Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

41 - 'Dejar De Amarlo'


Los días siguientes transcurrieron de forma lenta, y muy eterna para mí, no enfatizo mucho en ellos porque no sucedió nada realmente trascendental esos días como para mencionarlo, yo ni siquiera iba a la universidad, ni siquiera salía de mi habitación, me aislé de todo y de todos, seguía meditando sobre mi vida, mi carrera, mi lamentable situación amorosa.


Durante esos días fue poco lo que logré dormir, no comía, no hablaba con nadie, de vez en cuando enviaba textos a Mónica para confirmar que aún no tomaba el coraje de matarme, me hizo sentir mal ver que ella estaba realmente preocupada por mí, pero tampoco podía mentirle y decir "estoy bien" siendo que evidentemente, yo no estaba bien.


Estaba recostado en la cama, envuelto entre unas gruesas sábanas, intentando sentir algo de calor en aquel clima tan frío, aunque lo que más añoraba era sentir algún tipo de calor que pudiera asemejarse al calor corporal tan hermoso que me brindaba el señor Dawson, pero era inútil, por más que me esforzaba, no sentía nada.


Escuché repentinamente el ruido de mi celular, solo gruñí de mala gana para seguir recostado en la cama, había personalizado los mensajes de Mónica para saber cuando era ella quien me llamaba o escribía, por lo que, al darme cuenta de que no era ella, prefería solo no contestar.


— ¡¡Contesta ese maldito teléfono!! — escuché la molesta voz de Roger gritándome desde su alcoba, como si el ruido de mi celular fuera más fuerte y molesto que los malditos gemidos que hacía la zorra de su novia.


De mala gana me levanté de la cama para tomar el teléfono, sentí todo darme vuelta cuando me reincorporé, no comer y no dormir iban a pasarme factura, eso lo sabía bien, pero vaya que estaban pasando más de la cuenta.


— ¿Hola? — hablé sin siquiera leer quién era el, o la persona que me llamaba, me dolían demasiado los ojos para molestarme en enfocar un poco la mirada.


— Buen día señor Atwood — reconocí de inmediato la voz de mi profesor, cosa que me hizo chasquear frustrado la lengua y volver a recostarme en la cama.


— Hola profesor Andrews — dije con la voz apagada — Adivinaré, me va a preguntar porqué no he ido a clases.


— Señor Atwood, lleva tres días sin asistir a la universidad, ¿se encuentra usted bien? ya me parece preocupante que usted no asista — hice gestos incrédulos en cuando le escuché hablar — Llevo días intentando comunicarme con usted, y por más que lo llamo no se molesta en levantar el teléfono, ¿acaso tuvo alguna emergencia familiar o algo por el estilo?


— Señor Andrews, la vida universitaria no es para todos, y definitivamente no lo es para mí. Agradezco mucho que se preocupe por mí, pero no se moleste en volver a llamar ¿de acuerdo? — dije sin más en un tono un tanto apático y apagado — Se lo digo de buena manera, profesor, le agradezco todo lo que ha hecho por mí, y le pido disculpas por quedarle mal, pero no creo que esto sea lo mío.


— Señor Atwood—


— Ah — interrumpí sus palabras — Y por favor dígale a mi tío, que no hace falta que siga pagando la colegiatura, devuélvanle su dinero, y dígale que fue todo un placer — dicho esto, colgué la llamada y dejé el celular en la mesa de noche junto a mi cama, era muy impulsivo, pero realmente me sentía sin motivos para seguir estudiando, ¿qué sentido tenía? ¿estudiar una carrera en la que empezaba a sentir que no era bueno, para que cuando reciba a mi primer paciente grave lo deje morir y echarme a morir de nuevo por no haber podido salvarlo? no, no estaba dispuesto a volver a tolerar eso.


