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05 - Fruto Del Amor I (M-Preg)


— Cálmate — se decía a sí mismo mientras tomaba aire, y sujetaba entre sus manos dicha prueba que trataba de convencerse de que iba a salir negativa, de todos modos, él era un hombre, era improbable que dicha prueba arrojara resultados positivos... ¿verdad?


— ¡Date prisa, si alguien viene estaremos en aprietos! — reclamó la chica rubia que estaba parada al otro lado de la puerta de aquel sanitario, estaban dentro del baño de mujeres, ya que al chico le apenaba muchísimo hacer eso en el baño de hombres.


— ¡Ya, ya voy! — se quejó chasqueando la lengua, haciendo lo propio para verificar qué era lo que le estaba pasando ultimamente, malestar estomacal junto a náuseas, constante fatiga, mareos y falta de apetito, él al ser aspirante a medicina imaginaba que se trataba de anemia, pero la fantasiosa mente de su mejor amiga, le hizo pensar de forma diferente — ¿Cómo dejé que me convencieras de hacer esto?


— ¡Deja de quejarte y date prisa! — repitió la chica rubia mientras esperaba fuera de aquel sanitario, el chico chasqueó la lengua terminando con su labor para salir del sanitario, examinando aquella prueba con detenimiento.


— Mh, Robert va a reírse de mí por años cuando sepa que te dejé convencerme de esto — mencionó rodando sutilmente sus ojos, su amiga le golpeó sutilmente el brazo.


— Oye, tú mismo lo viste, tu hemoglobina estaba bien, entonces no es posible que tengas anemia.


— ¡¿Mónica te parece posible que yo, un hombre con testículos y sin vagina me pueda embarazar?! ¡es más probable que tenga un parásito comiéndome los intestinos!


— Tal vez sí tienes un parásito de Robert — canturreó coquetamente, Taylor le miró de mala gana al escuchar sus palabras.


— Maldita sea — suspiró pesadamente chasqueando la lengua — Justo me enfermo cuando faltan unos días para irnos a Londres.


— No es tu culpa enfermarte Ty, igual Robert no querrá que viajes en dichas circunstancias.— Lo sé, pero... es tan odioso, después de mi cumpleaños todo fue tan mágico, tan bonito, estábamos convencidos de irnos juntos, y ¡boom! ahora me enfermo sepa Dios de qué, seguramente es alguna brujería que el viejo me puso por todo lo que pasó entre nosotros.


— ¿No crees en embarazos, y sí en brujería? — dijo ella arqueando una ceja, Taylor la miró de forma incrédula al oír sus palabras.


— A ver, ¿y tú porqué crees fervientemente que estoy emb— detuvo en seco sus palabras al oír la puerta del baño ser abierta, y ver a un grupo de chicas adentrarse al lugar.


— ¡Hey! — exclamó una de ellas — ¡¿Qué haces tú aquí?! — dijo señalando al peli-negro, quien se quedó helado sin saber qué decir, hasta que la voz de su amiga rubia logró desviar la atención ajena.


— E-Emmm — tomó rápidamente la prueba entre las manos de Taylor — ¡¿Qué no es obvio?! ¡me está haciendo compañía mientras espero los resultados de esto!


— ¡¿Qué?! — dijo una de ellas entre toscas risas — ¡¿Mónica, tú estás embarazada?!


— Pues no lo sé, Quinn, debo esperar a que la prueba diga que— agachó la mirada para ver lo que marcaba el aparato entre sus manos, quedándose helada al ver que el objeto en cuestión tenía dos franjas azules — Ay por Dios.


— ¡¿Qué?! — dijo Taylor asustado, quitándole la prueba a Mónica para verla atentamente, quedándose estático él también al ver las dos franjas azules — Ay por Dios.


— ¡No puede ser! — dijo una de las chicas — ¡Taylor embarazó a Mónica!


— ¡Todos deben saberlo! — dicho esto, las tres chicas se marcharon del lugar, dejando solos a los amigos, no se lograba distinguir cuál de los dos era el más abrumado y confundido.


— Por amor de Dios — murmuró Mónica — ... Yo tenía razón.


— ¡No! — reclamó Taylor — E-Estas cosas son muy deficientes — dijo temeroso dejando la prueba en el lavamanos — D-Debe ser alguna reacción química en mi orina que hizo que arrojara ese resultado por error, ¡m-me niego a aceptar que eso sea verdad!


— Ty tú mismo lo viste.


— ¡No Mónica, yo no puedo estar embarazado, soy un hombre por Dios santo! — reclamó alterado mientras poco a poco empezaba a reír de los nervios — E-Estoy enfermo, e-estoy mal, ¡estoy muriendo, seguro algo me intoxicó y hay veneno fluyendo por mis venas! ¡¡le dije a Robert que ese maldito sushi coreano iba a afectarme!


— Taylor cálmate — dijo Mónica sujetándole de los brazos.


— ¡¡¿Cómo demónios quieres que me calme, maldita sea?!! ¡¡¿qué no ves que estoy enfermo?!!

— exclamó empezando a reír con nerviosismo — Debo ir con un doctor, esto no puede ser normal.


— Te acompañaré al doctor cuando salgamos de aquí, pero necesito que te calmes ¿de acuerdo? — mencionó mirándole atentamente, Taylor tomó aire por unos minutos tratando de asimilar lo que estaba sucediendo, trataba de pensar en una respuesta viable para dicha situación, pero por más que lo intentaba, no lograba encontrarla.


