89 - 'Basta'
Me alertó escuchar la puerta de la cocina abrirse, me alivió ver que se trataba de Page y no de Robert, me preocupaba que quisiera meterse hasta el interior de la cocina, solo para verme, y yo no quería que me viera llorar como lo estaba haciendo por culpa de la actitud y palabras de Giselle.
— Qué perras tan infelices — dijo de mala gana mientras caminaba a la mesa donde estaba el té, aunque se detuvo un momento para voltear a verme de forma incrédula — ¿Y tú porqué lloras?
— Tiene problemas, Page — dijo el tigre mientras suspiraba pesadamente.
— ¿Problemas? — dijo cínicamente — ¿De qué tipo?
— La pelirroja de afuera quiere quitarme a mi novio — susurré con la voz apagada, irónicamente cuando dije eso, una enorme nube de vergüenza se adueñó de mí, "¿en verdad estoy escondido llorando por una estupidez como esta?" pensé, mientras me mordía un poco el labio inferior.
Page abrió por completo sus ojos al oírme.
— ¡¿Eres gay?! — preguntó asombrada, asentí alzando sutilmente los hombros, aunque me sorprendió ver cómo chasqueaba la lengua y sacaba unos billetes de su bolsillo para dárselos a Richard — Infeliz.
— Te dije que era más gay que Lady Gaga — observé de forma incrédula la forma en que ambos no se avergonzaban en admitir que habían hecho una apuesta en base a mi orientación sexual.
— Hijos de perra — escupí de mala gana.
— A la próxima admite desde el principio que eres gay, Detroit — dijo Richard besando los billetes y guardándolos en su bolsillo.
— ¿Tu novio es el sujeto que está con la pelirroja? — asentí sonriendo de forma forzada — ¿Sales con un Dawson?
— Así es, creerán que lo hago por su dinero, pero... realmente no es así...
— ¡Sí como no! ¡¿y porqué otra cosa lo estarías, porque realmente lo amas?! — escupió de mala gana mientras se cruzaba de brazos — Jaj, ya me queda claro que tienes todo en bandeja de plata — dijo ella de forma incrédula, la miré con esa sonrisa cínica que tanto me caracterizaba, mientras mis labios empezaban a temblar.
— ¿Es en serio, Page? — pregunté de mala gana — ¿En verdad seguirás tachándome de privilegiado? ¡¡¿aún cuando escuchaste todo lo que esas mujeres estaban diciendo de mí?!! — reclamé empezando a perder la compostura, aunque Richard fue quien detuvo mis reclamos, tomándome de los hombros y mirándome con preocupación.
— Cálmate Taylor, no ganas nada discutiendo de esta forma.
— Ven Richard, ayúdame a llevar el té — dijo ella mirándome con seriedad — Sabía que eras un creído, pero tampoco creí que eras tan oportunista como para meterte con un hombre por su dinero.
— Mira maldita imbécil — escupí de mala gana, totalmente harto de las palabras e insultos sin sentido de Page, y aunque Richard se interpuso entre ambos, eso no hizo que mis palabras se detuvieran — ¡Estoy harto de que asumas cosas de mí sin si quiera conocerme! ¡¡tú no tienes idea de cómo ha sido mi vida!!
— ¡Basta! — reclamó Richard mirándome con algo de seriedad, para después tomar de los hombros a Page y guiarla fuera de la cocina, dejándome solo con mis emociones agridulces, las cuales provocaban que varias lágrimas siguieran mojando mi rostro sin más.
Golpee con fuerza aquel tablón de madera, logrando que el café servido se derramara sobre el mismo, miré mi reflejo a través de esas gotas de color castaño, las palabras de Giselle rebotaban en mi mente, al mismo tiempo que, el horrible pensamiento de que ella y Robert hacían bonita pareja, solo lograba empeorar considerablemente mi ansiedad.
Escuché la puerta de la cocina abrirse, pero no me dió la gana de voltear, me sentía exhausto, frustrado, harto, sentía que si me decían algo más iba a explotar, y obviamente era eso lo que yo no quería.
— ¿Tú puedes explicarme lo que está sucediendo? — reconocí esa hermosa voz ronca que horas atrás me cantaba con ternura, sonreí de lado con dolor mientras varias lágrimas seguían rodando por mis mejillas.
— ... Las malas noticias corren rápido — dije sin siquiera voltear, no quería que Robert me viera llorar de esa forma — Ya todos saben que terminamos.
— ¿"Saben"? — preguntó con molestia y algo de decepción — ¿O lo "creen", Taylor?
— ¿Qué diferencia hay? al fin y al cabo significa lo mismo — dije apretando mis labios sutilmente — Debí imaginar que esto pasaría, yo presentía esto, siendo así, ¿porqué tengo que actuar de esta forma tan ridícula? — dije entre toscas risas, escuchando las pisadas de Robert acercarse hacía mí — Tu padre quiere que te cojas a Giselle, ella planea seducirte esta noche, me lo dijo a la cara hace poco.
— ¿Ella dijo eso? ¿y tú le creíste?
— Después de ver lo mucho que tu familia me odia, los creo capaces de casarte con cualquier ser humano para alejarte de mí.
— ¿Y es que acaso tú no crees en mí? — preguntó parándose junto a mí, yo seguía sin alzar la mirada, temía quebrarme al ver sus hermosas joyas azules — ¡Respóndeme, maldita sea!— Creo en ti, confío en ti, no en tu entorno, no en tu familia... no en tu ex mujer — admití tomando aire de nuevo — Ella habla con seguridad, como si supiera de qué forma hacerte sucumbir, y eso me aterra, me aterra muchísimo.
— No puedo creer que prefieras guiarte de chismes antes de lo que yo te digo, Taylor.
— ¡No son chismes! — reclamé apretando mis puños — ¡Es la verdad! Ella es una mujer hecha y derecha, me gana en todo aspecto posible.
— ¿Y crees que solo por eso ya quiero tener sexo con ella?
— ¡Sí! ¡sí, lo creo, porque cualquiera no dudaría en acostarse con una hembra así, y tú viviste con ella, por más que digas que no sientes nada aún, tu cuerpo se excitaba por el de ella, a-aún debe saber cómo lograr hacerlo! — alcé levemente la mirada, mirando a otro lado con dolor, tratando de frenar el paso de mis lágrimas, pero la tosca respiración de mi novio me llenaba de pavor.
— ... "¿Cualquiera?" — dijo de forma incrédula — ¿Me crees un tipo cualquiera que no puede controlar su propio pene?
— Yo no dije eso Robert — dije sonriendo de forma forzada, me dolió ver cómo Robert se daba vuelta y caminaba hacía la puerta de la cocina, mi pecho latía con fuerza, me sentía mareado, muy cansado y abrumado, aún hoy en día me cuesta comprender cómo me mantuve de pie.
— ¡Pero lo piensas, lo has pensado siempre, tu forma de celarme de los demás es fiel prueba de ello! — reclamó volteando a verme con seriedad, mi cabello cubría un poco mi rostro, ocultando fácilmente lo enrojecidos que seguramente estaban — No confías en mí, aún después de todo lo que he hecho por ti, y por lo que hemos pasado juntos.
— ¡Confío en ti, pero no en la gente! — reclamé alzando considerablemente la voz, afortunadamente Elton John impedía que todo el escándalo que estaba haciendo se escuchara hasta afuera de la cocina — ¡¿Cómo quieres que confíe en la gente que te rodea, si desde que llegué me dejaron claro que el hecho de estar contigo hace enojar a más de una persona?!
— ¡¡Los demás no te deben lealtad, soy yo quien te lo debe, y siempre te he sido fiel Taylor!! ¡¡aún en estas circunstancias sólo puedo pensar en ti, y tú solo piensas en Giselle!!
— ¡¡Porque no quiero que ella haga que debamos terminar en serio!! — reclamé jadeando pesadamente, mientras me abrazaba a mí mismo y volteaba la mirada hacía otro lado, Robert me seguía observando con seriedad, lo notaba harto de mi actitud, y no lo culpaba en absoluto.
— ... ¿En verdad me crees capáz de volver a acostarme con ella?
— ... No quiero pensar en eso, pero ella siempre dice que lograba enloquecerte.
— Exacto, "lograba" ¡tiempo pasado Taylor! ¡en el presente ella ya no me atrae en absoluto! — mantuve la mirada agachada, hasta que, sentí un brusco agarre en mi barbilla que me hizo alzar la mirada, y que mis ojos chocaran con las joyas azules de mi novio, quien tenía semblante colérico, pero, al ver mi cara de sufrimiento, cambió totalmente su semblante — ¿Porqué estás llorando de esta forma, Taylor?
— Por nada — dije apenado mirando a otro lado, pero él volvió a tomar mis mejillas para hacerme verlo a los ojos, la rabia volvió a inundar su mirada, pero de forma totalmente diferente.
— ¿Cuánta mierda te dijo Giselle?
— Nada, s-solo—
— ¡Taylor dime la verdad, porque si ella se atrevió a ofenderte juro que no voy a dejar pasar esto!
— No lo hizo ¿de acuerdo? — dije sonriendo de forma penosa — E-Ella no dijo nada... nada que no fuera la verdad — agaché la mirada con pesar — Básicamente, dijo que yo no era suficiente para ti, y tiene razón, jamás lo he sido, es por eso que soy tan celoso, por eso me aterra tanto que te acuestes con ella o con Arthur, ¡o con cualquier otra persona! t-todo es porque yo sé que soy muy poco para ti, y que cuando estés con alguien más... vas a darte cuenta de esto finalmente — sentí bastante alivio al decir eso finalmente, pero con el alivio llegó el dolor, sobre todo ver el semblante pensativo y serio del señor Dawson.
— ¿Sigues pensando todo eso de ti mismo?
— Es algo obvio Robert, ¡mírame, mírate! ¡¿realmente crees que tú y yo combinamos?! ¡no! yo no merezco ni siquiera que me mires como me miras — agaché la mirada mientras empezaba a limpiar mis lágrimas nuevamente, Robert volvió a tomar mi barbilla para verme con seriedad — Perdóname, s-solo... no sé qué estoy haciendo, estoy muy abrumado con todo esto.
— Me doy cuenta — susurró empezando a limpiar las lágrimas en mi rostro — Me duele que digas todas esas cosas, sobre todo porque nadie te adora más de lo que yo te adoro a ti.
— ¡¿Y crees que yo no te adoro a ti?! ¡maldita sea, te amo! ¡moriría por ti, aguanté que esas perras mal paridas me humillen por ti, porque no quiero que le digan a tu familia que seguimos juntos y echen todo a perder! — lo tomé de los brazos con fuerza, apretando estos mismos mientras miraba atentamente los ojos azules de mi novio, él me observaba con pena y algo de pesar, mientras sus manos limpiaban las lágrimas que rodaban por mis ojos.
— Demuéstrame que me amas, no dejando que te sigan pisando de esta forma — me alzó la mirada de forma un poco brusca para verme con seriedad — No quiero que dejes que te sigan pisoteando, así nuestra relación quede expuesta y mi familia me odie de por vida, ¡no me interesa Taylor, estar juntos a escondidas no vale que sufras de esta forma por lo que diga la zorra de mi ex!
— Pero Robert—
— ¡¡Pero nada, maldición!! — me reclamó mirándome atentamente — Te amo en cada una de tus facetas, tu lado tierno y tímido, también tu lado brusco y nada sutil, el Taylor que no deja que lo pisoteen, ¡el Taylor de Detroit, ese es al que quiero ver!
— ¿Estás loco?
— Loco me voy a volver si te siguen haciendo llorar de esta forma — dijo limpiando mis lágrimas — No quiero volver a verte llorar de esta forma por idioteces que digan los demás — me alertó sentir cómo tomaba mis manos y las pasaba por su cuerpo, haciéndome sonrojar considerablemente — Esto de aquí es solo tuyo, mi amor, no de Giselle, no de Arthur, de Taylor, de nadie más, ¿entiendes?
— Sí pero—
— Dímelo entonces, dime que soy tuyo — susurró tomándome de las mejillas nuevamente, ese momento fue muy brusco y abrumador para mí en su momento, pero aunque no lo crean, lo necesitaba, necesitaba que Robert me hablara con esa firmeza, que me dejara claro que yo no debía dejar que jugaran conmigo, y que por más que esa gente actuaban como idiotas con nosotros, sus palabras poco o nada me debían de importar, y así, sin darse cuenta, Robert plantó la semilla de lo que sería mi yo del futuro, la persona que narra esto actualmente se formó en base a la petición que él me hizo esa tarde, es por esto que vuelvo y les repito, que Robert me ha hecho ser una versión muchísimo mejor de mí mismo, y es esa una de las razones, por las que yo lo amo tanto.
— ... Eres mío — susurré mientras un gran rubor llenaba mis mejillas — De nadie más.
— Exacto — murmuró tomando mis mejillas para empezar a besarme por los lugares donde caían las lágrimas — Soy solo tuyo, mi cielo, de nadie más.
— ... De igual forma — susurré agachando la mirada y juntando mis manos con las de él — No quiero que te quiten la empresa, así que, por favor, no le digas nada a Giselle.
— ¡¿Estás loco?! ¡¿crees que la dejaré que me siga tocando y actuando como si fuera mi mujer frente a mi familia y a sus amigas?! ¡no querido, ni loco! — me alertó ver cómo se volteaba de golpe y avanzaba hacía la puerta de la cocina, obviamente me fui tras él, limpiando las lágrimas que quedaban e intentando alcanzar al señor Dawson.
