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Amores cruzados

Holiii bueno, este es un one shot que tenia que salir para la #barbieweek que se organizo en una pagina de facebook , en la cual mi hermosa esposa participo con su bello relato "The nutcracker" pero yo tuve flojera y no llegue así que lo subo ahora como buena rebelde que soy xD. Es una adaptación de la película: Barbie, la princesa y la costurera a mi versión jeje, no hay canciones :( Espero que les guste uwu

En un mismo día ambos nacieron, eran diferentes, no tenían parentesco, sus vidas eran totalmente distintas pero jamás pensaron que sus destinos se cruzarían para cambiar por siempre.

Yut Lung Lee se crío en la riqueza, tenía todo al alcance de sus manos, la vida perfecta que todos anhelaban.

Eiji Okumura desde pequeño conoció el dolor ya que sus padres fallecieron, dejándole una deuda muy grande, obligándolo a trabajar en el taller de costura del sastre mas renombrado: Dino Golzine, quien prometía sueños realizados con sus elegantes ropas, las cuales eran el merito del azabache, que con mucho esmero y dedicación confeccionaba día y noche hermosas ropas que los nobles utilizaban.

Nunca se quejó de ello, nunca levantó la voz ni se reveló pero aquella vida comenzaba a cansarlo. El soñaba con recorrer el mundo, con hacer lo que quisiera, con encontrar el amor verdadero, pero esos sueños se veían tan lejanos.

—Eiji aún tienes tres trajes que realizar y sigues soñando despierto. Cae en la realidad, tus padres debieron pensarlo bien antes de pedirme dinero— a veces odiaba a los Okumura por ello, sin embargo en sus recuerdos se hallaban dos amorosos progenitores que le daban lo que podían a pesar de su pobreza.

—Como ordene— nadie podría quitarle sus sueños, nadie podría arrebatarle la esperanza, él seguiría a su corazón pasara lo que pasara.

En el medio del caos el príncipe Yut estaba indignado. Él no ansiaba ir a aquél reino asqueroso y moribundo, él no quería casarse, simplemente anhelaba ser normal por un tiempo, recorrer el pueblo, comprar cacharros, pasear sin ser escoltado. Simplemente quería vivir.

—Yue tu responsabilidad como futuro rey es asegurar el bienestar del pueblo. La alianza con el rey Aslan nos garantizará la subsistencia ¿Me entiendes cielo?— su madre era amorosa, él no podía contradecirla pero ansiaba hacerlo. Todo era culpa del Rey Lee quien al morir dejó en su testamento que el reino estaba en quiebra. No había dinero y eso pronto traería una guerra.

—Lo sé. Prometo que lo pensaré— sin más se dirigió a su cuarto en donde su fiel ayudante lo esperaba con un té relajante.

—No puedo con esto. Mataré a mi padre y al rey que me pretende. De seguro es un viejo asqueroso que esta loco por mí—Shorter lo escuchaba atentamente mientras peinaba su cabello y alistaba su ropa.

—Es necesario que seas responsable. Sabes que el pueblo depende de ti. Aunque te prometí que hallaría otra manera de conseguir dinero. Sigo sin rendirme en la mina— en el reino existía una vieja mina abandonada, de la cual el rey extrajo todos los recursos para sus negocios. Aquél lugar había quedado escaso de oro y joyas pero el mayor no se rendiría, él simplemente ansiaba ganar el corazón del príncipe pero sabía que era imposible. Quizás si fuese rico las cosas cambiarían.

—Ya deja eso. Sabes que ese lugar esta totalmente desierto. No encontrarás nada más que polvo y ratones—lo que no sabía Shorter era que los sentimientos eran mutuos. Para Yut no había nadie igual a él.

—Quizás no estamos revisando bien. En fin, para quitarte el estrés propongo un paseo por la ciudad. Debo ir a recoger unos trajes que encargue para ti. El sirviente que realiza esa tarea está enfermo—¿Qué podría pasar? Se preguntó el azabache. No le haría mal.

—Está bien. Si estoy contigo no creo que mi madre diga nada— sin más ambos salieron del gran palacio, esperando encontrar la solución a sus problemas.

