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38 - 'Seguir'


— ¿Te sientes mejor? — preguntó ella mientras acariciaba mi cabello con sutileza, habíamos ido hasta su casa, puesto que ella quería prepararme algo de comer, yo solo me dejé llevar, poco o nada me importaba lo que pudiera sucederme, estaba exhausto.


— Un poco — respondí mirando cómo ella colocaba un plato de comida frente a mí, nos sentamos en el comedor mientras ella me miraba con pesadez — Moni te dije que no tengo hambre — murmuré mientras pasaba mi mano por mi rostro, mi cabeza dolía como nunca.


— No has comido nada, Taylor, come al menos un poco ¿está bien? — Solté un pesado suspiro para tomar aquel tenedor y empezar a cortar aquellos hot cakes que Moni preparó, una rara comida para la tarde, pero asumo que los hizo porque era lo único que accedería a comer — ¿Entonces Robert volverá a Londres solo?


— Se va mañana — dije cortando el trozo de panqueque con el tenedor para llevarlo a mi boca — Dijo que no podrá volver, así que si cambio de opinión, poco o nulo impacto tendrá.


— No creo que Robert sea capaz de olvidarse de ti de esa forma Taylor, es decir... s-se veía que el—


— ¿Me amaba? — le interrumpí de forma tosca — ¡Claro que debió amarme Mónica, pero lo eché a perder actuando como un egoísta infeliz! él tiene un límite igual que todos, no iba a soportar que yo no le diera seguridad para siempre.


— ¿Y porqué no aceptaste? Ty, sé que no sé qué tal sea tu vida o no, pero Robert te ofrecía una vida maravillosa.


— En otro país, Mónica, ¡entiéndeme, me aterraba irme! me aterraba que viviendo juntos todo se volviera monótono, que él empezara a ver mis defectos y que tarde o temprano dijera que no quería seguir conmigo — admití suspirando con pesadez y volviendo a dar un bocado a mi comida — En parte me aliviaba que esto haya sido así, a que me dejara en un momento donde yo fuera totalmente dependiente de él.


— Taylor, mírate, escúchate, es obvio que ya eso pasó — reí incrédula mente mientras una lágrimas volvía a bajar por mi mejilla, ya tenía la cara hinchada de tanto llorar como el propio idiota todo el día.


— Lo sé, soy patético, ¿verdad? — pregunté mientras empujaba el plato y apoyaba ambos codos en la mesa — Me siento tonto al llorar por algo que yo hice.


— Está bien que llores Ty, debes desahogarte de alguna forma.


— Desahogarme no arreglará mi vida, Mónica — escupí de mala gana mientras pasaba mi mano por mi rostro — No gano nada con lamentarme, solo me queda... no lo sé, ya ni siquiera sé lo que debería hacer.


— Pues... seguir con tu vida — dijo ella, me sentí terrible cuando dijo eso, odiaba esa frase, no hay una maldita frase que más odie que esa, ¿cómo quiere la gente que siga con mi vida luego de que mi vida se torna horrible? no crean que mi "ruptura" con Robert ha sido lo peor que me ha pasado, definitivamente ha sido de lo peor, pero me han pasado muchas desgracias, y siempre ha llegado alguien a decirme "sigue con tu vida" como si eso me hubiera podido ayudar en algo.


— ¿Y cómo carajo pretendes que haga eso? — pregunté alzando la mirada — ¿Debo conseguir otro tipo con el cual coger para olvidarme de Robert? ¿debo conseguir otro hombre mayor con dinero que pague mi colegiatura escolar?


— No Ty, solo digo que... te enfoques en ti, en tu carrera, sé lo que es una ruptura, los primeros días son fatales, pero poco a poco aprenderás a sanar — murmuró tomando mis mejillas y sonriéndome con ternura, yo la miraba totalmente perdido, sin saber lo que estaba haciendo, o lo que quería hacer.


— ... ¿Y si nunca logro olvidarlo? — pregunté con la voz apagada.