Volví a recostarme en la cama, cubriendo mi cuerpo completo debajo las sábanas, pensando que evidentemente Robert iba a enojarse al saber que yo rechacé su ayuda monetaria, pero me daba igual, sentía que no merecía la ayuda de él, al menos no después de haber arruinado lo nuestro como todo un imbécil inconsciente, porque sí, yo seguía reclamándome y echándome la culpa por lo que hice, ¿y es que a quién más iba a culpar? Nadie más fue responsable de nuestra ruptura, si hubo un culpable de que todo se arruinara, he sido yo.



-



Miraba a la nada con los ojos entrecerrados, acurrucado en mi cama escuchando la lluvia caer, esos días fueron bastante lluviosos, no quería creer que la ciudad lloraba conmigo, eso era demasiado cursi y estúpido.


Reconocí el tono de llamada que tenía para Mónica, por lo que estiré mi mano y tomé el celular, aún debajo de las sábanas, no tenía ánimo de levantarme en absoluto.


— ¿Hola? — dije con la voz adormilada.


— Hola cielo, ¿cómo te sientes?


— Vivo — susurré con la voz ronca.


— Imagino — dijo ella en tono algo cínico — ¿Qué dices si vamos a pasear hoy?


— Paso — ella chasqueó su lengua al oírme.


— Escucha Ty, te he dejado tomarte estos días de sabático para que te desahogues y todo eso, pero ya es hora de que salgas al menos a tomar sol, no puedes quedarte en tu cuarto encerrado sin comer ni dormir, ¿no crees?


— ¿Cómo sabes que no he dormido ni comido? — pregunté de mala gana.


— Porque te conozco. Vamos Ty, me mata saber que estás mal, quiero que tomes aire, que respires, que sepas que no es el fin del mundo.


— Estoy cansado, quiero dormir — dije bostezando sutilmente.


— Mh, vamos Ty, si no vienes iré por ti, y sabes que lo haré.


— No sabes dónde vivo.


— Claro que lo sé, tonto — dijo ella maliciosamente, escucharla me abrumó, puesto que yo no le había revelado mi dirección hasta ahora, pero Mónica era hábil, no dudaba que lograra descubrir mi dirección de la forma que fuera, no me quedaba otra más que ceder, por más desganado que estuviera.


— Mgh, maldita sea — me quejé sentándome en la cama, sintiendo cómo todo me daba vueltas — Tú ganas, pero no prometo quedarme mucho tiempo.


— Con una hora que tu cuerpo reciba sol, me daré por bien servida — dijo ella alegremente — Te veo en el parque en un rato, ¿de acuerdo?


— Bien — dije bostezando y estirando mis brazos — Te veo en un rato Moni — dicho esto, colgué la llamada y dejé mi celular en la mesa de noche, rascaba mi cabeza tratando de tomar fuerzas suficientes para meterme a la ducha, no quería ni pensar en tomar un baño, menos con lo fría que debía estar el agua gracias al clima de esos días.


-


Finalmente logré asear mi cuerpo y vestirme, lucía horrible, mi rostro estaba hinchado y lleno de ojeras, era un asco por completo. Me puse unos jeans y una sudadera roja para irme al lugar que Mónica me indicó, la ciudad estaba empapada por culpa de la lluvia, afortunadamente no estaba lloviendo tan fuerte cuando me fui, solo algunas gotas que mojaban mi cabello y ya.


Llegué al parque cerca de la universidad, me daba algo de escalofríos, puesto que también estábamos cerca del edificio donde trabajaba el señor Dawson, traté de ignorar este aspecto e irme al lugar donde cierta chica rubia estaba sentada comiendo algodón de azúcar.


Me acerqué por detrás con cuidado, cubriendo el rostro ajeno con mis manos, tomando por sorpresa a esa risueña chica.


— Disculpa estoy esperando a la tonta de mi amiga — dijo ella en un tono que se notaba era para burlarse de mí.


— Ja-ja — dije destapando sus ojos y caminando de frente hacía ella, cuando me vió la cara, no pudo disimular su expresión de asombro y algo de pena — ¿Tengo algo en la cara? — dije de mala gana.