Cuando llegaron Shorter se encargó de ir a la tienda, mientras que Yut, oculto por una capa, se dedicó a observar el lugar. No era de su agrado pero tampoco feo, la gente parecía feliz, solo que aquello no duraría mucho.

—¡Disculpa!— alguien se había chocado contra él, que torpe sujeto.

—No fue...— ambos se quitaron sus capas, ambos se quedaron sorprendidos ¡Eran muy parecidos!

—Esto es un maldito chiste—el destino era irónico, frente a él se encontraba un clon, un candidato perfecto para reemplazarlo mientras buscaba otra solución a su deuda, algo que no implique casarse.

—No entiendo. Llegaré tarde—Eiji quería irse, Dino solo le había dado unos minutos para ir a comprar comida, si pasaba el limite no sería agradable.

—¡Que tu eres mi salvación!— el chico lo tomó del brazo. No podía dejarlo ir, no cuando el plan perfecto se había diseñado en su cabeza.

—No sé que deseas, pero no tengo mucho tiempo. Si vas a decir algo tiene que ser ahora—sin más Yut Lung Lee reveló quien era.

—Soy el príncipe. Tú...debes reemplazarme por un tiempo. Eso es todo— ¿Qué acababa de decir? Era la mejor broma que había escuchado.

—¿Por qué tengo que creerte? El príncipe no estaría hablando conmigo. Escuché que es arrogante, egoísta y que no le interesa su gente— "auch,eso dolió" pensó la víbora.

—Pues no es así. Simplemente quiero descubrir otra manera de salvarnos. No confío en el rey Aslan—¿Acaso aquello le importaba? Nada podría ser peor que la vida que llevaba.

—No es mi asunto. Ya apártate de mi camino— cuando se dió vuelta nuevamente se chocó con otra persona quien había arrojado al suelo la bebida que tenía en su mano.

—¿Yut? ¿Por qué tienes el cabello corto?— Shorter se encontraba demasiado confundido hasta que detrás de él observó a su verdadero príncipe.

—Idiota tenías que ser. Aquí estoy, él es...mmm no sé su nombre pero no lo dejes escapar— sin más el mayor tomó de los brazos a Okumura quien no tenía más remedio que escuchar lo que el otro tenía que  proponerle.

—Solo serán unos días. Te entrenaré en el palacio para que actúes como alguien de la realeza y luego irás al Reino Callenreese. Allí tendrás que lidiar con el rey y luego volverás. Si mi plan fracasa yo me casaré con él— no parecía mala idea...ser alguien diferente por unos días...

—¿Y mi trabajo? ¿Tú me reemplazaras?— pero aún tenía deudas que pagar, aún le debía dinero a Dino Golzine.

—Si esa es tu condición aceptaré—él jamás había trabajado en su vida pero lo intentaría.

— Si no tengo otra opción...— Shorter y Yut se miraron con alegría. Ganaban tiempo, ganaban una oportunidad.

—Por cierto...Mi nombre es Yut Lung Lee, heredero del trono Lee y él es Shorter Wong, mi asistente personal— "vaya asistente" Pensó Eiji ya que el nombrado tenía el cabello colorido y no parecía que trabajara con la realeza.

—El mío es Eiji Okumura. Trabajo en el emporio de Dino Golzine. Por cierto, yo hice esos trajes que llevas allí—ambos chicos estaban sorprendidos, aquellas finas prendas eran muy hermosas y delicadas.

—Deberás enseñarme algo...o estoy frito— luego de una amena charla los tres acordaron encontrarse en el palacio a la medianoche para comenzar las lecciones del chico lo antes posible. No podían perder tiempo ya que en tan solo una semana Eiji tendría que partir al reino vecino.

—¿Qué tal lo hice?— el azabache caminaba en línea recta en el cuarto del príncipe mientras el otro lo veía con cara de disconformidad.

—Eres un mono sin clase. No, hasta los animales reales tienen más clase— Shorter quería reír pero era de mala educación. "Pobre muchacho" pensó.

