80 - 'Proteger'
— ¿Te sientes bien? — me preguntó mientras empezaba a besar mi cuello suavemente, estábamos sentados uno frente al otro en la cama de esa habitación que Yelena nos prestó, era algo espaciosa, pero se notaba que nadie la habitaba con frecuencia, debido a los pocos muebles que había en ella.
— S-Sí, solo estoy un poco incómodo — respondí echando la cabeza hacía atrás, trataba de entrar en calor, pero era muy complicado, estaba muy estresado.
— Podemos jugar un poco para que te calmes — susurró repartiendo besos por mi cuello, se notaba que a Robert no se le dificultaba tanto hacerse a la idea de tener sexo en casa de Yelena, "¿ya lo habrá hecho antes?" preguntaba en mi mente, pero no quería preguntarlo en voz alta, eso atraería una pelea, y yo ya no quería pelear más.
— ¿Jugar? — pregunté algo dudoso, Robert me sonrió para empujarme suavemente en la cama y empezar a desabrochar mi pantalón.
— ¿No te gustan los juegos? — preguntó metiendo su mano en mi pantalón y empezando a acariciar mis partes.
— R-Robert — gimotee sintiendo cómo empezaba a acariciarme con la punta de sus dedos, admito que se sentía muy bien.
— Vamos, sé que puedes gemir un poco más alto — dicho esto, apretó un poco la punta de mi miembro, sacándome un fuerte quejido de dolor.
— ¡Agh, b-basta! — mi piel se erizó al notar cómo metía su mano bajo mi suéter y empezaba a apretar y acariciar mis pezones — Robert, mi amor, para.
— ¿Que pare? apenas empiezo, querido — dicho esto, me levantó el suéter para empezar a chupar mi pezón, apretando el otro al mismo tiempo que también me empezaba a masturbar.
— ¡Ahh, Robert! ¡ah Dios! — gemí ronco echando la cabeza hacía atrás y gozando del trato que me daba mi novio, mi cuerpo entero empezó a temblar, por inercia separé las piernas empezando a moverme de forma muy vergonzosa — S-Sigue por favor.
— ¿Alguien ya no quiere pelear? — preguntó risueño mientras se bajaba un poco el pantalón — Yo también quiero algo de afecto primero, Ty.
— ¿De qué tipo? — pregunté curioso alzando la cabeza, Robert me miró malicioso mientras se relamía el labio inferior.
— Pues... hay algo que he querido probar hace tiempo, pero un mojigato como tú seguro se va a espantar.
— Ya dime qué es — dije algo frustrado, odiaba que me llamara mojigato.
Él sonrió victorioso al ver que sus intentos por molestarme me hicieron caer de lleno en su trampa, maldije al darme cuenta de este detalle.
— Bueno, ya que insistes — dicho esto, me jaló con algo de fuerza para levantarme de la cama, lo siguiente que noté fue cómo empezaba a despojarme de mi ropa, no lo hizo lentamente, lo hizo de forma rápida y brusca, como solo él sabía hacerlo.
Cuando me quedé desnudo, Robert empezó a desnudarse también, ver a mi novio sin ropa siempre era un deleite para mí, aún hoy en día lo es, a pesar de que ya lo he visto así cientos de veces.
Me extrañó ver cómo se acostaba boca arriba en la cama y separaba un poco las piernas para palmear su abdomen, "¿será posible?" pensaba, mientras algo de emoción invadía mi pecho.
— ¿Acaso me vas a dejar que yo—
— Jaja, Taylor, ni siquiera te dejo tocarme el trasero, ¿en verdad crees que te daré oportunidad de pasivearme? — dijo cínicamente interrumpiendo mis palabras, hice un puchero cruzándome de brazos — Ven, ponte encima mío, con tu cara en mi entrepierna.
— ¡¿A-Acaso pretendes hacer lo que creo que vas a hacer?!