— Aparte de una expresión de querer morirte, nada — dijo ella para levantarse y tomar mis hombros para besar mi mejilla — Me alegra mucho verte, Ty.


— Gracias Moni — dije para abrazarla con fuerza — Me alegra poder verte por fin, han sido días eternos para mí.


— Imagino que sí, así son siempre — dijo ella tomando mis mejillas sutilmente — No te desanimes, pronto te sentirás mejor.


— Jaj, ¿para eso falta mucho? es que ya tengo algo de prisa por no sentirme tan miserable — bufé rodando sutilmente mis ojos, ella sonrió para tomar mi mano y llevarme hacía un pequeño restaurante que estaba por ahí cerca, era bastante casual, y prefería eso, no quería ir a sitios lujosos que me recordaran a él.


-


— Gracias — dijimos al unísono al recibir la comida, yo realmente no tenía hambre, pero Mónica insistía en verme comer, así que me esforcé por darle gusto, de todos modos, no podía defraudar a la única persona que seguía preocupada por mí.


— Oye Ty, sé que no quieres citas ni nada, pero Julius no ha dejado de preguntar por ti.


— ¿Aún después de la estupidez que hice me sigue buscando? — pregunté algo incrédulo.


— ¿Qué te digo? le gustas mucho, y tal vez tiene algún tipo de fetiche con que le vomiten la ropa — ambos empezamos a reír en cuanto ella dijo eso.


— Aprecio el detalle, pero realmente lo que menos quiero es relacionarme con otro hombre, solo quiero intentar no destrozar lo que queda de mi vida y ya.


— Es un poco tarde — dijo ella arqueando una ceja con severidad, rodé mis ojos con molestia al saber lo que ya se avecinaba — ¡No quiero regañarte Taylor! pero me parece muy precipitado que hayas dejado la universidad solo porque Robert te dejó.


— ¡No estoy dejando la universidad por culpa de Robert! ¡¿okey?! ¡lo hago porque estoy harto, Mónica! me siento asfixiado, y me está cansando que todo el mundo cuestione si realmente soy bueno para esto.


— Todo el mundo va a cuestionarte, cariño. ¡Mírame a mí! siempre me preguntan si realmente estoy ahí por vocación, o solo para seducir a algún doctor millonario para que me mantenga — bufó de mala gana dando un sorbo a su batido de chocolate — Como sea, yo tampoco pretendo agobiarte más de la cuenta, Ty, pero creo que debes darte un tiempo, es decir, la última petición que Robert te hizo fue seguir la universidad, no quieres defraudarlo también en eso, ¿verdad? — maldigo cuando Mónica tiene la razón, cosa que es siempre.


— Creeme, solo he podido pensar en eso — admití suspirando pesadamente — Pero realmente necesito un respiro, la vida universitaria está acabando conmigo.


— Bueno — dijo ella un poco decepcionada, para tomar su sandwich de queso y morderlo — Oye, yo tampoco quiero que te metas en una relación justo ahora, pero si te recomiendo lo de Julius es porque—


— ¿Quieres que tenga sexo con él? — pregunté arqueando una ceja con seriedad.


— Dicho así suena muy mal, Ty — comentó ella tratando de sonar inocente, le miré con seriedad cruzándome de brazos — No quiero que andes de chico en chico, pero te vendría bien un desahogo físico, creeme, esa es una parte que dificulta bastante los rompimientos, ¿o tu cuerpo no se siente... necesitado?


— De hecho — miré a otro lado un tanto apenado — No sea si sea solo yo, o se deba a mi aparente dependencia emocional, pero estos días mi cuerpo no ha... sentido necesidad de nada de eso, ni siquiera de tocarme o algo así — admití agachando apenado la mirada — No he sentido nada desde hace días, ¿debo preocuparme por eso?


— Bueno... — dudó mirándome curiosa — No estoy segura, pero siempre creí que a los hombres les afectaba más ese aspecto que a las mujeres.


