62 - 'Apaciguar'
Luego de comer y guardar las sobras de lasaña que quedaron, bajé las escaleras, y fui hasta el recibidor. Me asomé por una ventana que estaba junto a la puerta y que era cubierta por una cortina lavanda, ahí pude ver a Robert sentado en las escaleras del pórtico fumando tranquilamente.
Abrí la puerta para asomarme de mejor forma, él volteó a verme cuando sintió mi presencia, me miró algo abrumado, seguramente fue porque yo seguía descalzo y en bata de baño.
— ¿Comiste? — preguntó mientras me miraba con atención.
— Sí, estuvo muy rico.
— Me alegro, me esmeré al hacerla — susurró levantándose del suelo mientras daba otra calada a su habano, para acercarse a mí y tomarme de la barbilla suavemente — Lamento mi actitud de hace rato.
— No te disculpes — dije tomando las mejillas ajenas para darle un suave beso en los labios, al que él me correspondió sin dudarlo — ¿Pasó algo malo en tu trabajo?
— No exactamente — admitió entre pesados suspiros de frustración — Uno de mis socios, no deja de reprocharme por perder el trato con tu padre, dice que hablará con los demás socios mañana durante la reunión, votarán para saber quién está a favor de que re-negociemos con tu padre, y si todos votan a favor, mandarán a otro vocero a América a tratar los detalles del contrato.
— ¿Qué? pero, la empresa es tuya, ¿cómo pueden tomar decisiones en algo que es tuyo?
— En su mayoría es mía, pero como mis socios tienen el derecho de opinar, y ahora que vendrá mi padre, le lavarán el cerebro para ponerlo en mi contra.
— Qué malditos — escupí de mala gana, Robert sonrió levemente al oírme.
— Sí, lo son — murmuró volviendo a abrazarme con fuerza — Mañana será un día muy estresante, más de lo que yo imaginaba.
— Lo lamento tanto, cielo — alcé la mirada para verle a los ojos — ¿Y las empresas nuevas no son tan buenas como la de mi padre?
— Sí lo son, pero el detalle es que todos estaban entusiasmados por el alcance y la fama que tiene la empresa Atwood, para ellos cualquier otra será mucho más débil que la de tu padre.
— Mh, tus socios son imbéciles — dije de mala gana, sacándole a Robert otra suave carcajada — ¿Eso significa que si ellos votan, tendrás que trabajar con mi padre aunque no quieras?
— No te preocupes cariño, ya veré qué hacer, tengo a Yelena de mi lado, y ella hace bastante peso en la mesa directiva, además, ni amarrado trabajaré con un cerdo machista como tu padre — sonreí de lado cuando él dijo eso, y me fue imposible no darle un suave y tierno beso en los labios.
Luego de unos segundos, dicho beso se fue volviendo más sensual, el sabor a tabaco en la boca de él era abrumador, era mucho más intenso que el de la nicotina.
Me sobresalté al sentir cómo repentinamente me cargaba y hacía que mis piernas rodearan sus caderas, mientras seguíamos besando sensualmente.
— ¿Vamos a dormir? — pregunté en un tono suave y un poco coqueto, quería que Robert se relajara, y sabía muy bien cómo lograrlo.
— Sí — respondió pegando su frente con la mía para entrar a la casa de nuevo y cerrar la puerta tras él, y de esa forma llevarme cargado hasta nuestra habitación, me encantaba cómo sonaba eso, "nuestra habitación".
— Robert — susurré entre besos mientras entrábamos a la habitación, él metió su mano bajo mi bata para empezar a juguetear con mis pezones, sacándome jadeos y gemidos de desespero.
— ¿Ves que sí haces cara de cógeme? — susurró en mi oído para empezar a morder y besar mi cuello mientras empezaba a moverme en sus brazos como si me estuviera penetrando, sacándome gemidos ahogados de desespero.
