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79 - 'Rabia'


Miraba preocupado el semblante de Robert luego de todo lo que le dije, lo notaba furioso, pero por alguna razón, él empezó a reír por debajo, eso fue muchísimo más aterrador que verlo gritando y maldiciendo.


— A ver si te entiendo — dijo tomando mi mejilla para acariciarla con ternura — ¿Mi hermana te amenazó, y te dijo que te fueras antes de que llegue mi madre?


— E-En resumen sí — dije alzando sutilmente los hombros, él me sonrió de lado para acercarse hacía mí y besar mis labios de forma hambrienta.


— ¿Y mi padre te escuchó hablando con Mónica y cree que me eres infiel?


— Esos son malentendidos simples amor — dije tratando de amortiguar el golpe, me preocupaba que Robert saliera a gritarle a toda su familia por lo que yo acababa de decirle.


— Mh... bien — bufó apartándose de mí para quitarse el saco de su traje y aflojarse la corbata en su cuello — ¿Y lo de la maleta qué, acaso pensabas tomarle la palabra a Alice?


— N-No... bueno, e-en el fondo lo pensé, pero no me animaba a irme, por lo que te mencioné hace poco — dije sentándome en la cama estilo indio pasando mi mano por mi frente — Solo quería organizar mi ropa, y no sabía en qué otro sitio ponerla así que la metí en la maleta mientras tanto.


— ¿Sí sabes que hay espacio de sobra en el clóset, verdad?


— Sí pero... n-no lo sé, tal vez las bofetadas me dejaron más idiota de lo que ya er— jadee al darme cuenta de lo que acababa de decir, cubrí mi boca con mi mano apenas me di cuenta de mi gran estupidéz, Robert me miró con severidad en cuanto hice eso.


— ... ¿Bofetadas?


— ¿S-Sabes? c-creo que te tomaré la palabra y guardaré mi ropa en el clóset — dije levantándome de la cama para jalar la maleta, empecé a temblar sin darme cuenta, la reacción que pudiera tener Robert me preocupaba muchísimo.


Me heló sentir cómo posaba ambas manos en mis hombros, me hizo voltear a verlo, tenía expresión cansada, pero muy enfadada, maldije mi maña de no pensar antes de hablar de más.


— Taylor, ¿quién te golpeó?


— ... Alice — admití agachando la mirada, ¿de qué servía callarme ya? ya había soltado la bomba, ahora solo me quedaba rogar porque Robert no enloqueciera.


Me alertó notar cómo se apartó de mí para ir hacía la sala con su familia, yo corrí tras de él para intentar frenarlo, pero era esfuerzo en vano, la fuerza de Robert era increíble, aún cuando yo me colgué de su espalda para evitar que saliera, él avanzó sin prestarme mucha atención.


— ¡¡Ya fue suficiente!! — gritó llegando con toda su familia, yo me bajé de su espalda para intentar jalarle el brazo, pero él me ignoraba a más no poder.


— ¡¿Robert qué significa esto?! — reclamó el Dawson mayor mientras todos se ponían de pie y lo miraban confundidos.


— ¡¡Les he tolerado muchas cosas hasta el momento, pero el hecho de que golpeen a Taylor y quieran correrlo me parece ya demasiado, incluso para ustedes!! ¡¡¡esta es mi casa!!!


— ¡Robert ya basta por favor! — le rogué jalándolo del brazo todavía, miré cómo su padre se acercaba adonde nosotros estábamos, mirando a Robert con decepción total, casi con asco.


— No puedo creerlo, esto es inaudito — murmuró moviendo su cabeza en señal de negación — ¿Qué diría tu madre, Robert?


— ¿Qué diría? fácil, ¡¡llámenla!! — exclamó mirando atentamente a su padre — ¡¡¿Si tanto les preocupa la reacción de mamá, entonces porqué no la llaman?!! ¡¡porque ustedes saben que ella va a darme la raz— jadee al ver cómo mi novio recibía una fuerte bofetada de parte de su padre, mis manos empezaron a temblar de repente, pero no del miedo, sino de la rabia.


— ¡¡¡¿Cómo se atreve?!!! — grité, de la forma más ronca y fúrica que pude gritar, todos me miraron apenas alcé la voz — ¡¡Los está recibiendo en su casa, los deja opinar en su vida!! ¡¡¿y no conforme con eso lo golpean y lo humillan de esta manera?!! ¡¡¡¿quién carajo se creen ustedes que son?!!!


— ¡¿Quién te crees tú que eres?! — reclamó Alice caminando hacía mí, aunque su esposo la frenó en seguida, seguro él sabía que ella planeaba golpearme también.


— ¡¡Ay perdonen, creo que aún no les entra en su maldita mente clasista y cuadrada que yo soy el novio de Robert!! ¡¡su pareja, la persona que lo ha apoyado y le ha dado más amor del que le han dado ustedes, frívola cúpula de descerebrados bravucones!!


— Ty — murmuró Robert tomándome del hombro, pero ahora era yo el que le estaba haciendo caso omiso.


— ¡¡No, déjame terminar!! ¡¡ustedes no saben todo lo que Robert ha tenido que pasar, todo el estrés que le ha generado esta "intervención" de parte de ustedes!! ¡¡yo no lo veo consumiendo crack para que vengan a hacerle una maldita intervención, a él solo le gustan los hombres!! ¡¡¿a qué viene tanto maldito problema?!! — reclamé entre toscas risas, mientras todos me miraban fúricos y horrorizados — ¡¡¿Estás asombrados verdad?!! ¡¡¿porqué, porque la gente no acostumbra decirles sus verdades solo porque tienen dinero?!! ¡¡sorpresa señores, la vida no solo se trata de tu maldito dinero, yo vengo de un maldito nido de víboras iguales a ustedes, todo lo quieren resolver a base de dinero, y es por eso que Robert no quiso invertir en la empresa Atwood, no porque yo haya dicho algo de más, señor John!! — dije volteando hacía el mayor, Robert me tomó de los hombros, pero ni eso bastó para que me callara — ¡¡¿Usted cree que su hijo está haciendo mal su trabajo?!! ¡¡mi padre quería hacerle sexo oral para que invirtiera en su compañía porque Robert es el mejor empresario de toda Inglaterra!! ¡¡¡suéltame maldita sea!!! — grité cuando Robert me jaló y me cargó con fuerza para evitar que siguiera soltando pestes hacía su familia, aunque todos estaban callados mirándose entre sí sin saber qué decir con exactitud.


— Fue suficiente Ty — murmuró Robert en mi oído, yo jadeaba desesperado, el ver cómo se atrevían a tocar a mi novio alteró por completo mi lado sociópata.


— ¡¡No, no es todo!! — exclamé entre toscas risas — ¡¡Tú, querida Alice!! ¡¡¿quieres que te diga porqué Robert quiso dejar a la perra a la que tanto idolatras?!! ¡¡¿quieres que te diga el verdadero motivo por el que Robert quiso dejar a Giselle?!!


— Fue porque le fui infiel — escuché una voz externa hablando desde las escaleras, todos volteamos de inmediato, y toda mi sangre se heló al ver a una delgada dama de abundante cabello pelirrojo y ojos azules parada frente a las escaleras, al ver el enorme busto que dejaba semi-expuesto con ese ajustado y escotado vestido color lima, supe rápidamente de quién se trataba.


— ¿Giselle? — preguntó Robert totalmente abrumado mientras me mantenía sujetado entre sus brazos, todo el coraje que tenía hace unos instantes se me fue al ver lo bella y elegante que era esa mujer, me sucedió algo similar a lo que sentí cuando vi por primera vez a Yelena, me comparé con ella, la detallaba de arriba a abajo, y mi mente llegó inmediatamente a la conclusión de que yo no le llegaba ni a los tacones a una hembra como ella.


— ¡Giselle! — exclamó Alice mientras avanzaba hacía ella para abrazarla y besarle las mejillas, el padre de Robert fue el siguiente en aproximarse, y luego fueron el hermano de Robert junto a su esposa, mi novio y yo seguíamos estáticos, sin saber qué hacer o qué decir.


— Qué alegría verte hija — dijo el Dawson mayor mientras le besaba las mejillas a la recién llegada, para después voltear a ver a mi novio — ¿Qué no piensas saludar, Robert?


— ... ¿Qué significa esto? — preguntó él mientras me soltaba y daba unos pasos hacía adelante, la pelirroja empezó a caminar lentamente hacía él, mi pecho dolió cuando vi cómo tomaba las mejillas de él y le sonreía calmadamente.


