52 - 'Migajas'
Paseamos un rato más observando las tiendas y sus aparadores, platicando trivialidades, curiosidades sobre el país que pronto se volvería mi hogar, me encantaba la pasión con la que Robert hablaba de su tierra natal, se notaba que amaba ser británico.
— La ventaja es que allá no hace mucho calor, ¿verdad? — dije mientras caminábamos hacía la salida del centro comercial, eran ya las 06:39 de la tarde, ya era hora de volver al hotel.
— No mucho, en verano los días son algo húmedos y calurosos, pero los inviernos son sumamente acogedores, como para quedarse en la cama a ver la lluvia y la nieve que cae en diciembre.
— Eso suena genial — afirmé apretando la mano ajena mientras salíamos del centro comercial, rápidamente la brisa empezó a mover mi cabello y el de Robert, me sorprendió que la lluvia hubiera cesado — Oh mira, la lluvia paró.
— ¿Quieres pasear aprovechando esto?
— Estoy cansado, quiero ir a casa a dormir un poco.
— ¿Dormir? ¿y quién ha dicho que tú vas a dormir hoy? — dijo él para tomarme del cuello y darme un suave y sensual beso, correspondí acariciando los brazos ajenos, gozaba tanto de esos suaves besos, que me dejaban bien en claro que mi novio quería pecar.
— Me saldrán ojeras terribles cuando lleguemos a Londres — susurré pegando mi frente con la de él.
— Te quedarás afónico de tanto gemir — murmuró en mi oído con un tono de voz grueso, me mordí el labio inferior sonriendo con malicia.
— Vámonos ya — dije en tono suplicante, admito que yo también soy bastante lujurioso, por lo que forzaba a Robert a irnos en cuanto la pasión inundaba mi cuerpo y mi pantalón.
Caminábamos hacía el auto de él, aunque me detuve en seco al oír cómo alguien pronunciaba mi nombre, era una voz conocida, terriblemente conocida.
— ¡Taylor! — exclamó aquella mujer, yo voltee por inercia, viéndola aproximarse hacía mí, me quedé helado de inmediato, sobre todo al pensar en la posible reacción que iba a tener el señor Dawson.
— Teddy — dije algo abrumado cuando ella se me acercó, me abrazó con fuerza, solté la mano de Robert para sujetar con cuidado el cuerpo de mi madre, eso seguramente no debió gustarle.
— ¡Cariño qué alegría verte! — dijo ella apartándose un poco para verme con atención, y luego mirar de reojo al señor Dawson — Hola Robert querido — me heló ver cómo Robert la miraba con frialdad, casi con desprecio, entendía bien la posición de él, no estaba acostumbrado a familiares bipolares que por un lado te golpeaban y por el otro te abrazaban sin más — ¿Sucede algo? — preguntó ella al notar la evidente cara de molestia que mi novio le dedicó.
— Ven Teddy — dije tomándola de los brazos para que ignorara a Robert y viceversa, miré de reojo a mi novio, él rodó sus ojos con molestia para caminar hacía su auto, el cual estaba al otro lado de la calle. Suspiré algo frustrado para ver fijamente a mi madre.
— Tu amante es bastante engreído ¿eh? — dijo ella de mala gana, sus palabras hicieron que se me erizara la piel.
— Ha tenido un día largo — murmuré arreglando mi cabello — Y no es mi amante, ma; es mi novio, de forma oficial.
— ¿Enserio? vaya, creí que esos hombres no eran de comprometerse así como así.
— Robert sí lo es — admití mientras acariciaba el anillo que reposaba en mi mano derecha con mi otra mano.
— Bueno, como sea, igual me alegro mucho por ti, cielo. Por cierto, debemos hacer algo por tu cumpleaños, ayer casi no estuviste en casa — la miré totalmente confundido e incrédulo, me preocupaba mucho lo que ella me estaba diciendo.
— ¿Cómo dices eso? — comenté algo frustrado — ¿Teddy es que acaso se te olvidó lo que pasó ayer?
— Admito que tengo escasos recuerdos — dijo pasando su mano por su frente — Es por culpa de las medicinas.