— ¡Ah, espera! — dije apretando el cabello ajeno, sintiendo cómo la mitad de mi cuerpo empezaba a quedar desnudo por culpa de esa bata que me quedaba holgada, y no ayudó en absoluto que mi querido novio quitó el nudo para que fuera más fácil desnudarme.
— ¿Esperar qué? — murmuró lamiendo mi cuello sin más.
— E-Es que... y-yo — le tomé de la mejilla para hacer que me viera fijamente a los ojos — Estás estresado, quiero hacer algo para ti.
— Con dejarme hacerte mío es suficiente Ty.
— Hablo en serio — insistí mirando a Robert de forma sensual, le puse, como él mismo dije "cara de cógeme" — Por favor amor, prometo que te va a gustar.
— Jej — sonrió maliciosamente para bajarme y darme un hambriento beso, al que correspondí sin duda, pero luego de varios segundos, me aparté.
— Siéntate — demandé atando nuevamente mi bata, él me miró curioso arqueando una ceja, pero solo hizo lo que yo le pedí sin más.
Cuando él se sentó en la cama, yo me puse de rodillas frente a él, manteniendo esa sonrisa sumisa que tanto enloquecía al señor Dawson.
— ¿Te sientes mal, verdad? — pregunté con voz suave y tímida, mientras separaba sus piernas con mis manos, me encantó ver cómo un sonrojo muy pronunciado se mostraba en las mejillas de él.
— Taylor — susurró mi nombre en un tono tan sexy que me fue imposible no sonreír con malicia.
— Déjame ayudarte, sé de algo que te puede aliviar — dicho esto, empecé a bajar el pantalón ajeno, un bulto muy pronunciado ya se dejaba ver debajo de la tela, estaba impaciente por verlo, pero me tomaba mi tiempo, quería enloquecer a mi novio.
— Maldición Ty — gruñó entre gemidos roncos, amaba ver a Robert tan enloquecido por mi culpa.
— Cálmate — susurré empezando a frotar mi cara contra su bulto, mi yo de hace unos meses se habría horrorizado al ver todo lo que mi yo de ese tiempo hacía, y vaya que se asustarían más al ver todo lo que mi yo actual sigue haciendo.
Bajé finalmente ese boxer gris, dejando que el miembro de Robert saliera a saludar, como si de un resorte en un sofá viejo se tratase. Sonreí coquetamente mientras un ardor llegaba a mis mejillas y a mi intimidad, me dispuse a dar ligeras lamidas alrededor, y con cada una, llegaron varios gemidos y jadeos pesados de parte de mi novio.
— ¡Ah, c-carajo! — gruñó tomándome de la cabeza mientras yo seguía dándole placer, cualquiera que lo haya escuchado habría creído que Robert iba a sufrir un infarto, me enorgullece decir que yo fui el responsable de que jadeara de esa forma.
Y sin preguntar ni nada, abrí la boca e hice lo propio con el miembro de mi pareja, saboreando este mismo de arriba a abajo, sintiendo mi garganta caliente al atreverme a llenar mi boca con la carne de Robert, todo mientras él echaba la cabeza hacía atrás y gemía roncamente, mientras apretaba con fuerza las sábanas de nuestra cama.
Admito que yo no era el mejor para eso, puesto que ni siquiera sabía cómo debía de mover mi boca o mi lengua, pero hice mi mejor esfuerzo, y a Robert eso le gustó, porque cada que lo miraba a los ojos, su expresión de placer era increíble.
Jadee ahogadamente al sentir cómo él tomaba mi cabello y me empujaba contra su miembro, haciendo un vaivén poco sutil, ¿cómo acabé siendo víctima en un juego que yo mismo empecé y del que tenía el control absoluto? Eso es lo que más amo de hacer el amor con Robert, lo impredecible que puede tornarse la situación.
