85 - 'Disfrutable'
— Bien Taylor — dijo Richard mientras llegábamos a la puerta del edificio donde me quedaba — Llegamos, son 20 libras el recorrido.
— Cuando me paguen te pago — dije palmeándole el hombro, él empezó a reír para empezar a caminar junto a Page por aquella solitaria acera.
— ¡Te vemos mañana, recuerda ser puntual! — dijo mientras se alejaba con ella del lugar, yo suspiré mirando aquella fría y solitaria calle, de repente el recuerdo de cierta historia suscitada hace años en esas mismas frías y solitarias calles, de un sujeto extraño que asesinaba mujeres y las descuartizaba, hizo que mi piel se erizara y mi cuerpo empezara a temblar, nunca me consideré gallina, pero pensar en eso sí me hizo sentir algo de pánico y desagrado.
Sin dudarlo entré al edificio, tanto pensar en esa sanguinaria historia me hizo sentir que ya era hora de encerrarme en mi departamento. Caminé por aquel estrecho pasillo a paso acelerado, agradecía que Robert no estuviera ahí para verme actuar como todo un asustadizo, aunque de cierta forma, echaba de menos sus bromas y constantes palabras bonitas, estábamos cerca, pero al mismo tiempo, estábamos tan lejos.
Llegué a la puerta de mi departamento finalmente, saqué la llave de mi billetera y empecé a abrir la puerta, un terrible escalofrío recorrió mi cuerpo al ver las luces encendidas, yo recordaba haberlas apagado al irme con Yelena hace horas, de inmediato mi mente empezó a jugar conmigo.
— ¡¿Hola?! — dije entrando con cautela, noté una sombra moverse por la habitación, quería salir corriendo, pero me aterraba más salir a la calle que quedarme ahí adentro — ¡¡Seas quien seas, si quieres robarte algo pierdes tu tiempo, tengo menos cosas que tú!!
Avancé hacía la habitación lentamente, en verdad no quería hacerlo, pero necesitaba saber quién estaba ahí. Asomé un poco mi cabeza aprovechando que la habitación no tenía puerta, jadee sutilmente al ver quién era la persona sentada al borde de mi cama, que me sonreía con malicia y una galantería característica en su persona.
— Pudiste haber cerrado con llave señor valiente, ¿sabías? — dijo él de forma coqueta y burlona, todo el miedo se alejó de mí en ese instante, no lo pensé dos veces y fui corriendo hacía él.
— ¡Robert! — dije alegremente mientras prácticamente corrí y me abalancé sobre él, empezando a besarlo como si no lo hubiera visto en meses, besos a los que él me correspondió sin recato alguno, acariciando mis caderas y mis piernas, se notaba que él también me extrañó — Me alegra tanto verte — susurré entre besos y suaves jadeos.
— No eres el único felíz de verme — murmuró sonriendo pícaramente, y pasando su mano por encima de mi miembro ya crecido, reí apenado al darme cuenta de este detalle, mientras un gran rubor inundaba mis mejillas — Adoro que me recibas de esta forma.
— No esperaba verte aún — dije tomándolo del cuello y besándolo de nuevo — ¿Yel te dijo? — Me dió tu dirección, apenas salí del trabajo vine a verte, llevo una hora esperándote — murmuró empezando a desabotonar la camisa que conformaba mi uniforme.
— Lamento llegar tarde.
— Llegaste, considerando que tú no sabes moverte en esta ciudad, eso me alegra mucho.
— Unos amigos del trabajo me trajeron.
— Mgh, ¿debo ponerme celoso?
— Creen que soy hetero, ¿lo puedes creer? — dije entre risas a las que mi novio correspondió de igual forma.
— ¿Tú? ¿con tu carita de "cógeme"? — fruncí sutilmente el ceño cuando dijo eso, aunque rápidamente logró quitarme el enojo repartiendo besos por mi pecho — ¿Esto que traes puesto es tu uniforme?
— Sí, por favor no lo ensucies, debo llevarlo puesto mañana también.
— Tranquilo, ya te lo voy a quitar, aunque admito que amaría cogerte con él puesto, te queda muy tierno — murmuró entre risas quitándome el moño, sonreí sonrojado al oírle, notando de repente una bolsa que estaba al otro lado de la cama.
— ¿Y eso? — pregunté señalándola.
— Ah, traje comida, espero que te guste la comida china.
