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81 - 'Por Amor'

Yelena se marchó para que Robert pudiera vestirse tranquilo, yo lo miraba con detenimiento, se notaba bastante frustrado, odiaba ver a mi novio así.


— Trata de calmarte ¿sí? — le rogué mientras me levantaba de la cama con otra manta tapándome.


— Es que... ¡Ty, esto no es una cuestión de "cálmate" y ya! — chasqueó su lengua volteando a verme — No se irán si yo no me voy con ellas, lo sé — tomé sus mejillas para plantar un cálido beso en los labios de mi novio, él me tomó de las caderas con firmeza, como si no quisiera dejarme ir.


— Habla con ellas, eres el hermano mayor, deben empezar a respetarte — susurré frotando mi nariz con la de él, ese gesto siempre lograba calmar a mi novio.


— ... Bien — susurró volviendo a besarme con dulzura — Ven conmigo.


— ¿Estás seguro?


— Sí, así si ellas me gritan, tú podrás decirles unas cuantas groserías — comentó burlón arqueando sutilmente la ceja, bufé observándolo mientras un ligero tic se empezaba a notar en mi ojo derecho.


— Payaso — dije para quitarme la manta y empezar a vestirme junto a Robert, no me emocionaba encarar a mi rival y a mi cuñada, pero si eso le daba suficiente apoyo moral a Robert, lo haría sin dudarlo dos veces, aunque eso me llenara de pánico.



-




Salimos de la habitación tomados de la mano hacia la sala, donde tres mujeres bebían vino y conversaban animadamente, aunque el silencio reinó en la sala cuando ellas nos vieron llegar, y de forma inmediata, las miradas de la pelirroja y la pelinegra se clavaron sobre mi cuerpo y el de Robert.


— Buenas tardes señoras — dijo mi novio con esa galantería que le caracterizaba, aunque se notaba un tono de voz más tosco en él — ¿En qué puedo servirles?


— Ay por favor Robert — bufó Alice levantándose de su asiento — ¡Para ya con todo este circo, este no eres tú!


— Interesante alegato Alice, pero está un poco de más ¿no crees? — dicho esto, me sujetó de las caderas para caminar hacía uno de los sofás y sentarse en este mismo, jalándome para que me sentara en su regazo también, jadee por lo abrupto de sus movimientos, pero aparte de eso no pregunté ni hice algún otro sonido, no quería llamar de más la atención, aunque obviamente eso era imposible, toda esa problemática giraba entorno a mi persona — Y tú, Giselle, ¿puedo saber qué haces aquí? creí que estabas en Italia modelando para Armani o algo así.


— Tu hermana me llamó, dijo que estabas teniendo problemas y me fue imposible no venir a verte, de todos modos, seguimos siendo amigos.


— ¿"Amigos"? — preguntó entre toscas risas — ¿Así como tú y Rodney Banks?


— ¡Robert! — reclamó Alice.


— ¡No te metas Alice, ella y yo vivimos juntos por cuatro años y me traicionó, tengo el derecho de reprocharselo! ¡para empezar es una terrible falta de respeto que la hayas llamado!


— ¡Robert por Dios santo!


— ¡Tú querías que habláramos, hermanita! ¡¿ahora no quieres que sea honesto?!


— Robert sé muy bien que te fallé, te defraudé, traicioné tu confianza ¡eso lo sé de sobra! — reclamó la pelirroja mientras sus ojos se cristalizaban — Pero... ¿q-qué querías que hiciera? e-estaba agobiada, tú solo trabajabas, apenas y hablábamos.


— ¿Ah, ahora es mi culpa?


— ¡Robert! — reclamó Alice entre gruñidos.


— Déjalo hablar, Alice — dijo Yelena mirándole con severidad, recibiendo a cambio una expresión colérica de parte de la hermana de mi novio, yo solo miraba aquel espectáculo, tratando de ni siquiera respirar, aunque me alertó escuchar de nuevo las palabras de la pelirroja.


— Entiendo que tuvimos muchos problemas en el pasado, pero... s-si estás haciendo esto como una forma de revelarte, o de desahogar tu frustración, ¡p-por favor para ya con esto, Robert! — él chasqueó su lengua entre toscas risas al oír las palabras ajenas — ¡No arruines tu vida por mi culpa!


— ¡¿Arruinar mi vida?! ¡¿por tu culpa?! — jadee al sentir cómo se colocaba de pie y me dejaba parado de lado, aproximándose un poco al sitio donde estaba la pelirroja — ¡¿En verdad crees que toda mi vida gira alrededor de ti?! ¡¿qué maldito complejo de afrodita tienes en la cabeza?!


— Robert — le llamé tratando de jalarlo, pero él me ignoró por completo.


— ¡Ay por favor Robert! — bufó ella colocándose de pie — ¡¿En verdad dirás que haces esto por gusto?! ¡¿porque realmente deseas salir con un hombre?!


— Me gusta tener sexo con hombres, ¿porqué habría de molestarme vivir con uno? — escupió cínicamente alzando sus hombros, un jadeo horrorizado salió de los labios de la chica pelirroja, y una expresión de molestia se reflejó en la cara de Alice — Tú y yo dejamos de ser pareja hace mucho tiempo, Giselle, tú has hecho tu vida, déjame hacer la mía, ¡las dos! — alzó la voz volteando hacía Alice — ¡Déjenme hacer mi vida, merezco vivir sin ser cuestionado por mis acciones!


— No, me niego a aceptar esto — dijo Alice mirándome con odio absoluto — ¡Este chico solo te está usando!


— ¡Ay Alice por Dios santo! — rodó sus ojos con molestia y desagrado — Hermanita, ¿porqué te horroriza tanto que salga con alguien menor que yo? tampoco es para tanto, no es como que sea menor de edad.


— Pues no podemos aceptar esto, Robert, y para que empieces a abrir los ojos, decidimos tomar cartas en el asunto — mencionó Alice cruzándose de brazos y acercándose hacía él para verlo fijamente a los ojos — Hablamos con papá, está decidido a quitarte el liderazgo de la empresa Dawson si sigues actuando de esta forma.


— ¡¡¡¿Qué?!!! — exclamaron mi novio y Yelena al unísono, Yelena lucía furiosa, pero mi amado novio lucía totalmente abrumado y dispuesto a estrangular a cualquiera que estuviera frente a él.


— ¡¡¿Alice cómo que me van a quitar la directiva de la empresa?!! ¡¡ustedes no tienen idea cuánto he batallado por ese puesto, he dedicado mi vida a esa maldita empresa para que solo por sus jodidos prejuicios quieran venir y arrebatármelo todo!!


— A mí no me da gusto hacer esto Robert, pero papá ya tomó una decisión — dijo ella agachando sutilmente la mirada, como si en el fondo realmente le doliera dejar prácticamente a su hermano en la calle, yo no sabía qué hacer, Robert lucía furioso, y muy frustrado.


— No, ¡esto no puede quedarse así! — dicho esto, se apartó de todos y avanzó rumbo a la puerta de dicho hogar, ignorando por completo los llamados de su hermana y de Yelena.


— Dios, mejor voy tras él — dijo Alice tratando de seguirlo.


— ¡¡¿Para qué, para seguir mortificándolo?!! — clamó Yelena mirando a mi cuñada con enojo total.


— ¡¡No te metas en esto!! — gritó antes de salir de la casa detrás de Robert, me preocupaba mucho que él se fuera de esa forma, pero mi presencia no iba a mejorar nada, solo iba a empeorarlo todo, o al menos eso creí yo.


En cuanto los hermanos Dawson se fueron, me quedé solo con Yelena, y con cierta mujer pelirroja que miraba perpleja cómo mi novio abandonaba la habitación, yo trataba de no provocarla o de llamar su atención, aunque la señorita Wilson tenía otros planes.


— Jaj, tú definitivamente no tienes vergüenza — escupió de mala gana mirando con odio a la pelirroja, me sorprendió ver cómo esta quitaba su semblante nervioso y mostraba uno más odioso e incrédulo.


— ¿Qué, aprovecharás toda esta situación para soltar todo el odio que me tienes? yo ya sé que me odias Yelenita, y creeme, ¡me da igual! porque sé que tu odio siempre fue causado por la envidia que me tenías al no poder acostarte con Robert.


— ¡Jaj! ¡si quisiera dormir con Robert lo habría hecho hacía mucho tiempo, perra flacucha! ¡no creas que te tengo envidia, en absoluto! ¡¡lo que siento es rencor hacía ti por todo lo que le has hecho a mi amigo, y por lo que le sigues haciendo hoy en día!! — reclamó acercándose hacía ella, la pelirroja rió cínicamente mirando de arriba a abajo a Yelena.


— Yel cielo, coger con extraños empieza a afectarte — dijo apartándose de ella para empezar a caminar por el salón — Me divierte ver cómo te duele que Robert siga sintiendo una viva pasión al verme.


— ¡¡Jaj!! ¡¿viva pasión?! ¡por favor, Robert te odia! ¡verte le produce asco!


— Corrección, cariño, "verme lo enloquece", para bien o para mal, que Robert reaccione de esa forma me fascina, porque si aún no me vé con indiferencia, es porque en el fondo todavía siente algo por mí — mi pecho empezó a latir de forma dolorosa al escuchar eso, agaché la mirada tratando de no sobre pensar en eso, aunque oír cómo pronunciaban mi nombre, detuvo mis intentos — Y tú... ¿Tyler, verdad? — preguntó de forma desinteresada mientras me miraba con asco, Yelena se paró junto a mí mientras seguía viéndola con odio absoluto.


— Se llama Taylor, ¡grábatelo, querida, porque es el nombre de la persona a la que Robert se folla cada noche!


— Ug, ay Yelena, ahora intenta decirlo sin que se note tu envidia ¿de acuerdo? — dijo sonriendo ácidamente para caminar hacía mí — Eres bastante tierno, una cosita muy... corriente, he de admitir — me miró con asco mordiéndose el labio inferior — Ug, sé que Robert ama follar con hombres, pero aún viéndote me cuesta creer que seas su tipo, él siempre fue de buen gusto.


— ¡Basta! — reclamó Yelena a punto de ponerle una mano encima, pero yo le tomé del brazo para impedirlo.


— Cálma Yel — dije con la voz apagada y mirándola con detenimiento, ella me observó curiosa, mientras la mujer pelirroja me seguía viendo con burla.


— Sí Yelena, cálmate, después de todo no eres un caballo para perder estribos — mi sangre se heló al recordar que esa era una frase que mi novio le dijo a Yelena el día que ella me encaró en el hotel, no quería pensar mal, "eran pareja, deben expresarse igual entonces" era lo que luchaba por pensar, pero vaya que me costaba mantener la mente fría — Dime algo Taylor, ¿a Robert le sigue fascinando el sexo brusco?


— ¡Basta! — clamó Yelena, yo sentí un fuerte nudo formándose en mi garganta.


— La verdad sí — dije sin saber exactamente lo que hacía, me sentía como un zombie, estaba ignorando por completo mis sentimientos, sabía que si les prestaba un poco de atención, iba a gritar y llorar como todo un idiota — Es insaciable, todo un animal salvaje.


— Ahh sí, recuerdo bien esos días — afirmó sonriendo orgullosa, me daba asco pensar que ella y yo compartimos pareja, pero el actual era yo, no ella, al menos tenía eso a mi favor, la cuestión era ¿cuánto tiempo se mantendría el marcador a mi favor? — Imagino que él queda insatisfecho cuando lo hace contigo, te faltan un par de enormes razones para mantenerlo en la cama hasta tarde — comentó agitando el par de melones que casi salían de ese vestido ajustado a saludarme, Will apareció en mi mente haciendo una sugestiva seña que denotaba el par de senos femeninos en cuestión.


Yelena iba a darle una bofetada, pero yo le sujeté la mano para evitar que lo hiciera.


— Pues, admito que me falta mucho que rellenar — empecé a hablar con más soltura, aunque el ardor en mi garganta era espantoso — Aunque, siendote sincero, para tener que rellenarme de más con silicona, y que esta se note a kilómetros, prefiero quedarme como estoy, igual a Robert no parece molestarle — dicho esto, alcé mi suéter y dejé ver los chupetones que mi novio había dejado recientemente alrededor, sobre mis pezones, y en gran parte de mi abdomen; la pelirroja jadeó asqueada mirándome con desprecio, la misma cara que hacía Marcela cuando yo decía lo mismo de sus pechos postizos, ¿porqué las mujeres operadas siempre tratan de cubrir el sol con una uña del dedo meñique?


— ¡¿Cómo te atreves— estuvo a punto de abofetearme, aunque la mano de Yelena se lo impidió en seco. Le dedicó una mirada de odio mientras empujaba sutilmente a la pelirroja y la apartaba de mí.


— Como te habrás dado cuenta, Robert está más que satisfecho, así que tú no tienes nada que hacer aquí — comentó sin más cruzándose de brazos — ¡Ahora toma tu trasero de silicona y lárgate de mi casa! — la pelirroja sonrió con malicia para dirigir su mirada hacía mí.


— Goza este delirio de locura de parte de Robert mientras te dure, chiquillo americano, pero él me ama, y volverá conmigo cuando menos te lo esperes — dicho esto, se apartó de Yelena para caminar rumbo a la puerta de ese hogar, no sin antes verme de reojo con asco y desprecio, yo me limité a mirar a otro lado, estaba algo mareado y abrumado, todo lo que esa mujer dijo, me había dejado muy pensativo.


En cuanto ella se fue, Yelena fue hacía mí para tomarme de las mejillas, me observaba con preocupación, eso me hizo ser extraño, ¿porqué me miraba así?


— Taylor, cálmate, respira, todo está bien, ¿sí? ¡no le hagas caso a lo que dijo esa maldita perra! — yo no lograba pronunciar ni media palabra, mi pecho dolía como nunca, imaginar que Robert realmente siguiera amándola en el fondo, pero que ni él mismo lograba darse cuenta, me estaba matando.


Sentí algo húmedo pasar por mi piel, me alertó ver que se trataba de un par de lágrimas, ¿estaba llorando? parece que sí, solo que yo seguía tratando de hacerme el fuerte, ignorar lo que sentía, pero evidentemente las palabras de Giselle me dolieron, por más intrigantes que fueron, mi inseguridad me impedía no tomarlas en serio.


— Ty — murmuró Yelena limpiando las lágrimas que pasaban por mis mejillas — Por favor respira, ¿de acuerdo?


— R-Robert fue con su padre — dije con la voz algo apagada agachando la mirada — Tenemos que ir a verlo, no quiero que haga una locura.


— Tienes razón, vamos — me tomó de la mano para guiarme hacía la puerta de su hogar, me sentía como todo un zombie, ¿porqué? ni yo mismo lo comprendía, empecé a creer que de tanto ignorar y reprimir mis sentimientos, había averiado mi capacidad de sentir, ¿era eso posible? realmente no lo sé, dejé la carrera antes de poder llegar al estudio del funcionamiento psicológico, de haber logrado estudiarlo antes de vivir con Robert, me habría ahorrado muchos problemas.


Ambos salimos de casa de Yelena y subimos a su auto, ella conducía lo más rápido posible, yo miraba por la ventana cómo algunas gotas de lluvia caían de vez en cuando, el clima en Londres era muy húmedo, hermoso, pero húmedo.


— ... ¿Estás bien? — preguntó mirándome de reojo con pesadez, asentí sin siquiera voltear a verla, las palabras y las miradas que Giselle me dedicó seguían rebotando por mi mente sin intención alguna de marcharse — Oye Ty, no le hagas caso a todo lo que esa resentida dijo, siempre ha sido una víbora que ama escupir veneno, nada de lo que dijo es cierto, ¡yo siempre he considerado a Robert mi hermano, jamás querría algo con él, y porque lo veo como un hermano es porque odio tanto que su familia lo haga sufrir de esta forma!


— No hace falta que me expliques eso, lo sé de sobra — murmuré mirándola de reojo — Que digan que tú lo deseas o viceversa es absurdo, es como si creyeran que mi amiga Mónica y yo nos deseamos, es simplemente estúpido — suspiré pesadamente abrazándome a mí mismo.


— No puedo creer que de verdad quieran quitarle la directiva de la empresa, ¡esa empresa es la vida de Robert! ¡¿cómo su padre puede hacerle algo así?!


— ... ¿Tú crees que él realmente la siga amando? — Yelena suspiró algo frustrada mirándome de reojo.


— Si aún la amara no te habría traído aquí, y tampoco te habría dado ese anillo, ¿comprendes Ty?


— Tal vez ni él mismo se ha percatado de lo que siente.


— Robert no es un inmaduro Taylor, él es una persona que se conoce por completo, jamás ha sido inseguro, si él dice que siente algo es porque es así, creeme, está muy seguro de que ya no la ama, yo también estoy segura de eso ¡tú mismo viste cómo enloqueció de ira al verla! ¡¿enserio crees que él todavía la desea?! — cubrí mi rostro con mi mano al oírla, una terrible migraña empezaba a taladrar mi cabeza, empecé a temblar levemente al recordar las amenazas de Alice, y al pensar que, ya no había una salida viable para nosotros, no viviendo juntos al menos.


— ... Debo mudarme — respondí en seco, me dolió en el alma haber dicho eso, Yelena me miró con seriedad y algo de incredulidad en cuanto lo dije.


— ¡¿En verdad dejarás que los engaños de Giselle te envenenen?!


— ¡No es por ella! — jadee mirándola de reojo — ¡¿Yelena no te das cuenta?! ¡todo lo que le está pasando a Robert es por mi culpa, Alice me lo dijo, que mientras yo estuviera con Robert él no iba a ser feliz!


— ¿Cuándo te dijo eso?


— Ayer en la noche — admití agachando la mirada con pesar — Me dijo que si yo realmente amaba a Robert, me iría y lo dejaría en paz.


— Esa bruja — bufó mientras conducía con cuidado, estaba empezando a anochecer, por lo que la visibilidad se hacía aún más escasa — Taylor irte no será la solución, creeme.


— No me voy a ir de Londres, ni tampoco dejaré a Robert, solo me mudaré a otro departamento, así su familia no lo podrá seguir molestando por mi culpa.


— ¿Y realmente crees que a Robert le agrade el hecho de que te mudes?


— Va a odiar la idea — dije sonriendo apenado — Pero ya no es cuestión de lo que nosotros queramos, es de quitarnos a su familia de encima.


— Esto no lo vale, Taylor.


— ¡Para mí no vale el hecho de que Robert pierda el liderazgo en la empresa Dawson por mi culpa! ¡él ha hecho muchos sacrificios por mí, es hora de que yo los haga también por él! — jadee mirando a Yelena con detenimiento — No Yelena, no estoy dispuesto a que mi novio pierda la empresa en la que tanto invirtió tiempo y años de su vida, solo por los prejuicios de sus familiares.


— ¿Y crees realmente que con mudarte bastará? Robert les dejará en claro que ustedes siguen siendo pareja.


— Le rogaré que guarde el secreto, será muy difícil lograrlo, pero debo convencerlo, de otra forma, le quitarán todo, y yo no estoy dispuesto a ver cómo le hacen a mi novio lo que mi padre me hizo a mí — agaché la mirada apretando mis dientes con algo de fuerza, el dolor en mi pecho era un asco, sentía náuseas, ganas de vomitar el desayuno que comí hace unas horas atrás, Yelena soltó un pesado suspiro para volver a mirar hacía la carretera, sentía que estaba enojada, no la culpaba, después de todo, mis palabras solo eran una muestra más de mi increíble cobardía, aunque, en mi defensa, no lo hice por cobardía esa vez, lo hice por amor a mi pareja, yo sabía que a él le importaba poco pelearse con todos sus seres amados por mí, pero yo no podía permitir que a él le quitaran los derechos que le correspondían, así como el viejo hizo conmigo alguna vez, yo me lo merecía, pero Robert no.



Continuará


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- Gema


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