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DOS


—¿Y bien?

Papá tamborillea la madera mirando a mi madre que se mantiene actuando como si nada pasase. Estamos todos en la mesa, tío Carlos, Koll, Sam, mamá y papá. Terminamos de comer el delicioso almuerzo que preparó mi madre y se supone que continua el postre. Pero como siempre ella hace de las suyas.

—¿Deseas algo, Alex? —le pregunta mamá con falsa demencia.

Papá suelta una carcajada y yo los miro negando. Mi madre tiene la costumbre de hacer pasteles, pero no cualquier pastel, es una magnífica cocinera y sus creaciones suelen ser deliciosas. Pero siempre que hace uno se niega a dejarnos comerlo, lo esconde por toda la casa y siempre tenemos está especie de lucha para que finalmente ella se rinda y lo traiga a la mesa.

—Tania, hermana —mi tío la observa divertido—. ¿Aún sigues con esa costumbre de ocultar tus pasteles?

Mamá se cruza de brazos cuál niña pequeña, Koll se acerca a mí oído y susurra:

—Me gusta comer en tu casa solo para ver los berrinches de tu madre.

Me río y sigo observando la escena.

—Es que este ha sido genial, es de chocolate con vainilla y...

—Tania —insiste papá.

Mi madre suelta un bufido y se levanta de la mesa. Desaparece por la puerta y luego de unos minutos regresa con un pastel hermoso y lo deja encima. El primero en agarrar un pedazo es Sam.

—Bueno, por lo menos hoy ganamos la batalla —añade mi hermano casi atragantándose con su pedazo.

Todos reímos y yo disfruto del postre en silencio. Mientras no dejo de pensar en que Lana y Koll han terminado su relación. ¿Tal vez ahora tengo una oportunidad? Ya he perdido las esperanzas a decir verdad. Observo a mi mejor amigo conversar con mi hermano menor sobre algún videojuego y mi corazón se aflige, al instante las lágrimas amenazan con salir y me pongo de pie de inmediato con la excusa de ir al baño.

Subo al segundo piso y me encierro en el baño de las habitaciones. Las lágrimas caen con tanta facilidad que me odio a mí misma por ser tan estúpida y seguir sufriendo por un amor correspondido. Escucho un suspiro en la puerta y luego la dulce voz de mi madre.

—Cuando se de cuenta se va a sentir estúpido —dice y una sonrisa se dibuja en mis labios.

Ella siempre sabe leer mis expresiones. Mi madre no es solo eso, es mi mejor amiga y la persona en la que más confío. Fue la primera persona a la que le confesé mis sentimientos hacia Koll y ha estado conmigo en cada crisis, justo como ahora.

—Es un idiota —le digo mientras intento controlar el llanto.

—Lo sé, cariño. Pero algunas veces es difícil notar las cosas. ¿Aún crees que no debes hablar con él?

Niego como si ella me estuviese viendo.

—No quiero que me odie por arruinar nuestra amistad.

Escucho a mamá recargarse de la puerta.

—Hazlo cuando te sientas lista —asiento.

Escucho varias voces en el piso de abajo y luego unos pasos subiendo las escaleras, agarró una servilleta con rapidez y limpio mis lágrimas pero el miedo desaparece cuando escucho de quien se trata.

—¡Erin Flicht! —mi loca mejor amiga prácticamente grita mi nombre y creo que la ha escuchado todo el vecindario—. ¡¿Por qué fui ignorada todo el verano?!

—Estamos afrontando una crisis, Maren.

Escucho como mi amiga también recuesta su cuerpo en la puerta del baño y suelta un suspiro dramático.

—Odio las historias que no tienen finales felices —dice—. Aún hay chance, los tórtolos han roto.

—Ya sé, me ha dicho.

Vuelvo a escuchar pasos, mi madre y Maren se alejan de la puerta y luego la voz de Koll hace que me ponga nerviosa.

—¿Todo bien con Erin? —pregunta.

—Si, claro —le responde Mar—. Tiene diarrea, ya sabes el viaje y todo eso, le ha caído mal el almuerzo y su cul...

—¡Maren! —le grito antes de que siga diciendo tonterías.

La boca de mi mejor amiga es un arma de doble filo. Escucho la risa de mi madre y la de Koll y siento el calor subir a mis mejillas.