— Dicen que el primer amor nunca se olvida, y que los demás son solo para olvidar... no creo que sea así, solo te queda intentar mantenerte de pie, Ty; no creo que Robert quiera verte tan deprimido.


— No quería ni siquiera verme, ¿c-cómo debo sentirme al respecto? — dije entre risas empezando a llorar de nuevo, tapé mi rostro con mi mano mientras Mónica me acariciaba el hombro, me aliviaba mucho tener una amiga con la cual hablar en ese momento.


— Seguro no quería verte porque esto le duele también Ty — susurró sutilmente — No te desanimes tan pronto, si él realmente te ama, volverá, solo dale tiempo.


— ¿Y si nunca vuelve, y me quedo esperando toda la vida por algo que en el fondo sé que no va a pasar?


— ... Sigo trabajando en eso — murmuró ella mientras agachaba la mirada, entendí rápidamente lo que quiso decir, por lo que alcé la mirada y la vi con algo de pesar.


— Perdóname — dije limpiando mis lágrimas — Esto debe ser como ponerle sal a la herida.


— No te preocupes, odio verte así de deprimido, pero más odio no saber cómo ayudarte.


— No creo que alguien pueda ayudarme — admití suspirando pesadamente — Ni siquiera sé si voy a estar bien... es... es horrible ¿sabes? j-jamás creí que me afectaría tanto enamorarme pero... esto, me supera totalmente.


— Enamorarse siempre es así, Ty.


— Para serte franco, nunca creí que iba a enamorarme, imaginaba que acabaría trabajando en un restaurante de mala muerte para pagar mis estudios y que en un punto de mi carrera tendría que dejar que alguien me cogiera para seguir estudiando — murmuré de forma incrédula mientras pinchaba mi comida con el tenedor nuevamente — Nunca creí que alguien se enamoraría de mí, mucho menos con lo desagradable que siento que soy.


— No te digas eso Taylor, siempre hay alguien en el mundo para nosotros — mencionó palmeando mi rostro dulcemente — Sé que hallarás a alguien más.


— Me aterra no querer a nadie más — dije agachando de nuevo la mirada — Es tonto, Robert fue mi primer novio, mi primer gran amor.


— Será difícil, pero sé que lograrás superar esto Ty, te apoyaré en todo lo que pueda, ¿de acuerdo? — tomó mi barbilla y me hizo alzar la mirada viendo sus ojos con detenimiento, tan tierno y melancólicos — No estás solo en esto, Taylor.


— Gracias Mónica — susurré cerrando sutilmente los ojos — Necesitaba hablarlo con alguien.


— Siempre que me necesites, aquí estaré — afirmó mientras retiraba la mano de mi rostro sutilmente — ¿Quieres tomar una siesta?


— ¿No es abusar ya de tu generosidad?


— Para nada, puedes quedarte conmigo el tiempo que necesites.


— ¿Y tus tíos no se enojarían si ven a un chico durmiendo en tu cuarto?


— No son tan conservadores como crees. Vamos Ty, se nota que no has dormido bien — sus palabras me convencían cada vez más, no quería quedarme allí, pero enserio estaba exhausto, moría por dormir un poco, al menos para no pensar tanto en el señor Dawson.


— Bien — dije levantándome del comedor, ella tomó el plato de comida para guardar lo que sobró, y acto seguido tomó mi mano y me guió hasta su habitación, no era primera vez que iba, ni primera vez que entraba a su habitación, pero vaya que podía malinterpretarse la forma en que Mónica me jalaba del brazo.


