74 - 'Clan Dawson'
Bajé las escaleras que daban hacía el recibidor, me sentía muy abrumado, un dolor intenso llegó a mi pecho al pensar atentamente las palabras de Alice, "buscar una figura paterna" cualquiera pensaría eso, pero para mí era una total estupidez, Robert me daba un amor incondicional, que jamás confundiría con un amor de padre, a pesar de que varias veces me plantee dicha duda, "¿realmente veo a Robert como una pareja, o solo como un padre amoroso?" y cada que pensaba en eso, la imágen de ambos teniendo sexo me dejaba claro lo que sentía, no obstante, que otra persona me lo dijera, igual me generaba mucha frustración y asco.
Apenas llegué al recibidor, vi a dos hombres parados en la puerta junto a la chica de limpieza, quien me miraba con odio absoluto; reconocí a uno de los sujetos, era casi una copia de Robert, y hacía tan solo un día que nos habíamos visto.
Avancé un poco hacía ellos, no sabía porqué, ellos no querían hablar conmigo, pero igual sentía que debía presentarme, llevar las cosas lo más en paz que pudiera con la familia de mi pareja.
— Hola — murmuré tímidamente, Colette me miró con desprecio, el hermano de Robert con recelo, y el sujeto rubio con algo de duda y confusión — Em... R-Robert está hablando con Alice.— Esto no acabará hoy — dijo el sujeto rubio en un tono algo cínico.
— ¿Realmente creías que acabaría hoy? — dijo el hermano de Robert — Y se pondrá peor en cuanto llegue papá.
— ¿Tu padre vendrá hoy? — preguntó Colette asombrada, yo sentí mi sangre helarse, no quería ni pensar cómo me tratarían los padres de mi novio.
— ¡¡Tío Robert!! — gritaron un par de voces agudas al unísono que me aterraron por completo, al agachar la mirada pude ver a un par de pequeños avanzar rápidamente hacía donde yo estaba, aunque se frenaron en seco al distinguirme y ver que yo no era quien ellos creían, seguro el grupo de adultos les impidió distinguirme mejor.
— Tú no eres el tío Robert — bufó un pequeño niño rubio de ojos azules.
— ¿Quién eres tú? — preguntó un pequeño de cabello negro y ojos un poco grises, yo no sabía qué responder, aunque afortunadamente, yo no estaba solo con ellos.
— Él es un amigo de tu tío, Lou — dijo el sujeto rubio mientras cargaba al pequeño que era idéntico a él, mientras el hermano de Robert tomaba el hombro de su hijo y lo apartaba un poco de mí, ¿de qué me veían cara? Sé que los niños no son lo mío, pero tampoco soy Freddy Krugger o algo así.
— No puedo tenerlos encerrados en el auto todo el día — habló una mujer de cabello negro con mechones plateados, elección un poco cuestionable, pero ¿quién soy yo para juzgar? — ¿Cuánto van a tardar? — preguntó al llegar con nosotros, y al verme, se quedó petrificada sin saber qué decir.
— Emm, hola — dije sonriendo algo apenado — Soy Taylor, aunque dadas las circunstancias supongo que ya deben saber quién soy — dije riendo con nerviosismo, dicha mujer correspondió mi sonrisa, al igual que el sujeto rubio, el hermano de Robert suspiró de forma algo tensa, mientras la chica castaña miraba a otro lado con desprecio — Ehh... sé que quizás no vale la pena que les diga esto, pero... mis intenciones con Robert son muy ser—
— Taylor — habló el de cabello negro frenando abruptamente mis palabras — Creo que lo mejor es que te abstengas de hablar, eres un chico, eres al que menos podremos tomar enserio en todo esto — mi pecho dolió en cuanto me dijeron eso, pero lo que más dolía, era darme cuenta de que tenían razón, obviamente al que menos tomarían en serio sería a mí, por ser el chico precóz que dormía con un empresario que tenía edad para ser su tío.
— Lo mejor será que entremos a suavizar las cosas, sino Robert y Alice discutirán muy fuerte — dijo el sujeto rubio.