-


Después de sus últimas clases, Mónica acompañó a Taylor con un doctor, afortunadamente ese día salían temprano y podían ir a consulta, igual Taylor no prestó atención a las clases, pensaba en alguna respuesta lógica a lo que le estaba sucediendo, pero simplemente no hallaba alguna respuesta viable para todo eso, lo último en lo que quería pensar, era en que realmente llevaba a un ser vivo dentro de sí.


— Esto es ridículo — murmuró él mientras avanzaban hacía aquel consultorio poco concurrido.


— Deja de quejarte — dijo Mónica jalando del brazo al contrario — Alégrate de que tengo contactos con una doctora amiga de mi tía que podrá vernos sin juzgarnos.


— Pff, sí como no, ¡Mónica esto es absurdo, la mujer nos va a gritar por hacerle perder su tiempo!


— ¡Por algo te asustaste al ver esa prueba de embarazo! — reclamó volteando a verlo — ¡Lo hiciste porque sabes que es posible!


— ¡¡Lo hice porque es absurdo!! — gruñó entre dientes, hasta que llegaron a la puerta de dicho consultorio, Mónica tocó un par de veces la puerta, logrando que una mujer alta de cabello castaño abriera esta misma y los recibiera.


— Hola Mónica, ¿este es tu amigo? — preguntó la mujer mirando de reojo a Taylor, este agachó la mirada con vergüenza, mientras la chica rubia asentía.


— Así es Jane, es un poco tímido — mencionó jalando el brazo ajeno para entrar al consultorio.


— Bien, acabemos ya con esto — dijo Taylor entre pesados suspiros — ¿Qué tengo que hacer?


— Recuéstate en la camilla, desabrocha tu pantalón y levanta tu camiseta — dijo la mujer calmadamente mientras tomaba unos guantes y se los colocaba, Taylor gruñó de mala gana, veía todo eso como algo absurdo y muy ridículo, pero quería quitarle el capricho a su amiga y a esa doctora, así que solo obedeció y fue al lugar en cuestión.


La doctora se acercó a Taylor para ponerle el gel en el abdomen, logrando que el chico jadeara algo incómodo y mirara a otro lado mientras fruncía el ceño, a causa de lo fría que estaba dicha sustancia.


— Bien, veamos — dijo la doctora mientras pasaba un escáner mediano por el abdomen ajeno y examinaba un monitor que estaba junto a la camilla, Taylor miraba dicho aparato de forma incrédula, no veía nada anormal, la frase "desgraciada Mónica" resonaba por su cabeza, hasta que, vió algo que le heló la sangre por completo, tanto a él, como a la doctora — ... ¿Q-Qué?


— ¿Qué pasa? — preguntó la chica rubia.


— C-Creí ver— murmuró la doctora, bajando un poco más el escáner hacía el vientre de Taylor, quedándose petrificada al ver una pequeña masa formada en el abdomen ajeno. Al ver dicha masa, Taylor sintió cada fibra de su cuerpo helarse, todo a su alrededor comenzó a dar vueltas — Dios mío.


— ¡¿E-En verdad eso es un— jadeó cubriendo su boca con su mano — ¡¿C-Cómo es eso posible?!


— N-No lo sé — dijo la doctora — ¡¡Y-Yo creí que estabas bromeando cuando me dijiste que lo examinara!!


— ¡¡Yo estaba bromeando cuando dije que lo examinaras!!


— ¡¡¿Que tú hiciste qué?!! — reclamó volteando a ver a su amiga.


— ¡¡Quería gastarte una broma para que te relajaras, no creí que realmente estarías embarazado!!


— ¡¡¡Maldita sea, Mónica!!! — gritó tratando de levantarse de la camilla, pero la doctora se lo impidió.


— E-Esto es increíble — dijo la especialista examinando dicha mancha en el monitor — Es la primera vez que veo algo así.


— ¿Segura de que no es un tumor? — preguntó dudoso mirando la mancha en el monitor, la mujer negó señalando unos valores mostrados en el mismo.


— Los tumores no tienen pulso cardíaco — señaló mostrando algunos valores en la pantalla — Parece que tienes seis semanas, o más.


— ¿Cuándo fue la última vez que tú y Robert se acost— preguntó Mónica, aunque la voz de Taylor la interrumpió abruptamente.


— ¡Mónica cállate maldición! — reclamó mientras un gran rubor llegaba a sus mejillas — ¡¡No estoy embarazado!! ¡¡¿entiendes?!! ¡¡esto no es posible, esta máquina está mal, todos están mal, yo estoy mal, aquí esto está mal!! ¡¡yo me largo!! — dicho esto, se bajó la camiseta y se levantó de la camilla, aunque apenas se puso de pie, sintió un fuerte mareo que le hizo tambalearse, y casi caer de no ser porque Mónica lo ayudó.


— Entiendo cómo debes sentirte Taylor, pero date cuenta de que esto sí está pasando, y es algo increíblemente sorprendente — explicó la especialista mientras se acercaba hacía él — Por favor permíteme analizarte, solo así podremos conocer la naturaleza de tu condición.


— Oiga señora, ya admitió estar confabulada con Mónica para gastarme una broma, ¡no quiero saber más nada sobre esto! ¡¿entienden?! ¡volaré a Londres en unos días, no tengo tiempo para jugar a que estoy embarazado!


— Taylor, admito que sí íbamos a jugarte una broma, pero eso ya pasó, justo ahora estamos hablando de algo serio — señaló mirando al chico con seriedad, seriedad que hizo a Taylor sentir un terrible escalofrío en su cuerpo — Necesito saber los detalles de tu vida, para conocer qué causó que tú seas uno de los primeros hombres en quedar embarazado.


— ¡¿C-Cómo que uno de los primeros?! ¡¿osea que esto ya ha pasado?!


— Desde luego — comentó la mujer — Hubo un caso en Suiza, otro en Pensilvania, fueron casos muy raros, uno tenía que ver con una operación de cambio de sexo, y el otro con hermafroditismo, por eso quiero saber qué generó el tuyo.


— ... N-No — murmuró con la voz apagada para apartarse de Mónica y caminar hacía la puerta de aquel consultorio, aunque la voz de la doctora lo detuvo en seco.


— ¡Taylor, es enserio! no sabes lo peligroso que podría ser esto para ti, ¡si no te tratamos podrías sufrir muchos percances en tu salud!


— ¡Por favor Ty! — dijo Mónica acercándose a él para tomarle del brazo — ... Dale el beneficio de la duda — mencionó mirando a su amigo con pesar, en sus ojos se notaba que esa noticia lo tenía demasiado incómodo y abrumado, era toda una locura para él, e iba a ser peor para cierto sujeto inglés.


— ... ¿Qué clase de pruebas me van a hacer? — preguntó volteando hacía la doctora, la mujer suspiró pasando su mano por su cuello.


— Por ahora una ecografía básica, exámenes de sangre, quizás algunas tomografías para saber si tus órganos reproductivos están bien o no, pero ya eso será para mañana.


— ... ¿Cuánto tiempo llevará todo eso? Verá, no me quedaré aquí por mucho tiempo.


— Trataremos de que sea rápido, pero te recomiendo que no viajes, debemos tratarte de forma delicada, no sabemos cómo te vaya a afectar todo esto, necesitas tener atención médica, mientras más personalizada mejor.


— Doctora, debo irme a Londres, ¿comprende?


— Habla con Robert — murmuró Mónica — Dile lo que está sucediendo, tal vez acceda a quedarse mientras resuelven todo esto.


— ¡¿Estás loca?! ¡no voy a decirle esto a Robert!


— Pero Ty, ¿cómo que no vas a decírselo?


— Si crees que yo lo estoy tomando mal, ¡imagina cómo va a tomarlo él!


— No pierdes nada con intentar, Ty — dijo ella mientras alzaba sutilmente sus hombros, el chico de cabello negro suspiró pesadamente, realmente no quería hablar con su novio sobre eso, él mismo lo hallaba algo muy irreal y estúpido, seguramente su novio lo vería de igual forma, o peor.


-


Caminaba rumbo al hotel donde dormía junto a su pareja, examinaba la pequeña imágen del bulto en su vientre que le entregó la doctora, mientras más lo veía, más sentía un terrible nudo formándose en su garganta, "¿en verdad es esto real, o solo estoy siendo víctima de un sueño muy loco?" se preguntaba a sí mismo, mientras observaba con detenimiento dicha imágen.


Un pesado suspiro salió de sus labios, mientras llegaba finalmente al hotel, caminaba sin mucha prisa, como si no deseara llegar a su habitación.


Sintió su sangre helarse al caminar rumbo al ascensor, y ver a cierto caballero alto de largo cabello negro y ojos azules esperando a que llegara el ascensor, Taylor intentó irse, pero fue demasiado tarde para hacerlo.


— ¡Ty! — exclamó aquel caballero de pronunciado acento inglés, logrando que un gran rubor inundase las mejillas de Taylor, quien chasqueó su lengua y ocultó tras su espalda dicha ecografía que llevaba entre sus manos.


En cuanto Robert se acercó a él, le dió un cálido beso al que Taylor no dudó dos veces en corresponder, mientras sigilosamente guardaba dicha ecografía metiéndola en la parte trasera de su pantalón, y bajando su suéter para que no se notara.


— ¿Me extrañaste hoy? — preguntó el inglés entre cálidos besos.


— Sí — respondió en seco siguiendo aquellos sensuales besos que le daba su pareja, "¿cómo se lo digo?" pensaba, sin hallar una válida solución a su situación.


— ¿Cómo te has sentido hoy? — preguntó Robert acariciando la mejilla ajena y apartándose finalmente de aquel beso, Taylor le miró nervioso mientras su respiración se agitaba considerablemente.


— ¿P-Perdona?


— Has estado enfermo estos días cielo, no creas que he pasado eso por alto.


— Ahh, sí, he estado mejor hoy — dijo alzando sutilmente sus hombros, pero Robert le miró con seriedad arqueando sutilmente una ceja, algo en el lenguaje corporal de Taylor le daba mala espina, como si le estuviese ocultando algo.


— ¿Seguro? te noto algo pálido — dijo posando su mano en la frente ajena, Ty soltó un leve jadeo mientras un gran rubor llenaba sus mejillas — Me preocupa que viajes así, deberíamos llevarte al doctor.