— ¿A ti cuánto te llevó para volver a "sentir"?


— Ehhh — miró a otro lado un tanto nerviosa — Vaya, qué clima el de estos días ¿no?


— ¡Monii!


— Me llevo una semana ¿feliz? — dijo apenada cruzándose de brazos — ¡Me haces quedar como una ninfómana!


— ¿Ninfómana? ¡ahora me preocupa que yo me vuelva asexual! — dije algo frustrado apoyando ambos brazos en la mesa — Aunque eso resolvería muchos de mis problemas en realidad, no sería tan impulsivo como fui con Robert, no jugarían conmigo tan fácilmente, y ni hablemos de lo deprimente que será no tener un amante tan bueno como Robert — empecé a reír con algo de cinismo, Mónica me miró apenada cuando dije eso, vaya, ¿tan deprimente sonaban mis palabras?


— ... Es lento, pero te vas a recuperar, Ty.


— ... ¿Sabes? estos días he... pensado muchas cosas, he meditado mucho... y lo que no he dejado de preguntarme es... si Robert se sentirá igual que yo, o si a él le dió igual que terminara lo nuestro... — susurré mientras sonreía de forma un poco forzada, Mónica me miró apenada palmeando mi mano suavemente.


— Ty...


— Sé que todo fue mi culpa, y merezco sentirme miserable, pero... no lo sé, me duele pensar que... p-para Robert todo esto solo fue un día más, y que ni siquiera le importó que lo nuestro terminara.


— Seguramente debe importarle, Ty, piénsalo, él dijo "te amo" primero, él quiso ser pareja primero, y él quiso llevarte consigo a su país, nadie que pida eso se hará la vista gorda si su relación acaba como acabó.


— Tú no entiendes, Mónica... no viste la forma en que me miraba, la frialdad que reflejaban sus ojos, juraría que todo el amor que me tenía murió en ese instante — dije mientras miraba con pesadez a Mónica, mientras ella me miraba con pena igualmente — Bueno, n-no quiero seguir tocando el tema, Robert me odia, no hay nada que pueda hacer — sonreí de forma notoriamente forzada para dar un sorbo a mi bebida, ella suspiró sutilmente para hacer lo mismo, se notaba que no sabía de qué forma ayudarme a olvidar al señor Dawson, es que, siendo sinceros, aún siendo un adulto, yo no tengo idea de como hacer para dejar de amarlo.


-



Luego de comer, Mónica y yo salimos de aquel local y nos dispusimos a caminar por la ciudad calmadamente, ella me jalaba de la mano para guiarme, yo solo caminaba a paso tranquilo, estar con Mónica me ayudaba a no sentirme tan desganado, pero igual sentía algo de melancolía en mi ser.


— ¿Qué quieres hacer ahora? — preguntó ella mientras sujetaba mi mano con fuerza.


— No lo sé, podemos ir a— hablaba calmadamente, hasta que me detuve en seco al ver dónde estábamos. Ella miró aquel imponente edificio con curiosidad, para luego voltear a verme con algo de pesar.


— Ty — murmuró tomando mis mejillas dulcemente — Él no está ahí, no tienes porqué sentirte mal al pasar por aquí.


— No es tan simple — dije tomando una gran bocanada de aire — Pero supongo que tienes razón — dicho esto, sacudí un poco mi cabeza para empezar a caminar nuevamente junto a Mónica, sentí un raro escalofrío recorrer mi cuerpo cuando pasé en frente de aquel imponente edificio, que solo simbolizaba al hombre que me abandonó.


Mientras pasaba por allí, llegó a mí el pensamiento "Robert, sé que yo nos hice daño... pero, ¿tú estarás sufriendo igual que yo, o soy el único que sufre, por ser el único que no tiene orgullo?" Dicho pensamiento hizo que mi pecho doliera, y también me hizo meditar sobre, "el orgullo", sonaba como algo muy fácil, muy común, algo de lo que yo no gozaba, ¿porqué? ¿porqué debía agachar la cabeza? ¿porqué debía conformarme simplemente con no tener orgullo, con no gozar de amor propio? Fue un sentimiento raro, era como una revelación, de que tal vez necesitaba eso para que mi vida fuera mejor, tal vez el orgullo me ayudaría a ser un mejor hombre, o al menos me ayudaría a que no volvieran a hacerme daño, eso fue lo que pensé en ese momento, y definitivamente algo de razón tenía al pensarlo.