— Tienes razón Sandro — dijo el hermano de Robert mientras avanzaba al interior de la casa, me hice a un lado para que todos pasaran sin problemas, sentía un nudo muy horrible en mi garganta, todas esas personas lucían de lo más elegantes, la prosperidad emanaba de ellos, esa sensación de que todos formaban parte de una bella y enorme familia, de la que yo no formaba parte por más que Robert y yo quisiéramos creer que sí, me dolía la forma en que todos trataban el tema de mi relación con él como si de un mal hábito o un vicio autodestructivo se tratase, y un pesado sentimiento de "eres una droga para él" empezó a palpar mi corazón, mientras más lo meditaba más dolía, porque mientras más lo pensaba, más coherente lo veía, yo era un vicio insano en la vida de Robert, una adicción de la que él no podía desligarse, por más que eso retrasaba su vida, una vida que él añoraba que fuera igual de próspera y plena que la de sus hermanos, pero en el poco tiempo que llevábamos juntos, no había ni un solo gramo de prosperidad entre nosotros, solo drama, demasiado.
En cuanto todos subieron las escaleras hacía el siguiente piso, yo solté un pesado suspiro, avancé hacía la puerta para sentarme en los escalones de la misma, mirando aquellos pacíficos suburbios con un amargo sabor de boca, "¿qué estás haciendo?" pensaba, mientras tomaba una gran bocanada de aire, creí que al llegar a Londres todo se resolvería fácilmente, pero no era así, la familia de Robert me hizo darme cuenta de algo muy evidente que yo luchaba por ignorar, yo no encajaba ahí, ni en ese país, ni en esa casa, ni en esa vida, mi pareja era un hombre que merecía una familia, y por más que él me perjuraba que no le importaba, presentía que el hecho de ser solo nosotros dos tarde o temprano le iba a afectar, ya fuera por cuenta propia o por la influencia de su ácida familia, me dolía pensar que por más amor que yo sentía por Robert, eso no sería suficiente, yo no era suficiente para él.
Retiré con cuidado la manga de mi suéter para ver el anillo en mi dedo, era hermoso, y más hermoso se volvió luego de oír la metáfora de Robert sobre que yo era igual a dicha prenda, me daba ternura y me dolía, dolía no poder darle a mi pareja la vida de familia que tanto quería, y que su familia tanto le exigía que tuviera, "¿qué hago ahora?" rebotaba por mi mente, no quería abandonar a Robert, lo amaba demasiado para eso, y no quería parecer un cobarde, pero sentía que mi presencia en ese lugar solo empeoraría las cosas a más no poder.
Me alertó escuchar la puerta de un auto cerrarse, al alzar la mirada pude ver a un delgado chico de cabello negro y ojos verdes, pegado a un celular sin fijarse si quiera por dónde avanzaba, aparentaba tener quince o dieciseis años, la edad a la que yo bauticé como "váyanse a la mierda, odio todo y a todos".
— ¿Y mis papás? — preguntó aquel chico al pararse frente a mí, me abrumaba el hecho de que le importara poco o nada saber quién era yo, pero al asumir que era el sobrino mayor de mi novio, preferí que no supiera mi identidad.
— Adentro — respondí señalando hacía el interior de la casa, el chico suspiró mirándome algo fastidiado.
— ¿Tía Alice está arriba?
— Así es — asentí.
— Ay no — bufó de mala gana para sentarse a mi lado, cosa que me dejó algo confundido y abrumado.
— ¿No vas a entrar?
— ¿Y oír cómo tía Alice le grita al tío Robert por tener un novio de mi edad? no gracias — respondió alzando sus hombros y revisando su celular nuevamente, yo fruncí sutilmente el ceño al oírle.
— ... No es de tu edad — respondí dudando si era correcto decir que se trataba de mí, aunque ver la expresión incrédula que mostró el chico al verme, me dejó claro que yo luchaba por algo imposible.
— Sí cómo no — dijo entre toscas risas — Amigo tú y yo nos llevamos dos años de diferencia como mucho.
— ¡Tengo veintiuno! — reclamé haciendo un leve puchero.
— Pues vaya que hiciste todo un escándalo — dijo riendo cínicamente, cosa que me hizo agachar apenado la mirada — Todos en mi familia están que no pueden creer lo que está pasando gracias a ti.
— ... Lo imagino — murmuró abrazando mis propias piernas.
— ¿En verdad estás saliendo con mi tío? — preguntó mirándome asqueado, no supe qué responder, me quedé petrificado, un chico mucho menor que yo me estaba juzgando, y haciéndome sentir como todo un ser humano despreciable, dicen que si lo sientes es porque lo eres, o al menos eso es lo que yo creía.
— ... E-Es más complicado que eso — admití llevando uno de mis mechones tras mi oreja.
— Iug — dijo entre toscas risas — Amigo estás enfermo.
— Gracias — dije alzando las cejas y suspirando pesadamente — Aunque yo no soy el que está recibiendo el peor regaño justo ahora.
— ¿Ya ves porqué no quiero subir? — dijo rodando sutilmente sus ojos, le miré de reojo tomando aire nuevamente para abrazar mis propias piernas y pegar mi frente en mis piernas, un horrible dolor de cabeza empezaba a molestarme — ¿Cómo te llamas?
— Taylor — respondí aún con la frente pegada a mis rodillas.
— Eres americano ¿verdad?
— Así es.
— Siempre quise ir allá, pero mi papá no quiere salir de este asqueroso hueco frío y pestilente — dijo de forma incrédula — ¿Cómo es América?
— Caluroso y asqueroso — respondí de mala gana, sé que América es un sueño para muchos, pero dicho sueño yo no lo veía en absoluto.
— Me estás mintiendo — dijo tomando mi hombro y empujándome sutilmente, cosa que me alertó — América tiene lo mejor del mundo, la mejor música, la mejor comida, ¡todo lo de allá es increíble!
— No creas todo lo que ves en TikTok niño — dije de mala gana alzando la mirada, él me miró con desagrado cuando dije eso.
— ¡Yo no soy un niño, tengo quince años!
— Eres un niño, y mientras más digas que no, más claro queda lo infantil que eres.
— ¡Si a esas vamos tú también eres un niño!
— ¡¡Soy mayor que tú!! ¡¿cómo carajo podría ser un niño?!
— ¡Dijiste una grosería frente a un niño, eso te hace un imbécil irresponsable! — afirmó sonriendo con malicia — Le diré al tío Robert que eres un boca sucia.
— Jaj, como si tu tío Robert fuera mi padre para regañarme.
— Yo no dije que iba a regañarte — le miré confundido cuando dije eso — Que creyeras que me refería a un regaño deja bien en claro que tienes mentalidad de niño, ¡booya!
— Jaj, ¿"booya"? ¿tienes ocho años? — pregunté de forma incrédula mientras me cruzaba de brazos.
— ¡William! — reclamó una voz que venía del interior de la sala, ambos volteamos, se trataba de la chica de cabello castaño, quien tenía un muy evidente semblante de molestia y desagrado — ¡¿Qué haces aquí?! ¡tus padres te están esperando!
— No subiré allá, Colette, ¿estás loca? deben estar discutiendo igual que cuando el tío Sandro dijo que Manchester era mejor que Liverpool.
— ¡No te estoy preguntando! — reclamó ella mientras se acercaba hacía nosotros y jalaba al chico por la oreja y le obligaba a levantarse del suelo.
— ¡¡Agh Colette, te voy a acusar con mi tío Robert!!
— ¿Robert sabe que maltratas a sus sobrinos? — pregunté de forma incrédula mientras volteaba a verla, ella me ignoró para caminar hacía las escaleras, solté un pesado suspiro mientras posaba ambas manos en mi rostro, la cabeza me empezaba a doler de forma muy espantosa.
-
"No puedes pasar toda la tarde sentado en el pórtico" pensé, tomando aire para volver a la sala con mi novio y su familia, las ganas que tenía de volver eran nulas, pero no quería dejar solo a Robert en toda esa discusión, de todos modos, yo era el responsable de que eso estuviera pasando.
Apenas llegué al lugar, todos de inmediato voltearon a verme, me dió rabia ver cómo los dos pelinegros (George y Alice) estaban parados cruzados de brazos frente a Robert, quien estaba sentado en el sofá con la cabeza agachada, mientras los demás adultos estaban sentados en el comedor con sus hijos, no toleraba esa situación, sabía que iba a tener problemas, pero no quería quedarme callado.
— ¡Mi amor! — dije con obvias razones de incomodar a los dos pelinegros que atosigaba a mi novio, caminé hacía Robert para sentarme a su lado y abrazarlo con fuerza, él correspondió el abrazo con fuerza, una fuerza extraña, como si tuviera miedo de dejarme ir, me dolió sentir cómo temblaba un poco, ¿así de mal se habrá sentido en ese momento?
— ¡Esto es algo entre familia, lárgate de aquí! — demandó la hermana de Robert, yo tomé las mejillas de mi novio para verle fijamente a los ojos, lucía molesto, cansado, fatigado, dolido, todo eso y más, sus cristales azules realmente se notaban vulnerables, no tienen idea el dolor que sentí al verlos de tal forma — ¡¿Qué no me estás escuchando?!
— Sí te escuché — dije sonriendo de forma notoriamente forzada y volteando a verla — Pero me da igual.
— ¡¿Disculpa?!
— ¡¿Quién te crees, igualado infeliz?! — reclamó la castaña mientras llegaba de la cocina para gritarme también.
— Esto a ti no te concierne Taylor — dijo el hermano de Robert.
— Robert y yo somos pareja, lo que a él le pase, a mí también me concierne — dije levantándome del sofá para ponerme frente a ellos — Sé que no tomarán en serio la palabra de un chico como yo, ¡pero juro que no miento al decir que Robert y yo nos amamos de forma honesta!
Ambos me ignoraron totalmente, me miraron con recelo y se apartaron de mí para caminar hacía las escaleras que daban a la oficina de Robert, él se levantó del sofá para tomarme del hombro y luego caminar detrás de ellos, mi pecho dolió de forma horrible, no importa con cuánta sinceridad tratara de hablar, ellos jamás me tomarían en serio, yo solo era un niño jugando a ser adulto con un hombre mucho mayor que él, "¿en qué estabas pensando?" rebotaba por mi mente, mientras nuevamente, sentía un horrible frío rodeando mi cuerpo, observar cómo mi novio sufría por mi culpa, y que yo no podía hacer nada para ayudarlo, me mataba.
— Pronto se te va a caer tu teatro — dijo la chica de cabello castaño, yo ya estaba harto, no lo digo por decir, en verdad me harté.
— Cállate — murmuré volteando a verla de mala gana, mis manos empezaban a temblar, ver a Robert tan vulnerable sí que me afectó — ¡¡Cállate la maldita boca de una vez por todas!!
— ¡Oigan basta! — clamó el sujeto rubio mientras se levantaba de su asiento, los niños rápidamente corrieron a las escaleras para irse al recibidor, el único que se quedó era el chico de quince años.
— ¡¿Y tú quién carajo te crees para gritarme?!
— ¡¡¿Cómo que quién me creo, pedazo de perra infeliz?!! ¡¡¿qué acaso aún no te queda claro quién soy yo?!! ¡¡desde que llegué Robert te dijo quién soy yo!! ¡¡¿y aún debes ser tan imbécil para preguntármelo?!!
— ¡¡Oigan!! — reclamó el sujeto rubio mientras llegaba y me tomaba de los hombros, al mismo tiempo que la otra mujer llegaba y tomaba a Colette de los hombros igualmente.
— ¡¡¿Están escuchando cómo me habla este infeliz?!! ¡¡desde que llegó me ha tratado mal!!
— ¡¡¡¿Disculpa?!!! — grité, perdiendo totalmente los estribos, ya lo sé, fue muy desconsiderado de mi parte dejarme llevar por las palabras malintencionadas de esa chica, pero ¿qué querían que hiciera? estaba harto, odiaba la forma en que me estaba tratando a cuenta de que la familia de Robert había llegado, aunque pensándolo bien, debí callarme, aguantar un poco más, vaya que debí hacerlo.
— ¡¡Taylor!! — me heló escuchar la voz de mi novio hablándome, eso bastó y sobró para hacerme entrar en razón. Voltee de golpe, topándome con sus hermosos ojos azules, que me miraban con enojo y algo de frustración, a su lado estaban sus hermanos, quienes estaban igual de molestos que él.
— ¡¡Él empezó!! — reclamó Colette como la propia mártir, yo agaché la mirada sintiendo cómo todo empezaba a darme vueltas.
— No cabe duda, este chico es un salvaje — murmuró Alice de mala gana.
— Tus palabras están de más — gruñó Robert volteando a verla, ella rió de forma incrédula mientras se cruzaba de brazos.
— ¡¿Qué no estás viendo el espectáculo que está armando?! ¡Y con Colette, que Colette es un ángel! — no pude evitar soltar una ácida risa nasal mientras rodaba sutilmente mis ojos, logrando que aquella pelinegro me mirara con odio absoluto.
— Esta situación ya no puede seguir así Robert — dijo George mientras miraba a Robert con seriedad — Date cuenta de lo que está sucediendo, ¡no puedes seguir jugando a ser pareja de un chico menor que tú, abre los ojos por Dios santo!