-


"No nos hagas esto más difícil" rebotaba sin parar por mi mente, mientras yo miraba a la nada recostado en la cama de Mónica, aferrado a una almohada lavanda que ella me prestó. Llevaba rato sin poder dormir, por más cansado que estaba, no lograba conciliar el sueño, mi mente era un nido de pensamientos de odio hacia mi persona, "¿porqué?" me preguntaba, sin obtener respuesta alguna, "te quedaste porque no querías abandonar a tu madre y a tu hermano, ¿y dónde están ahora?" me volví a preguntar, pensando en la odiosa voz de Teddy diciendo "te lo dije", sé que me lo dijo, yo también me lo advertí a mí mismo, y ni eso logró evitar que yo arruinara todo, "tú tienes la culpa de todo" pensaba sin parar, mientras mi pecho se endurecía y mis lágrimas mojaban esa cama que no era mía, pero que amablemente me prestaron para dormir, cosa que no logré en absoluto.


Estiré mi mano para tomar mi celular, que reposaba junto a la cama en una mesita de noche, lo desbloqueé y me dispuse a revisarlo, todavía tenía agendado a Robert como "Mr. Dawson", entré a ver los últimos mensajes que nos habíamos enviado, eran pocos, puesto que prácticamente pasábamos el día y la noche juntos, pude ver que me envió un mensaje la noche anterior que decía "sigo en el bar con Hugo, ¿ya te dormiste? te amo" me fue imposible no apoyar el celular a mi pecho mientras empezaba a sollozar nuevamente, posando una de mis manos en mi rostro.


— Perdóname... — susurré ahogadamente entre lágrimas, odiaba tanto lo que le hice, lo que nos hice a ambos, todo era tan bello, y en un instante se apagó, no dejaba de preguntarme si Robert se sentía igual que yo, o si para él fue fácil olvidarme, quería enviarle un mensaje, pero la frase "no nos hagas esto más difícil" hacía que mi pecho doliera como nunca y mantuviera a margen mis impulsos.


Callé mis sollozos al oír cómo mi celular empezaba a vibrar, era Raquel, no pudo ser más inoportuna su llamada, y luego de saber lo que dijo, definitivamente siento que no pudo ser más inoportuna.


— ¿Hola? — hablé sentándome en la cama, mi voz era ronca, luchaba porque no se notara que estaba llorando.


— Hola celebridad — dijo ácidamente — Vaya, hablar contigo es más difícil que hablar con Elton John.


— ¿Qué pasó, Raquel? — pregunté limpiando las lágrimas de mi rostro.


— Quería preguntarte si quieres acompañarme mañana a comprar algo de ropa.


— Paso.


— ¡Por favor! es que papá me exige que vaya a las reuniones de la empresa y quiere que lleve ropa elegante.


— ¿El viejo quiere que vayas a las reuniones de la empresa? — dije incrédulo entrecerrando los ojos sutilmente.


— Aunque te sorprenda, pero sí. Quiere que asista para seducir a Dawson y convencerlo de invertir en su empresa — no supe qué decir en ese momento, mi mente se abrumó por completo, ya sabía que Raquel intentaba seducirlo, y admito que no me sorprendía que fuera obra del viejo, pero igual era algo muy difícil de tragar.


— ¿Qué? — dije pasando mi mano por mi frente — ¿El viejo tendrá una reunión con Dawson?


— Mañana en la tarde, por eso quiero saber si puedes acompañarme — no sabía qué decir, mi mente estaba muy confundida, hasta donde sabía, Robert abandonaba América pronto, ¿cómo iba a una reunión con mi padre el día que decidía marcharse? no lo sabía, pero sí sabía que era muy sospechoso que no quisiera acompañar a Raquel, así que no me quedó de otra.


— ¿A qué hora? — pregunté con la voz apagada, no sabía lo que hacía, ¿iba a ayudar a mi hermana a conseguir un vestido para seducir al hombre del que estaba enamorado? suena muy masoquista, algo que según Robert yo no dudaría en hacer, solo accedí porque no quería quedarme encerrado en mi cuarto a llorar todo el día, y porque por más que Mónica dijo que me ayudaría, no quería que ella faltara a clases, que yo arruinara mi futuro no era excusa para orillarla a que ella arruinara el suyo también.


— Temprano, tal vez a medio día, ¿porqué, sí me puedes acompañar?