— ¡No! — dijo de forma tosca y algo agitada, haciendo que Robert frunciera el ceño considerablemente — E-Es decir... o-odio los hospitales Robert, a-además, no tengo dinero para hacerme exámenes.


— ¿Otra vez con lo del dinero Ty? — dijo incrédulo frunciendo el ceño — Te dije que a partir de ahora yo correré con todos tus gastos personales, no entiendo porqué tu preocupación.


— E-Es que— titubeó pensando qué excusa inventar — ¡E-El viaje! no quiero que retrasemos más el viaje por mi culpa Robert, ¡estamos a nada de irnos a vivir felices!


— Ni loco viajaremos estando tú enfermo Taylor, unos días de reposo y de ir al hospital no harán mucha diferencia — dicho esto, lo jaló del brazo para guiarlo hacía el elevador, Taylor se mordía los labios con preocupación, no sabía qué decir, solo sabía que no quería ir de nuevo al hospital, o su novio sabría la verdad finalmente.


"Tal vez sea lo mejor" pensaba, mientras sentía su respiración agitarse cada que se acercaban a su habitación, tal vez si se lo decía un doctor, Robert lograría creer que Taylor esperaba un hijo suyo, aunque, al meditar al respecto, este sacudió su cabeza con incomodidad, "¿en qué estás pensando?" se repetía internamente, seguía sintiendo una tremenda idiotez el hecho de considerarse "embarazado".


Robert notó el semblante nervioso de Taylor, y al verlo sacudir su cabeza, le preguntó:


— ¿Estás bien, Ty? te noto un poco extraño — el contrario agachó temeroso la mirada mientras se abrazaba a sí mismo, empezando a sentirse terriblemente mareado — Taylor, ¿cariño qué ocurre, estás molesto por algo?


— N-No — negó con la cabeza agachada — No tengo nada, enserio.


— Algo te está pasando — insistió sujetando el hombro ajeno, Taylor miró a otro lado rápidamente, pero Robert le tomó de ambos hombros con fuerza, haciéndole que lo mirara fijamente a los ojos — Dímelo, por favor, ¿acaso aún tienes dudas sobre irte conmigo, y eso por eso que estás actuando tan raro conmigo?


— ¡No! — exclamó entre jadeos exhausto — ¡Nada de eso Robert, yo te amo, quiero irme contigo!


— ¿Entonces qué sucede? ¡dímelo, por Dios santo! — Taylor se mordió con fuerza el labio inferior, mientras tomaba aire y pensaba qué palabras utilizar para decir eso.


— ... Creerás que estoy loco — susurró con la voz apagada — Creerás que esto es una locura... q-que necesito terapia y que—


— Taylor maldita sea — reclamó interrumpiendo las palabras ajenas — ¡Dilo ya, con un demonio, que me estás asustando!


— E-Estoy emba- ehh... — jadeó cubriendo su rostro con ambas manos, Robert le miró frustrado sin saber exactamente lo que su pareja quería decirle — Y-Ya sabes... e-emba...razado.


— ... ¿Qué? — preguntó de forma incrédula mirando a Taylor con seriedad, chasqueó su lengua frotando su entrecejo con sus dedos — ¿En verdad vas a jugar conmigo y no vas a decirme lo que te pasa?


— ¡Y-Ya te lo dije, es eso! estoy emb... — suspiró pasando su mano por su rostro — ... Tendré un bebé.


— Ty, si fueran otras circunstancias tu chiste se me haría cómico, pero justo ahora no se me hace nada simpático — dijo de mala gana mientras oprimía el botón del ascensor para llamarlo, Taylor sintió un horrible dolor en su pecho por la expresión de cólera y molestia que le dedicaba su novio.


Ambos salieron del ascensor y avanzaron hacía su cuarto de hotel, el silencio reinaba de forma ensordecedora en aquel lugar, Robert miraba de reojo a Taylor, quien fue rumbo al baño a cambiarse, manteniendo aquella expresión de pena y culpa, expresión que preocupaba demasiado al sujeto inglés.



-



Llevaba rato en la ducha, el agua caía sobre su cuerpo de forma tranquila y nada apresurada, pasaba sus manos por su cuerpo regando jabón sobre su piel, mientras pensaba con dolor en todo lo que le había sucedido ese día, "esto debe ser un muy mal sueño" se repetía sin cesar, le dolía la expresión que tuvo Robert con él, pero, lo entendía bien, fue demasiado crédulo de su parte creer que se tragaría esa tontería así de repente, siendo que él mismo no lograba tomársela enserio todavía, por lo que, prefirió corregir su error, ignorando totalmente el diagnóstico que le dieron, y actuando como si nada estuviera pasando, "debo continuar con mi vida" se repetía, mientras pensaba que, lo mejor era hacer como si ese "embarazo" no fuera real, haciendo caso omiso a las recomendaciones de la doctora que le atendió temprano.


Cerró la llave y salió a la habitación con una bata de baño puesta, en su cuerpo aún no había algún tipo de "señal" de que hubiera otro cuerpo creciendo dentro del suyo, por lo que no veía necesario ocultar su desnudéz, al contrario, deseaba dejarse expuesto para así poder "arreglar" las cosas con su pareja.


Salió del baño caminando por aquella habitación de hotel, mirando de inmediato a cierto caballero inglés fumando un habano sentado en la cama con semblante serio, quién al ver a Taylor, arqueó receloso una ceja.


