Capítulo 5: La prueba
Me desperté sobresaltada, pero feliz. Las cosas habían salido mucho mejor que en el NO sueño anterior. Miré el reloj que me había regalado Rochi, que aun llevaba en mi muñeca, y me sorprendí al ver que funcionaba y marcaba la hora correcta. Como consecuencia, también fui consciente de que estaba llegando tarde al trabajo. Me arreglé lo más rápido que pude y salí de mi departamento.
En la puerta me frené para mandarle un mensaje a Rocío:
"Amiga. Pasaron cosas!!! Te invito a cenar esta noche. Avisame si podés, así te cuento bien todo"
Por delante tenía una jornada laboral larga. Había pedido media día libre el viernes anterior porque Brumita ya estaba mal y ahora me tocaba empezar a devolver las horas. Era eso o que me descontaran medio día, y para ser franca ese era un lujo que no me podía permitir, de por sí llegaba a fin de mes haciendo malabarismos con la plata.
Mi trabajo me gustaba. Me desempeñaba como recepcionista y secretaria en un estudio jurídico de mucho prestigio en la ciudad. Mis jefes eran los abogados más pedantes y soberbios que vio nacer este mundo, a excepción de Dolores que era un amor de persona. Por suerte, Lola era mi jefa directa, el resto de los letrados se encerraba en sus respetivos despachos y el único contacto que mantenían conmigo era cuando necesitaban que hiciera pasar a los clientes que se encontraban en la sala de espera.
La jornada se hizo más larga de lo habitual no solo por la extensión de mi horario, sino por la cantidad de cosas pendientes que habían quedado de la semana anterior. En algún momento de la locura laboral Rocío me había mandado un mensaje para confirmarme que venía y eso me dejaba más tranquila, sentía que tenía que hablar de esta situación que me estaba angustiando mucho.
Cumplidas mis obligaciones salí de la oficina y fui a mi departamento lo más rápido que pude. Cuando Rochi llegó yo ya había pedido una pizza por una app de delivery de comida, necesitaba que nos concentráramos en el problema onírico que estaba teniendo y como mi heladera estaba vacía no había muchas opciones disponibles.
—¿Qué pasó ahora? Contame ya —dijo mi amiga mientras agarraba la primera porción de pizza.
—Anoche tuve otro NO sueño.
—Bien —La cara de escepticismo demostraba que todavía le costaba creer todo lo que me pasaba—. ¿Igual de malo que el anterior?
—¡No, esta vez fue genial! Lo mandé a la mierda a Javier de una forma épica, como no supe hacerlo en su momento —dije con una sonrisa.
—¿Javier, el tóxico de manual?
—Ese mismo —anuncié con orgullo.
—Ay, Ali, me está preocupando un poco el nivel de furia que estás manejando en estos sueños.
—Pero Javi era en pelotudo al cuadrado, lo menos que se merecía era que lo mandara a cagar —dije con cara de sorpresa.
—Es que no lo digo por él, lo digo por vos más que nada, me parece que no te hace bien —contestó Rochi.
Quedé muda, Rocío tenía la habilidad de hacerme pensar para ver con más claridad las cosas que sucedían, pero en esta ocasión no tenía una respuesta para darle. Ella también quedó pensativa por unos minutos.
—Perdón, amiga. Tal vez estoy poniendo algo muy mío acá —suspiró y siguió—. Vos sabés que me cuesta manejar las situaciones agresivas, quizás estuviste bien después de todo.
Rochi había tenido una relación con un tipo abusivo y violento que le había hecho mucho daño, no solo le costaba manejar situaciones agresivas, le tenía un miedo extremo a la ira desmedida, un miedo que nacía de lo más profundo de ella y no podía evitar.
—Bueno, concentrémonos en la parte linda, tuve un hermoso momento familiar y hasta me amigué con mi hermano —dije para alivianar la conversación.
—¡Pero si vos tenés una relación bellísima con tu hermano!
—Ahora —aclaré—. En ese entonces no nos podíamos ni ver, asumo que son cosas de la adolescencia.
Hicimos una pausa para seguir comiendo la pizza que se estaba enfriando sobre la mesa.
—Volvamos a la parte central de todo esto. ¿Qué te hace pensar que no son sueños? Quizás la muerte de Bruma te revolvió un poco todo y tu mente te lleva por ese camino, a lugares del pasado con cosas pendientes.
—¡Sabía que ibas a decir eso! Pero hoy tengo pruebas —contesté entusiasmada.
Saqué mi teléfono de la cartera, busqué algo en él y luego lo puse frente a su cara.
—¿Qué estoy viendo, Ali? —dijo Rochi confundida.
—Estás viendo una llamada perdida de Pablo Herrera.
—Perdón, sigo sin entender, gorrioncito de mi corazón.
—¿A Pablo lo tenés? El del primer NO sueño —pregunté sin mover el teléfono que estaba frente a su cara.
—Sí, claro, el chico del que nunca me contaste nada porque no había nada para contar.
—¡Exacto! Hace más de 15 años que no lo veo y no tengo ningún tipo de comunicación con él —Hice una pausa dramática mientras ella procesaba la información—. Entonces, ¿cómo es que su número está agendado en mi teléfono?
Rochi no pronunciaba palaba, había quedado muda y estática.
—Es simple, con el primer NO sueño algo cambió —dije mientras miraba su expresión.
—Podemos dejar de decirles NO sueños, me siento una estúpida.
—¿Y cómo querés llamarlos?
—No sé, algo mejor se me va a ocurrir... dejame pensar. Gaviota, pájaro carpintero, halcón.
Rocío se estaba alterando mucho con toda la información obtenida, que empezara a nombrar aves sin control era un claro indicador de eso. Sin embargo, sus reacciones me demostraban que estaba empezando a creer que algo raro sucedía y que no era un invento mío.
Las horas siguientes barajamos todo tipo de posibilidades, pero nada parecía conducirnos a una respuesta coherente o al menos creíble.
Cuando mi amiga se marchó, fui hasta mi habitación y me acosté en mi cama entregándome resignada a lo que fuera que estaba pasando o que iba a pasarme. A los cinco minutos caí en un sueño profundo.
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