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93 - 'Amor'

El resto de la película la pasé nervioso, sentía que las otras personas en la sala nos habían visto, y ahora debía lidiar con el nerviosismo y la inseguridad que eso me generaba, pero afortunadamente, todo eso se acabó cuando la película acabó, y ya nos pudimos marchar.


Robert y yo salimos de la sala como si nada, aunque estábamos mucho más desarreglados y agitados que como entramos, él incluso tenía ciertas "manchas" en su ropa que me hicieron avergonzarme mucho apenas las vi, pero él no parecía enojado, todo lo contrario, juraría que estaba felíz y extasiado por lo que pasó, como si haberme hecho venir fuera algo muy gratificante para él, pero claro, no crean que el asunto se quedó ahí, eso no fue ni de lejos lo único que sucedió esa noche.


— Vaya, qué frío está haciendo — dije mientras me abrazaba a mí mismo con intenciones de sacarme el frío, caminábamos hacía el auto de mi novio, me preocupaba lo callado que él estaba, pero rápidamente mis preocupaciones cambiaron.


Cuando estuvimos cerca del vehículo, Robert me estampó contra este mismo, empezando a besarme el cuello y a frotar su bulto contra mis nalgas, aprovechando que no había mucha gente en la calle en ese momento.


— Mi amor — gimotee ante tales arrebates de pasión.


— No vas a caminar mañana, Ty — susurró en mi oído, cosa que me hizo sentir un fuerte escalofrío recorrer mi cuerpo, y de nuevo, mi cerebro se asustó, y mi miembro se excitó.


Me abrió la puerta del auto para que entrara, yo hice esto mismo, observando cómo mi novio subía al auto también y lo encendía para empezar a conducir, pero, por alguna extraña razón, no nos dirigíamos a nuestro departamento.


— ¿Adónde vamos? — pregunté con nerviosismo, mi respiración estaba muy agitada, ver a Robert tan enloquecido de deseo me mataba.


— Shh — me calló mirándome de reojo con seriedad, pero una seriedad sexy, que me hizo morderme los labios con algo de fuerza.


— ¿Planeas violarme? — pregunté en un tono de voz algo sumiso, logrando que Robert me volteara a ver con una sonrisa coqueta y maliciosa, que solo empeoró la erección en mi pantalón.


Condujo un poco más, hasta que llegamos a una calle totalmente oscura y solitaria, lugar donde se estacionó y apagó el auto, para acto seguido, jalarme hacía él y empezar a besarme con deseo, besos a los que correspondí con el mismo nivel de desespero y locura.


— ¡Ah! — gemí ante unas fuertes mordidas que Robert dio en mi cuello, al mismo tiempo que sus manos exploraban mi espalda baja y la apretaban con fuerza — Robert, p-por favor sé gentil.


— ¿Disculpa? — dijo sonriéndome con malicia — ¿Olvidas con quién vives, cielo? — dicho esto, me jaló a la parte trasera del auto, para prácticamente arrancarme la ropa y dejarla tirada en el suelo del auto.


Miré cómo se quitaba la ropa él también, sonriendo coquetamente al ver ese hermoso miembro que tanto me hacía perder la cordura.


— Maldición Ty — gruñó colocándose encima mío — Estoy que reviento.


— Lo sé, acabo de verte — dije risueño mientras me abría de piernas, Robert se relamió los labios para extender considerablemente mis piernas, mis pies pegaban en el techo del auto, pero eso no parecía molestarle en absoluto.


Gemí al sentir cómo introducía de golpe dos dedos en mí y los movía con fuerza, haciéndome estremecerme de placer, ¿porqué Robert jugaba tanto conmigo? fácil, quería torturarme, sabía que cuando yo me excitaba me desesperaba muy rápido, y él amaba verme jadeando de deseo, y que yo le rogara por su pene, aún en la cama mi novio era todo un desgraciado.


— ¡Ah, duele! — me quejé sacando la lengua — ¡Robert!


— ¿Deseas tener mi piel aquí adentro?


— ¡Sí! — asentí desesperado — ¡Sí mi amor, por favor dámelo ya, n-no aguanto!


— Vaya, eres muy fácil de persuadir — murmuró risueño mientras agachaba la cabeza para lamerme los testículos, sacándome un gemido ronco mientras mi cuerpo empezaba a estremecerse, todo porque mientras él me daba sexo oral, seguía moviendo sus dedos en mi interior.