— Sí, señor mojigato, ¿porqué, te vas a echar para atrás? — preguntó cínicamente mirándome con atención, le miré con seriedad, me estaba intentando provocar, y lo peor, es que yo ya estaba a nada de ceder — Bien señor aburrido, tengamos sexo convencional y ya — bufó intentando levantarse de la cama, pero yo lo empujé para ponerme encima suyo tal como me lo pidió, me avergonzaba mucho estar en esa situación, pero recordé que Yelena me recomendó hacer lo posible para que Robert se calmara, así no me quedaba de otra más que ceder a sus pervertidas intenciones.
Jadee al sentir cómo me golpeaba el trasero, le miré de reojo con molestia, notando una maliciosa sonrisa en su rostro.
— Qué fácil es provocarte mi amor — murmuró con voz ronca sujetándome de los muslos.
— Date prisa antes de que me arrepienta — me quejé mientras la vergüenza se apoderaba de mí.
— Creeme, no te vas a arrepentir después de lo que te voy a hacer — dicho esto, pude sentir cómo me apretaba los muslos y los separaba un poco, lo siguiente que sentí fue algo húmedo pero cálido deslizarse por mi piel, gemí mientras mi piel se erizaba, y sentía la lengua de mi novio explorando mi cuerpo de arriba a abajo.
— P-Para, e-esto es muy raro — le rogué tratando de apartarme, pero él me mantenía sujetado de los muslos, y mientras más me intentaba alejar, más me atraía hacía él.
— Mgh, quería intentar esto hace mucho — murmuró por debajo mientras relamia cada centímetro de mi piel, sacándome suaves gemidos de placer.
— Ah, mi amor — gimotee arqueando la espalda — P-Por favor para, esto es raro.
— Lameme también, así no se te hará tan raro — murmuró antes de morder uno de mis glúteos, me quejé sutilmente mirando el miembro de mi novio, tan grande y grueso como siempre, tomé aire y me agaché para empezar a lamerlo, disfrutando de saborear la piel del señor Dawson.Me lo metí casi entero a la boca, luchando por contener los gemidos que me generaban las acciones de Robert, era difícil saber quién se estaba divirtiendo más, lo cierto era que ambos la estábamos pasando genial.
— Buen chico Ty — gimoteo entre risas gozando de lo que yo estaba haciendo con mi boca — Mi chico sí que sabe usar la boca.
— Mgh, ya quiero — dije apartandome para voltear a ver a mi novio algo suplicante — Ya tengo hambre Robert, por favor follame ya.
— Me encanta cuando me ruegas Ty, pero quiero jugar contigo un poco más — dicho esto, empezó a chupar y lamer de forma tosca mis testículos, mientras introducía un dedo en mi interior, sacándome fuertes gemidos de placer.
— ¡Ah! Robert — gemi moviendo sutilmente mis caderas y agachando la cabeza, con su otra mano empezó a masturbarme mientras seguía lamiendo mis testículos, mi novio es todo un desvergonzado sin duda alguna.
Gemía sin reparo gozando de las lamidas y movimientos de las manos de mi pareja, dejó de importarme que Yelena nos escuchara, y de cierta forma, saber que lo estábamos haciendo en una cama ajena, posiblemente con público tras la puerta, solo lograba calentarme aún más.
— ¡Me-Me vengo! — grité sacando la lengua, sintiendo cómo la de Robert chupaba y relamia mis partes más blandas y sensibles — Robert mi amor, me vas a hacer venirme.
— Córrete mi cielo — me rogó mientras movía sus caderas frente a mí, yo entendí el mensaje, por lo que me acerqué para empezar a chuparle de nuevo el miembro, gozando del vaivén que Robert daba en mi boca.
Arquee mi espalda al sentir la corriente del orgasmo recorrer mi cuerpo, gemia suavemente mientras seguía lamiendo el miembro de mi novio, sintiendo cómo mi semen abandonaba mi cuerpo poco a poco y manchaba el abdomen del señor Dawson.
— Vaya, sí que salpicaste — comentó juguetón para meterme dos dedos, haciéndome gemir ronco de nuevo — ¿Puedo hacerte venir dos veces si hago esto?