Apenas llegamos a la mesa donde aquellas mujeres hablaban animadamente, Giselle se levantó de su asiento para ir a abrazar a Robert, no obstante, mi novio dió un paso atrás, para voltear hacía donde yo estaba, jalarme del brazo, y darme un cálido beso que sorprendió a todos los presentes, yo incluído en dicha lista.
Giselle nos miraba asqueada y furiosa, mientras sus amigas miraban el espectáculo sin creer lo que veían.
— ¿Sabes Giselle? — dijo Robert al apartarse del beso, manteniéndome entre sus brazos — Cambié de opinión, amo demasiado a Taylor para terminar con él, y aunque lo haga, ni loco volveré a meterme contigo.
— ¡¿Cómo te atreves?!
— De la misma forma en la que tú te atreviste a tener sexo con tu compañero de trabajo — escupió de forma incrédula mientras arreglaba su traje sutilmente — ¡Ahora si me disculpas, debo ir a hablar con mi familia antes de que tú lo hagas y me quites el derecho de decirles en su cara, que estoy harto de todo este maldito circo! — dicho esto, empezó a caminar hacía la puerta de aquel café, dejando un ensordecedor silencio detrás suyo.
— No puede ser — susurré abrumado al pensar en lo que Robert probablemente estaba a punto de hacer, no podía creer lo que estaba sucediendo, y todo por culpa de mi evidente falta de coraje, porque si Robert no me hubiera visto llorar como todo un imbécil, nada de eso habría sucedido, o al menos eso era lo que yo creía fervientemente.
— ¡Tú! — exclamó Giselle mirándome con seriedad — ¡¿Quién carajo te crees?! ¡¿qué carajo hiciste para que ese hombre te adore tanto, pequeño renacuajo desabrido? — estuve a punto de agachar la mirada, pero, de forma increíble, sentí como si las propias manos de Robert me impidieran agachar la mirada nuevamente, y sus palabras empezaron a hacer eco en mí, al igual que la frase "ya basta" rebotaba de igual forma.
— ¿Sabes? no lo sé — dije alzando los hombros sutilmente — La verdad es que ni yo mismo lo entiendo, es decir, él es un hombre tan... perfecto — sonreí de lado al decir eso — Y yo soy todo lo contrario de eso, pero él me vé como si yo fuera perfecto, ¡por alguna razón que desconozco en absoluto! ¿pero quieres que te diga algo? ¡es hermoso que él me vea como un ser perfecto, el ser más bello y encantador que haya visto jamás! él me vé así, ¿lo puedes creer? ¡a mí!
— ¡Te vas a arrepentir de esto, pequeño americano infeliz!
— No, la verdad no, no me arrepiento de nada — dije sonriendo de lado, Taylor sociópata había vuelto — No me arrepiento de que ese hombre llegara a mi vida, y no me arrepiento de empezar una vida con él, de lo único que me arrepiento, es de permitirte que hables de mi prometido en mis narices.
— ¡¡¿"Prometido"?!! — reclamó histérica, mirándome con total desprecio.
— Sí, eh... seguimos pensando en la fecha y así, pero... tal vez en un año haya boda — admití alzando los hombros sutilmente — Sé que es precipitado pero, ¿qué puedo decir? Robert me adora, y no quiere volver a perderme.
La rabia que sentía esa mujer era casi palpable, yo trataba de lucir lo más incrédulo posible, mientras que por dentro, seguía sin poder creer todo lo que estaba diciendo.
— Vámonos Giselle — susurró la mujer rubia mientras se acercaba hacía ella, jalándola del brazo y tratando de hacer que se alejara de mí, sus ojos azules me miraban con desprecio total, desprecio al que no dudé en corresponder, amaba poder finalmente demostrar el asco que sentía hacía esa mujer.
Finalmente sus amigas lograron sacarla del local, y en cuanto ellas se marcharon, solté un pesado suspiro de alivio, sintiendo las miradas de los comensales sobre mis hombros, cosa que me hizo sentir muy tenso.
— ¿Te vas a casar? — preguntó una chica de catorce años que estaba ahí con sus padres, alcé los hombros algo abrumado, ni yo mismo entendía lo que acababa de pasar.
— Eso creo — admití rascándome la nuca sutilmente, notando cómo Richard y Page me observaban asombrados desde la barra, y el señor Turner estaba sentado en otra mesa con expresión de no saber qué hacer o decir, y admito, que yo me encontraba igual.
Continuará
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- Gema
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