— Eso creo — dije entre pesados suspiros, de todas formas no planeaba ir a clases, ¿qué más daba? — Te veo mañana — dicho esto, colgué el celular y me volví a recostar, me sentía ahogado, muy abrumado, "¿debería ir a la reunión?" me preguntaba a mí mismo, no sentía que fuera correcto, no estaba bien emocionalmente, y ver a Robert me pondría peor, pero necesitaba verlo, quería ver sus hermosos ojos azules una última vez, así eso acabara matándome.


-


Pasé la noche en casa de Mónica, ella no tuvo problemas y parece que sus tíos tampoco, tenía miedo de quedarme solo y hacer alguna locura, nunca me consideré un suicida, pero comprenderán que me odiaba como nunca, y sentí que merecía dolor físico por haber arruinado todo con Robert, por lo que, aunque no dormí en toda la noche, no quería quedarme solo.
Cuando Mónica se despertó para ir a la universidad, me fui junto a ella, le comenté lo que dijo Raquel, y ella como buena amiga, me expresó tranquilamente lo que opinaba al respecto.


— Es una estupidez — dijo de mala gana.


— Wow, creo que es la primera vez que dices una grosería, miss arcoiris.


— ¡¿Taylor cómo se te ocurre ayudar a tu hermana a seducir al hombre que amas?! ¡así como estás! es una locura, vas a explotar, lo sé, te conozco.


— Estoy demasiado exhausto para querer pelear, además no voy a ir a la reunión, el viejo nunca me lo permitiría, me sorprende que deje que Raquel vaya.


— Igual es una mala idea — dijo ella sujetando su mochila, caminábamos hacía la parada de autobuses, quedé en verme allí con Raquel, y allí Mónica tomaría el autobús hacía la universidad.


— ¿Qué me queda, Mónica? tal vez esto sea para bien, es decir, si Robert se quedó tal vez considera volver por mí, y solo está dándome una lección, no me extrañaría de él la verdad.


— Igual es mala idea que involucres a Raquel y a tu padre, conociendo cómo son ellos contigo.


— Lo sé pero ¿qué más da? no les diré que tengo sexo con él.


— Ty, ya no se trata solo del sexo — dijo observandome con atención — Tú y Robert son pareja... o bueno, eran. Estuvieron a nada de vivir juntos, eso es muy difícil de ignorar, y para ti será muy difícil disimularlo si lo encuentras.


— Lucharé por actuar natural, te lo prometo — observé un autobús aproximarse a donde estábamos — Ya debes irte, no quiero que llegues tarde.


— Cuídate mucho ¿sí? no dudes en llamarme si pasa algo — dijo tomándome del cuello para darme un beso en la mejilla.


— Lo haré Moni, vete tranquila.


— ¡Y por favor Taylor, no vayas a esa maldita reunión! si Robert te vé seguramente actuará con frialdad, y no estás en condiciones de tolerar otro desplante de su parte.


— Tampoco me estoy muriendo, Mónica — dije de forma incrédula.


— Pasaste la noche llorando, ¿realmente crees que no escuché? — tragué en seco al oírla decir eso, ella me acarició la mejilla suavemente — Te quiero mucho, Ty, me preocupa que te sigas haciendo daño.


— Estaré bien, te lo prometo — asentí mientras veía el autobús frenar frente a nosotros y a Mónica subirse a él. Al quedarme solo, un sentimiento de melancolía inundó mi pecho, recordando amargamente que el comienzo de mis problemas, sucedió una tarde en la que esperaba ese autobús.


Volteé al oír cómo alguien pronunciaba mi nombre, un auto azúl se estacionaba frente a mí, y de él se bajó mi hermana sonriendo coquetamente.


— Hola muñeca, ¿cuánto la hora?


— Hola Raquel — saludé con desgane mientras caminaba hacía el vehículo, realmente me sentía fatal, mi cabeza dolía como nunca, no dormir y solo llorar era patético en todo sentido posible.