— Me da tanto gusto verte de nuevo, Boby.


— No me digas así — escupió de mala gana apartando las manos ajenas de su rostro y mirando con molestia a la pelirroja en cuestión.


— ¡Robert! — reclamó Alice.


— ¿Qué haces aquí Giselle?


— ¿Cómo que qué hago aquí? Alice me dijo que no estabas bien, así que decidí venir a darte apoyo.


— No necesito tu apoyo, ni nada que venga de ti.


— ¡Robert no seas grosero!


— ¡¡A la próxima no traigas a mi ex prometida sin mi consentimiento, Alice!! — dicho esto, Robert se dió media vuelta para acercarse hacía mí y cargarme como un saco de papas sobre su hombro, yo no objeté ni nada por el estilo, seguía viendo a la hermosa mujer pelirroja que miraba apenada a mi novio — Me largo de aquí.


— ¡¿Cómo que te largas?! — exclamó Alice.


— Me largo, del verbo "no quiero estar más aquí" — dicho esto, Robert empezó a caminar hacías las escaleras del pasillo, su familia seguía reclamándole y llamándolo, pero él hizo caso omiso por completo, solo bajó al recibidor conmigo en brazos.


Miraba cómo Alice y George iban tras Robert para intentar frenarlo, pero él los ignoró por completo, solo siguió caminando sin mirar atrás. Salimos de la casa y finalmente Robert me bajó, para jalarme del brazo y llevarme a su auto.


— Sube — me dijo mientras sacaba las llaves del mismo de su bolsillo, yo obedecí sin cuestionar mucho, no quería que mi novio se enojara de nuevo por mi culpa.


— ¿Adónde vamos? — pregunté mientras subía y lo veía hacer lo mismo.


— A cualquier lugar lejos de esta gente — murmuró mientras encendía el auto y empezaba a conducir, yo le miré atentamente mientras seguía pensando en la mujer pelirroja de la que Robert trataba de huir, "es hermosa" me repetía mentalmente, mientras un dolor se acentuaba en mi pecho.


— ... Lamento haberle gritado a tu familia — murmuré con la voz apagada mientras subía mis piés al asiento y abrazaba mis piernas.


— ¿Tanto te enojó que mi padre me golpeara? — preguntó mirándome de reojo, su cabello cubría un poco su rostro, por lo que no podía verle muy bien que digamos.


— ... Odié que tu padre te pusiera una mano encima — admití entre sutiles gruñidos de molestia — Solo te has esforzado en dar la talla, en ser el hijo y hermano que todos quieren que seas, sacrificando incluso tu propia felicidad, ¿y ellos qué hacen? ¡te golpean a su antojo! ¡Robert yo no considero justo lo que ellos te estás haciendo, t-tú no mereces todas estas humillaciones y—


— Ty — murmuró calmadamente mientras me volteaba a ver y me dedicaba una tierna sonrisa, que me hizo callarme finalmente — Es lindo que creas eso de mí, te lo agradezco enserio.


— ¿Creerlo? amor yo no lo creo, ¡es algo obvio! e-eres el mejor hombre que he conocido jamás, ¡eres incluso mejor hombre que yo mismo!


— Deja de exagerar Ty — dijo soltando unas suaves risas, me alegró mucho ver que mi novio estaba empezando a calmarse.


Estiré mi mano a su pierna para acariciarla suavemente.


— Me preocupa mucho lo estresado que has estado estos días, no mereces que te estén tratando de esta forma. Incluído yo en esa lista, de haber sabido que lo de la maleta te estresaría tanto, ¡habría dejado mi maldita ropa tirada por ahí como si nada!


— Bueno ya, tampoco quiero que dejes la habitación hecha un cochinero Ty — mencionó mirándome algo serio, pero no era la misma seriedad de hace rato, era una más burlona y maliciosa. Sonreí pícaramente cuando dijo eso.


— Bien, guardaré mis cositas junto con las tuyas entonces — sonreí de lado acercándome un poco para besar la mejilla de mi novio — Lamento ser tan llorón.


— Yo lamento que estemos pasando por tantas cosas, sé que te prometí una vida tranquila, y estoy faltando a mi palabra por completo.


— ¡¿Bromeas?! creo que de los dos tú te has llevado la peor parte de todo esto.


— A mí no me golpearon dos veces.