—Por si no lo notaste no soy de la realeza— los dos se miraban desafiante mientras que el tercero en la habitación decidió interponerse.

—¡Ya! dejemos eso, tenemos poco tiempo. Bien, empecemos: 

Mirada al frente y no caer,

 el protocolo mantener,

 esa postura siempre deberás tener

Gesto muy firme al mirar,

nunca los labios aflojaras, 

firme la espalda y guantes deberás usar.

 Yut no podía creer que su asistente supiera mas de la realeza que él, pero al parecer su estupido poema estaba resultando ya que Eiji lograba seguir cada instrucción que el otro le daba.

—Eres mejor profesor que el propio príncipe— no sabía si sentirse orgulloso de Shorter o maldecirlo. Además no le gustaba para nada la mirada que ambos compartieron. Obviamente no lo demostraría.

—Lo sé. Es que siempre debo memorizar todas las reglas y protocolos del palacio. Supongo que ya están en mi interior— odiaba esa risa deslumbrante y sus ojos soñadores. Quería estar a su lado, debía haber otra forma que no incluyera casarse.

—Ya veo. Bien, luego de mi clase de etiquetas... ¿Sabes algo de costura?— el heredero al trono no tenía ni idea de que hacer. Jamás había echo nada por él mismo. Tenía sirvientes para eso.

—Claro que no. Un príncipe no trabaja— Eiji debía tener paciencia y enseñarle lo básico, no había tiempo para enseñarle mucho más.

—Comienzas marcando las prendas en la tela que usaras...— así ambos cada noche intercambiaban información, ambos se volvían mas unidos, ambos se conocieron mejor.

—Vaya...te ves como todo un príncipe— cuando llegó el día Eiji debía subir a la carroza que lo llevaría con el rey Aslan por lo que tuvo que usar una peluca, por la cabellera larga que distinguía al príncipe Lee, un traje muy fino ajustado a su cuerpo y una corona que representaba su realeza.

—Estoy nervioso... ¿Y si me reconoce? ¿Y si me encierran?— eso podía ser una opción pero Yut confiaba en él.

—No lo hará. Tranquilo. Solo actúa natural y ten en cuenta que ya no eres un simple plebeyo, ahora eres el príncipe Yut Lung Lee—  luego de saludar a su madre ellos hicieron el intercambio. Ahora era Okumura quien estaba arriba de la carroza, sin saber que en ese reino encontraría al amor de su vida.

—Ten cuidado Eiji— Shorter lo miraba mientras el chico se encontraba aterrado.

—Lo tendré— aquél carruaje partió, el plan dio inicio.

Yut tuvo que empacar algunas cosas e irse al emporio de Dino Golzine quien estaba furioso ya que su empleado no aparecía hace varias horas.

—Eiji, no te di permiso para que andes así como así. Eres mi empleado y me debes mucho dinero. Además ¿Qué haces con esa peluca ridícula?—¿Acaso ese viejo estaba llamando a su hermosa cabellera "peluca ridícula"? Ohhh se iba a enterar.

—Por lo menos soy joven y hermoso, no como usted que ya es anciano. Además la boca le apesta—posteriormente se encontró acorralado contra la pared. Él viejo tenía fuerza.

—Niñato desagradecido. Te enseñaré a respetarme— Tomándolo del cabello lo encerró en un cuarto que estaba lleno de telas. Se estaba asfixiando.

—Te quedarás aquí hasta que termines tres hermosos trajes para hoy. Sin comida y sin agua— ¿Qué había echo Eiji para merecer esto? ¿Por qué seguía allí? Al menos por unos días no estaría encerrado en aquella prisión.

—Si señor— pero se lo debía. Tenía que actuar acorde. Aunque anhelaba clavarle una de sus agujas en el corazón.