— "Hola Raquel" — me copió con tono burlón mientras me miraba subirme al auto — ¿Porqué esa cara? luces como si estuvieras dejando las drogas.


— Tengo insomnio desde hace tres días — mentí pasando mi mano por mi rostro, obviamente no iba a decirle que pasaba por el amargo síndrome del corazón roto, conociendo a Raquel, indagaría hasta el fondo, y conociéndome a mí y el malestar que tenía, escupiría todo con lujo de detalles.


— Uh, qué pesado — dijo subiéndose de nuevo y encendiendo el auto — ¿Y no puedes automedicarte con pastillas para dormir?


— ¿Tienes idea de cuánto cuestan los calmantes? — pregunté de forma incrédula.


— Buen punto — dijo para encender la radio de su auto, la notaba extrañamente risueña y de buen humor, tal vez el viejo le prometió alguna remuneración económica si lograba meterse a la cama con Dawson, un amargo sentimiento de ironía y cinismo llenaba mi pecho casi por completo al pensar en ello.


-


— ¿Cuánto dinero tienes? — pregunté mientras entraba con ella a aquella lujosa tienda de ropa.


— Lo suficiente — respondió mientras ojeaba la ropa — Logré que papá me diera dinero, así que supongo que puedo costear algo caro.


— Mh, bien por ti — dije sin fijarme en el tono en el que hablaba, estaba ocupado tratando de ignorar el hecho de que estar en una tienda así me recordaba demasiado el momento en que Robert y yo fuimos a una tienda de ropa y él me hizo el amor en los vestidores, era un recuerdo que dolía mucho, bueno, todo lo referente a Robert en ese instante me dolía.


— Vaya, si fueras mujer diría que me tienes envidia, hermanito — dijo ella en tono ácido, logrando que yo me diera cuenta de que efectivamente, estaba sonando demasiado cortante, empezaba a ser sospechoso.


— Ignórame, solo estoy de malas por la falta de sueño — me excusé tratando de sonar convincente — Sabes que me alegra que logres sacarle dinero al viejo, aunque me sorprende que te prestes para esto de seducir a sus socios.


— Me negué al principio pero en verdad necesito el dinero Ty. Además, tú y yo sabemos que Dawson es un tipo bastante guapo, no me molestaría meterme a la cama con él — mi sangre empezó a hervir en cuanto ella dijo eso, Mónica apareció en mi mente como si de mi consciencia se tratase.


— ¿Y yo por qué habría de saber eso? — cuestioné de mala gana mientras miraba a otro lado, luchaba porque no me viera la cara, si lo hacía seguramente mi expresión de odio y frustración me delataría.


— ¿Cómo que porqué, Ty? ¿no recuerdas el día que lo vimos en la universidad? el tipo es guapísimo.


— Ah, cierto — dije tratando de bajar la guardia, no era conveniente enojarme de tal forma frente a Raquel.


— La verdad es que desde hace días estoy tratando de gustarle, pero Dawson es tan... serio — chasqueó la lengua al decir eso — Papá incluso me ha dejado ir a los despachos solo para verlo, pero él siempre está en su teléfono, y escuche que estuvo saliendo con alguien — tragué en seco cuando escuché eso.


— ¿Él? — pregunté tratando de sonar lo más incrédulo posible.


— Así es, creo que es una universitaria tonta o algo así escuché — dijo ella tomando un vestido del perchero, suspiré un poco aliviado al oírla, con que creyera que era mujer era suficiente para librarme de sospechas — ¿Qué opinas, crees que sea sexy?


— Mh, tienes buenos pechos, deberías conseguir algo que los resalte — dije mirando cómo ella seguía rebuscando, me sentía extraño ayudando a mi hermana a buscar ropa para seducir a mi propio novio, o bueno, "ex novio", y peor me sentía al pensar que, a pesar de que era poco, Raquel se parecía un poco a mí, y que solo por ese detalle, el señor Dawson podría acceder a tener sexo con ella, dicha imágen mental acentuó el dolor en mi pecho.



Continuará


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- Gema

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