— Creí haberles dejado bien en claro que Taylor no era un juego para mí, ¡¿en verdad seguirán aquí haciéndome la vida miserable hasta que decida dejarlo?!
— O que él se harte de ti, lo que suceda primero — murmuró la pelinegro de mala gana mientras me miraba de reojo con desprecio — Porque un chico como él, no debe saber ni siquiera lo que es el amor, solo va a ocasionarte dolor, si es que ya no lo ha hecho — un nudo se formó en mi garganta al escuchar las palabras ajenas, y rápidamente, el recuerdo del momento en que Robert y yo nos separamos por culpa de mi indecisión e inseguridad empezó a rebotar por mi mente, al mismo tiempo que un intenso ardor en mi pecho llegaba a molestar de igual forma, de por sí yo siempre fui muy inseguro, y las palabras ajenas no me dejaban pensar con tranquilidad.
— Aprecio su interés hacía mi vida, pero quiero tener una vida a parte sin que mi familia meta sus narices en ella, así es que les pido de corazón, ¡que ya se larguen de mi casa y nos dejen a mi pareja y a mí en p— hablaba mi novio sin siquiera titubear, sin embargo, se quedó estático y sin pronunciar una sola palabra, eso me preocupó muchísimo, pero al escuchar una gruesa y desgastada voz detrás mío, (voz que hizo a todos los presentes voltearse de igual forma) me dejó muy en clara la razón pro la que mi novio se preocupó tanto.
— Veo que los rumores son ciertos — dijo un hombre alto de corto cabello grisáceo y hermosos ojos azules, iguales a los de mi novio y su hermana, pero repito, ellos no eran tan hermosos como los de Robert, los de él tenían cierta chispa y "vida" de la que los demás carecían extrañamente.
Me quedé helado en cuanto aquel hombre fijó su mirada sobre mi cuerpo, me detallaba de arriba a abajo, era una sensación demasiado incómoda y desagradable.
Di un paso atrás por inercia al verlo caminar hacía mí, me reconfortó sentir el brazo de Robert rodeando mi cuello, pero al alzar la mirada para verle el rostro, noté una expresión severa y algo preocupada en él, eso me dejó muy en claro que todo solo iba a empeorar ahora que ese hombre llegaba con nosotros también.
— Veo que los chismes vuelan rápido — escupió de mala gana mientras me apegaba a su pecho de forma muy autoritaria y posesiva — Nunca vienes a verme, y basta que Georgie diga un par de idioteces par que tú y Alice tomen el primer vuelo a Londres, no sé si alegrarme u ofenderme.
— El que se siente ofendido soy yo, Robert — exclamó mientras se paraba firme frente a nosotros y se cruzaba de brazos, nadie más decía nada, solo miraban a ese canoso hombre con temor — ¡¿Te vas a América unos meses y regresas actuando como todo un desvergonzado?! metiéndote con un... — me miró con asco para luego ver a los ojos de su hijo con odio absoluto — Creí haberte criado mejor que esto.
— Mi crianza no tiene nada que ver con quien soy actualmente.
— ¡¿Cómo dices algo así?! ¡¡mira a tu alrededor!! ¡tus hermanos tienen familia, hijos, son personas de bien! en cambio tú... — volvió a verme fijamente — ¡¿A qué crees que juegas, Robert?!
— ¿Quién habló de jugar? padre — murmuró cínicamente mientras me abrazaba con fuerza, yo solo me dejaba llevar, estaba demasiado nervioso para cuestionar u objetar algo — Esta es mi vida, y así como todos ustedes tienen familia, yo también aspiro tener a alguien que me reciba todas las noches, ¿porqué les cuesta tanto aceptar mis decisiones?
— ¡¡Porque tus decisiones son una tontería!! — reclamó Alice alzando la voz — ¡¡Si lo que quieres es estabilidad y bienestar, ese chico no va a dártelo ni en un millón de años!! ¡¡solo te va a quitar tu dinero y se irá!!
— ¡Giselle también me quitaba mi dinero, y eso no parecía enojarte Alice!
— ¡Giselle era una mujer de bien, ese niño ni siquiera trabaja!
— ¿Qué edad tiene ese chico, Robert? — preguntó el mayor con severidad, sentí que era hora de que diera la cara, por lo que me aparté de Robert y me paré frente a ese hombre, realmente era como ver una versión futura de mi novio, pero sin todo su encanto y cualidades que tanto me gustaban.