Al siguiente día Eiji llegó al palacio, era inmenso, los jardines estaban bien cuidados, las fuentes de agua eran impresionantes y el lujo y la riqueza adornaban cada lugar. Cuando las rejas se abrieron sintió que su corazón se detuvo ¿Podría fingir bien? ¿Lo descubrirían?¿iría a la cárcel? ¿Lo matarían? Aún no lo sabía. Estaba aterrado y a punto de huir cuando la puerta del carruaje se abrió, revelando así a un hermoso joven, de ojos tan verdes como esmeraldas y un cabello tan rubio como el sol. Podría describirlo como un perfecto amanecer.

—Bienvenido Príncipe Yut. Lo estuve esperando. Quise recibirlo yo mismo ya que al tener pocos días quisiera conocer bien a la persona que desposare— Eiji estaba impactado, fue la primera vez que no tuvo nada para decir, no podía articular palabra.

—Es...un placer...soy Eij...digo Yut Lung Lee— debía calmarse o sus nervios lo traicionarían, pero no ayudaba que el joven le besara la mano tan gentilmente.

—Lo sé— una pequeña risa fue lo que escuchó—.Por si lo olvidaste yo soy el rey Aslan Callenreese y el placer es todo mío—luego de la presentación formal ambos decidieron dar un paseo por el gran jardín del rey ya que Eiji se sentía sofocado después de haber viajado tanto.

—Dime ¿Qué es lo que te gusta? ¿Cuáles son tus pasiones?— diseñar prendas, coser vestidos, desvelarse, no eran pasatiempos muy agradables.

—Gusto de ver estos paisajes. Me hacen sentir libre—las palabras habían salido solas pero ya no podía revertirlo. Si lo arruinaba Yut lo asesinaría.

—Yo igual. El palacio a veces se siente tan pesado...no tengo a nadie con quien compartirlo— aquello lo había tomado por sorpresa. En sus verdes ojos se acumulaba una gran tristeza.

—Pronto me tendrás a mí. Aunque te advierto que deberás comer lo que te prepare—Ash estaba tan sorprendido. El chico parecía alguien simple, amable, bondadoso, todo lo contrario a lo que se imaginó.

—Tengo sirvientes para eso. Aunque si me intoxicas será tu responsabilidad— aquello fue una conexión instantánea. Los sirvientes del palacio veían a su señor sonriente, feliz, relajado, algo que no pasaba desde que su padre murió, dejándolo solo.

—Entonces tendré que cuidarte.No tengo otra opción— Eiji nunca había entablado una conversación tan agradable. Aquél rey era muy amable. Todo lo contrario a lo que Yut mencionó.

—No me quejaré— sus manos se entrelazaron con tanta naturalidad, luego de un par de horas, ambos parecían una pareja recién casada. El reino estaba lleno de alegría.

Cuando llegó la hora de la cena ambos se encontraban degustando los ricos platillos del palacio. Eiji cuidaba cada acción, cada protocolo, recordaba el absurdo poema que Shorter le había recitado. "Sería una buena canción" pensó.

—¿En que piensas?— Aslan lo miraba como hipnotizado. No podía apartar la mirada de tan dulce chico.

—¿Sabes tocar piano?— Eiji jamás había escuchado música, sin embargo le encantaría.

—Claro que si. Soy el mejor— el rey se levantó de la mesa y tomando la mano de su acompañante lo guío hasta el instrumento en donde ambos se sentaron.

—¿Conoces de música?— Eiji no sabía, tenía ganas de ser honesto.

—La verdad es que no. Pero me gustaría aprender— Ash sonrío. Podría lucirse como un buen profesor.

—Bien. Lección uno, las manos en las teclas— así pasaron la noche, entre risas, enojos. Todo el mundo había desaparecido. Solo eran ellos dos.

—Gracias por este día. De verdad fue uno de los mejores que tuve desde hace mucho tiempo—el rubio beso la mano del contrario haciendo que este se sonrojara. Estaba tan metido en su fantasía de cuento de hadas que por un momento olvidó que hacia allí.

—Gracias a ti Aslan— bajo la luz de la luna, en aquél gran salón, ambos compartieron un tímido beso, el cual llevarían grabado para siempre en sus memorias. Ash jamás había sentido eso, aquella sensación de querer proteger a alguien, de querer amarlo, de que nunca se vaya. Era la primera vez que una persona le importaba tanto.