—Paso por ti a las ocho y media, Er —me grita Koll mientras se aleja.

—Bien, el protagonista se ha ido —Maren cambia su voz como si estuviese hablando por un walkie-talkie—. Cambio y fuera.

Abro la muerta y ella me observa con una sonrisa inocente. Lleva su pelo color zanahoria recogido en dos trenzas de boxeadora, como siempre su maquillaje perfectamente echo y un delineado de color verde en sus ojos.

—No me regañes, te he salvado de una ola de preguntas —levanta sus manos y mamá ríe.

—Las dejo chicas, tengo un marido y un hijo menor que atender.

Desaparece por el pasillo hacia las escaleras y luego mi cuerpo es completamente exprimido por los brazos de Maren, su dulce perfume inunda mis fosas nasales y la tranquilidad que siempre me ha transmitido mi mejor amiga llena mi alma.

—Te he extrañado tanto, maldita, no vuelvas a irte.

Finge sorberse la nariz y no puedo evitar reír mientras me separo.

—Estás más guapa —le digo mientras caminamos a mi habitación.

—Ya sabes, de vez en cuando es bueno tener uno que otro revolcón —desvía la mirada hacia otro lado y yo detengo mi caminar para agarrarla por los hombros y girarla hacia mi.

—¡¿Con quién te liaste en el verano?!

—Deberías preguntar con quien no lo hice, pero bueno esos no son importantes, desde hace tres semanas, empecé a salir con alguien, así como algo serio —noto el nerviosismo en su voz y pego un chillido.

Mi amiga, la rompecorazones, la que no se iba a enamorar de nadie, está saliendo con alguien.

—¿Quién es? —le pregunto con emoción mientras abro la puerta de mi habitación y ambas nos lanzamos a la cama.

—Aquí es donde viene el problema.

Pone una sonrisa angelical y sé que lo que va a decirme no es nada bueno.

—¿En qué lío te metiste, Maren?

—Estoy saliendo con Zack.

Abro mi boca con sorpresa y ella se tapa el rostro con mi almohada.

—¿Es broma, no?

—Noup —mira el tejado como si hubiese algo Inter ahí arriba.

—¿Zack? ¿Zack el líder del equipo de baloncesto? ¿Zack el que entró el año pasado y revolucionó la universidad por ligarse a una profesora? ¿Zack el que suspendió el curso? ¿Zack el novio de Flavia? ¿Zack...

—Si, Erin, ese Zack —me interrumpe en mi lista de cosas que Zack hizo el año pasado en nuestra universidad, razones por las cuales es respetado por todos, menos por mí y Maren, hasta hace tres semanas por lo visto.

—¿Cómo rayos ustedes...

Ella vuelve a interrumpirme.

—Prometo contarte todo, pero debo irme pronto porque mi hermana quiere que la acompañe a ultimar algunos detalles para la boda y antes quiero ayudarte a elegir tu ropa para la fiesta de hoy.

Levanta las cejas repetidamente y no puedo evitar reír. Amo tanto su loca personalidad.

—¿Vas a ir, cierto? —pregunto.

—Eso no se pregunta —finge limarse las uñas—. Sin mi presencia no hay fiesta, nena.

Ambas reímos y ella se levanta de mi cama de un salto y camina hasta mi clóset. Abre las dos puertas y pone una mueca de disgusto.

—¿Hay alguna otra cosa así que no diga "soy una nerd de las matemáticas"?

Me río y camino hasta mi tocador. Abro la primera gaveta y saco una caja de color celeste con un lazo blanco de seda.

—¡Oh dios! ¡Aún tienes el vestido!

Asiento. El año pasado Maren me regaló un hermoso vestido por mi cumpleaños. Vestido que es demasiado descarado para mí gusto y le dije estaba muy agradecida pero ese tipo de ropa no era para mí. No quise deshacerme de él porque es valioso por el solo hecho de que ella me lo obsequió y ha estado todo este tiempo guardado.

Hice amigas en Brasil, amigas que me dieron consejos para cambiarme a mi misma. Ser más segura y sentirme mejor conmigo, también para seducir a Koll y entre ellas fue intentar dejar mis tabúes atrás, probar cosas nuevas, después de todo, si no me gusta o me siento incómoda, puedo volver a mi estilo habitual.

—Tienes que usarlo —ella da aplausos y abre la caja.