— R-Robert por favor n— mis quejas fueron interrumpidas por una serie de gemidos roncos que dí por los repentinos golpes que Robert daba contra mi próstata, golpes que me resultaban muy placenteros por alguna razón; mis piernas temblaban mientras mi novio separaba mis nalgas para seguir con su labor, yo jadeaba exhausto, pero no quería que se detuviera en absoluto.
— ¿Quieres que pare, Ty? — preguntó metiendo un tercer dedo.
— ¡¡Ah, n-no, s-sig— gemí desesperado sintiendo un orgasmo atacarme de nuevo, me sorprendió sentir dos tan seguido, pero se sintieron bien — ¡¡Ahhh, a-ay Robert, q-que rico!!
— ¿Rico? — me empujó contra la cama para verme fijamente a los ojos con malicia — Rico lo que te voy a hacer ahora, corazón.
— Lento por favor — pedí separando mis piernas y mirándolo con deseo, él me miró malicioso arqueando una ceja.
— ¿Lento? Por favor Taylor, hablas como si no me conocieras — dicho esto, me jaló de las piernas para alzar estas mismas, ponerse de rodillas en la cama y entrar en mi cuerpo de forma brusca, haciéndome gemir de dolor y retorcerme en la cama, apretando las sábanas y echando la cabeza hacía atrás.
— ¡¡Ahhh, Robert!! — grité sacando la lengua — D-Dios, e-eres tan grande.
— Qué perra eres — dijo divertido empezando un vaivén brusco y nada sutil, mi mente estaba en blanco en ese momento, solo podía pensar en lo bien que se sentía tener a Robert bien metido adentro mío, los problemas nos agobiaban a más no poder, pero ni ellos lograban que Robert y yo dejáramos de hacer lo que más nos gustaba, devorarnos el uno al otro, aunque obviamente era él quien me devoraba a mí, pero se entiende lo que quiero decir.
— ¡¡Robert, por favor sigue!! — gemí apretando las sábanas de la cama y sacando la lengua, haciendo gestos muy sugestivos.
— Mgh, carajo, estás tan estrecho — murmuró mordiéndose el labio inferior y alzandome más la pierna — Quiero cogerte todo el día Ty, hasta caerme muerto.
— Ahh, R-Robert — señalé a uno de mis pezones con cara sumisa, él sonrió coquetamente mirándome a los ojos con deseo, sus ojos estaban muy dilatados, era obvio imaginar que era porque estaba muy excitado.
— Mi gatito y sus caras de "cógeme" me matan — murmuró agachandose para empezar a chupar mi pezón tal como se lo pedí, yo empecé a gemir más fuerte echando la cabeza hacía atrás, entrelazando mis piernas con las de Robert, no quería dejarlo ir, quería que se quedara de esa forma conmigo eternamente, haciendo el amor como un par de desvergonzados sin importar quien pudiera oirnos o vernos.
— Ah, ¡Robert, me duele!
— ¡Lo sé, se siente tan bien! — murmuró para volver a morder y chupar mi pezón, me sorprendía aguantar tanto, porque esa realmente era una sesión extensa y demandante, y cuando era así yo tendía a venirme rápido, tal vez los otros dos orgasmos me brindaron resistencia.
No sé cuánto tiempo pasó, pero ambos seguíamos revolcandonos como un par de perros en celo, me daba igual que Yelena nos oyera, Robert estaba demasiado hambriento de mí, y admito que yo también estaba sediento de él.
— Gime Ty, gime mí nombre — me rogó apoyándome al filo de la cama y sujetando una de mis piernas, por alguna razón, a Robert le encantaba ponerme de esa forma, tal vez era porque así él podía hacerse paso en mi interior de forma más fácil y sencilla, y podía verme gemir.
— ¡¡Robert, Robert mi cielo!! — grité desesperado arqueando la espalda — Mi amor, ¡ah! ¡Más fuerte por favor!