Por otro lado Eiji sabía que el rubio no lo amaba a él, sino a quien estaba interpretando. Su corazón dolió, porque a pesar de amarlo, tendría que volver a ser el costurero que siempre fue, dejando aquella fantasía de lado. Estaba muy agradecido con el príncipe que le dió aquella oportunidad.

Mientras tanto Yut Lung Lee se encontraba fascinado con su traje. Era la primera vez que hacía algo por el mismo y se sentía orgulloso. Obviamente sería mejor costurero que Eiji, aunque aquello le costase un par de uñas rotas.

—Pssss, oye—Cuando escuchó esa voz él se asusto. Sin embargo luego comprobó que se trataba de Shorter.

—¡Idiota! casi me muero del susto— Sin esperar más el chico entró. Se encontraba todo polvoriento.

—Estuve analizando mucho la mina y encontré un mineral extraño. Si entro un poco más profundo hallaré mucho más. Es nuestra salvación— era un riesgo, la mina podría derrumbarse con él adentro. No lo permitiría, ya encontraría otra forma.

—No lo harás. Si te pierdo yo...— ¿Qué estaba a punto de decir?

—¿Tú?—el acercamiento era peligroso, pero lo estaba disfrutando. Su corazón palpitaba muy rápido.

—yo...—cuando estaba a punto de hacer algo Dino golpeó la puerta, trayéndoles a la realidad.

—Debo irme al palacio. Prometo que estaré bien Yut, volveré por ti— en medio de la noche Shorter Wong desapareció.

—Vaya...los trajes están bien, aunque podrían ser mejores, tu calidad ha bajado Eiji. Puedes salir de aquí—Cuando salió de allí el chico corrió a beber agua, aquél sustento que le había negado ese viejo calvo. Lo detestaba, ahora se arrepentía de no haber ido el mismo al palacio del rey Aslan.

Los días se transformaron en semanas y cada vez se acercaba más el día en el que tendría que volver. Eiji no quería aquello. Él anhelaba ser feliz junto a Aslan quién en ese momento se encontraba jugando alegremente con un cachorro.

—Ven Yut. El cachorro y yo requerimos de tu atención— su rubio estaba todo despeinado mientras que el pequeño animal Jugueteaba sobre él.

—De acuerdo— sin más se sentó al lado de ellos y observó todo el paisaje. Fue un hermoso sueño pero debía regresar.

—¿Qué te tiene tan pensativo? Hace unos días que estas así. Cuéntame, soy todo oídos— ¿Podría quitarse sus dudas fácilmente?

—Ash... ¿Me seguirías amando si descubrieras que soy otra persona?— las lagrimas querían salir, sin embargo no lo permitiría. Era la primera vez que su corazón dolía tanto.

—Que pregunta tonta. Claro que si, vamos a casarnos, vamos a pasar el resto de nuestra vida juntos— sus labios volvieron a sellarse en la frescura del césped mientras el cachorro exigía atención.

—Yaa buddy, detente— los dos rieron a carcajadas, pero Eiji no notó que Aslan lo estaba mirando con un cariño con el que no miraría a nadie más. Era su alma gemela.

—Te quiero...te quiero mucho—no pudo evitarlo y se desmoronó. Yut Lung Lee tomaría su lugar, lo besaría, lo abrazaría cuando tuviese pesadillas, sería su todo mientras que él seguiría cosiendo telas, confeccionando trajes, con un corazón absolutamente roto.

—Oye...ven aquí...— el rey lo abrazó protectoramente. Siempre lo protegería, siempre estaría a su lado. No podía pedir un esposo mejor que él—. Yo también te quiero mucho. Te amo futuro esposo mío—aquél cuento de hadas tenía fecha de caducidad.

Yut estaba muy preocupado, paranoico en realidad, ya que desde hace una semana que Shorter no aparecía ¿Le habría sucedido algo? Claro que si, el jamás lo abandonaría, jamás lo dejaría solo. Su plan había fallado y estaba consciente de eso. Tenía que casarse con aquél Rey.

—Shorter...por favor...solo vuelve...no quiero nada más...— no podía saber nada, Dino Golzine lo mantenía cautivo, no lo dejaba salir ya que sus trajes no eran lo que él deseaba. Necesitaba tener información de la mina.

Para su suerte, cerca de su ventana, escuchó a una pareja hablando, sin embargo aquello solo lo terminó de destrozar.

—Es increíble que la vieja mina haya colapsado. Si alguien se encontraba allí es imposible que sobreviva. Que lastima, ya nadie podrá encontrar valiosos minerales— no...no...no... no podía estar pasando...su idiota...no quería creer que estuviese muerto.

—Vuelve...vuelve por favor...— no pudo contener mas el llanto. Ellos estuvieron juntos desde niños, desde aquél día en el que él lo salvo de la miseria. El chico le había prometido que siempre lo protegería, que lo cuidaría, aquello no podía ser verdad. Se negaba a creerlo.

Al siguiente día Eiji ya tenía sus cosas preparadas, era hora, su cuento de hadas acabó, la realidad volvía a hacerse presente. Tendría que volver.

—Adiós rey Aslan. Supongo que nos veremos en la boda—quería sonreír sin embargo no lo lograba. Solo lágrimas salían.

—Adiós príncipe Yut. Su compañía fue hermosa. Y si...nos veremos en nuestra hermosa boda—sin más el tomó su mano y en ella colocó un fino anillo. Era la joya más bonita que había visto.

—Nunca te lo quites. Hasta que nos veamos. Es una promesa— un beso selló aquel pacto, una mirada lo fijó, y una farsa la rompió.

—Hasta pronto Ash. Nunca me lo quitaré. Lo tendré por siempre—  el carruaje partió, dejando el corazón del rubio vacío. Estaba seguro de su boda y de pasar el resto de su vida con él.

Cuando Eiji regresó pudo escabullirse perfectamente hasta su hogar, en donde se encontraba un depresivo Yut quien cosía como si no tuviera nada más que hacer.

—Oye... ya estoy aquí. Debes irte antes de que noten mi ausencia— a pesar de todo Eiji se encontraba feliz. Conservaría ese anillo por siempre y guardaría en sus memorias los hermosos momentos vividos con el rey.

—¡Eiji! Lo siento...te fallé...no encontré una manera de solucionar esto y....Shorter esta muerto— no podía creerlo, aquél chico alegre, de cabello colorido ¿Muerto?

—Pero...el estaba contigo...como...—sin más Yut tomó la ropa de Eiji y viceversa.

—La mina se derrumbó. Es imposible que ese idiota haya sobrevivido. Ahora es mi deber como soberano pensar en las necesidades del reino. Gracias por darme un poco de tiempo Eiji...— en medio de la noche el volvió a su palacio, a su cárcel, con la diferencia de que el amor de su vida no estaría a su lado. Ya no podía estarlo.

—Por fin te quitaste esa peluca ridícula. Ahora...mejoraste mucho es verdad, pero ¡Aún siguen habiendo fallas! Concéntrate o tendrás que estar aquí ¡Por el resto de tu vida!— de verdad no había extrañado para nada a ese sujeto, pero al menos tenía algo que hacer para distraer a su corazón que anhelaba seguir entre los cálidos brazos del rubio.

El día de la boda llegó, el evento se realizaría en el castillo real. Todos estaban muy atareados, sin embargo Yut jamás volvió a ser el mismo príncipe que era.

—Cariño ¿Que ocurre? Te ves tan infeliz....sé que la partida de Shorter fue temprana pero...debes poner una gran sonrisa y salir allí. El reino te necesita, todos confiamos en ti— su madre eran tan gentil pero a la vez tan ciega ¿Cómo no veía su dolor?

—Lo sé... solo...déjame prepararme mentalmente para lo que estoy a punto de hacer— cuando se vió en el espejo el no se reconoció.  Aquél chico... ¿Quién era?

—Por cierto...el rey Aslan dijo que quiere hablar contigo. Lo haré pasar— a la habitación entró un chico joven de cabello rubio y ojos verdes. Le hubiese parecido atractivo en un comienzo, sin embargo su corazón aún lloraba a Shorter.

—¿Estas listo? Porque yo si. No pude dormir pensando en esto— que cursi era. No le agradaba, sin embargo sería el tipo perfecto para Eiji. Tenía que liberarlo de aquella prisión, con el dinero lo haría, le daría una vida mejor.

—Estoy listo. Hagámoslo— a Ash le pareció muy extraño no encontrar esa mirada dulce que había visto en aquellas semanas. Otra cosa que le pareció extraña fue no sentirse nervioso a su lado ni ver el anillo que él le había regalado. Quizás lo había perdido, quizás lo guardo, pero sentía que algo no encajaba en aquella historia. "Tal vez solo es mi imaginación" se dijo a si mismo.

La música sonó, los invitados se pararon, frente a él se encontraba el esposo ideal, todo como un cuento de hadas, simplemente que no era su cuento de hadas.

El camino hasta el altar fue largo, sentía las miradas de todos, la de su madre, la del rey, pero solo había una mirada que lo hacía sentir seguro, una mirada que lograba que se sintiese mejor, sin embargo nunca mas la tendría.

—Príncipe Yut, estás muy hermoso—seguiría fingiendo, seguiría aparentando.

—Usted igual rey Aslan— su actuación era digna de admirar. Todos prestaban atención a las palabras de la autoridad que los unía. Todos excepto los novios quienes parecían no estar conectados para nada. El rubio seguía sin sentir lo mismo que él le provocó aquellos días hermosos ¿Qué era lo que le ocurría?

—Si alguien no desea que esta boda se realice, que hable ahora o calle para siempre—aquella frase no lo salvaría, nadie se opondría a esa unión que luego sería una tortura.

—¡Yo me opongo!—¿Estaba viendo bien? ¿Su vista no le jugaba una mala pasada? Aquél era Shorter, su Shorter.

Sus pies no lo pensaron, su cerebro dió la orden, su corazón explotó de alegría. Sin poder contenerse el corrió hasta el chico y lo besó apasionadamente, dejando a todos sorprendidos.

—¿Te ibas a casar y no conmigo?— sus ojos se llenaron de lagrimas. Él si que era un idiota

—¿Dónde mierda estuviste? La mina se derrumbó... ¡Creí que estabas muerto! ¡Idiota!—nadie podía acercarse a ellos, nadie lo deseaba. Sentían que si lo hacían la víbora los destrozaría.

—Si se derrumbó y yo quedé atrapado .Sin embargo al estar tantos días allí encontré muchas piedras preciosas que podemos utilizar. Ya no debes casarte, el reino esta salvado— Por primera vez en la vida Yut no supo que decir. Estaba feliz, muy feliz, pero al mismo tiempo detestaba a ese sujeto por hacerlo sufrir tanto.

—¿Es cierto eso Shorter? ¿Estamos a salvo?—la reina sonreía de par en par. Shorter Wong era como un hijo adoptivo para ella y que esté vivo le alegraba el corazón, pero más por su hijo.

—Si Reina mía. Esta boda no debe realizarse porque...yo quiero casarme con él— Aslan no podía entender nada...él le había dicho que lo amaba, él pasó sus mejores días con el príncipe...y ahora...se enteraba que este amaba a alguien más. Que idiota se sintió.

—Y yo quiero casarme con mi súbdito— no iba a despegarse de él, no lo haría.

—De acuerdo. Esta unión se realizará...pero antes...debes disculparte con el rey— Yut tenía que decirle la verdad. Si él amaba a Eiji y Eiji a él ambos tenían que estar juntos.

—Rey Aslan...—le daba vergüenza contarle su plan, sin embargo era necesario.

—No te entiendo Yut. Primero dices que me amas, llorabas porque nos íbamos a separar, pasamos días increíbles, nos contamos cosas que no le diríamos a nadie y ahora...es que no logro comprenderte ¿Donde está el anillo que prometiste nunca quitarte?— que confundido estaba.

—Digamos...que la persona que fue a tu palacio no era yo. Debía ganar tiempo por lo que en mi visita al pueblo hallé a una persona que era igual a mí ¡Es él a quien buscas! Su nombre es Eiji Okumura y trabaja en el emporio de Dino Golzine. Tienes que rescatarlo de allí. Si ves su mano de seguro encontrarás el anillo en ella—ahora las cosas cobraban sentido. Eiji....su nombre era igual de dulce que él. Debía ir a comprobar lo que el príncipe le decía. No sonaba tan descabellado después de todo.

—Si me disculpan...debo irme—  el rubio partió hacia el lugar que le habían dicho. El pueblo estaba anonadado al ver semejante belleza caminar por las calles.

—Bienvenido al paraíso de los trajes de diseñador.¿Qué esta buscando precisamente?— aquél hombre tenía dinero pensó Golzine. Lo sabía por su ropa tan fina.

—Busco a...Eiji Okumura— ¿Qué quería con su empleado?

—Él...lamentablemente no se encuentra aquí. Vuelva mas tarde—nadie le arrebataría a su fuente de dinero, aunque no contaba con que Eiji estuviese cerca.

—¿Aslan?—no podía creerlo... ¿Qué hacia el rey allí?¿No debería estar casándose?

—Eiji—instantáneamente el vió su mano y confirmó que el anillo que le había dado seguía en su mano. Jamás se lo quitó y eso lo hizo inmensamente feliz.

—¿Qué hace un rey como usted aquí?— no quería hacerse ilusiones.

—Alguien me dijo que tu habías ido a mi palacio y...aún sigo queriéndome casar con esa persona— las lagrimas que salieron del rostro de Eiji reflejaban el amor puro que el azabache sentía por el contrario.

—Si me quieres como soy...un simple costurero que te ama...entonces no habrá problema—Ash se sentía muy feliz. Él si era la persona a la que buscaba, su corazón y mente estaban en un solo lugar: en Eiji.

—Entonces vámonos de aquí. Recorramos el mundo, seamos felices—sin esperar más tomó su delicada mano y posó un beso sobre ella.

—No tan rápido ¡Aún me debes mucho dinero Eiji!— luego de decir aquello el rey dejó en sus manos un colgante de oro que en el medio tenia una esmeralda.

—Considere eso su paga. Él a partir de ahora ya no le pertenece—tomando a Eiji en sus brazos  ambos se marcharon de allí, desde ahora, harían su camino juntos, nunca más se separarían.

—Te amo Ash...—la sonrisa que compartieron fue única.

—Y yo a ti Eiji...tengo que reconocer que ese nombre te queda mejor. Es dulce...igual que tú- el beso que compartieron fue mágico.

—Lo sé, Ahora que vivirás conmigo comerás mejor. Te haré comida saludable— las charlas que compartieron eran agradables.

—Mejor le dejo eso a los sirvientes. Tu me matarás—una bella historia de amor que inició con un engaño terminó con un final feliz.

El reino de Yut Lung Lee prosperó rápidamente. La mina se reactivó por lo que muchas personas volvieron a tener empleos. La economía se encontraba estable, todo iba perfectamente en marcha.

El emporio de Dino Golzine fue clausurado ya que luego de la partida de Eiji Dino contrató más empleados y los mantenía como esclavos, cosa que no pasó desapercibida por el rey quien mandó a cerrar aquél lugar y a encarcelar a su dueño.

Shorter era un gran líder. Gobernaba a todos con sabiduría y justicia ya que él sabía lo que era tener necesidades. También fue un buen esposo ya que siempre consentía a su preciado Yut quien también aprendió a gobernar con justicia . Ellos hacían la pareja perfecta y todos lo sabían.

Por otro lado Eiji y Ash luego de viajar volvieron al reino. Ambos gobernantes eran amables y bondadosos, Eiji le enseñó a Ash a escuchar mejor a sus súbditos y todos amaban al azabache ya que gracias a él, el terco y testarudo rubio ahora era mejor.

Aquél encuentro en el pueblo definitivamente había cambiado la vida de ambos chicos, quienes por fin hallaron su libertad.

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