— Hola — saludó coquetamente acercándose a él para tomarlo de las mejillas y sentarse en su regazo.


— ¿Cómo te sientes? — preguntó mirando atentamente a su pareja.


— Mucho mejor — susurró coquetamente repartiendo besos por el rostro ajeno, Robert se mantenía serio y algo receloso, observaba las acciones de Taylor sin reaccionar ante estas mismas.


— ¿Ya dejarás tus chistes de mal gusto y me dirás lo que te pasa? — un desagradable escalofrío recorrió el cuerpo de Taylor al escuchar las toscas palabras de su pareja, pero solo sonrió tratando de lucir tranquilo y seguro de sí mismo, aunque en realidad, sentía todo un manojo de nervios esperando por salir.


— Perdón, es que fue muy divertido ver tu cara de susto — dijo riendo y besando con dulzura el cuello ajeno, mientras Robert seguía sin hacer o decir nada, en el fondo Taylor seguía algo incómodo por la situación que estaba viviendo y por la reacción que tuvo su pareja, pero no quería darle más vueltas al asunto, solo quería estar bien con él y ya — Amor, mírame — murmuró haciendo un leve puchero y tomando las mejillas ajenas para verlo fijamente a los ojos, Robert arqueó una ceja observándole con seriedad y algo de molestia, pero un leve gesto que hizo con sus cejas después, hizo que Taylor se diera cuenta de que su pareja empezaba a bajar la guardia.


Tomó las mejillas del mayor para plantarle un hambriento beso en los labios, beso al que Robert no dudó dos veces en corresponder.


— No es nada serio, creo que solo son los nervios por viajar — susurró con delicadeza, al mismo tiempo que tomaba las manos ajenas y las llevaba a sus caderas con la intención de que su pareja empezara a manosearlo, Robert le miró con detenimiento y algo de duda, pero después de unos segundos, no le quedó de otra más que ceder.


— ... ¿Lo estás diciendo enserio, Taylor?


— Por supuesto, ¿de qué podría enfermarme? — afirmó entre sutiles risas mientras volvía a besar los labios de su pareja. Robert le tomó del cuello para continuar con aquella ronda de cálidos besos, la mente de Taylor aún era un desastre, pero ignoró eso por completo, solo quería seguir besando a su novio el resto de la noche.



-


Los días transcurrieron con lentitud, Taylor se enfocó en terminar de empacar sus cosas y organizar todo para su viaje, ignorando por completo la noticia de su embarazo, faltando a las citas con la doctora, incluso ignoraba los mensajes que Mónica le enviaba hablando del tema, realmente quería ignorar lo que le pasaba, con la esperanza de un día despertar, y que todo haya sido un sueño.


Caminaba a paso algo acelerado junto a su pareja, sujetando la mano ajena y mirando a todas las personas que transitaban en aquel concurrido aeropuerto, "es un nuevo comienzo" pensaba, mientras miraba a la multitud avanzando de un lado a otro.


— ¿Mónica no venía a despedirse? — preguntó Robert mientras volteaba a ver a su pareja, quien negó con la cabeza rápidamente.


— No lo sé, pero creo que no, tiene mucho trabajo atrasado de la escuela — murmuró con duda y algo de nerviosismo, la verdad no hablaba con su amiga hace días, no quería evitarla, pero no quería oír sermones acerca de su condición, era muy incómodo para él.


Jadeó al sentir como alguien llegaba desde atrás y le abrazaba con fuerza, dicho abrazo le hizo sentir un escalofrío espantoso recorrer su cuerpo.


— ¡No puedo creer que ibas a irte sin avisarme! — reclamó ella con molestia, logrando que su amigo volteara a verla con algo de duda y preocupación.


— ¡M-Moni! c-creí que tenías tarea — murmuró rascándose la nuca, la rubia le miró con seriedad al oír sus palabras.


— ¡¿Taylor cómo puedes irte sin si quiera avisarme?!


— ¿Porqué no le avisaste, Taylor? ¿acaso ustedes pelearon? — preguntó Robert arqueando una ceja, el de ojos cafés tomó aire mientras miraba a su pareja con atención.


— N-no exactamente, solo... odio las despedidas — dijo con algo de duda, la rubia le miró de forma incrédula, al mismo tiempo que se cruzaba de brazos y miraba de reojo el abdomen de su amigo.


— ¿Cómo sigues del estómago, Ty? — él miró algo frustrado a su amiga en cuanto ella dijo eso, mientras Robert mostraba un semblante confuso y muy preocupado.


— ¿Estómago? ¿aún te sientes mal, Ty?


— No del todo — dijo mientras soltaba un pesado suspiro, repentinamente un fuerte mareo le hizo posar su mano en su rostro para intentar detenerlo, Robert notó esto, por lo que tomó el hombro ajeno para intentar reconfortar a su pareja.


— ¿Está todo bien, Taylor?


— Sí, solo... me siento algo mareado — susurró mientras apartaba un poco la mano de su pareja, mirando de reojo a su amiga, quien le dedicaba un semblante frustrado y un tanto serio.


— No creo que sea buena idea que viajes así.


— ¡No, Robert por favor! estamos a punto de irnos, ya se me pasará, ¿sí? no te preocupes por mí.— ¡¿Taylor cómo quieres que no me preocupe por ti?! me pides algo imposible.


— Lo sé, pero... e-esto no es nada — dijo mientras tomaba los brazos ajenos, Mónica suspiró pesadamente mientras observaba atentamente lo que hacía su amigo — Quiero irme ya, mi amor; quiero irme contigo.


— Prométeme que no está pasando nada, Taylor — murmuró tomando la mejilla ajena, Taylor miró de reojo a Mónica, quien mostró un semblante dudoso y algo serio, sentía que Taylro debía ser honesto, pero al mismo tiempo, entendía lo difícil que era todo eso para su amigo, por lo que, prefirió no opinar más.


El de ojos cafés tomó aire, y acto seguido, le dedicó una cálida sonrisa a su pareja, abrió sutilmente la boca para hablar, pero antes de poder entonar una oración, sintió un horrible escalofrío recorrer su cuerpo, al mismo que sus piernas se debilitaban de golpe, y sus brazos se adormecían considerablemente.


Cerró los ojos inconscientemente, sintiendo cómo unos brazos que ya conocía amortiguaban su abrupta caída al suelo, trató de reaccionar, pero en vez de eso, solo logró perder por completo la consciencia, escuchando de fondo cómo su novio y su mejor amiga pronunciaban con desespero su nombre.


-



Sentía un extraño frío recorrer su cuerpo, no era un frío tosco, era un frío más ligero, de cierta forma reconfortante, casi tan reconfortante como las sábanas que cubrían su cuerpo, y casi tan reconfortante como la voz de la persona que hablaba de fondo.


— No puedo creerlo — murmuró aquel caballero inglés, logrando que Taylor abriera poco a poco los ojos, notando que se encontraban en lo que parecía ser, un cuarto de hospital, a su lado estaba la chica rubia, y algo alejado de la camilla estaba el sujeto de ojos azules, quien hablaba con una mujer de bata blanca, a Taylor le llevó algunos segundos darse cuenta de la situación en la que se encontraba, pero apenas lo hizo, se sentó de golpe en la camilla, jadeando pesadamente y mirando con terror a Mónica, quien reaccionó rápidamente al ver a su amigo levantarse.


— ¡Ty, al fin despiertas! llevamos una hora esperándote, ¿cómo te sientes?


— ¡¿Mónica que hago yo aquí?!


— Ah, Taylor, al fin despiertas — dijo la doctora mientras se acercaba a la camilla, siendo acompañada por Robert, quien miraba a Taylor con semblante algo perdido, como de no tener idea de qué reacción tener, esa mirada apagada hizo que Taylor sintiera un horrible nudo formándose en su garganta — ¿Cómo te sientes?


— Perdido — respondió agachando la mirada, la doctora soltó una leve risa al oírle, al mismo tiempo que miraba de reojo a Mónica y le hacía algunas señas para salir de la habitación.


— Ya informé a Robert sobre tu condición, e imagino que ustedes quieren hablar a solas, así que los dejaremos unos minutos, ¿me acompañas, Mónica?


— Claro — respondió mientras se levantaba de su asiento y caminaba a la puerta para salir de dicha habitación junto a la doctora, dejando solos a la pareja pelinegro.


El silencio reinaba en aquel cuarto de hospital, el caballero inglés caminaba alrededor de la camilla, no tenía idea sobre cómo empezar la conversación, su pareja estaba igual, mantenía la cabeza agachada, como si le avergonzara darle la cara a su pareja en dicha situación.


— Creo que alguno de los dos debe empezar a hablar — murmuró Robert con la voz algo tensa, mientras se acercaba al borde de la camilla para sentarse junto a Taylor, y acto seguido, tomarlo de la mejilla y hacerle verlo fijamente a los ojos — Lo correcto sería que yo empiece.


— ¿Porqué me desmayé? — susurró Taylor con pesar.


— Malestar común de... lo que ya ambos sabemos — susurró sin saber qué decir — No hay nada de qué preocuparse, no aún al menos, eso fue lo que dijo la doctora, porque ella teme que tu condición pueda agravarse a medida que pasen los meses, y yo comparto ese temor.


— ¿Y-Ya lo sabes? — dijo sonriendo avergonzado.


— Claro que lo sé, bueno... admito que, actué como un bruto cuando me lo dijeron, pero... luego de ver los exámenes, no tuve forma de hacerme el escéptico — admitió alzando los hombros sutilmente — Te debo una disculpa, Taylor, tú intentaste decírmelo, y yo actué como un insensible, ya entiendo porqué guardaste el secreto hasta ahora.


— Lo hice porque no tenía caso hablarlo — admitió mirando a otro lado — Esto es una tontería.


— ¿Tontería? Taylor te desmayaste en pleno aeropuerto, ¿qué clase de tontería puede ser esta?


— ¡Una tontería muy grande! — reclamó mirando fijamente los ojos azules de su pareja, mientras su voz se entrecortaba considerablemente — E-Esto no tiene lógica alguna, y-y no quiero seguir tocando el tema, s-solo quiero olvidarlo... olvidarlo y seguir nuestra vida.


— Taylor, date cuenta de lo que estás diciendo, ¿cómo pretendes que ignoremos esto?


— ¡De la forma que sea, no quiero que sigamos hablando de esto! ¡e-esto no existe! — exclamó de forma brusca para mirar a otro lado, su cabello cubría sutilmente su rostro, evitando que Robert mirara cómo algunas lágrimas empezaban a correr por sus mejillas.


Robert soltó un pesado suspiro de frustración al ver la reacción de su pareja, entendía bien el porqué su novio actuaba así, eso era un tema difícil de afrontar, tan solo aceptar que sí estaba sucediendo les costaba mucho a ambos.


Se acercó a Taylor para sentarse a su lado y abrazarlo con fuerza, haciendo que el chico se acurrucara en su pecho, y empezara a sollozar en su pecho, verlo de tal forma quebraba el pecho de Robert, pero más le dolía recordar la forma en la que actuó.


— Sé que no quieres saber nada al respecto — murmuró acariciando los mechones ajenos — Pero debes darte cuenta de algo, Ty, tú y yo ya no estamos solos — dicho esto, tomó una fotografía que estaba sobre la mesa junto a la camilla, para ponerla frente a su pareja, quien tomó dicha imágen y empezó a verla con detenimiento, mientras su pecho empezaba a latir con fuerza, una combinación extraña de miedo y emoción se adueñaban de su ser — Sé que esto te parece absurdo, a mí también me parece una locura, pero... si te soy honesto, saber que de alguna manera nos las arreglamos para juntarnos en un solo ser, no sabes lo felíz que me hace saber eso, Taylor.


— No mientas solo para consolarme — murmuró entre lágrimas mientras seguía viendo la foto.


— ¿Crees que podría mentirte en una situación así? cariño mírate, estás llorando a mares, ni loco podría mentirle a mis ojitos cafés al verlos tan dolidos — susurró mientras comenzaba a limpiar las lágrimas del rostro de su pareja, quien le miraba con preocupación y algo de duda, expresiones que conmovían demasiado al inglés.


— ... Tengo miedo — susurró con la voz apagada, dichas palabras hicieron a Robert abrazarlo con fuerza y empezar a repartir besos por todo su cráneo — Me da miedo que pase algo malo.


— Shh, no pienses en eso — murmuró entre suaves besos — Es normal estar así, yo también estoy asustado, pero ¿te digo una cosa? también estoy emocionado.


— Hace media hora no tenías idea de esto — dijo con algo de frustración, logrando sacarle una carcajada a su pareja.


— Jej, pues sí, admito que estaba muy escéptico, pero ¿cómo no estarlo? solo en sueños he podido imaginar lo hermoso que sería tener un hijo que sea totalmente nuestro, nacido de tu ser, hecho con tu sangre y la mía, y ahora que parece ser verdad, es demasiado perfecto para ser cierto.


— Deja de decir eso— susurró entre lágrimas hundiendo su cara en el pecho ajeno — Dices cosas muy bonitas, eso me avergüenza mucho.


— Me disculpo por eso — dijo risueño mientras repartía besos por todo el rostro ajeno — ¿Era por esto que no quisiste hacer el amor ayer?


— No, ayer sí quería, pero te vi cansado y no quise forzarte — admitió limpiando las lágrimas que corrían por su rostro — Aunque siéndote honesto, me da miedo hacerlo mientras estamos así.


— Ciertamente, debemos tener mucho cuidado con tu salud de ahora en adelante — explicaba acariciando los cabellos ajenos — Es por eso que nos quedaremos aquí hasta que sea seguro para ti viajar.


— ¡¿Qué?! pe-pero Robert, c-creí que era urgente ir a Londres.


— Lo era, pero tu salud y la de nuestro hijo es mucho más urgente para mí — dijo calmadamente mientras tomaba las mejillas de su novio y las acariciaba dulcemente — Y no quiero quejas o pucheros, señorito, ya no eres tú solo, tienes a alguien dentro tuyo que depende de ti, ¿comprendes eso?


— Pero Robert... — jadeó temeroso al oír las palabras ajenas, su vida empezaba a detenerse por completo, todo gracias a su "condición" de salud, no sabía cómo debía de actuar, o cómo debía de sentirse, solo sabía que Robert tenía razón, ya no era solo él, había otro ser dentro suyo que dependía de él para todo, de él dependía la vida de aquel pequeño fruto del amor que sentían él y su pareja, decirlo era fácil, pero mientras más lo pensaba, más aterrado se sentía.


Le reconfortó mucho sentir un beso en su frente de parte del caballero inglés, quien le sonrió de lado mientras llevaba una de sus manos al abdomen ajeno.


— Seremos familia — dijo Robert sonriendo calmadamente, Taylor sonrió de forma un poco más tímida para abrazar con fuerza a su novio — Una familia muy particular.


— ¿Eso te disgusta? — preguntó temeroso mientras se apartaba de su pareja para verlo con atención, Robert sonrió de lado para acariciar la mejilla ajena.


— ¿Cómo podría disgustarme? eres todo lo que quiero en mi vida, Ty, y ahora tú y yo vamos a ser padres, esto es un sueño hecho realidad para mí — dicho esto, Taylor empezo a besar con ternura a su pareja, quien no dudó dos veces en corresponder a la serie de cálidos besos que le daba su pareja, producto de la euforia que le generaba saber que ahora iban a tener más compañía de la que creían, ambos estaban muy asustados, muy nerviosos y bastante dudosos, pero tenerse el uno al otro les reconfortaba muchísimo, y les hacía pensar que el futuro sólo podría traer cosas buenas, todo mientras se mantuvieran juntos el uno al otro.



-



La doctora dió de alta a Taylor de forma muy rápida, por lo que él y Robert volvieron al hotel, sitio que Robert empezaba a sentir que no era apropiado para ambos, por lo que empezó a buscar sitios dónde vivir junto a Taylor, algún departamento cerca del hospital donde Ty era tratado, dicho plan no le agradaba al de ojos cafés, pero no podía hacer nada cuando de los planes sobreprotectores de Robert se trataba.


— Mira esta belleza — dijo el de ojos azules mientras entraban a dicho lugar, un departamento muy espacioso, de muebles lujosos y ventanales que daban una hermosa vista de Detroit — Será perfecto quedarnos aquí ¿no crees?


— Lo veo muy exagerado — dijo Taylor mientras caminaba por aquel lugar — Se supone que solo nos quedaremos aquí hasta que Jane me diga que podré viajar sin problemas, señor Dawson, ¡no hacía falta comprar todo un departamento solo para quedarnos dos o tres meses!


— No lo compré, lo alquilé; además no estamos seguros de si solo serán dos o tres meses, o si pasaremos todo tu embarazo aquí, debemos ser precavidos ¿no crees tesoro? — Taylor frunció el ceño mirándole de forma incrédula.


— Empiezo a creer que tus planes realmente son esos — afirmó caminando por aquel salón examinando aquel espacioso lugar en el que iba a quedarse a partir de ahora.


— ¡Sí, me emociona que des a luz a mi hijo en el decadente sistema médico de norteamérica! — exclamó impregnado de ironía — ¡Obviamente no quiero que el bebé nazca aquí, Taylor! pero no podemos dar nada por sentado aún — se acercó a él para abrazarlo por detrás y empezar a acariciar su vientre — Eres una pequeña bomba de tiempo, cariño, y mi trabajo es cuidar que no explotes aún.


— Me pone nervioso que uses la palabra "explotar" sobre todo considerando que aún no sabemos cómo se las arreglará mi cuerpo para expulsar a toronja — dichas palabras hicieron a Robert arquear confuso una ceja, y reír sutilmente al no comprender a lo que su novio se refería.


— "¿toronja?"


— Sí, am... yo le digo así — susurró apenado abrazándose a sí mismo — Es que, en los ultrasonidos se vé muy pequeño, no llega ni siquiera a medir lo mismo que una toronja — Robert empezó a reír al oír dicha explicación.


— Jajaj, amo lo original que puedes ser, cariño — le tomó de las mejillas para besarlo con ternura — No tengas miedo, toronja nacerá sano y salvo, así deba vender mi empresa para garantizarte un parto seguro.


— ¡Robert no empieces a exagerar! — reclamó haciendo un leve puchero, logrando que el de ojos azules le mordiera sutilmente el labio inferior.


— ¿Te molesta que confiese todo lo que haría por ti?


— ¡Me pone nervioso! y mira que últimamente mis nervios están... e-están del asco — admitió entre pesados suspiros.


— Imagino que la falta de sexo influye mucho con tus "nervios de punta" — murmuró juguetonamente mientras guiaba a su pareja por aquel lugar.


— Y-Yo... — agachó con vergüenza la mirada mientras un gran rubor se dibujaba en su rostro — Mentiría digo que no me hace falta, pero la verdad es... que estoy tan asustado que me preocupa siquiera intentarlo, pensar que cualquier sobreesfuerzo será nocivo para él — susurró acariciando un poco su vientre.


— O ella — comentó divertido mientras inclinaba un poco la cabeza, logrando que su pareja le mirara de forma un poco incrédula y dudosa — Solo es un decir, no debes descartar la posiblidad de que sea niña.


— ¿Tú quieres que lo sea? — preguntó sonriendo de lado.


— Pues, mis padres siempre añoraron una nieta, la nieta que mis hermanos no les han dado hasta ahora, y admito que si fuera una niña, la llenaría de obsequios y de regalos cada que tuviera la oportunidad.


— Suenas decidido.


— Lo estoy, Ty — afirmó rodeando el cuello de su pareja con su brazo — ¿A ti te gustaría un niño, o una niña?


— Es un poco temprano para pensar en eso — murmuró con vergüenza.


— Vamos, yo no he dejado de pensar en eso estos últimos días, ¿cómo tú no lo has pensado?


— Sí lo he pensado, pero la verdad es que... m-me da igual ¿sí? c-con tal que nazca sano, y-yo estaré feliz de que sea niño o niña.


— Por supuesto que nacerá sano, nosotros le brindaremos mucho amor y cuidados para que sea así — afirmó tomándolo de las mejillas para besarle los labios con ternura, Taylor correspondió dichos besos mientras un rubor llenaba sus mejillas.


— ¿Estás seguro? es decir... a-ambos somos hombres, e-eso podría afectarle de alguna manera.


— No estamos seguros de eso, así que por ahora, debemos mantenerte muy bien vigilado, y principalmente, tener fé de que todo saldrá bien, ¿de acuerdo cielo? — Taylor sonrió apenado al escuchar las palabras de su pareja, asintió con la cabeza mientras se acercaba a él para abrazarlo con fuerza.


— De acuerdo — susurró aferrándose al cuerpo de Robert, quien lo abrazó con cuidado y empezó a acariciar su cuerpo dulcemente.




Continuará...


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- Gema.


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