El vestido rojo luce divino desde ahí y me siento algo ansiosa de saber cómo se me vera puesto. No tengo un mal cuerpo pero siempre he usado ropa recatada. El vestido por el contrario, tiene la espalda descubierta y un escote ___________, y bastante corto.

—Los zapatos que te regalo tu madre son perfectos para este —me dice y miro las hermosas sandalias de tacón con piedras plateadas y asiento—. Bien debo irme, nos vemos en la fiesta.

Me da un beso en la mejilla y desaparece por la puerta. El tiempo pasa demasiado rápido para mí gusto y la tarde vuela mientras saco mi ropa de las maletas, entrego a mis padres sus regalos y cuando reviso el reloj son las siete y debo comenzar a preparme. Antes de entrar a la ducha recibo un mensaje de Maren.

"PONTE EL VESTIDO"
"¡KOLL VA A MORIR!"

Me río y entro a la ducha. Tardo exactamente una hora y quince minutos en estar lista. Me paro frente al espejo de cuerpo completo que tengo en la habitación y el corazón me late deprisa mientras veo mi reflejo. El vestido es simplemente magnífico, hice ondas en mi cabello castaño con la plancha y me hice un maquillaje ligero que combina perfectamente con el vestuario. Tomo una profunda respiración y escucho el timbre de casa sonar. Bajo con las piernas temblándome como gelatina y las manos sudorosas. Mamá me da una sonrisa de aprobación al verme y papá me observa con recelo.

—A las once en casa, princesa —me dice fingiendo molestia.

—Tengo veintidós años, papá, hace tiempo que no me pones hora de llegada —le digo y el ríe.

Caminó hasta la puerta para encontrarme con Koll y trato de que no se note mi nerviosismo. Está guapísimo, con unos jean celestes, una camiseta negra y una chaqueta de cuero del mismo color por encima, su cabello oscuro como siempre es un desastre y el pasa su mano varias veces por él intentando acomodarlo. Luego levanta la mirada hacia mi y su boca se abre ligeramente. Mira hacia mis padres.

—¿Erin no está lista? —les pregunta.

—No seas idiota —le digo riendo mientras paso por su lado y salgo fuera.

Él se gira y cierra la puerta mientras camina detrás mío hacia el auto.

—¿Que hiciste con mi mejor amiga? —me pregunta y lo escucho reír.

—La dejé descansando un rato, Koll.

—¿Eso quiere decir que vamos a divertirnos hoy, Er?

Me detengo y me giro para mirarlo con una sonrisa, pero el mundo me da un vuelco cuando me guiña un ojo, camina hasta mi y acomoda un mechon rebelde de mi cabello. Maldito idiota que logra cortarme la respiración.

—Vamos a divertirnos.

Ambos montamos en su auto y en quince minutos llegamos a la casa de Daniel, uno de los amigos de Koll y el lugar donde se celebra la fiesta. La casa está llena y la música retumba desde fuera. Bajamos del coche y caminamos por el jardín hasta llegar a la puerta donde un chico saluda a Koll y me da un mirada de pies a cabeza.

—¡Venga, deja de mirar! —Koll le da un golpecito en la frente y yo río.

Dentro la casa está abarrotada de personas, distingo algunas caras conocidas y otras no. Hay una tarima improvisada con mesas en el centro y encima un DJ, la música está altísima y mi corazón palpita al ritmo del bajo. Me pierdo entre las personas y Koll se regresa a por mi, toma mi mano mientras caminamos.

—¿Tienes frío? —grita por encima de la música y niego.

Son los nervios, tonto.

Intento mantener la calma mientras caminamos hacia una zona más alejada del DJ donde Daniel, Noah y Maren nos esperan. Los tres están sentados en un sofá y frente a ellos hay otro vacío. Llegamos y saludo a todos. Koll me señala el sofá y me lanzo sin pensarlo porque las sandalias estaban comenzando a lastimar mis pies.

—¿Dejaste a la Erin aburrida en Brasil? —me pregunta Noah y asiento con una sonrisa.

—Me alegra escuchar eso.

—¿Todo ha salido bien? —le pregunta Koll a Daniel.

—¿No ves que todo se están divirtiendo? —le responde mientras sonríe y le tiende una lata cerveza, Koll la abre y me la tienes pero niego.

—Erin —me llama Mar—. Venga, dijiste que la habías dejado en Brasil.

Termino cediendo y agarrando la bebida. Le doy el primer sorbo y una sensación extraña me recorre la garganta. Los chicos comienzan a platicar de baloncesto mientras beben y Maren mira hacia todos lados, imagino buscando a Zack, en algún momento me dice que regresa luego y desaparece.

Observo a Koll en su conversación de chicos y comienzo a aburrirme un poco. Bebo más de la cerveza y llevo mi atención al centro de la enorme sala donde varias personas bailan. Luego observo hacia la entrada donde Lana, la ex de Koll aparece y me sienta mal porque sé que verla va a hacer que él se sienta mal. Detrás de ella aparece el idiota de Ryder Artker, mi némesis en la universidad y ruedo los ojos porque su sola presencia logra provocarme dolor de cabeza.

—Mierda —añade Noah cuando ve lo mismo que yo.

Lana y Ryder estran tomados de las manos, ambos caminan unos cuantos pasos y luego ella se gira hacia él y lo besa. Los murmullos de las personas casi logran escucharse por encima de la música y yo observo a Koll que tiene sus ojos llorosos. Creo que va a ir hacia ellos, pero el DJ se acerca a tiempo y le susurra algo al oído.
Mi mejor amigo desaparece entre las personas y luego de unos minutos escucho si voz por los altavoces y lo observo encima de la tarima.

—¡Buenas noches, estudiantes de Anvard! —dice por el micrófono y los gritos de las personas me hacen reír—. Hoy estamos celebrando el final del verano pero también el regreso de Erin, la chica más inteligente de nuestra universidad.

Más gritos se escuchan y el calor sube a mis mejillas. ¿Donde demonios está Maren?

—¡Venga, Er! —grita Koll llevando su mirada a mi—. Sube a la tarima para que todos puedan verte.

Niego, pero Daniel y Noah prácticamente me arrastran entre las personas y me hacen subir. Mi corazón late deprisa mientras los ojos cafés de Koll me observan con dulzura.

—Bienvenida de regreso a casa, Erin.

No consigo darle las gracias, porque sus labios literalmente chocan contra los míos y creo que mi corazón está a punto de infartar. Los labios de Koll se abren paso en mi boca y su lengua acaricia la mía con delicadeza.

¿Esto está pasando en serio?

Reacciono y aprovecho la oportunidad para pegar mi cuerpo al suyo, él rodea mi cintura con sus manos y creo que mi interior tiembla.

Cuando se separa lo miro totalmente confundida y a la vez sintiéndome en un sueño. Por favor que nadie me despierte. Luego se acerca a mí oído y arruina la que puso haber sido la mejor noche de mi vida.

—Por favor, finge ser mi novia, necesito recuperarla, Er.

Mis ojos se llenan de lágrimas e incapaz de decirle nada bajo de la tarima con rapidez mientras lo escucho llamarme. Me mezclo con las personas que bailan y caminó hasta la cocina, aquí la música no se escucha tan fuerte y ni siquiera me percato en las personas que hay. Me acerco a la enorme nevera y agarro una cerveza.

—¿Nuevo novio, Pitágoras? —la voz que logra sacarme de mis casillas hace que me gire—. Ah no, cierto, que nunca has tenido uno.

Sólo esto me faltaba, ruedo los ojos.

—Eso no es asunto tuyo, Ryder —le respondo intentando controlar mis ganas de matarlo.

—¿Desde cuándo sales con Koll? ¿No son mejores amigos?

—Te repito, no es de tu incumbencia.

Me sobresalto cuando de un solo movimiento se acerca a mí y me acorrala con ambos brazos contra la pared de la cocina.

—Puede que me interese más de lo que piensas.

Un carraspeo hace que los dos miremos hacia la derecha donde Koll está de pie con el rostro serio y los brazos cruzados.

—¿Puedes alejarte de mi novia, Artker.

En ese mismo momento Lana también hace acto de aparición en la cocina y observa a Koll con rostro confundido.

—¿Tú novia?

Excelente, como si la noche no pudiese empeorar.








Hola, hola

Nuevo capítulo amores
Espero les haya gustado, las cosas entre estos cuatro se irán complicando de a poco jjjj.

Las actualizaciones de esta historia serán todos los jueves.

Las amo mucho.

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