— Si te doy más fuerte te haré sangrar Ty — dijo mirándome con expresión de deseo total, me mataba esa expresión en él.
— Adelante, aguantaré todo lo que quieras darme — dije sonriendo coquetamente, amaba jugar con fuego, ¿ya se los mencioné?
— Mgh, Taylor — gruñó entre gemidos alzando mis dos piernas y penetrandome con fuerza, haciendo que mi cuerpo se retorciera de dolor y placer.
Gemí fuerte el nombre de mi novio mientras una espesa corriente de semen abandonaba mi cuerpo y manchaba el de Robert, al cabo de unos segundos, fue Robert quien empezó a venirse dentro de mi cuerpo.
— ¡¡A-Ahh, Rob-mgh!! — gemí desesperado sacando la lengua mientras sentía el orgasmo en mi cuerpo atacandome con fuerza, Robert seguía moviéndose, solo que un poco más lento, jadeando y temblando sutilmente.
— Mgh, Taylor — gruñó gimiendo suavemente, amaba oírlo de tal forma — Maldición, no cogíamos así en días.
— Demonios, qué rico estuvo — dije sonriendo embobado, mi novio me jaló para recostarme en la cama y acostarse encima mío, chupando y mordiendo suavemente mis pezones — ¡Robert! ¿Aún quieres más? — pregunté entre suaves risas.
— Shh, déjame probarte otro poco — murmuró lamiendo mis pezones de arriba a abajo, aproveché para acariciar el cabello ajeno y sonreír tranquilo, mi novio se veía mucho más calmado, eso me alegraba mucho.
— ¿Cómo te sientes?
— Mucho mejor gracias a tí.
— Dale las gracias a Yelena, todo esto fue su plan — dije cínicamente entre risas.
— Ya sé que era su plan, pero tú te dejaste, eso lo hace un plan tuyo también — comentó mirándome pícaramente, yo reí tomando su mejilla y acariciándola con ternura.
— Amo mucho que tus ojos vuelvan a brillar.
— Tú haces que ellos brillen — mencionó sonriéndome calmadamente para tomar mi mano y besarla con ternura — ... ¿Qué sentiste al ver a Giselle? — su pregunta me dejó perplejo, miré apenado hacía otro lado sin saber de qué forma responder exactamente.
— ... Vergüenza — admití mientras mis mejillas empezaban a arder — Es una mujer muy bella, me fue imposible no pensar que, yo jamás llegaría a ser igual que ella.
— ... Sí, es verdad, jamás serás igual que Giselle, porque eres mucho mejor — lo miré curioso cuando dijo eso — Taylor, eres totalmente diferente a ella y a cualquiera otra persona que haya conocido jamás, es por eso que me encantas tanto, ¿Crees que Giselle me dejaría hacerle tantas cosas en la cama como te hice a tí? ¡Nunca, es muchísimo más mojigata que tú!
— ¿Gracias? — dudé algo confundido, Robert tomó mis manos para hacerme sentar frente a él en la cama, tomarme de las mejillas y besarme los labios con cariño.
— Hablo enserio cuando te digo que eres mucho mejor, Taylor, ¿o qué, acaso no confías en el criterio de tu novio?
— Claro que sí — dije tomando sus mejillas igualmente — Pero me preocupa eso de que ella esté tan cerca de tí... no me gusta, porque siento que ella solo te causará más estrés, e intentará seducirte.
— ¿En verdad me crees tan idiota para volver a caer en esa trampa?
— No, pero no quiero que ella esté cerca de tí, te hizo mucho daño Robert, y no es justo que debas exponerte a revivir esos malos tragos de nuevo solo porque a tu hermana de le antoje.
— Creeme Ty, a mí tampoco me agrada que ella esté tan cerca de mí — suspiró profundamente palmeando su regazo, yo me acerqué y me senté en él para acurrucarme en el pecho de mi novio — Tranquilo cariño, en cuanto vuelva hablaré con Alice para resolver todo esto, no dejaré que Giselle se interponga entre nosotros, ¿De acuerdo?