— ¡Ah, D-Dios santo! — gimotee acariciando el cabello de mi pareja — ¿T-Te gusta lamerme ahí?


— Sabe muy bien — dijo pasando su lengua por la punta de mi miembro, sacándome un fuerte gemido de placer — Y eso me pone caliente como no tienes una idea.


— ¿Oírme gemir?


— Sí Ty, me encantan los gemidos de puta que das — dijo con voz muy ronca, para colocarse sobre mí, y finalmente, penetrarme de golpe — ¡Ahh, m-mierda, al fin, maldición!


— ¡¡Ahh, ahh, al fin!! — gemí con fuerza al sentir el fuerte y rápido vaivén que daba mi novio, se notaba que deseaba estar en mi interior — ¡¡Robert, ahh, ay sí, sigue!!


— ¡Ah, T-Taylor! — gimió mi nombre mientras sujetaba mis caderas con firmeza, juraría que el auto se estaba moviendo al compás de nuestro vaivén, pero no estoy del todo seguro, estaba demasiado ocupado gozando la follada que me estaba dando mi pareja, para pensar en insignificancias.


— ¡Robert, me duele!


— Debe dolerte, sino no lo estaría haciendo bien — gruñó metiéndose entero de golpe a mi cuerpo, haciéndome arquear la espalda y clavar las uñas en los asientos del auto, los cuales empezaban a mancharse de nuestro semen.


Aquel salvaje vaivén me estaba haciendo temblar como nunca, amaba a la bestia que habitaba bajo la piel de mi pareja, cómo la más mínima situación entre nosotros, podía desencadenar a una extensa ronda de sexo salvaje, en el que yo ya me consideraba un experto (solo porque ya no me venía a los tres segundos tal y como Robert me decía).


— Ven acá — gruñó jalándome del brazo para hacer que me pusiera de rodillas dándole la espalda, ya imaginaba lo que quería hacer.


— Mancharé los asientos — dije mordiéndome los labios, estaba perdido en el deseo igual que mi pareja.


— Es mi auto, me da igual que se manchen, con tal que sea yo quien te haga venirte — dicho esto, prosiguió con su tosco vaivén, atrayendo mis caderas hacía su miembro, y sacándome fuertes gemidos de dolor y placer, y es que no era para menos, sentía toda la hombría de Robert entrando y saliendo de mi cuerpo, tocando las partes más ocultas de mi piel como si quisiera matarme, ¿cómo querían que no me volviera loco?


— ¡¡Ah, R-Robert, p-por favor no pares!! — le rogué mientras movía mis caderas para mejorar un poco la experiencia, recordando la primera vez que lo hicimos, donde también traté de moverme, pero el dolor no me lo permitía, todo lo contrario a esa nueva vez, donde podía moverme con libertad, logrando que mi novio sacara la lengua y gimiera del placer.


— ¡Agh, carajo! — gruñía sujetando mis glúteos y separándolos para proseguir con su vaivén — Me encanta esta pose, ¿ha-hace cuánto no te cogía así?


— ¡Ah! a-ayer — respondí entre risas y gemidos — ¡Ah! l-luego del poker, ¿r-recuerd-¡ah! ¡maldición!


— Mgh, ya recordé — dijo alzando una de mis piernas y apoyando su peso contra mi espalda — No usé condón, creo que te voy a embarazar.


— Rob-¡ah! — gimotee sacando la lengua — M-Mierda, me-me quiero venir ya.


— No, nada de eso — gruñó para azotar mi cabeza contra los asientos del auto y proseguir con sus bruscas embestidas, me empezaron a doler mucho más de lo que ya hacían de por sí, se notaba que Robert quería cumplir su promesa de no dejarme caminar.


— ¡Ah, c-cariño! — jadee sintiendo mi miembro palpitar — ¡¡Ahh, me-me duele, por favor para, para!!


— ¿Parar? jaj, ay Ty, n-no voy a parar hasta llenarte — dijo dando bruscos golpes contra mis nalgas, haciéndome temblar y gemir de forma muy estruendosa, las ventanas del auto estaban totalmente empañadas, el aire que salía de mi boca se lograba ver volar fácilmente, ¿tanto frío estaba haciendo afuera?


Mi cuerpo se contrajo de golpe al sentir un fuerte orgasmo inundar mi ser, sacándome gemidos muy lascivos y sumisos, al mismo tiempo que Robert me levantaba un poco para abrazarme con fuerza desde atrás y alzar una de mis piernas para seguir con su vaivén, estaba temblando más de lo normal, estaba a punto de correrse.