— Taylor mi amor, ¿esto te gusta? — preguntó entre pesados gemidos roncos, asentí mientras abría más la boca, sintiendo algo líquido en la misma, seguramente Robert estaba por venirse, agradecí eso, porque no estaba seguro de poder aguantar una hora recibiendo golpes contra mi úvula.
Cerré mis ojos al sentir una tosca embestida de parte suya, y acto seguido, el espeso y caliente líquido de Robert inundó mi boca por completo, no imagino la cara tan lasciva que hice, pero sí sé que la que Robert hizo, fue deliciosa.
— A-Ahh, T-Taylor — gimió acariciando mi cabello suavemente — M-Mierda, eres increíble.
— Mgh — me aparté un poco para poder tomar aire, sintiendo dicho líquido escurriendo por mis labios, su sabor era dulce y un poco amargo, por lo que me animé a tragarlo, sé que a muchos tal vez no les gusta, pero admito que sabía bien, y si lo escupía seguramente iban a atragantarme de nuevo con ello.
— Jej, estás hecho un desastre — dijo llevando su mano a mi rostro para limpiar algunos excedentes de semen de mis labios y mejillas.
— ¿Te sientes mejor? — pregunté mirándole con atención, él me sonrió con cariño al oírme.
— Sí — asintió ligeramente — Todo gracias a ti — palmeó su regazo para indicarme que me sentara en él, yo le obedecí sin dudarlo, dejando que Robert pasara sus manos por mi cuerpo, principalmente por mi rostro y mis labios.
— Me alegro mucho por ello — susurré sonriendo tranquilamente.
— Ty — empezó a repartir besos por mi rostro dulcemente — ¿Te sientes cómodo?
— ¿Porqué lo preguntas?
— Estuviste feliz todo el día, pero cuando volvimos a casa, te noté apagado otra vez, ¿te incomoda estar a solas conmigo?
— Robert, por supuesto que no — dije sonriendo suavemente.
— Es que, noto que al llegar a casa, te cohíbes más, ¿será que la vida de pareja te pone nervioso?
— Nada de eso — negué, realmente me ponía nervioso el vivir como pareja, pero esa no era la razón por la que me desanimaba estar en casa con Robert — Es solo que... t-todo esto es... demasiado para mí — murmuré agachando apenado la mirada, no quería confesarle lo que me dijo esa impertinente chica, él tenía demasiados problemas con su trabajo para venir a darle más, no quería eso para mi pareja.
Le tomé de las mejillas para besarle con ternura, él correspondió a mis besos aferrándose a mi cuerpo con fuerza.
— Me encanta lo modesto que eres — susurró pegando mi frente con la suya.
— Sabes que lo material me importa poco — insistí mirándole con timidez, las palabras de esa chica seguían rebotando en mi mente, y me aterraba que en algún punto Robert llegara a creer eso de mí, ya fuera por cuenta propia o por la influencia de su familia, así que prefería dejarle claro eso con mis propias palabras, aunque dudaba si realmente mis palabras bastarían para lograrlo.
— ¿Bromeas? siempre debo obligarte a aceptar mis regalos — comentó esbozando una larga sonrisa mientras seguía abrazándome con ternura, miré a otro lado con pena, aunque él tomó mi barbilla y me hizo verle a los ojos nuevamente — No dudes de quién eres en verdad, Ty; tú y yo sabemos quién eres en verdad, eso es lo que importa, ¿no crees? — mi pecho empezó a latir con fuerza al oírle, ¿sabía porqué le decía eso, y por dicha razón era que se atrevía a darme ese consejo? no lo sabía, solo sabía que sus palabras funcionaban perfectamente para apaciguar el ácido sentimiento de molestia en mi pecho.
Tomó mi mano para besarla suavemente, sonriendo al ver el anillo en mi dedo.
— ¿No te lo quitas ni siquiera para bañarte?
— No, me da miedo perderlo u olvidarlo y que te enojes al verme sin él, además me gusta tenerlo siempre.
— A mí también me gusta que lo tengas siempre — susurró volviendo a besar mi mano — Le deja ver a la gente que eres mío.
— ¿Ah sí? tu amiga la rubia no pensaba igual — dije entre suaves risas — No dejaba de mirarme.
— Lo sé, ¿sabes qué quería hacer en ese momento? — murmuró empezando a frotar su miembro contra mis nalgas, apegándome a su cuerpo totalmente — Hacerte algo así, para que empezaras a gemir mi nombre frente a ella.
— A-Ahh, R-Robert — gimotee clavando mis uñas en la espalda ajena — Amor, debes trabajar mañana.
— Solo será algo rápido, de todos modos, ya estás desnudo y excitado, no puedo desaprovecharte — dicho esto, me recostó en la cama boca arriba para desatar la bata de baño y destapar mi cuerpo, sonriendo coquetamente al ver cómo me abría de piernas para él — ¿No que no querías?
— No dije que no quería — murmuré moviendo mis caderas sutilmente, amaba provocar a mi novio, aunque siempre acabase dejándome cojeando.
— Eres un caso, Ty — dicho esto, se agachó para empezar a lamer y chupar mis pezones, sacándome gemidos algo intensos, ¿y cómo no iba a soltarlos? esa es una de las partes más sensibles de mi cuerpo.
— ¡¡Ahh!! — grité al sentir cómo me penetraba mientras seguía chupando mi pezón, se empezó a mover de forma brusca sin si quiera preguntarme si me dolía o no, él sabía que me dolía y aún así seguía, Dawson no sabe lo que significa la palabra "autocontrol" eso es un hecho.
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— Ahh, m-maldición — susurré ahogadamente sintiendo los suaves besos que Robert repartía en mi espalda, ¿cómo acabé dejando que me lo hiciera por dos horas cuando claramente dijimos que solo lo haríamos una vez? ni idea, con Robert todo era muy impredecible, y cuando se trataba de sexo, ambos éramos igual de sucios y desvergonzados.
— Vaya que necesitaba esto — susurró igualmente dejándose caer sobre mi espalda y abrazándome con ternura, su respiración y la mía estaba muy agitada, aunque poco a poco nos empezamos a calmar.
— ¿Sabes qué pienso? que vamos a parecer mapaches de tanto desvelarnos teniendo sexo — dije entre suaves risas mientras tomaba una almohada para abrazarla con fuerza.
— A mí no me molesta que vean que te desvelas gracias a mí — dijo empezando a repartir besos en mi espalda.
— Es que tú eres un presumido.
— Mh, no planeo negarlo — volvimos a reír al escuchar las palabras ajenas. Me alertó sentir cómo Robert se levantaba de repente — Ya vuelvo.
— ¿Adónde vas? — dije mirando cómo se ponía de pie y se estiraba, su espalda estaba llena de rasguños que le hizo su servidor, odiaba que la única parte que no podía maltratar esa su trasero, y era la que más quería manosear y morder.
— Voy al baño un momento, no tardo — dijo tranquilamente para ir rumbo al baño de la habitación. Yo aproveché que Robert se levantó para ir y buscar algo para taparme, no me molestaba dormir desnudo, pero había algo de frío.
Tomé un suéter gris de Robert y me lo puse, topándome repentinamente con el peluche que Mónica me obsequió en mi cumpleaños, estaba envuelto entre mi ropa, por ello no me di cuenta de dónde estaba.
Volví a la cama con el peluche en brazos, me gustaba dormir aferrado a algo, y admito que dicho peluche era muy bonito, sin contar que, me hacía sentir que conservaba un pedazo de Mónica conmigo, suena tonto, pero realmente la extrañaba, a parte de Robert, era con ella que pasaba más tiempo, y quien siempre me apoyaba cuando tenía un buen o un mal día.
Sonreí al ver a Robert salir del baño bostezando y rascándose el cabello, se notaba que estaba exhausto.
— ¿Te vestiste? — preguntó llegando a la cama para recostarse a mi lado.
— Perdón, me dio frío — susurré recibiendo a Robert con un cálido beso.
— Mgh, tranquilo, está bien — dijo él mientras me besaba cariñosamente y me apegaba a su cuerpo, aunque se apartó curioso al ver el pequeño animal de felpa entre nosotros — Hey, ¿y este pequeño intruso?
— ¿Te molesta que lo tenga aquí? es que es muy bonito.
— La verdad sí es muy bonito — me sonrió tranquilamente mientras se recostaba de lado frente a mí y usaba su propio brazo como almohada — ¿Aún tienes frío?
— Un poco — cuando dije esto, Robert tomó una manta para cubrirnos con ella, y acto seguido, me apegó a su cuerpo abrazándome con fuerza, al mismo tiempo que su frente chocaba sutilmente con la mía.
— Así está mejor, ¿no crees? — susurró empezando a besar mi cara dulcemente, sonreí dejando que me besara, al mismo tiempo que frotaba sus brazos con mis manos.
— Te amo — dije echando la cabeza hacía atrás, Robert seguía besándome sin prisa alguna, aún cuando me había hecho el amor, mi novio solo quería besarme sin parar, me hacía sentir increíble, tan protegido, tan consentido, tan amado.
— No quiero perderte, Ty — susurró en mi oído con ternura — Enloquecí cuando me alejé de ti, no quiero que eso vuelva a ocurrir.
— Eso no va a pasar amor, te lo prometo — dije tomando las mejillas de él para besarlo con ternura, Robert no dudó en corresponder mis besos de la misma manera.
— No quiero que la llegada de mi familia te abrume.
— No pienses en eso y ya.
— Claro que debo pensarlo, los conozco, y te conozco a ti también, sé que te pondrás mal a la primera cara de desprecio que te hagan, así como te puso mal la cara de asco que hizo Colette mientras nos besábamos — mi sangré se heló por completo al oírle, agaché apenado la mirada sin saber qué decir exactamente.
— Te diste cuenta — murmuré aferrándome al peluche entre mis brazos.
— Claro que me di cuenta, Ty, ya sé notar cuando algo no te gusta — tomó mi barbilla suavemente y me hizo verle a los ojos con detalle — ¿Porqué no querías que me diera cuenta de eso?
— Porque es una estupidez — dije soltando pesados suspiros de frustración para recostarme de mejor forma en la cama, dándole la espalda a Robert y aferrándome al peluche en mis brazos.Robert se apegó a mi cuerpo abrazándome por detrás y repartiendo besos por mi cuello.
— Cariño, sé sincero conmigo, por favor — murmuró acariciando mi cuerpo con ternura, volví a suspirar para ponerme boca arriba y ver al señor Dawson con pesadez.
— ... Es una tontería — admití, sintiendo un nudo formándose en mi garganta de repente — ... No tiene caso que te lo diga.
— Vamos, se nota que te pesa, dímelo Ty — suspiré nuevamente mirando ese par de joyas azules mirándome con detenimiento, ellas eran las que siempre me motivaban a hablar de mis sentimientos.
— ... Cuando tenía catorce — empecé a hablar con la voz algo entrecortada y apagada — El viejo se fue y dejó la casa sola, yo estaba con Roger y Raquel, Roger quiso hacer una fiesta, llamó a varios amigos, mucha gente llegó, Raquel y yo nos dejamos llevar, aún no nos llevábamos tan mal entre los tres.
— ¿Y qué pasó?
— Había un chico, era nuestro vecino, amigo de Roger, venía de una familia con dinero, admito que se me hacía atractivo, pero tampoco diría que estaba "enamorado de él" — bufé rodando sutilmente mis ojos — El caso es, que Raquel me hizo meterme a un clóset con él, el chico era mayor que yo, supongo que mi destino es el de caer en las garras de hombres mayores que yo — dije alzando mis hombros con cinismo — Cuestión que el tipo me besó, yo al princípio intenté apartarlo, pero... cedí, no debí haberlo hecho.
— ¿Qué pasó después? ¿se quiso propasar contigo?
— No, no pasamos de más de varios besos, y eso porque alguien abrió la puerta del clóset, y dejó que todos vieran cómo ese chico me besaba, él se espantó, se apartó de mí, y le dijo a todos que yo fui quien lo besó — sonreí de forma notoriamente forzada — ... Todos me veían con asco, "tan jóven y tan cerdo", "qué bastardo tan asqueroso", y demás cosas. Lo peor del caso es que, el viejo venía llegando en ese momento, ahí fue donde él y toda su familia supieron que yo era gay, y ahí empezaron las torturas constantes con respecto a mi sexualidad.
— ... Es por eso que te cuestan las muestras de afecto públicas.
— Me apenan, pero no me cuestan, solo lo hacen si la gente me mira con asco, porque rápidamente recuerdo eso — admití mordiéndome levemente el labio inferior y mirando hacía la ventana, la luna brillaba e iluminaba la cama donde estábamos acostados — Perdóname, sé que esperas más de mí, y amaría no tener tantos complejos con los que debas cargar tú también.
— ¿Taylor estás loco? ¿cómo me vas a pedir disculpas tú a mí por un trauma de tu pasado?
— Es que es una estupidez, tenía catorce, ya debería de haberlo superado, pero es tan... odioso — chasquee mi lengua sintiendo mis ojos cristalizarse, me alivió sentir cómo mi novio me apegaba a su cuerpo y me abrazaba con fuerza para intentar reconfortarme, lograndolo por completo.
— No merecías que te pasara eso — murmuró acariciando mi cabello suavemente — Es una pena no haberte conocido antes, te habría protegido de tantas cosas — mis ojos se cristalizaron aún más al oírle, al mismo tiempo que mi pecho dolía considerablemente.
— Nos conocimos en el momento exacto, si nos hubiéramos conocido antes, no creo que hayamos tenido las agallas de relacionarnos.
— No me importa, saber que pasaste por tantas cosas en tu juventud... me hace desear haber podido hacer algo al respecto.
— Ya lo estás haciendo — dije tomándole de las manos para sonreírle tranquilamente — Me estás dando una vida que yo jamás imaginé llegar a tener, ni siquiera imaginaba poder enamorarme de alguien o que alguien se enamore de mí, y ahora, no puedo imaginarme mi vida sin ti — ambos nos dimos un hambriento y cálido beso en cuanto dije eso, disfrutando de los labios del otro por completo.
— No puedo cambiar el pasado — susurró Robert entre besos — Pero haré mejor el futuro, te lo prometo.
— Confío plenamente en ti — dije sonriendo entre besos y caricias.
— Cuando nos besemos en público, y la gente te mire mal, aprieta mi mano, apégate a mí, y piensa en este momento, en lo hermoso que es el hecho de amarnos como nos amamos, y que sin importar lo que ocurra, nadie nos va a quitar este sentimiento, Ty, nadie.
— Lo tendré en cuenta siempre, te lo prometo — asentí pegando de nuevo mi frente con la de Robert, mientras volvíamos a condensarnos en un cálido beso, metiéndonos bajo las sábanas a seguir con nuestros besos y caricias, y sin planearlo, acabamos haciendo el amor bajo las sábanas, de forma lenta y muy apasionada, sin nuestra habitual lujuria desenfrenada, solo una inmensa cantidad de cariño y pasión. Gemíamos el nombre del otro mientras nos movíamos delicadamente, mis ojos y los suyos se miraban fija e intensamente, mientras su cuerpo llenaba el mío por completo, sacándome gemidos ligeros de placer, no crean que porque eso fue lento no fue igual de intenso y delicioso como las demás veces, al contrario, juraría que fue una de las mejores.
Continuará
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- Gema
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