— Nunca la he probado, pero tengo mucha hambre así que da igual.
— ¿Tienes hambre? — preguntó con esa voz ronca y sensual que tanto me alteraba los sentidos, me fue imposible no sucumbir a la lujuria que transmitían los ojos azules de mi adorado novio.
— Sí — asentí entre suaves jadeos, él empezó a morderme y frotarse contra mí, sacándome gemidos leves y muy sugestivos, acompañados del nombre de mi pareja.
Teníamos mucho de qué hablar, muchas preguntas que hacernos, pero todo eso nos dió igual, solo nos dedicamos a desvestirnos y estrenar la cama donde yo iba a dormir.
— ¡Ahh! — gemí con fuerza al sentir cómo mi novio entraba a mi cuerpo de golpe, apenas ayer lo habíamos hecho, pero me sentía extrañamente ansioso, sediento de él — ¡¡Ahh, Robert, me duele!!
— Taylor — murmuró en mi oído empezando un tosco vaivén, miraba el deteriorado techo mientras sentía cómo mi novio entraba y salía de mí, tan enloquecido como si fuera la primera vez, apretaba su cabello mientras jadeaba desesperado pronunciando su nombre — ¿Q-Qué tal el trabajo? — murmuró en mi oído, eso me sorprendió, normalmente no hablábamos de la vida cotidiana durante el sexo.
— B-Bien — asentí echando la cabeza hacía atrás — ¡¡Ahhh maldición, necesitaba tanto esto!!
— Yo también — gruñó dando una fuerte estocada — Hoy en la oficina recordé tu "bromita" de tocarte ahí, no sabes cómo me excité.
— ¿S-Sí? ¡ah! — jadee arañando un poco su espalda — Mgh, t-te noto más salvaje de lo normal.
— Es que estoy furioso — murmuró alzando su torso y sonriéndome con malicia — Saber que no dormirás hoy en mi cama, sino en una cama extraña me estaba matando, necesitaba venir a marcar tu nueva cama, así como la marqué en casa de tu padre.
— Animal — dije entre jadeos y suaves risas, él me jaló de las piernas y prosiguió con su vaivén, yo gemía tan fuerte que no dudaba que el casero se iba a quejar al día siguiente, pero me daba igual, mi pareja y yo no nos veíamos desde ayer, realmente necesitaba ponerme al día con él.
Gemí con fuerza apenas Robert empezó a pellizcarme los pezones sin recato alguno, esa parte de mi cuerpo le fascinaba, me lo dejaba en claro cada que se le presentaba la oportunidad.
— D-Duele — gimotee apretando las sábanas, me sentía en las nubes, seguramente estaba a punto de venirme.
— Tan suaves como siempre, me encanta eso — susurró agachándose para empezar a lamerlos, eché la cabeza hacía atrás sintiendo un fuerte orgasmo atacándome, y un estruendoso gemido salió de mis labios, mientras mi novio succionaba y mordía mi pezón sin recato alguno, como ya era costumbre en él.
— A-Ahh, Dios santo — murmuré jadeando mientras sentía mi semen abandonando mi cuerpo — Qué rico.
Me sobresalté al sentir cómo me tomaban de los brazos y me besaban hambriéntamente, correspondí a esos besos sin dudarlo dos veces, mientras Robert proseguía con su vaivén y me apegaba a su cuerpo, se notaba que quería sentir mi calor.
— Te he extrañado tanto — me dijo entre besos.
— Y yo a ti — dije entre jadeos muy sumisos, dejando que mi novio desahogara con mi cuerpo el apetito que sentía, su cuerpo temblaba bastante, eso me dejaba claro que estaba disfrutando mucho del sexo.
— Taylor — susurró acostándome para ponerse sobre mí y seguir con los besos y caricias, su vaivén era lento, pero muy apasionado, eso no me molestó, porque lo estábamos haciendo con deseo, no como un par de animales en celo, sino como un par de amantes dependientes el uno del otro.
— ¡Ah, Robert! — gemí entre besos sacando la lengua — M-Me vengo.
— ¿Otra vez? — preguntó acelerando un poco su vaivén, asentí mirándolo con deseo, él me sonrió para volver a besarme y entrar de lleno en mí, sacándonos a ambos un tosco gemido, acompañado de un fuerte orgasmo y de una corriente considerable de líquido blanco que manchó las sábanas que él me regaló.
Jadeábamos exhaustos manteniéndonos aferrados al cuerpo del otro, él me miraba con gentileza, mientras yo le observaba con cariño y pasión.
— No planeaba coger, enserio — dijo entre suaves suspiros, reí incrédulo mordiéndole el labio inferior.
— ¿En verdad? — pregunté observándole atentamente, él soltó una risa incrédula que me dió la razón.
— Bueno... planeaba comer primero — ambos reímos a la par para volver a besarnos con dulzura, era grandioso estar con él de esa forma.
— Te extrañé mucho hoy — dije empujandolo sutilmente para ponerme encima de él y empezar a jugar con su cabello — ¿Porqué no me llamaste hoy? — pregunté haciendo un leve puchero, Robert sonrió empezando a acariciarme la mejilla.
— Quería hacerlo, estuviste rondando por mi mente todo el día, pero con mi padre en las oficinas tuve que estar muy al pendiente de todo, apenas y pude hablar por teléfono con Yelena, estan demasiado paranóicos, juraría que les aterra que hable por teléfono.
— Seguro no quieren que hables conmigo — dije con algo de melancolía.
— Lo sé, por eso no les digo que vengo a verte, salí del trabajo y le dije a mi padre que iría a casa de Yelena para hablar de algunos negocios, no les dije a qué hora planeaba llegar.
— ¿Y a qué hora planeas irte? — pregunté pegando mi frente con la de él.
— Siendote sincero, quiero dormir aquí contigo — susurró acariciando mis caderas suavemente, sonreí en cuanto dijo eso, pero el golpe de realidad me hizo ser el adulto responsable entre los dos, odio tanto cuando debo hacerlo.
— Robert, se supone que hicimos esto para que tu familia deje de molestarnos, si te quedas conmigo el problema va a persistir.
— Lo sé pero... — chasqueó su lengua con frustración — Solo será una noche Ty, ¿o acaso tú no quieres dormir conmigo? — preguntó sentándose en la cama conmigo entre sus brazos.
— ¡Claro que quiero, tonto! — dije tomándolo de las mejillas — Pero debemos ser discretos, ¿entiendes?
— Entiendo eso — me besó los labios nuevamente — Muero de hambre, ¿quieres comer ya?
— Uy sí, no he comido nada en todo el día — dije suspirando pesadamente, él me miró con seriedad cuando dije eso, por lo que sonreí algo nervioso jugueteando con su cabello — Por eso comeré una porción extra de lo que sea que hayas traído.
— Taylor...
— ¡Perdóname! olvidé por completo comer, es que fue un día muy atareado.
— Mgh, lo imagino — comentó algo serio para apartarse e ir a por la bolsa de comida, y empezar a sacar las cajas con alimento — Yelena me dijo que conseguiste trabajo en un café.
— Así es, ¡por cierto amor! necesito el permiso laboral, ¿crees que puedas ayudarme con eso?
— Hablé con mi abogado cuando llegaste, tienen casi listos tus papeles de residencia, por lo que no será necesario un permiso laboral, ya que pronto serás ciudadano londinense.
— ¡¿En verdad?! — dije totalmente asombrado — ¿C-Cómo lo hiciste?
— Dinero y contactos cielo — me guiñó el ojo sutilmente para entregarme una caja de fideos con un pollo en trozos, cubierto por una capa naranja, lucía raro, pero admito que olía muy bien.
— Gracias amor — dije sonriendo calmadamente y tomando los palillos que Robert me dió.— ¿Sabes usarlos? — preguntó sentándose a mi lado estilo indio.
— La verdad no — admití mirando los objetos de madera, él rió para quitármelos, tomar una servilleta, y atar la servilleta para que sujetara los palillos.
— Ten, de esta forma es más fácil para principiantes.
— Gracias — sonreí tomando los objetos en cuestión y empezando a comer, abrí asombrado los ojos al probar ese pollo con cierto sabor cítrico, realmente estaba muy bueno, y los tallarines ni se diga.
— Me sorprende que hayas conseguido trabajo tan pronto — comentó empezando a comer también.
— Mgh, es que necesitan personal, y un amigo me ayudó.
— ¿Amigo? — cuestionó mirándome receloso.
— Ah sí, olvidé decirte. ¿Recuerdas ayer cuando te fuiste y salí a comer? en la cafetería me atendió un chico americano, que casualmente también trabaja en la cafetería en la que yo estoy trabajando.
— ¿Osea que trabaja en dos cafeterías? — preguntó Robert con seriedad y recelo, observándome atentamente.
— Sé que suena raro, es que debe pagar su colegiatura, el alquiler, y no sé qué otras cosas en realidad. Como sea, se ofreció en ayudarme porque dice que se nota lo perdido que estoy, y sabe lo difícil que es empezar de cero en esta ciudad, por lo que me ayudó a conseguir el empleo y me ayudará a moverme de mejor forma en la ciudad.
— Mgh... — agachó atentamente la mirada para seguir comiendo, su expresión no me gustaba en absoluto — Yo te iba a enseñar.
— Amor — dije mirándolo algo apenado — Sé que me ibas a enseñar, ¡y yo quiero que me enseñes! pero date cuenta de que tú te la pasas trabajando y yo debo empezar a desenvolverme solo, no quiero seguir siendo una carga para ti — murmuré apenado moviendo un poco mi comida.
— No eres una carga para mí Taylor — me tomó de la barbilla para hacerme verle a los ojos atentamente — Solo que, me hacía mucha ilusión enseñarte cómo vivir aquí en Londres.
— Lo sé cielo, pero últimamente no podemos cumplir lo que tanto queremos — dije un tanto frustrado, no quería demostrar enojo ante las circunstancias que vivíamos, lo menos que quería era que Robert se sintiera culpable, pero admito que en ese momento no me logré contener del todo.
— ... Tienes razón — dijo tomando un trozo de brócoli y acercándolo a mi rostro, lo miré algo curioso ante esto — El fin de semana saldremos, te enseñaré a vivir en Londres.
— ¿Estás seguro? pero tu familia seguro que—
— Me da igual — respondió en seco — Paso toda la semana con ellos, quiero pasar mi domingo contigo, solo si tú quieres, por supuesto.
— Por supuesto que quiero — dije sonriendo apenado — Siendo así, le diré a Richard Parker que tú vas a enseñarme.
— ¿Ese tal Richard Parker sabe que tienes novio?
— Bueno... "novio" no, cree que soy heterosexual, y le dije indirectamente que tenía una relación no muy formal, es que no quiero que me haga muchas preguntas, suficiente tengo con que me pregunte sobre mi vida en américa.
— Qué sujeto tan metiche — comentó sin más, cosa que me hizo reír, hasta que agitó el brócoli frente a mí — Taylor deja de hacerte el idiota.
— ¿Seguro que eso está cocinado bien? — pregunté mirándolo algo asqueado.
— ¡Abre la boca por Dios santo!
— ¡Bien! — cerré mis ojos haciendo cara de asco, para luego abrir mi boca y sentir aquel trozo de vegetal llenándome la misma, masticaba asqueado tratando de no frotarlo por mi paladar para no sentir el sabor, apenas abrí los ojos, pude ver el semblante incrédulo del señor Dawson.
— Dios santo, siento que tengo de novio a un niño de nueve años.
— ¡Cállate! — me quejé mordiendo algo de pollo para quitarme el sabor.
— Por Dios, ¡hasta Lorenzo se come sus verduras Taylor, y tiene siete años!
— Conociendo a tu hermana, seguro que no les deja comer otra cosa — dije de forma incrédula, mi novio bufó sutilmente con expresión burlona, eso me hizo darme cuenta de que mis palabras no eran tan erradas.
— Aún así Ty, debes aprender a comer de todo.
— ¿Bajo qué contexto lo estás diciendo? — pregunté arqueando una ceja, él me miró curioso — Es que eres bisexual, entonces... — frunció notoriamente el ceño en cuanto dije eso último, me fue imposible no empezar a reírme por la reacción que tuvo mi novio — ¡Perdón, pero tenía que decirlo!
— Sí sí — mencionó tomando varios vegetales para ponerlos frente a mí, traté de apartarme, pero Robert me jaló del brazo y me obligó a comerlos, regañándome por no comer por gusto, aunque para mi paladar fue muy amargo ese momento, se me hizo algo bastante tierno y disfrutable, comer junto a mi novio y platicar de nuestro día, era exactamente el tipo de vida que añoraba tener, ignorando desde luego las situaciones externas que eran más problemáticas que otra cosa.
Continuará
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- Gema
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