Capítulo 01
Le doy un trago a mi latte antes de arreglar todo el desorden para poder pasar a la cita que sigue, la clienta que acaba de salir se fue muy contenta con sus uñas. Estoy recibiendo a un montón de personas, todas van a ir o forman parte de la boda de una vieja amiga. Hace un momento vino una de las chicas del cortejo nupcial y prometió que me recomendaría con todas sus amigas. No le dije que mi agenda tendrá espacio hasta dentro de cinco meses, eso es mucho tiempo.
Limpio la mesa y dejo mi café en uno de los lados para que no estorbe, compruebo que no haya mensajes de la escuela de Blake en mi celular. Entonces me aproximo a la puerta y abro, es el turno de la novia.
He visto muchas fotos de ella en redes sociales, la última vez que la vi en persona todavía no tenía a Blake y seguíamos siendo unas crías. Sigue siendo igual a como la recuerdo, se ve muy alta por esos tacones de muerte y piernas largas, su vestido es como el de una princesa en un día de campo —si es que existen ese tipo de vestidos—, tiene cara de muñeca y cabello muy rubio.
Por un momento me invade el nerviosismo, no éramos cercanas, tampoco nos llevábamos bien. Hannah Carson me regala una sonrisa de oreja a oreja cuando nuestros ojos se encuentran, yo le respondo de la misma manera. Para mi sorpresa, me abraza tan pronto se acerca.
—¡Hola! —exclama—. Me alegra tanto verte. ¿Cómo está Blake?
Me relajo por completo, ¿por qué estaba tan nerviosa si hemos hablado un montón de veces? Ella siempre llamaba para felicitar a Blake en su cumpleaños, y me mandaba sobres de té en el mío porque un día le conté que era adicta al té de canela. Supongo que es por lo que pasó hace tanto tiempo, pero al regresarle el abrazo se siente como si fuéramos amigas desde siempre.
Cada vez que los recuerdos me invaden —que es muy a menudo—, me arrepiento de casi todo lo que hice, lo único bueno que obtuve de aquellos días fue a mi hijo, la razón por la que pude salir adelante, no sé de dónde saqué fuerzas para superar toda la mierda. No solo juzgué a Hannah, fui injusta con ella por un sujeto que me abandonó cuando más lo necesitaba, creía que ella era la causante de que no estuviera conmigo, luego entendí que nunca me quiso. Y me sentí tonta, usada. Lo amaba con locura, mierda, habría dado cualquier cosa por él. Ese fue el problema, que prefería amarlo que amarme.
—Blake está creciendo, cada día está más grande, le encanta ir al kínder, creo que va a ser un pequeño sabelotodo, está obsesionado con los planetas y la galaxia —respondo cuando nos soltamos. Mi hijo es demasiado inteligente y curioso, su primera palabra fue «mamá» y la segunda «etela», esta última la dijo señalando un punto brillante en la oscuridad de la noche, él hablaba de las estrellas—. También me da gusto verte, Han.
Le doy una sonrisa tímida y me hago a un lado para que pueda pasar.
—Ya quiero verlo y apachurrar sus mejillas —dice.
—Tiene una severa obsesión con Teddy, no lo suelta, ama a su osito de felpa, así que gracias por el regalo.
Blake no suelta al oso, no importa si está sucio y oloroso, tengo que inventarme excusas para poder quitárselo y lavarlo, y siempre acaba llorando, haciendo pucheros porque quiere a Teddy.
—Es un gran sitio el que tienes aquí —dice al tiempo que analiza el lugar y se deja caer en la enorme silla de color púrpura que parece haber sido de una reina.
Me coloco en una silla frente a Hannah. No tengo que mostrarle los productos ni las posibilidades de diseño porque lo hablamos hace unos días, ella me explicó lo que quiere, me mandó una fotografía de su vestido y me dijo que confiaba en mí, que diseñara sus uñas.
Ella es diseñadora, tiene una marca nueva de bolsos que está pegando en Nueva York, supongo que fue difícil confiarle algo tan importante a otra persona siendo tan perfeccionista y detallista. Me lo tomé muy en serio.
—Gracias, fue complicado, sin embargo.
Me asombra la facilidad con la que empezamos a hablar. Antes de darme cuenta le estoy contando toda la historia.
Me esforcé muchísimo para tener lo que tengo hoy en día. Los abuelos de Blake depositan dinero en su cuenta todos los meses, una buena suma, no he tocado ni un solo centavo. Ese dinero será para mi hijo cuando crezca, será decisión suya si tomarlo o no.
Después de que salí de la escuela no pude cumplir todos los sueños que tenía, deseaba estudiar en una universidad prestigiosa, pero me daba terror dejar a Blake en una guardería, tampoco tenía familia para que me lo cuidaran. Trabajé en un comedor como cocinera mientras estaba embarazada, ahorré todo lo que pude para los gastos.
Papá salió de la prisión un par de semanas antes del parto, pues se comprobó que él no había desfalcado a la empresa en la que trabajaba, fue uno de los socios, el mismo que lo inculpó. Le dieron un cheque como recompensa, como si eso pudiera borrar todo el sufrimiento que vivimos, la prensa no cubrió la noticia, ¿para qué hacerlo si ya lo habían enterrado con sus titulares?
Sentí asco de la gente, pero fue un alivio que saliera, a pesar de que no tenía idea de que estaba embarazada. Fue una sorpresa. Estaba furioso, fue a buscarlo para reclamarle, pero ya era tarde, él se largó a otra ciudad y sus padres hicieron lo de siempre, volvieron a amenazarnos y depositaron una gran cantidad de dinero en la cuenta para mantenernos callados. No querían saber nada de nosotros, la primera vez que me di cuenta de ello mi corazón se rompió. Papá no les estaba pidiendo dinero, al parecer ese es el lenguaje de los Baker.
Mi padre se enamoró de su nieto apenas lo vio, él estuvo conmigo todo el tiempo y se encargó de cuidar a mi hijo durante las mañanas, por las tardes él se iba a trabajar como chofer. En el comedor me pagaban lo suficiente para solventar los servicios de la casa de papá, la comida y los pañales de Blake. Así fue como salimos adelante, en este momento papá tiene un trabajo estable, así como yo, pero fue muy duro encontrar un lugar que lo recibiera.
Cuando abandoné el comedor empecé a trabajar en una estética, donde aprendí a aplicar uñas, también descubrí que me encantaba hacerlo. Hace un año abrí mi local, me siento muy orgullosa de ello.
Para cuando termino la historia ya he aplicado el acrílico, ahora tengo que limar y diseñar.
—Entonces... —Empieza—. ¿Él nunca ha intentado...?
No termina de decirlo, pero sé de qué está hablando.
—No, nunca, desapareció del mapa y jamás regresó a la ciudad.
El primer año esperé que viniera a conocer a su hijo. Sí, todavía seguía pensando en ese chico que conocí, en el de ojos limpios y sonrisa sincera que me hablaba de sus sueños, luego entendí que no vendría
Maldice entre dientes.
—¿Blake pregunta?
—Sí, ha preguntado, sobre todo cuando entró al kínder y vio que la mayoría de sus compañeritos tenían una mamá y un papá, afortunadamente uno de sus mejores amigos tiene dos mamás, y el otro es criado por su abuela. Fue muy sencillo explicarle que las familias son distintas, que ninguna es igual, y que las personas que amas y que te aman son tu familia. Él estaba muy feliz y les explicó a sus compañeros lo que le dije, las maestras estaban encantadas, así que todos hablaron de sus familias. —Hago una pausa—. Sé que tarde o temprano tendré que explicarle, no le voy a ocultar que su padre no quiso ser parte, pero no quiero que piense que esto es una tragedia, me gustaría que lo viera de otro modo para que no sufra. Me he informado un montón para cuando tenga que decírselo, que sé que no falta mucho.