— A mí no me golpeó mi padre en la cara frente a todos.


— Cariño, tu padre sí te golpeó frente a todos — dijo él mirándome con ternura.


— Ah, es cierto — reí rascándome sutilmente la nuca, Robert suspiró pesadamente mirando a través del retrovisor.


— No puedo creer que Alice haya llamado a Giselle, es increíble.


— No te veías nada contento por verla.


— ¡¿Pretendes que esté felíz por ver a mi ex?! — dijo mirándome algo incrédulo — ¡¡Taylor, Giselle es una bruja, sé muy bien las intenciones con las que la llamaron, quieren que ella intente seducirme o algo así!!


— No creo que tu familia sea capáz de algo así Robert — él me miró fijamente con semblante cínico, yo tragué en seco al verle — Okey, puede que sí lo hicieran con esa intención.


— Ojalá que no se les ocurra pedirle que se quede en mi casa.


— No pueden hacer eso ¿o sí?


— Alice tiene llave Ty, y conociéndola, hará lo que se le pegue la gana.


— Qué chocante es todo esto — murmuré mirando por la ventana cómo empezaba a llover un poco, me sorprendió sentir cómo mi novio posaba una de sus manos en mi pierna también.


— Tranquilo Ty, no dejaré que esta situación con Giselle pase a mayores, así debamos empacar y marcharnos a américa nuevamente.


— ¿Tanto así? — dije mirando algo perplejo al señor Dawson.


— En américa no me molestaban tanto, para ignorarlos solo tenía que apagar el celular, ¡aquí les dió por invadir mi maldita casa! — suspiré pesadamente al oír las palabras de Robert, realmente sonaba decidido, pero la idea de volver a américa se tornaba agridulce para mí, sé que desde que llegué a Londres las cosas iban de mal en peor para nosotros, pero esa ciudad era hermosa, todo un deleite, nada que ver con la odiosa Detroit, por lo que la idea de regresar a "casa", se me hacía muy tediosa.


-


Llegamos a una calle igual de tranquila que la nuestra, solo que las casas eran un poco más pequeñas. Ambos bajamos del auto tomados de la mano, me aliviaba que por fin podíamos tener muestras de afecto un poco más extensas, era irónico cómo yo me imaginaba estar teniendo sexo día y noche, y realmente no podíamos ni siquiera besarnos en la sala porque todos iban a vernos, era muy frustrante.


Robert tocó la puerta de dicha casa, y luego de hacerlo, tomó mi mejilla para acariciarla suavemente, mientras me sonreía con ternura, correspondí a esa sonrisa mientras tomaba su mano y la besaba suavemente.


— ¿Dónde estamos? — le pregunté.


— En casa de Yelena — me sorprendió escuchar eso, sobre todo porque yo no imaginaba que Yelena viviría en un suburbio tan tranquilo, la imaginaba viviendo en un departamento en pleno centro de Londres, tal vez juzgué antes de tiempo a la mejor amiga de mi novio.


Apenas abrieron la puerta, pude ver ese par de ojos verdes tan brillantes como siempre, sonriéndonos con ternura y algo de curiosidad; vestía una camiseta blanca con el logo de los Rolling stones junto con unos jeans viejos, era raro ver a Yelena tan casual.


— Hola, qué sorpresa ¿qué hacen aquí?


— Me llegaron plagas a la casa — dijo Robert mientras rodeaba mi cuello con su brazo, Yelena soltó una leve risa cínica al oírle.


— ¿Qué, llamaron a Giselle para hacer peso a favor de Alice? — preguntó ella de forma burlona, aunque rápidamente cambió su semblante al ver la cara de molestia de mi novio — ¡¿Qué?! ¡¿la llamaron?!


— Se apareció en mi casa, Yel.


— Esto es... Dios santo — bufó entrando de vuelta a la casa, Robert me jaló de la mano para guiarme al interior de dicho hogar.


Llegamos a una sala muy acogedora y adornada de forma muy elegante, llena de sofás de lujo y muebles de calidad, todo muy bello y de muy buen gusto.


— No puedo creer que te hayan hecho esto, Robert.


— Creelo Yelena, mi familia es así, cuando no ganan la partida deben sacar siempre algún as que los obligue a ganar.


— ¿Qué dijo cuando vió a Taylor? — preguntó Yelena mientras caminaba a una mesita de licor para servir dos copas de vino y un trago de whisky, era obvio adivinar qué era para quién.


— No dijo nada, pero se me acercó a tomarme la cara como si aún fuéramos algo, juraría que hasta quería besarme — murmuró él entre pesados gruñidos mientras caminaba hacía Yelena para tomar el whisky, y beberlo casi todo de un solo golpe.


— Wow, oye, lento Boby — dijo ella quitándole el trago — Entiendo que estés enojado, pero beber como idiota no te va a ayudar en absoluto.


— Estoy a esto — hizo un gesto con sus manos que asemejaban la cantidad que describía — De armar maletas y largarme a américa, ya no aguanto tanta queja Yelena, ya no lo soporto.


— No tomes decisiones precipitadas Robert, recuerda que debes arreglar muchas cosas en la empresa Dawson para irte y perderte así como así.


— ¡Mi padre perjura que soy un bueno para nada, bien, que tome su empresa y que a mí me dejen en paz!


— Ay por el amor de— no terminó de quejarse para darle un trago a su vino, mientras se acercaba a mí y me ofrecía una copa a mí también, copa que yo tomé y a la que le di un ligero trago, observando de reojo cómo mi novio iba hacía la cocina — ¿Qué te pareció la "señorita Giselle Collins" Taylor? — dijo con la voz algo baja mirándome atentamente.


— ... Es muy bonita — admití agachando apenado la mirada, Yelena me miró con pesar para tomarme las mejillas y hacerme alzar la mirada.


— Oye, mírame, que sea bonita no significa que sea mejor que tú, ¿de acuerdo? es muy bella, pero es una zorra que hizo sufrir a Robert, ¿quieres ser igual que ella acaso?


— ¡N-No, por supuesto que no!


— Entonces no te compares con esa tipa, ella no merece ni siquiera que pierdas tu tiempo pensando en ella — miró de reojo cómo Robert se acercaba hacía nosotros, por lo que me tomó la mejilla para bajar un poco más la voz — Enfócate en tratar que Robert se calme, está demasiado estresado, no quiero que cometa alguna estupidez.


— Yo tampoco quiero eso.


— Entonces ayúdalo a calmarse — dicho esto, se apartó de mí para caminar hacía mi novio, sonriéndole calmadamente.


— ¿Tienes algo de comer Yel? muero de hambre — dijo Robert pasando su mano por su rostro.


— Tengo algo de filete en el microondas, puedo servirte un poco si quieres, aunque — me miró de reojo haciéndome una seña para que me acerque a ellos — Siéndote sincera Boby, luces algo agotado, yo diría que más bien... necesitado — sonrió coquetamente tomando mis hombros y empujándome hacía él, Robert la miró algo extrañado, y yo la observé totalmente confundido — Ambos lucen fatigados, merecen tomarse un descanso, ¿hace cuánto que no toman un descanso juntos?


— Ah no Yel — dijo Robert mirándola seriamente — Sé lo que intentas hacer.


— Vamos Boby, conociéndote debes necesitar una buena revolcada para sacarte el estrés de encima, pues bien, ¡háganlo! aquí nadie los va a molestar, yo estaré en mi estudio con audífonos puesto, no me enteraré de nada en absoluto — dijo risueña mientras tomaba los hombros de Robert y lo empujaba hacía mí, tragué en seco mientras mis mejillas ardían al entender las intenciones de Yelena.


Mi novio chasqueó su lengua algo frustrado, aunque me miró de arriba a abajo con detenimiento, haciendo énfasis en mi pantalón, cosa que me puso mucho más nervioso.


— Bien, tú ganas — dicho esto, me quitó la copa para dársela a Yelena, ella sonrió victoriosa mirándome de reojo y guiñándome el ojo, una parte de mí estaba muy incómoda y agobiada, pero otra agradecía de corazón a Yelena por eso.


— Pueden usar la habitación al final del pasillo — dijo ella mientras miraba cómo Robert tomaba mi mano y me jalaba hacía dicho lugar, voltee a verla algo dudoso, ella alzó sus pulgares y me sonrió coqueta, entendía que su intención era que Robert se calmara, pero por más delicioso que fuera el sexo, eso se me hacía muy exagerado, aunque pensándolo bien, ambos eran un par de desvergonzados, era obvio que jugarían a este juego cada que pudieran.



Continuará


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- Gema


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