— Eres un jodido encanto — susurró en mi oído mientras me mantenía preso entre sus brazos.


— ¡D-Deja de torturarme! — le rogué sacando la lengua — Q-Quiero sentirte ya.


— ¿Ya mi amor? — preguntó con voz algo sumisa y ronca, escucharlo hablar así me erizó la piel como nunca.


— ¡Sí, sí Robert, correte ya, maldición! — exigí arqueando la espalda, hasta que, sentí esa fuerte corriente de espeso semen entrando a mi cuerpo, mientras Robert gemía en mi oído de forma muy sensual y nada sutil, esos gemidos me volvieron loco, era tan sexy cuando Robert se entregaba al deseo por completo, y actuaba como todo un animal en celo.


— ¡Ahh, Taylor, ahh! — gimoteó mientras terminaba de venirse — Maldición, qué rico es follarte.


— No puede ser — susurré entre jadeos mientras miraba el desastre de semen que hice con los asientos — Qué asco.


— Hey, no digas eso — susurró dulcemente repartiendo besos por mis hombros — Acabamos de hacer el amor, eso no es asqueroso en absoluto.


— Acabas de violarme — dije entre risas cínicas.


— No te escuché quejarte — dijo empujándome contra los asientos para empezar a besarme con deseo nuevamente, yo correspondí mientras pasaba mis manos por su ancha espalda, empezando a rozar nuestros bultos nuevamente.-



Luego de una ronda más de salvaje y apasionado intercambio físico, ambos nos quedamos acostados ahí en los asientos del auto, yo estaba acostado sobre el cuerpo de mi novio mirando el techo del vehículo, mientras Robert exploraba mi cuerpo con sus manos, no con lujuria, sino de una forma tierna y sutil.


— El internado al que fui durante mi adolescencia era un asco — hablaba él con la voz algo exhausta, obviamente debido a lo mucho que gemimos; normalmente cuando terminábamos de hacerlo y aún no nos dormíamos, nos quedábamos a hablar de nosotros, conocer más al señor Dawson era sumamente fascinante para mí, por lo que oír sobre su vida, era todo un deleite para mí — Un montón de chicos idiotas a los que sus padres enviaron allá por mal comportamiento, te sorprenderá la cantidad de veces que golpee a cretinos de ese tipo.


— ¿Tú? no te creo — dije de forma incrédula mientras reía sutilmente, él correspondió mis risas de igual forma — ¿Porqué tu padre te envió allá?


— Decía que yo necesitaba aprender lo que era ser un hombre recto, de bien, de princípios, decía que una buena educación me ayudaría a apaciguar mi carácter tan explosivo.


— Creo que era otro el que necesitaba apaciguar su genio — dije de forma incrédula.


— Mh, vaya que sí — murmuró besando dulcemente mi hombro — En el internado conocí a un sujeto de mi edad, era muy particular, siempre se metía en problemas, y trataba de pelear conmigo cada que podía. Un día averigüe que era porque el chico era gay, y yo le gustaba.


— ¿Ya sabías que eras bisexual para esa época?


— Siendo honesto, creo que siempre lo supe — murmuró pasando sus dedos por mi vientre — No sabes cuántas veces me toqué pensando en chicos de mi escuela.


— Me pones celoso — susurré entre suaves jadeos, gozando los besos en el cuello que Robert empezaba a darme.


— Perdona — mencionó frenando sus besos y abrazándome con ternura — La cuestión es que ahora solo me toco pensando en ti.


— Como debe ser — dije con aires de egolatría que hicieron a mi novio sonreír — ¿Y qué pasó con el chico?


— Un día lo confronté, estaba harto de sus estupideces, me confesó que quería que yo me lo cogiera, para ese entonces teníamos dieciocho años, yo aún era vírgen, no tenía prisa en iniciarme sexualmente, y admito que esa vez solo quería quitarme a ese idiota de encima.


— Y te lo cogiste — dije sintiendo algo de malestar en mi esófago, supongo que Robert notó esto, porque empezó a repartir cálidos besos por mi cuello para calmarme.


— Solo quería quitármelo de encima, después de eso le dije que no me volviera a buscar, y no lo hizo, aunque sí trataba de llamar mi atención — admitió con la voz algo incrédula — Por eso pensar en mi primera vez es muy estresante, fue un poco buena, pero en absoluto la considero memorable — besó mi mejilla con dulzura al decir eso — Háblame de tu primera vez.


— ¿Es chiste? — dije de forma incrédula, él empezó a reír al escuchar mi reacción.


— Vamos, quiero escucharte hablar de eso — suspiré pesadamente para tomar algo de aire, recordando los sucesos de esa mágica tarde en la que me quitaron la virginidad, de forma muy brusca y algo abrumadora, pero que aún hoy en día sigo atesorando bastante.


— ... Fue increíble — admití entre suaves risas y suspiros — Claro, admito que eso me trajo muchos problemas e inseguridad, porque no estaba seguro de a lo que estaba jugando, "¿qué pretendes Taylor, y si él solo te vé como un juguete?", "¿ni siquiera lo conoces y ya le abriste las piernas?" — sonreí con pena al recordar todo eso — ... Y lo que más me asustó fue, la forma tan increíble en la que me volví dependiente del placer apenas eso pasó, moría porque se repitiera, pero al mismo tiempo, tenía mucho miedo.


— Imagino que esa persona era especial.


— ... Es el amor de mi vida, solo que yo aún no lo sabía — dije sonriendo de forma boba y coqueta, para voltear la mirada y ver a mi novio con ternura, pasando mi mano por su rostro — Me voy a casar con él.


— ¿Enserio? — preguntó alzando las cejas sutilmente, empezamos a reír mientras nos veíamos fijamente el uno al otro con deseo.


— ... Te amo — susurré con la voz algo apagada, el sueño me empezaba a ganar — No quiero vivir una vida en la que tú no estés, tanto para hacerme el amor como para reírte de mí.


— Yo tampoco quiero vivir sin ti — respondió tomando mi mejilla para acariciarla — Desde que te hice el amor, desee estar cerca de ti, gozar de tu compañía, y desde que te conocía fondo, he deseado cuidar de ti, protegerte, no permitir que nadie te haga daño.


— Se te olvidó decir una cosa — dije de forma risueño.


— ¿Enserio? ¿qué olvidé? — preguntó coquetamente para besarme los labios suavemente — ¿Decir que te amo?


— Sí — asentí frotando mi nariz con la suya — Y que te vas a casar conmigo.


— Vaya insistencia con casarte — dijo entre suaves risas — ¿Qué te hizo decidirte?


— Ver que hay mujeres que te desean locamente, así que quiero que seas mío, solamente mío.


— Ya soy tuyo Ty, solamente tuyo, ¿lo olvidas? — dijo tomando mi mano para alzarla un poco, dejando ver la prenda que llevaba en mi dedo anular, y que era casi tan hermosa como la persona que me la obsequió — Cuando todo esto termine, y logremos estabilizarnos un poco más, te prometo que me casaré contigo Taylor.


— ¿Enserio? — pregunté entre suaves jadeos.


— Sí — susurró llevando su mano a mi miembro para empezar a masturbarme un poco — Serás mi esposo, solamente mío.


— Amor — sonreí arqueando la espalda — ¿N-No olvidas algo?


— ¿Decirte que te amo? ya iba a eso pequeño impaciente — susurró pícaramente para tomarme de la barbilla y hacerme verlo fijamente a los ojos, mientras que de sus labios, escapaba un tenue susurro que sin importar cuantas veces lo oía, me seguía haciendo temblar y estremecer — Te amo, Taylor; te amo con todo mi ser.


— Robert — susurré para acomodarme sobre su cuerpo y empezar a besar a mi novio con pasión y ternura, él sujetaba mis caderas con firmeza, mientras nuestras lenguas se saboreaban como si fuese la primera vez, y nuestro ojos se detallaban con un deseo difícil de describir, deseo ligado con el más loco e intenso romance, se me acaban las palabras a la hora de intentar describir ese momento, la palabra "amor" es lo único que logra rebotar por mi mente, y es que ¿qué más podía ser? eso que Robert y yo estábamos haciendo, lo que estábamos diciendo, lo que nos estábamos demostrando el uno al otro, no era más que amor, simplemente amor, el más intenso y apasionado que podría haber sentido en toda mi vida, jamás he amado a nadie como amo a Robert, y sé muy bien que jamás amaré a nadie como lo amo a él, vivo por ese hombre, y también siento que moriría por él. 



Continuará


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- Gema


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