— ... De acuerdo — dije tomando las mejillas ajenas para besar con deseo y ternura a mi novio, él correspondió a mis besos para volver a recostarme en la cama a besarme y acariciar mi cuerpo, frotándose contra mi piel en busca de calor, sacándome suaves jadeos de placer, que acabaron con que hiciéramos el amor otra vez.
-
Luego de haberlo hecho un rato más, ambos caímos exhaustos en la cama, Robert abrazaba mi cuerpo mientras yo abrazaba una almohada, dormía plácidamente gracias al calor corporal de él, amaba sentir a Robert tan cerca de mí.
— Eres un asco — escupió una voz femenina junto a mí, alcé la mirada de repente, topandome con un par de ojos azules que me miraban con desprecio, una mirada que por alguna razón, me helo la sangre por completo.
— ¡Deja a Robert en paz de una jodida vez, él no te ama!
— ¿Disculpa? Soy su prometida, él va a amarme toda la vida, ¿verdad Robbie? — volteó hacía una persona de cabello negro que se acercaba hacia ella para abrazarla desde atrás y besarle el cuello suavemente.
Dicha imágen me dejó helado, quería correr hacía él y detenerlo, pero por más que lo intentaba, cada fibra de mi cuerpo estaba paralizada, me era imposible detener lo que estaba viendo frente a mis ojos.
Jadee levantando mi torso de golpe, aliviándome por completo al notar que esa visión solo fue otra horrible pesadilla, pero por más consciente que estaba de que eso era un espejismo creado por mi subconsciente, la pesadez en mi pecho no lograba irse tan fácilmente.
Chasquee la lengua acostándome de nuevo, sintiendo el brazo de Robert rodeando mi cintura y apegándome más a él, lo miré de reojo sonriendo de lado con ternura, lucía tan tranquilo, me alegraba ver que después de unos días tan pesados, mi novio lograba dormir pacíficamente, y un sentimiento invadió de golpe mi pecho, el sentimiento de que debía esforzarme por proteger la tranquilidad de mi novio, me dolió mucho que su padre se atreviera a golpearlo, no quería que alguien más llegara a perturbarlo o hacerle daño, me frustraba no tener poder suficiente para proteger a Robert de lo que se nos pudiera venir encima, yo no tenía forma alguna de defendernos, solo me quedaba luchar con lo poco que tenía para que nuestra paz no fuese arruinada de nuevo.
— Hola — murmuró abriendo sutilmente los ojos, sonreí al ver ese par de joyas azules mirarme con cariño y detenimiento.
— Hola — sonreí tomando sus mejillas para besarlo con ternura — ¿Pudiste descansar?
— Sí — respondió besándome suavemente para verme a los ojos con atención — ¿Tuviste una pesadilla?
— ¿Porqué preguntas? — dudé mirándolo algo curioso.
— Sentí que te levantaste de golpe, y últimamente te noto intranquilo al dormir — solté un pesado suspiro para sentarme en la cama a pasar ambas manos por mi rostro — ¿Qué soñaste?
— Contigo y Giselle — admití entre pesados suspiros, mi novio se sentó junto a mí para besar mi hombro suavemente.
— Fue solo un sueño, Ty, Giselle ya no significa nada para mí, y aunque venga a buscarme yo no le seguiré la corriente.
— Ya lo sé, pero... e-es difícil de ignorar el hecho de que ustedes estuvieron juntos por cuatro años Robert, demasiado tiempo, es difícil que se desliguen de la noche a la mañana.
— Nosotros nos desligamos desde hace tiempo Ty, o bueno, yo lo hice, ella es la que le sigue el juego a Alice para querer andar detrás de mí, se me hace muy patético si te soy sincero.
— No hables así Robert — murmuré pegando mi cabeza en el hombro ajeno, él me empezó a acariciar los labios con dulzura — No quiero que seas grosero, con que impongas distancia me basta.
