una mochila y se consiguió una vestimenta que ocultara su identidad.

Una vez hecho todo, dedicó una semana de su tiempo en planear sus estrategias, aumentar su fuerza y buscar en los registros al sucesor de aquel hechicero, lo cual no consiguió, pues según los escritos nadie supo si siquiera si dejó descendencia.

Al no tener éxito en su búsqueda tuvo que recurrir a la lógica, seleccionó a personas importantes y analizó los antepasados de cada uno, la persona que buscaba debía ser alguien capaz y con antecedentes de sangre fina, después de todo un hechicero con el poder que describían los libros debió dejarles una gran fortuna a sus generaciones futuras.

Después de leer una inmensa cantidad de libros, diarios y registros encontró a su principal sospechoso: El príncipe Mikellino.

Aquel chico era hijo del rey Trollino, sucesor al trono, muy deseado por las chicas, alguien de buen corazón, fuerza y físico admirable, aunque no exagerado, inteligencia considerable, bastante responsable y un heredero prometedor.

Sus antepasados por parte del padre eran reyes, príncipes, guerreros famosos y protectores de la tierra, era el chico perfecto, justo como lo imaginaba, le parecía razonable que fuera descendiente del hechizero, además de que era portador del diamante legendario, por lo que daba a entender que sus habilidades mágicas eran buenas, no sería de extrañar que tuviera a su alcance el arma del bien y la del mal.

Quizás si hubiera leído más se habría dado cuenta de que el rey Trollino no era hijo biológico de los reyes y que sus antepasados no eran la gran cosa o que él en realidad era una fusión, pero le bastó con ver lo que quería para dejar de buscar, y es que de ese modo mataría dos pájaros de un tiro, deshacerse del diamante y chantajear al chico para cumplir sus deseos, ahora solo debía pensar en cómo lo haría.

Algo era seguro: Mikellino era su próximo objetivo, y cuando él se proponía algo no descansaba hasta lograrlo.