— ... Me llamo Taylor, señor Dawson — dije con la voz algo apagada — Tengo veintiún años, conocí a su hijo en América, llevamos muy poco de conocernos, no trabajo, apenas y estudio, y no tengo ni idea sobre cómo es la vida de pareja, porque Robert es la primera persona con la que vivo, de hecho es... mi primera pareja — admití suspirando pesadamente y agachando la mirada — Comprendo que esto para ustedes es muy... extraño, y que no reconocen a Robert por lo que está haciendo, pero creanme por favor, ¡creanme! cuando les digo que lo que nosotros tenemos es... e-es sincero — dije temeroso mientras miraba a mi alrededor, todos me miraban con recelo, como si esperaran a que me equivocara para empujarme por la borda — Vine a vivir con Robert porque él me lo pidió, y desde que estamos juntos, jamás se me ha cruzado por la mente robarlo, o abandonarlo, o hacerle algo que pudiera herirlo, lo digo enserio, ¡y-yo amo con locura a Robert! j-jamás haría algo para herirl—
— Ya tuve suficiente de esto — dijo Alice mientras interrumpía de golpe mis palabras — ¡Basta, cierra la boca, no quiero escuchar las palabras de un chico mentiroso y mal educado como tú!— ¡¿Alice cómo te atreves?! — reclamó Robert volteando a verla con enojo total.
— ¡¡Es tu hermana, y dado que tú al parecer te niegas a ver claramente lo que está sucediendo, está en todo tu derecho de reprocharte por las estupideces que estás cometiendo!!
— ¿Estupideces? — dijo mientras sonreía de forma incrédula y se cruzaba de brazos, me aterró bastante verlo así, recordé de inmediato dónde vi esa mirada cínica y colérica, era la mirada que tenía el día que me vió besándome con Julius, y donde... varias cosas sucedieron después.
— Robert — murmuré caminando hacía él para jalarlo de los brazos y alejarlo de su padre, ya que parecía que quería ir a encarar al mayor — No hagas una estupidez, por favor — susurré apartándolo del mayor para verlo con preocupación, él no me miraba para nada, mantenía la mirada clavada sobre sus familiares sin más.
— ¿Es esta la forma en la que quieres actuar, Robert? — preguntó el mayor cruzándose de brazos — ¿En verdad te piensas enemistar con toda tu familia, por un sujeto al que probablemente vas a dejar mañana?
— ¡Ustedes me han dado la espalda sin dudarlo! ¡¿porqué yo debo ser el único con sentimiento familiar de todos los presentes?!
— ¡¿Qué crees que pensará tu madre de todo esto?! — reclamó acercándose hacía él — ¡¡Ella sufrirá un ataque cuando vea que su hijo mayor se está metiendo con hombres mucho menores que él!!
— ¡¡A mi madre no la metan en esto!! — gritó intentando encarar a su padre, pero yo lo intentaba empujar para que no hiciera algo de lo que se pudiera arrepentir.
El mayor rió de forma incrédula para verme de arriba a abajo, sacudir su traje y ver a Robert atentamente.
— No pienso seguir discutiendo de esta forma — dijo mientras carraspeaba y volteaba hacía el hermano de Robert — George, vé a encender el auto, vamos a tu bar.
— ¿Qué? — dijeron al unísono, el de cabello canoso miró nuevamente a Robert mientras se cruzaba de brazos.
— Tú y yo debemos hablar sobre lo que está pasando en la empresa Dawson, el tratado con la empresa americana, Greene no deja de llamarme preocupado, perjura que estás llevando mi empresa a la quiebra, quisiera que habláramos un poco sobre eso, y ya después seguiremos platicando sobre tus... elecciones de vida tan cuestionables — mencionó arqueando una ceja y mirándome nuevamente, un horrible nudo se formó en mi garganta al oírle, pensé que era una mala idea que Robert saliera en dichas circunstancias, considerando que seguramente su sangre estaba hirviendo de la rabia, y que el alcohol probablemente solo iba a empeorar su humor, eso era lo que yo pensaba, y fueron las principales razones por las que me asombré totalmente al oír cómo mi novio accedía a las palabras de su padre.
— ... Bien — escupió de mala gana para avanzar hacía la habitación donde dormíamos, yo me fui detrás de él, ni loco me iba a quedar solo con todo el clan Dawson mirándome como si yo fuera una plaga o algo por el estilo, sus miradas eran casi tan ácidas y odiosas como las de mi propia familia.
Continuará
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- Gema
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