— Por culpa del alcohol, querrás decir — dije de mala gana mientras arqueaba una ceja, ella me miró con seriedad en cuanto dije eso, no crean que era primera vez que le reprochaba a Teddy sobre su dependencia del alcohol, pero de todas formas ese era un tema que siempre acababa en discusión.
— ¿Disculpa? ¿se te olvida que le estás hablando a tu madre?
— ¡Eso no se me olvida, pero tampoco se me olvida que ayer fuí a verte con el hombre que está allá parado esperándome, y si él te está viendo con enojo es porque no le gustó para nada que mi propia madre me diera una tremenda bofetada y luego dejara que su marido me echara a patadas de la casa! — ella jadeó horrorizada cuando dije eso, sentí mucha pena por mi madre en ese momento, es uno de los momentos que más duelen cuando la recuerdo.
— T-Taylor... c-cariño lo lamento tanto — murmuró tomando mi mejilla sutilmente, sus ojos se cristalizaron repentinamente — Perdóname, y-yo prometo que eso no volverá a suceder.— No prometas, má, solo olvídalo y ya — dije tomando la mano de ella y apartándola de mi rostro.
— Dios, debo disculparme con Robert.
— ¡No! — dije tomándola de los hombros para evitar que se fuera hacía él — Está muy molesto ma, es mejor que lo dejes pasar por ahora, ya luego podrás hablar con él.
— Cierto — afirmó sonriendo algo apenada — Déjame compensarlo, vengan a casa a comer el domingo, prometo que no beberé ni una gota de licor ese día — mi pecho dolió bastante cuando vi sus ojos cristalinos, y el recuerdo de la frase "nos vamos el miércoles" rebotaba sin cesar por mi mente, yo no quería decirle sobre mi viaje, pero tampoco quería decirle "sí, ahí estaré" y luego faltar, eso iba a decepcionarla de forma terrible.
— ... Mamá — la tomé de las manos para verla fijamente a los ojos, me estaba doliendo mucho lo que iba a hacer — Me voy a Inglaterra el miércoles, voy a vivir con Robert — Teddy me miró totalmente abrumada y confundida, sus ojos se cristalizaron bastante, cosa que me hizo sentir como la peor basura que hay en el mundo.
— ... ¿C-Cómo que te vas a ir, Taylor? ¿e-estás loco? — dijo ella entre pesadas risas — Pe-Pero tú estás estudiando, t-tienes a tu familia aquí, tienes todo aquí ¡¿cómo es eso de que te vas a ir a vivir a otro país con un completo extraño?!
— Sé que es algo totalmente loco y poco coherente, madre, pero la verdad es... que yo amo a Robert, y él me ama a mí, no puedo vivir sin él, realmente quiero empezar una vida con él.— ¡¿Taylor qué clase de estupideces estás diciendo?! — dijo ella ya bastante alterada — ¡¡Tú no conoces a ese hombre por Dios santo!! ¡¿solo porque cogieron dos veces ya crees que te ama?! ¡¡abre los ojos, por Dios santo!!
— No espero que lo entiendas, y la verdad no te estoy pidiendo que lo hagas — dije empezando a sentir un horrible nudo en mi garganta, las palabras de ella me dolían como mil cuchillos clavándose en mi pecho, sabía muy bien que esa conversación sería ruda y muy dolorosa, era por ello que quería evitarla tanto.
— Has perdido la razón — escupió de mala gana mientras una lágrimas bajaba por su mejilla — ¿Realmente vas a abandonarnos a tu hermano y a mí, por irte a jugar a la casita con un hombre que probablemente solo te está utilizando para divertirse?
— Tyson y tú tienen una vida sin mí, Teddy, una vida de la que yo dejé de ser parte hace muchísimo tiempo — dije mientras me cruzaba de brazos — Yo tengo derecho de empezar una vida también, de ser feliz.
— ¡¿Cómo puedes hacerme esto, Taylor?!
— ¡¿Qué te estoy haciendo?! ¡por Dios santo Teddy no todo se basa en ti! ¿entiendes? ¡yo no hago esto con intenciones de herirte, lo hago porque realmente quiero una vida diferente, no vivir como una rata de las migajas que me ofrecen mis padres!
— ¿Y tú crees que dejándote coger por un hombre extraño vas a obtener más que simples "migajas"? — murmuró ella con molestia mientras me miraba con detenimiento, me estaba costando muchísimo no llorar con todo lo que mi madre me estaba diciendo — Grábate una cosa en la cabeza, Taylor, la vida no es un cuento de hadas, por más que tú quieras creer que así lo es, ese hombre solo te va a hacer sufrir, y tú lo sabes bien, pero solo quieres irte con él para que te dé dinero.
— No mamá, a mí el dinero no me importa, por más que creas que sí — miré de reojo hacía Robert, me miraba preocupado, seguramente estaba a punto de venir hacía nosotros, por lo que tomé las manos de Teddy sutilmente, ella intentaba apartarlas a toda costa — Mamá, por favor entiéndeme, aquí yo no tengo vida, los amo a ti y a Tyson con mi alma y lo sabes, pero no tengo futuro alguno aquí.
— ¿Y allá qué tienes? ¡nada! ¡si él te abandona aquí yo estaré contigo! ¡¿pero si él te abandona allá, quién dará la cara por ti, Taylor?! — murmuró entre lágrimas mirándome con enojo absoluto, yo sentí un horrible nudo al recordar la semana pasada, donde yo consideraba fuertemente el acabar con mi existencia luego de haber echado a perder la única fuente de alegría en mi vida, y no haber tenido a nadie de mi familia para apoyarme.
— ...Es un riesgo que estoy dispuesto a tomar — afirmé para abrazar con fuerza a mi madre, me dolía de forma espantosa la manera en que ella me empujaba para intentar apartarme de su cuerpo, no sé cómo logré contenerme para no llorar en su hombro después de eso.
Me aparté de ella mirándola con pesar, ella me dedicaba una expresión de enojo absoluto, di un paso hacía atrás con intenciones de irme, pero oír algo que ella dijo, quebró mi corazón por completo.
— Si te vas con ese hombre, estarás muerto para mí — dijo casi entre gruñidos de odio, sonreí con dolor cuando la escuché, el amor que Teddy me tenía era muy confuso, aunque claro, esa mujer era todo un enigma para mí.
— ... Me voy el miércoles — susurré con la voz apagada — Pasaré por allá para despedirme de ti y de Sony.
— ¡¡No quiero ver tu cara por allá!! ¡¿me escuchaste?! — reclamó señalándome con su dedo índice — Eres un traidor que prefirió a un hombre antes que a su madre, entonces que tu mundo sea él, olvídate de tu hermano y de mí.
— Tu mundo también gira en torno a un hombre, y yo jamás te juzgué, ¿porqué tú a mí sí? — dije para empezar a caminar, aunque volví a frenarme cuando la escuché hablar.
— ¡Los homosexuales no se casan, Taylor! — dijo ella, voltee a verla de inmediato — Ese chiste de que jueguen a ser pareja no va a durar, los gays no creen en eso de la vida en pareja, estás destinado a un abandono inminente.
— Gracias por tus buenos deseos — dije sonriendo mientras asentía con la cabeza — Cuídate Teddy, te voy a extrañar mucho — dicho esto, le di la espalda y empecé a caminar, sintiendo que un trozo de mi alma moría mientras me alejaba de mi madre para irme hacía mi novio, muchos seguro dirán que fui un mal nacido al preferir a un pene antes que a mi progenitora, creanme, muchas veces yo me sentí como basura por hacerlo, pero Robert no era "solo un pene" y ya, significaba demasiado para mí, y por más que yo amaba a mi madre, no era bienvenido con ella, porque yo no era el único que prefería un miembro en vez de a su propia sangre, solo que era más fácil tacharme a mí de traidor, que admitir su propio error.
Al llegar con Robert, él me recibió con un fuerte abrazo, seguramente vió y escuchó todo lo que mi madre me había dicho. Correspondí mirando de reojo hacía Teddy, quien se perdía entre la multitud secando las lágrimas de su rostro, me dolía que mi última conversación con ella en mucho tiempo acabara de tal forma, y aún hoy en día, me sigue doliendo de forma espantosa el recuerdo de esa tarde.
— Está empezando a llover — susurró él en mi oído — Es mejor irnos — asentí aún con la mirada agachada, él me guió a la puerta del auto para subirnos e irnos, el pecho me dolía de forma espantosa, creía que iba a sufrir un infarto.
Miraba a través de la ventana el cómo la lluvia volvía a mojar la ciudad, mientras Robert se disponía a conducir, yo no decía ni media palabra, analizaba todo lo que Teddy me dijo, todo lo que había vivido hasta ahora con ella y con el mismo Robert, "los gays no se casan" rebotaba por mi mente, esa frase era muy dolorosa, y más me dolía al ver el anillo en mi mano, odiaba tanto la forma en que mi madre avivaba mis miedos con respecto a mi relación con el hombre al que amaba, el que ella perjuraba, que no me amaba a mí.
— ¿Estás bien? — susurró él, yo asentí sin siquiera voltear a verlo, mis ojos ardían de forma horrible, era obvio que quería llorar, pero me avergonzaba que Robert me viera hacerlo — Todo estará bien, amor, te lo prometo.
— ... ¿Escuchaste lo que dijo, verdad? — pregunté mientras seguía frotando mis dedos contra el anillo en mi dedo.
— Sí, lamento mucho que tu madre te haya dicho todo eso.
— ... Al menos ya lo sabe — dije volteando a verlo sutilmente — Me preocupaba irme y no decirle nada, al menos ahora estará consciente de que me marché.
— Ty—
— No pensemos más en eso — dije sonriendo de forma algo forzada y nerviosa, Robert me miró con pesar, obviamente le dolía verme tan mal — Solo... vayamos a casa y ya ¿está bien? — dije sonriendo suavemente, él asintió para volver a ver al camino, yo me dispuse a colocar algo de música, puse una de las canciones ochenteras que tanto le gustaban a Robert y a mí me empezaban a gustar, sentía que con lo sensible que estaba, acabaría llorando si escuchaba algo de Luis Miguel.
-
Finalmente llegamos al hotel, mientras la noche llegaba para abrazar el cielo y oscurecerlo; Robert sujetaba mi mano mientras caminábamos al interior de aquel edificio, rumbo a la habitación que ya no era solo suya, sino nuestra.
— Pediré servicio a la habitación para cenar — dijo Robert mientras sacaba su llave de su bolsillo — ¿Qué se te antoja comer?
— No tengo hambre si te soy sincero.
— ¿enserio? pero si no comemos desde la tarde.
— Estoy bien, enserio — insistí sonriendo apenado, Robert suspiró pesadamente para ir a la puerta y abrir la misma, permitiendo que ambos entráramos a la habitación.
Caminé a la cama para sentarme en esta y quitarme los zapatos, mientras miraba cómo Robert se quitaba su saco y aflojaba su corbata, aún llevaba puesto el traje que se puso en la mañana cuando ambos empezamos a discutir.
Me quité los zapatos y después seguí con la camisa, recostándome boca arriba en la cama, viendo fijamente al techo mientras seguía con el malestar de mi plática con mi madre, era horrible lo que me estaba sucediendo, debía debatir entre las personas que más amaba, mi madre y mi pareja, y lo peor era darme cuenta, de que Robert llevaba algo de ventaja, eso dolía bastante.
Miré de reojo cómo Robert caminaba hacía la cama también, por lo que me recosté de lado mientras lo miraba con pesar.
— Amor — murmuré — Sé que dije que te compensaría lo del baño, pero... hoy realmente no me siento bien, ¿podemos dejarlo para mañana?
— Por eso no te preocupes Ty, te entiendo perfectamente — dijo amablemente para sentarse en la cama junto a mí y empezar acariciar mi cabello dulcemente — Has tenido un día muy largo, deberías dormir.
— ¿Te acuestas conmigo? — dije en tono suplicante, él sonrió de lado para levantarse y empezar a quitarse el pantalón, me sonrojé un poco al verlo, pero no sentía ganas de tener sexo, era lo malo de deprimirme, lo ha sido siempre.
Robert se recostó a mi lado, para abrazarme con fuerza y acurrucarme en su pecho, empezando a acariciar mi cabello con ternura, fue muy reconfortante la forma en la que él me mimaba y me consentía, sentía tanta paz en esos momentos así.
— Adelante, hazlo — susurró besando mi frente, le miré confuso cuando dijo eso.
— ¿Qué cosa?
— Sé que quieres llorar por lo que dijo tu madre — mi pecho dolió bastante cuando él me dijo eso — Adelante, debes desahogarte, lo mereces.
Empecé a temblar al oír al señor Dawson, empecé a jadear abrumado, fue como si sus palabras quitaran la presa que impedía que el río de mis lágrimas se rebosara, fue muy liberador, he de admitirlo.
Gimotee con dolor agachando la mirada y pegando mi frente en el pecho de Robert, él acariciaba mi cabello mientras yo me disponía a llorar de forma muy dolorosa, todo mi cuerpo temblaba, mi hábito de aguantar el llanto no era nada sano, por eso mi cuerpo sufría una crisis cada que me permitía llorar.
— Mi mamá cree que yo la odio — dije entre pesados jadeos, aferrándome a la ropa de Robert y empapándola por completo — Siendo que yo dudé hasta el último minuto irme contigo por ella, ¡por ella, Robert, y ella ni siquiera estuvo cuando tú me dejaste!
— Shh, respira — susurró acariciando mi cabello — Ella no lo sabia, te habría apoyado si se lo hubieras pedido.
— ¡¡¿Apoyado?!! ¡¡me habría reprochado en la cara que tenía razón, que tú ibas a dejarme y que yo fui un imbécil al creerte!! — dije mientras alzaba la mirada — ¡¡Tú escuchaste lo que me dijo!! que tú no me amabas, que ibas a abandonarme... q-que nosotros nunca íbamos a—
— ¿Casarnos? — mi piel se erizó al oír a mi novio, yo le miré algo apenado, yo le estaba dando demasiadas vueltas al asunto del matrimonio, ¿porqué, acaso en el fondo, yo sí añoraba casarme con Robert? era absurdo, tan absurdo que lo sentía genuino y muy probable. Robert me sonrió para tomarme suavemente de la mejilla — Cariño, tu madre solo está enojada, nada de lo que dijo es cierto, ella no me conoce para decir que no te amo, no nos conoce para perjurar que nuestra relación no durará, y definitivamente tiene un concepto muy obsoleto de las relaciones entre hombres si cree que le huimos al matrimonio.
— ¿En verdad? — pregunté sintiendo algo de paz al notar que Robert no se asustó cuando le hablé de casarnos.
Suspiré sintiendo un beso en mi cara de parte suya, mientras las lágrimas seguían bajando por mis mejillas.
— No te llevaré a un país extraño para abandonarte, Taylor, si me comprometo a llevarte conmigo, es porque realmente mi aspiración es cuidar de ti, amarte, protegerte, hacer todo lo que esté a mi alcance para que estés bien — me abrazó con fuerza al decir eso, sus palabras eran tan dulces, que llenaban mi pecho de un hermoso sentimiento de cariño y quietud.
— ¿Porqué haces todo esto por mí? — pregunté tomando las mejillas ajenas, él me sonrió arqueando una ceja.
— Oh Taylor, ¿qué ya no te lo dije? te amo, creí que había quedado claro.
— Así es, pero... igual siento que es demasiado para mí.
— Porque toda la vida te han hecho menos — susurró acariciando mi rostro dulcemente — Pero prometo que a partir de ahora no lo serás, vas a ser mi prioridad, Ty, mi vida girará en torno a nosotros.
— Robert por favor no exageres de esa forma.
— No exagero, quiero ser la persona que te de todo el amor que no has recibido hasta ahora — mis mejillas enrojecieron de forma horrible, él me sonreía encantado, yo correspondí esa sonrisa para tomar con cuidado la barbilla de él y plantarle un cálido beso en los labios.
— Te amo tanto, Robert — susurré con vergüenza, él empezó a acariciar mis caderas para darme otro beso, en ese instante, el miedo y la angustia que Teddy me generó con sus reproches se esfumaron por completo, quedando solamente el amargo sentimiento de culpa por abandonar a mi progenitora, realmente me pesaba hacerlo, pero de igual forma me pesaba abandonar al hombre que amaba, y es que, no estaba dispuesto a conformarme solo con migajas de afecto nuevamente, luego de todo el banquete de amor y cariño que Robert me brindaba a diario.
Continuará
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- Gema
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