—Estás haciendo un gran trabajo, Iveth, Blake no podría tener a mejor madre —dice y sonríe con sinceridad. Trago saliva para aligerar el nudo que ha empezado a crecer en mi garganta—. ¿Y tú? ¿Cómo estás?
Desvío la vista. ¿Cómo me sentí? Traicionada.
Liam me dijo muchas mentiras: dijo que no quería a Hannah, que sus padres lo obligaban a estar con ella. También dijo que yo era importante para él y que me quería, que no podíamos estar juntos por las posibles consecuencias que sufriría si se atrevía a dejar su relación. Con esos ojos brillantes me prometió que algún día todo acabaría y podríamos luchar por un nosotros.
Y yo le creí.
—No te voy a mentir, me dolió muchísimo, tengo mucho rencor guardado y debería sacarlo para que Blake no sea testigo de eso. —Suspiro—. Cuando Blake nació intenté contactarlo, le escribí por email y le mandé una foto, pensé que...
Mi voz se rompe, no puedo continuar. He dejado de limar y ahora observo las uñas largas para no mirar a Hannah, para no estamparme con la realidad, para no ver que confié en él y que nos engañó a ambas, que seguía guardando esperanza y, como siempre, no sirvió de nada.
—Nunca contestó.
—Se está comportando como un imbécil —chilla y me arrebata sus manos. Hannah se levanta y empieza a pasear como un león enjaulado.
Veo decisión en su mirada y temo lo peor.
—No, Hannah, por favor no. —Me observa con el semblante turbado—. No quiero a esas personas en la vida de mi pequeño.
Cuando todo el enojo se fue, vino la resignación. Tal vez era lo mejor y William nos estaba haciendo un favor al irse. Todavía no puedo olvidar cuando me dijo que lo abortara, él no preguntó cómo me sentía, qué quería, solo lo soltó y me arrastró para llevarme a una clínica. Yo estoy a favor de que las mujeres decidan sobre sus cuerpos, pero yo no quería eso para mí.
Se desinfla y vuelve a la silla, empiezo a pintar sus uñas para mantenerme ocupada.
—Es que no puedo creerlo —susurra con lo que creo es tristeza.
—Así es la vida, aunque dolió, yo no cambiaría nada.
—Tienes razón, Blake y tú merecen lo mejor.
Después de un breve silencio y para cambiar el tema, le pregunto a Hannah sobre su boda. Sonríe y se ruboriza cuando tiene que hablar sobre él, me parece muy gracioso y adorable, pues nunca la vi así por otro tipo, ni siquiera por Liam, con él se veía algo gris y apagada, ahora hay chispas volando por doquier. Han estado juntos durante un buen tiempo, Oliver se lo propuso hace ocho meses en la playa, justo cuando salía el sol.
—Estoy perdidamente enamorada de él. —Se relaja en la silla y se muerde los labios, parece una adolescente enamorada—. Cuando me fui a Nueva York pensé que no lo volvería a ver, ¿sabes? Creí que ese era el fin, lloré todo el camino. Entonces él apareció un año después y estamos juntos desde entonces. Me ha conquistado de todas las formas posibles, yo... A veces me aterra despertar y darme cuenta de que he estado soñando todo este tiempo.
—Oliver te adora, Han, toda la maldita escuela lo sabía, por eso William se volvió loco, él jamás pensó que tú le darías una oportunidad, había muchos chicos que querían salir contigo, tú no mirabas a ninguno.
Se muerde el labio para no sonreír tanto, pero no puede evitarlo y vuelve a suspirar.
—El otro día me propuso que nos fugáramos y nos casáramos en secreto. —Suelta una risita—. ¿Te imaginas? Mi madre se volvería loca.
—Creí que se casarían en Nueva York.
—No, nuestras familias están aquí, nuestros amigos de la gran manzana vienen en unos días. —Sus párpados se abren como si hubiera recordado algo—. ¡Oliver tiene un amigo! Es guapo, soltero y vendrá a la boda, le diré que te lo presente.
Ella se ve tan entusiasmada que no le digo que apesto para eso de las citas
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