UNO
Por primera vez en muchos veranos, no siento felicidad al regresar a casa. No está esa emoción mezclada con nerviosismo instaurada en mi pecho. Ver a mi familia salir con emoción a recibirme solo hace que me sienta mal por desear regresar a Brasil con mi tío y que el verano se volviese infinito.
Mamá es la primera en recibirme, sus brazos me rodean con fuerza y deja muchos besos por mis mejillas. Incluso creo que una lágrima cae por su mejilla. Antes esa acción lograba darme ternura, pero mi mente está en una nebulosa de negación y tristeza.
Luego mi padre, que como de costumbre estruja mi cabello y también me da un abrazo no tan fuerte como el de mi madre. Detrás llega Sam, mi hermano menor que al contrario de todo el cariño que me han dado los demás, se detiene frente a mi y me observa con una mirada analizadora antes de preguntar:
—¿Me has traído lo que te pedí? —cuestiona con una ceja arcada como si de mi respuesta dependiera su actitud ante mi llegada.
—Por supuesto, enano —le respondo y le doy un beso en la frente—. Tu monopatín está en mi equipaje.
Emite un chillido y acto seguido corre hasta mi tío que se encuentra abriendo el maletero del coche. Mamá vuelve a acercarse luego de saludar a su hermano y me mira con atención, está analizándome.
—¿Todo ha ido bien?
Asiento y le doy una sonrisa falsa, pero que logra convencerla, por el momento. Mi madre me conoce más que cualquier persona en el mundo y es capas de identificar cuando algo no va bien conmigo.
Papá ayuda a mi tío con mis maletas y todos entramos a la casa. Mamá regaña a Samuel que entra dando saltos y pidiéndole a mi tío que le dé "su jodido monopatín". Mi hermano de diez años posee más inteligencia que cualquier niño de su edad y a veces suele tener una boca muy sucia. Mis padres suelen estresarse muchas veces porque es un niño intranquilo y travieso, pero suelo controlarlo.
Una vez dentro de la casa el conocido olor a la comida de mamá hace que mi estómago ruja y me acerco a papá con cautela.
—¿Hizo mi pastel favorito, cierto? —le susurró a escondidas de ella.
—Afirmativo —dice papá como si fuésemos alguna especie de espías—. Ante cualquier circunstancia negaré que te he dado esta información.
Una risa se me escapa y algo en mi interior se retuerce porque sin duda había extrañado este ambiente familiar. Mi familia no es lo que me hace querer estar lejos.
Mamá deja de conversar con mi tío sobre mis primos y se acerca a mí sonriente. Acomoda mi cabello sobre mis hombros y me da un repaso de pies a cabeza.
—Luego hablaremos tú y yo, señorita —me dice—. Ahora sube a tu habitación que hay alguien esperándote.
Me tenso y mamá lo nota. Me mira con una clara interrogante en su rostro y desaparezco hacia mi habitación antes de que pueda hacer cualquier pregunta. El corazón me late deprisa mientras camino a mi sitio más preciado y no puedo evitar la sequedad en mi garganta y el ligero temblor en mi manos. Al llegar tomo el pomo para abrir la puerta pero me detengo unos segundos, sacudo mi cabeza con los nervios a flor de piel y luego abro.
—¿Me puedes explicar por qué demonios has pasado todo el jodido verano ignorando mis llamadas, Er?
Koll me mira con cara de pocos amigos y yo me quedo quieta como una estatua sin saber cómo responder.
¿Cómo le dices a tu mejor amigo que te fuiste todo el verano porque necesitabas estar lejos de él y su perfecta novia?
¿Cómo le dices a tu mejor amigo que estás enamorada de él?
Koll no habla solo me mira con una ceja arqueada y luego suelta una profunda respiración antes de prácticamente correr hacia mi y envolverme en sus brazos. Su perfume inunda mis fosas nasales y en verdad hago un esfuerzo mortal intentando contener mis lágrimas
¿Por qué todo es tan difícil?
—Te perdono porque eres mi mejor amiga
¿Escuchan eso? Es mi corazón rompiéndose, nuevamente, como lo ha hecho cientos y miles de veces durante ocho años, exactamente el tiempo que llevo enamorada de él.
Koll y yo nos conocemos desde ¿siempre?
Nuestras casas han estado una al lado de la otra toda la vida. Sus padres y mis padres son amigos. Nuestras familias celebran juntas todos los días festivos, más que amigos somos familia.
Estar enamorada de tu mejor amigo es lo peor que puede pasarle a alguien —siempre y cuando sea una sola persona la de los sentimientos—, mis sentimientos por él aparecieron en el instituto, al comienzo pensé que solo estaba confundida y que pronto regresaría a la normalidad. Me llevé una buena desilusión, porque no, no lo hicieron. Los muy malditos aumentaron con el paso del tiempo.
Heme aquí, en la universidad, con veintidós años, suspirando por él y sufriendo en silencio. Aguantando las salidas junto a su novia —que para rematar me cae bien—, y siendo megamente infeliz. Así que si, hubiese preferido quedarme en Brasil, que regresar a una vida de sufrimiento constante. Excepto por los buenos ratos con mi familia, claro.
Koll se separa de mi y me da un repaso de pies a cabeza antes de mirarme con una sonrisa y yo contengo un suspiro. Koll es un sueño hecho realidad para cualquier chica, ojos cafés, pelo negro, alto, no demasiado musculoso, pero está en perfecta forma, es un chico inteligente, con una personalidad maravillosa que lograría cautivar a cualquiera.
—Te ha hecho bien el verano, estás más guapa —por un momento mi parte ilusa y que sigue esperanzada en que él sienta algo por mi salta de emoción, pero se da directamente contra el suelo—. ¿Encontraste algún novio por allá?
Te odio, idiota.
Niego y me resigno a quedarme sola con siete gatos.
—¿Erin? ¿Te comió la lengua el gato?
Sacudo mi cabeza obligándome a dejar de compadecerme de mi misma y regresar a mi bonita realidad.
—Lo siento —me excuso—. Muchas horas de viaje, estoy agotada. ¿Que tal ha ido el verano?
Koll cambia su expresión totalmente y se sienta en mi cama con el rostro contrariado y triste. No puedo evitar preocuparme y me siento a su lado.
—¿Que pasa? —pregunto.
—Lana y yo hemos terminado.
Sonrío.
«Dios Erin, no seas una hija de puta.»
Borró de mi rostro esa expresión antes de que él pueda notarla y evito sentirme feliz por esa noticia.
—¡Por dios! —exclamo fingiendo tristeza. El Óscar a mejor actriz es para mí—. ¿Qué ha pasado?
Él se pasa las manos por el cabello frustrado y suelta una maldición antes de hablar.
—Me ha dejado, con una excusa ridícula de que quiere estar sola por un tiempo. ¿Puedes creerlo?
No, no lo creo. Ambos se veían muy enamorados cuando me largué a Brasil. Incluso me fui porque no aguantaba estar a su lado y verlos tan bien juntos. Me sentía mal por desear que algo pasase y terminasen, así que decidí que lo mejor era alejarme.
—¿Cuando pasó todo eso? —cuestionó y el suelta un bufido.
—Dos días después de que te marchaste.
—¿Por eso me has estado llamando?
—Necesitaba a mi mejor amiga —me dije con un hilo de tristeza en su voz.
Mi corazón se aflige y rodeo su cuerpo con mis brazos.
—¡Oh, dios, Koll! ¡Lo siento mucho! Sólo quería desconectar un poco de todo, lamento no haber estado contigo durante este tiempo.
—Ya estás aquí —me dice con una sonrisa—. ¿Lista para la fiesta?
Abro mis ojos con sorpresa y el sonríe con malicia.
—Tus padres te preparo algo, pero puede que yo también haya organizado un fiestón en casa de Louis para celebrar tu regreso.
Su rostro sonríe con suficiencia mientras que yo le muestro una falsa felicidad. Porque las fiestas que organiza Koll nunca terminan bien.
Bien, se suponía que está historia era para el ONC, pero no estuvo lista a tiempo. Aún así he decido continuarla porque me parece una historia muy bonita y con todo el estrés de COVET y los siete hermanos mi cabeza puede colapsar jajajaj.
Espero les guste la historia de Erin, Koll, Lana y Ryder, porque yo estoy amando todo lo que hay en mi mente.
Nos leemos pronto, BABYSSS.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro