49 - 'Memorable'
— Robert — gemía el nombre de mi novio mientras él seguía moviéndose como loco sobre mí — Para por favor, me duele.
— Cállate — susurró en mi cuello mientras exploraba hasta el fondo mi cuerpo, me sentía en el cielo.
— Ah, ¡ahh! carajo que llegas profundo — gemí echando la cabeza hacía atrás.
— Es la ventaja de ser más alto que tú — murmuró dando una fuerte estocada que me hizo temblar.
— ¡Ahh! Robert me voy a correr si sigues haciendo eso.
— ¿Y lo malo es?
— Que no quiero acabar aún — dije apretando las sábanas con fuerza — Ahh, carajo que rico.
— Córrete cariño, seguiré cogiéndote igual.
— P-Pero— dicho esto, él me pegó más a su cuerpo, entrando a lo más profundo de mi ser, sintiendo esas tremendas estocadas golpeando mi punto sensible, sacándome feroces alaridos de deseo y un poco de dolor — ¡¡Ahhh, Robert, mi amor!! — grité mientras un orgasmo me abrazaba y empezaba a venirme sobre la piel de Robert, él empezó a correrse igual, llenándome por completo de él.
— Ahh, Taylor — susurró en mi oído recostándose sobre mí y ocultando su cara en mi hombro — Amo tanto esto.
— Yo igual — dije sonriendo embobado, acariciando la espalda ajena, sintiendo cómo el bulto de Robert seguía erguido — ¿Cambiamos de posición?
— Quiero disfrutar esto un poco más, hace mucho no estaba tan metido adentro tuyo — susurró con voz ronca y alzando la mirada, su cabello cubría sus ojos, eso me hizo sonreír coquetamente.
— Ah, ¿son ideas mías, o estás más grande? — dudé quitando unos mechones de la frente de Robert para verle a los ojos.
— Tal vez sea la abstinencia que te tiene tan sensible, porque yo sigo igual; pero me halagan mucho tus palabras, mi cielo.
— Ja-ja — murmuré tomando las mejillas ajenas para besar a Robert con deseo — ... ¿Puedo decirte algo?
— Adelante, lo que sea — le miré algo temeroso para luego suspirar, y sonreírle con ternura.
— ... Te amo — él me miró atentamente cuando dije eso — Dijiste que yo solo decía eso cuando me convenía, para salir de problemas o, cuando quería que me cogieras, pues bien, justo ahora me diste una de las mejores noches de mi vida, sino es que la mejor, y acabas de hacerme el amor de forma increíble, así que, si digo ahora que te amo, no hay forma en la que puedas creer que lo hago con dobles intenciones, ¿verdad? — él me miró apenado cuando dije eso, rápidamente pegó su frente con la mía de forma muy dulce.
— Taylor... — susurró mi nombre tranquilamente — Lamento haber dicho eso, fue muy insensible de mi parte menospreciar tus muestras de afecto.
— No, está bien, merecía que me trataras así para darme cuenta de que necesitaba cambiar, ser más abierto, más cariñoso, así como tú lo eres conmigo, no solo cuando me sienta con la espalda contra la pared.
— Tenerte ya me llena de alegría, Ty, aún cuando no eres tan expresivo, cada detalle tuyo me encanta — susurró pasando su dedo índice por mi cara — ¿Te digo algo gracioso? a veces te miro y, siento que eres un gatito temeroso e indefenso, que trata de lucir fuerte y seguro, aunque por dentro solo quiere mimos y que alguien lo adopte — me sentí un poco avergonzado cuando él me dijo eso, pero de cierta forma, me dio ternura la forma en que hablaba de mí, seguido de esa lamida en mi mejilla tan sensual y cariñosa — Es por eso que quise hacerte mío apenas te vi.
— Pasamos de incestuosos a tener fetiches con gatos, no sé si alegrarme o preocuparme — murmuré entre risas a las que Robert me correspondió, empezamos a besarnos nuevamente, él empezó a moverme para cambiarme de posición, colocándome de costado para alzar una de mis piernas y empezar un lento vaivén, admito que esa posición era muy buena, sus estocadas se sentían muy más profundo — ¡¡Ahh, ay si!!
— Quiero pasar la noche follando — me dijo al oído para hacer más brusco su vaivén.
— ¡Ahh, R-Robert! — gimotee mirándolo a los ojos — Házmelo, toda la noche, toda la vida si puedes.
— Lo haré — dijo acelerando aún más sus estocadas, sacándome gemidos intensos de placer — Dios, mírate, ¿cómo te gusta eh?
— Me encanta — dije mientras mi cuerpo se estremecía — Robert mi amor, te mueves tan rico.
— Y tú abrazas mi miembro como si no quisieras dejarme ir jamás — dijo él en mi oído empezando a besarme el hombro, condensándonos cada vez más en un intenso vaivén, amaba cuando éramos un solo ser.
Él y yo empezamos a besarnos hambrientamente mientras proseguía sus estocadas, me hizo venirme de golpe, pero ni eso logró que Robert se detuviera, como me encanta eso de él.
— Ah, ah, Taylor — gimió en mi cara de forma ronca — Taylor mi cielo, estás tan bueno, no quiero parar.
— No pares — le rogué sujetándole de los hombros — Por favor no pares, s-sigue.
— Ty, ven — dijo para jalarme de los brazos, se recostó en la cama para ponerme encima suyo, gemí al sentarme gracias a que pude sentir el miembro de Robert aún más profundo en mi ser.
— ¡Agh, d-duele!
— Muévete, por favor — me rogó sujetando mis caderas y mis glúteos, el éxtasis me hizo obedecer, aunque de forma muy torpe, siempre me tocaba ir abajo, era muy inexperto a la hora de tomar el control de la situación, pero aún así, Robert lucía fascinado y enloquecido con mis movimientos — Agh, T-Taylor, qué rico, sigue por favor.
— ¡¡Aghh, aghh!! ¿te gusta?
— Me encanta, vaya que sabes moverte — susurró moviendo sus caderas hacía mí, sacándome jadeos de intenso placer.
— No aguanto, me voy a venir — dije mientras seguía subiendo y bajando mis caderas, aunque enloquecí cuando Robert se levantó un poco para tomar mis pezones y empezar a chupar uno de estos, provocándome un intenso orgasmo que me hizo venirme — ¡¡Aghhh, Dios, Robert mi vida!! — gemí ahogadamente al sentir cómo el espeso semen de mi novio me llenaba por completo, sacándome jadeos de intenso placer y cansancio — Dios mío.
— Ty — susurró para dejarse caer en la cama exhausto, yo me dejé caer igualmente, mientras él me abrazaba con ternura y repartía besos por mi rostro — Montas tan rico.
— No exageres, solo hice lo que mi cuerpo pedía.
— Tal vez tu cuerpo y el mío ya se conocen a la perfección — susurró él con cariño, haciéndome meditar un poco al respecto, no se equivocaba, nuestros cuerpos sabían muy bien cómo reaccionaba el otro, qué le gustaba, qué no le gustaba, como si, al igual que con la metáfora del anillo, ambos estuviéramos hechos para estar el uno con el otro, eso hacía que mi pecho latiera con mucha emoción.
— Es cierto — susurré entre suaves risas para repartir besos por el pecho del señor Dawson.
— Me encanta que seas solamente mío, Taylor — dijo tomándome de las mejillas para verlo fijamente a los ojos — Soy tu dueño.
— Sí Robert — dije sonriendo coquetamente — Soy tuyo, y tú eres mío por completo.
— Buen chico — murmuró para volver a besarme con deseo, nos seguimos besando y revolcando en la cama un rato, él exploraba mi cuerpo con sus pesadas manos, solo que ya no me penetraba, solo frotaba su piel contra la mía mientras nos besábamos, fue una forma muy bella de terminar con la noche.
Se apartó un momento para verme con atención.
— ¿Disfrutaste tu cumpleaños, mi cielo?
— Fue el mejor de mi vida — respondí algo adormilado, el sueño empezaba a ganarme, y estar con Robert me hacía sentir una paz extraña que me hacía desear solamente dormir acurrucado en su pecho — Todo gracias a Moni y a ti, no sé cómo pagárselos.
— Lo hicimos porque te amamos, Ty — susurró volviendo a besarme con dulzura.
— Gracias — susurré ligeramente mientras poco a poco me recostaba en el pecho de Robert, dejando ya de besarnos, seguro él se dio cuenta de que me estaba quedando dormido.
— No me agradezcas, siempre que pueda te haré feliz, Ty, es una promesa — murmuró acariciando mi espalda desnuda suavemente.
— Solo con estar conmigo ya me haces felíz — susurré suavemente mientras sentía las caricias de Robert en mi piel, y sin poder evitarlo, me quedé dormido sobre el cuerpo de mi novio, luego de haber pasado lo que yo siento, fue el mejor cumpleaños de mi vida, los siguientes fueron muy buenos sí, pero la agradable sorpresa del primero es lo que lo hace tan memorable.
-
Dormía pacíficamente sobre el pecho del señor Dawson, disfrutando del suave ruido de su palpitar, y también de su calor corporal, que me abrazaba y me indicaba que estaba en un lugar seguro, se sentía increíble.
Me desperté poco a poco, dudando de qué hora era exactamente, pero alegrándome de ver a Robert dormido profundamente debajo de mi cuerpo, tal y como sucedió nuestro último día en la playa, amaba revivir ese bello momento.
Pasé mi dedo índice por su rostro, mientras detallaba con detenimiento su rostro, cada pequeño gesto que hacía al dormir era hermoso, aunque bueno, todo en Robert es hermoso.
— Buen día señor Dawson — susurré mientras llevaba uno de sus mechones tras su oreja, él empezó a moverse poco a poco, odiaba interrumpir su sueño, pero las ganas de oír su voz ronca al amanecer, me mataban.
— Buenos días — respondió sin abrir los ojos, pero de inmediato supe que estaba despierto, porque me sujetó con fuerza con sus brazos para darme un hambriento beso al que no dudé en corresponder — Tengo hambre.
— ¿Sí? — pregunté entre besos, jadeando al sentir la virilidad de él intentando penetrarme — Amor, apenas despertamos.
— Es que es de mañana Ty — me dijo con voz suplicante, me fui imposible no ceder y dejarlo que me penetrara, ya que él no era el único que despertaba cachondo.
— Ah, l-lento — le rogué al sentir cómo movía sus caderas con fuerza.
— ¿Lento? — preguntó tomándome del cuello, estábamos envueltos en las sábanas de su cama, varios pétalos de rosa adornaban su cabello y el mío, detalle que me hizo reír sutilmente entre gemidos.
— Ah, qué rico — dije sacando la lengua, él empezó a reír al verme actuar de tal forma.
— Haces unos gestos tan divinos — murmuró con voz ronca mientras echaba uno de sus brazos tras su cabeza y me tomaba del hombro para seguir cogiéndome, la fuerza de Robert era increíble, solo con el impulso de sus piernas lograba moverme y hacer que la cama rechinara.
— ¡¡Ahh, Robert!! — arquee la espalda sintiendo mi miembro palpitar, obviamente ya iba a venirme.
— Gime más alto, despertemos a los demás huéspedes — dijo él con una sonrisa maliciosa, yo sonreí mientras cedía a su petición, gimiendo como un loco, a pesar de que no estábamos haciendo una posición muy demandante, pero eso no le quita lo rico que estaba siendo, supongo que debo echarle la culpa a lo calientes que todos nos ponemos a ciertas horas de la mañana.
— ¡¡Ahh, mi amor, más fuerte!! — dije echando la cabeza hacía atrás y moviendo mis caderas de arriba a abajo, me empezaba a gustar montar a Robert, sobre todo porque podía ver fijamente sus bellos ojos azules dilatarse por completo para mí.
Mi cuerpo entero se erizó al sentir cómo me venía de forma brusca, sintiendo un tremendo orgasmo que duró minuto y medio, sacándome gemidos muy roncos, me sorprendía que mi voz sonara de esa forma, pero a Robert no parecía disgustarle.
— Cielo santo — dijo él mientras tomaba un poco de excedente de mi semen y lo relamía — Amo tu dulce sabor, Ty.
— ¿Sí? — pregunté entre jadeos de cansancio, ese orgasmo me dejó exhausto — Dios Robert, qué rico fue eso.
— Me alegra que te gustara, ahora es mi turno — dicho esto, se fue sobre mí para cargarme con fuerza y empezar unas fuertes estocadas mientras me mantenía cargado y aferrado a su cuerpo, sus embestidas eran dolorosas por culpa de mi reciente venida, pero igual se sentía bien.
— ¡¡Ahh, n-no, duele!! — dije arañando la espalda ajena, sintiendo que Robert en vez de parar solo aceleraba su vaivén, creí que iba a venirme de nuevo cuando sentí esa intensa corriente de semen en mi interior.
— Mierda — gruñó entrando por completo para empezar a venirse, mordiéndome con fuerza el hombro y apretando mis glúteos.
Eché la cabeza hacía atrás mientras gemía y disfrutaba el cómo Robert me llenaba de su ser, agradecía no ser mujer, la primera noche me habría dejado embarazado sin dudarlo.
— Ty — susurró en mi oído mientras nos recostaba en la cama de nuevo — Carajo, me encanta esto.
— ¿Coger en la mañana? — pregunté risueño.
— Despertar junto a ti, poder hacerte el amor, y tenerte conmigo el resto del día — susurró para besarme cariñosamente la frente, sonreí en cuanto hizo eso.
— Quedémonos así acostados todo el día — dije empezando a jugar con uno de los mechones de él.
— Me encantaría amor, pero debo ir a trabajar, recuerda que tengo el tiempo medido — murmuró para sentarse en la cama mientras aún me mantenía aferrado a su cuerpo, repartiendo besos por todo mi rostro.
— Mh, es cierto — dije entre pesados suspiros de decepción — Odio que debas irte.
— Volveré temprano, lo prometo — dijo él para apartarme y levantarse de la cama, no sin antes darme un dulce beso en los labios — Iré a ducharme.
— ¿Te puedo acompañar?
— Debo apurarme, Ty — dijo mirándome con algo de severidad, yo hice un puchero cuando me dijo eso — ¡No me pongas esa carita, por favor!
— Bien, vé a bañarte — dije para cruzarme de piernas — Igual no tengo ganas de ducharme hoy.
— Debes hacerlo, tenemos una reunión con tu padre en la tarde — escuchar eso me erizó la piel por completo, de inmediato voltee a verlo bastante confundido.
— ¿Qué? ¿d-de qué hablas?
— ¿Lo olvidaste? tengo que resolver mi situación con tu padre, debo tomar una decisión de una buena vez, si no lo hago no me dejará irme a Londres en paz.
— ¿P-Pero porqué debo ir yo? sabes que él odia que yo asista a esas reuniones.
— Lo sé, por eso lo obligo a que estés presente — comentó sonriendo coquetamente, yo rodé mis ojos al oírle.
— ¿Sí sabes que él jamás me dejará un puesto directivo en esa empresa por más que lo obligues a soportarme, verdad? ¡No me dejaría ni siquiera de barrendero, Robert! — dije con molestia mientras lo veía avanzar por la habitación en busca de su ropa — Bueno, como sea, solo será una tarde más y me olvido de ellos, así que acepto ir. Jaj, ya quiero ver la cara de ese anciano cuando le digas que no vas a invertir en su empresa — Robert me miró de reojo con seriedad, mirada que me hizo sentir un horrible nudo en mi garganta.
— ¿Qué te hace creer que no voy a asociarme con él? — dado que creí que se trataba de un chiste muy cruel y de mal gusto, solté una estridente carcajada, que solo logró que el señor Dawson frunciera aún más el ceño, y que mi pecho latiera con terror.
— Jaj... Robert... n-no puedes estar hablando enserio — dije aún sin creer lo que oía — ¡¡¿En verdad estás considerando trabajar con el cretino de mi padre?!!
— La empresa de tu familia es sólida, y necesito un socio poderoso aquí en el mercado americano, aquí hay mucha competencia, y solo una empresa consolidada logra sobrevivir.
— ¿"Consolidada"? ¡Robert mi padre es un tramoyista de primera, no me extrañaría que maquille cuentas y haga todas esas locuras que hacen los empresarios para ocultar sus números! ¡¡tú mismo lo escuchaste de tu oficinista, el viejo evade impuestos a morir!!
— A todo empresario al que le pregunto me garantiza que tu padre es un tiburón de mente fría, y que asociarnos es lo mejor para un extranjero como yo.
— ¡Te lavan el cerebro! ¡pregúntale a alguien que no pertenezca a su círculo personal y verás la realidad! — él rodó sus ojos con molestia para caminar hacía el baño de la habitación — ¡¡Dawson no me ignores, maldita sea, te estoy hablando enserio!!
— ¿Quieres saber lo que pienso? — dijo volteando a verme — Que dices todo esto solo por lo cegado que te tiene el odio hacía tu padre.
— ¡¡Odio a mi padre cariño, con el alma, pero si él fuera un hombre honrado no te lo negaría!! — él chasqueó la lengua al oírme.
— Creo que eres el primer ser humano en el mundo que mete el pie para que la empresa de su familia no reciba dinero.
— ¡¡Si será dinero de un hombre honesto que ha pasado su vida trabajando, y él lo destina para los gastos de su frívola familia entonces sí, lo haré sin dudarlo!! — él me dio la espalda para meterse al baño, pero yo le seguí sin dudarlo, eso no iba a para ahí — ¿Te digo algo Robert? en verdad no te entiendo, le das dinero al maldito de mi padre, mientras me obligas a dejar a mi madre sin siquiera decirle que me voy a vivir contigo a Inglaterra, ¿dime cuál es tu problema?
— ¿Ahora pretendes chantajearme con el viaje otra vez? — dijo volteando a verme con odio absoluto.
— ¡No Robert, no pretendo chantajearte, pretendo que abras los ojos, maldita sea!
— ¿Aún te duele abandonar a la madre alcohólica que te golpeó y te corrió? — mi pecho dolió en cuanto él me dijo eso.
— El viejo me ha hecho cosas mucho peores de lo que Teddy me ha hecho, ¿o acaso se te olvida que él me golpea cada que puede?
— No lo he olvidado Taylor, y es por eso que me esmero en forzarlo a que te dé el lugar que mereces en su empresa.
— ¡Nunca me lo dará, Robert! ¡¡jamás tocaré un centavo de su empresa!! ¡¿qué acaso no escuchabas cada que te decía lo infeliz y desgraciado que es mi padre?!
— Actúas como un niño, Taylor — dijo él, importándole poco o nada lo que yo le decía, miré de reojo cómo se iba a la habitación nuevamente, yo solo me quedé parado de brazos cruzados, pensando en la increíble estupidéz que Robert estaba haciendo, lucía tan convencido de hacerlo, en darle dinero al cerdo que me maltrató y menospreció desde que empecé a existir, su idea de forzarlo a darme mi lugar era tierna, pero llegaba a ser increíblemente ingenua y estúpida mientras más pensaba en ella.
Continuará
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- Gema
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