— Bien solecito — sonrió mientras me volvía a besar los labios con ternura — Me abruma que a veces seas tan pacífico, y otras veces tan agresivo.
— Pues... ¿qué puedo decir? ni yo mismo logro controlar esa parte en mí, es la genética que heredé de Teddy.
— Ya lo veo, igual fue lindo... — noté que sus ojos se cristalizaron sutilmente — Nunca creí que te atreverías a gritarle a toda mi familia de esa forma.
— Perdóname, es que... odié que tu padre te pusiera una mano encima, m-me desesperé.
— Lo entiendo — empezó a juguetear con uno de mis mechones — ¿Puedo confesarte algo, Ty?
— Adelante.
— Hace tiempo, en una reunión familiar, mi padre me dió una bofetada frente a todos igualmente, yo estaba con Giselle... el problema inició porque estaba discutiendo con mi padre sobre la idea de irme a vivir en américa con ella.
— ¿Te querías mudar para allá? — pregunté abrumado.
— Así es, ella quería ir, y yo realmente no me sentía emocionado por irme a vivir tan lejos, pero, ella lo quería ¿quién era yo para negarme? — chasqueó su lengua mirando a otro lado — A mi padre no le cayó nada en gracia que quisiera irme.
— ... Lamento escuchar eso amor.
— Descuida — me sonrió de lado alborotando un poco mi cabello — ¿Te digo algo que, no ha dejado de rondarme la cabeza? ese día, Giselle no dijo nada, no se atrevió a encarar a mi padre, a pesar de que él le tenía estima y la consideraba una mujer muy audaz e inteligente, ella ni siquiera se molestó en consolarme cuando estuvimos a solas, no le hice mucho caso a eso, porque ya era costumbre para mí que mi padre actuara de tal manera, que me tratara de forma brusca, en cambio... ver la forma en que me quisiste defender de él, tocó muchas fibras dentro de mí — me sonrió con ternura para pegar su frente con la mía, sonreí apenado al oír sus palabras, realmente sonaba conmovido — No tenía dudas sobre lo mucho que me amabas, pero esto ahora me... Dios Ty, me-me hace adorarte aún más.
— Oye, no digas eso, no lo hice con esa intención, s-solo quería que tu padre te brindara más respeto, eres un hombre adulto Robert, no un niño bobo al que pueden mangonear como se les antoje.
Robert me tomó del cuello para darme un suave y cálido beso al que correspondí sin dudarlo, disfrutando de esa atmósfera dulce y romántica que había entre nosotros.
Me alertó escuchar la puerta de la habitación ser tocada con insistencia, Robert tomó una manta y me cubrió con ella para que no se viera mi cuerpo, aunque yo también estiré el trozo de tela para intentar cubrirle su virilidad a mi pareja, sacándole suaves risas coquetas.
— Qué posesivo — murmuró entre risas — ¡Pasa!
En cuanto abrieron la puerta, Yelena entró a la habitación con semblante frustrado, cosa que nos hizo a Robert y a mí fruncir el ceño extrañados.
— Boby, Giselle y Alice están afuera, quieren hablar contigo.
— De ninguna manera — dijo él de mala gana, yo le tomé del hombro para verlo de forma tranquila y de cierta forma comprensiva.
— Robert, es tu hermana, mejor sal y habla con ella.
— Ni loco hablaré con ese par — murmuró de mala gana — ¡¿Porqué les dijiste que estaba aquí, Yelena?!
— ¡Yo no se los dije, ellas solo llegaron y me dijeron que te llamara, traté de convencerlas de que no era así, pero sabes lo obstinada que es Alice!
— Tks, no puede ser — gruñó por debajo levantándose de la cama con una de las mantas rodeando su cintura, miré de reojo a Yelena, quien me miró algo apenada, seguramente odiaba que esas mujeres hubieran ido a buscar a mi novio a dicho sitio, hice una seña para que se quedara tranquila, de todos modos, eso no era su culpa.
Continuará
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- Gema
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