-


La tarde cayó sobre nosotros sin previo aviso, Mónica y yo seguíamos paseando por la ciudad, ella no quería que yo volviera a mi fortaleza de la soledad, y yo realmente no me moría por hacerlo, exceptuando el cansancio y la pereza, nada me hacía desear ir a quedarme solo y llorando nuevamente, sin mencionar que la compañía de Mónica era muy grata para mí.


— Necesito que salgas conmigo el domingo — dijo ella mientras sujetaba mi mano con algo de fuerza.


— ¿El domingo? ¿porqué, qué hay de especial ese día? — pregunté en tono cínico, ella me pellizcó el brazo con algo de fuerza cuando dije eso — ¡Auch!


— ¡Es tu cumpleaños, Ty! ¡no me pidas que lo deje pasar por debajo de la mesa, es el cumpleaños de mi mejor amigo, quiero que nos aloquemos!


— ¿Alocarnos? jaj, como si eso hubiera funcionado la última vez — dije rodando mis ojos sutilmente, ella me miró algo seria frenando su paso.


— ¿Cuándo dejarás de ser un amargado?


— Perdóname, ¿qué quieres hacer el domingo? — pregunté de forma un poco incrédula.


— Gracias por preguntar querido, pero es sorpresa — sonrió palmeando mi rostro suavemente.


— ¡No, odio las sorpresas! — dije entre risas — Detesto que planeen cosas a mis espaldas y lo sabes.


— ¡Oh vamos, Ty, anímate, será divertido! — insistió sacudiendo mi brazo.


— ¡Bien, tú ganas! pero nada muy loco ¿de acuerdo?


— Tranquilo, solo algunos malabaristas, unos enanos, uno de esos tipos que escupen fuego y—


— ¡Mónicaaa!


— ¡Es chiste! ¿enserio crees que tengo dinero para contratar gente de ese tipo? — ambos reímos en cuanto ella dijo eso.


— Jaj, bien, me alegra que no tengas un centavo — me quejé al sentir cómo ella me golpeaba el brazo — ¡¡Jajaja auch, eso duele!!


— Demónios — dijo ella mientras me jalaba del brazo — ¿Sentiste eso?


— ¿Qué? — dudé volteando a verla, hasta que varias gotas en mi cabello me hicieron darme cuenta de a lo que se refería.


— ¡¡Maldición mi cabello!! — gritó ella para jalarme del brazo e irnos corriendo hacía una panadería cercana para cubrirnos de la lluvia, donde un grupo de personas estaban ahí ocultándose del mal clima.


En cuanto llegamos, yo empecé a reír mientras Mónica se secaba el cabello con su chaqueta.


— ¡No es gracioso, tú no sabes cuánto tardé con la plancha!


— La verdad sí es gracioso — dije alzando mis hombros, no recordaba haber reido tanto en días, aunque fue poco lo que duraron mis risas, puesto que oír una voz detrás de mí, me dejó helado.


— ¿Taylor? — escuché a alguien pronunciar detrás de mí, voltee algo curioso, no reconocía del todo dicha voz por culpa de los sonidos de fondo, pero apenas me di vuelta y tuve a esa persona frente a mis ojos, me quedó claro de quién se trataba. 





Continuará


Voten y comenten si les ha gustado el capítulo, también recuerden apoyar el libro en las plataformas Alphanovel y Manobook para poder seguir publicando capítulos gratuitos con más frecuencia <3


Y no te olvides de dejar un comentario de apoyo, enserio te lo agradezco <3


- Gema 

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro