32 - 'Romance'
Asistí a las otras clases que me faltaban, tratando de ni siquiera hablar, me preocupaba abrir la boca y terminar peleado con algún otro docente o estudiante, de por sí todos me veían de reojo con curiosidad y algo de burla, sé que no fue nada inteligente lo que hice, cualquiera con un poco de sentido común podría darse cuenta de ello.
Salía de mi última clase sujetando mi mochila con cuidado, veía a todos irse poco a poco del campus, se me hizo raro no ver ni a Raquel ni a Mónica, "salieron temprano" fue lo que pensé, y menos mal que así fue, no me sentía bien para encararlas, Raquel querría preguntarme qué hice el fin de semana, y Mónica querría preguntar qué sucedió entre Robert y yo durante nuestra estancia en la playa, y aunque me gustaba tener sexo, hablar de cómo tuve sexo con alguien no era algo que estaba dispuesto a hacer todavía, sin contar que tocaría el dichoso tema de "irme o quedarme" y me daría una migraña espantosa.
Me alertó escuchar mi celular de repente, rogaba que no fuera el viejo, no me sentía bien como para lidiar con él, pero ver el identificador de llamada, me hizo darme cuenta de que el viejo no era el único que probablemente me gritaría ese día.
— ¿Hola?
— ¿Ya saliste de clases? — dijo él con un tono extrañamente serio que me hizo tragar en seco con nerviosismo.
— S-Sí, acabo de salir.
— Bien, vé a la cafetería del centro, tenemos que hablar.
— ¿Te llamó el recto, verdad?
— Hablemos en persona, Taylor, date prisa, si no llegas iré por ti — sonreí de forma incómoda y forzada al escuchar aquello, colgué mi celular para guardarlo en mi bolsillo y caminar a la parada de autobús, no dejaba de preguntarme porqué Robert no fue por mí, "está enojado" fue lo que pensé, y dicho pensamiento hacía que la idea de ir a verlo, me hiciera temblar y maldecir haber hecho la tremenda estupidez que hice.
-
— Gracias — dije al bajarme del autobús, vi el auto de Robert estacionado frente a la cafetería donde nos besamos por primera vez, muchos recuerdos agridulces llegaban a mi mente, no quería arruinar el recuerdo de nuestro primer beso juntos con la imágen de Robert gritándome en una de esas mesas, pero me lo merecía, nadie me obligó a actuar como un tarado.
Entré a dicho local sujetando aún mi maltratada mochila, pude ver a Robert sentado en la misma mesa de la primera vez, verlo me hizo tragar en seco, sentía que iba a estrangularme apenas me viera, y no de una forma muy erótica que digamos.
— Hola — dije al llegar a la mesa, él volteó a verme con seriedad, se notaba que estaba molesto.
Se puso de pie para acercarse hacía mí, mi respiración se agitó de inmediato, pero me calmé cuando me tomó de las caderas y me dió un hambriento beso en los labios.
— Siéntate — demandó cuando se apartó del beso, asentí para sentarme en la mesa frente a él, Robert me miraba con severidad, a pesar de haberme dado uno de esos besos tan audaces y apasionados como solo él sabía hacerlo — ¿Quieres explicarme lo que pasó hoy?
— Le grité a mi profesora de neuro y patología — admití mientras miraba a otro lado, sentía una vergüenza tremenda.
— ¿Porqué? — preguntó con enojo.
— Porque ella me llamó holgazán, y me dijo otros insultos que justo ahora no recuerdo bien.
— ¿Y eso fue motivo para gritarle y que casi te expulsaran, Taylor? — preguntó arqueando una ceja, sonaba tan severo, yo luchaba por no sonrojarme mientras lo escuchaba.
— Sé que fue muy idiota de mi parte haber hecho eso, pero... ya no la toleraba Robert — admití alzando la mirada — ¡Esa vieja amargada siempre es grosera con todos, y conmigo ni se diga! ¡se atrevió a insinuar que por no tener dinero no tengo derecho de estudiar medicina, y que no soy capaz de soportar y afrontar todo lo que la carrera conlleva! ¡¿lo puedes creer?! — exclamé bastante frustrado apretando mis puños con fuerza, casi que golpeando la mesa, Robert me miraba tranquilamente mientras apoyaba ambos codos en la mesa, y su barbilla reposaba en sus manos.
— Veo que la tolerancia no es tu fuerte.
— ¡¿Tolerancia?! ¡¡Robert por Dios santo, tú podrías tolerar que una vieja mal nacida se la pase molestándote día y noche hablando pestes y diciendo que tú no mereces estar donde estás solo porque tienes o no tienes dinero?!
— Me pasó lo mismo en la universidad — comentó como si nada, logrando que mi enojo empezara a dispersarse — Muchos profesores universitarios aplican ese "truco psicológico" para deshacerse de los alumnos débiles, o los fortalece, o abre el camino para otros que sí sepan soportar la presión de la carrera — me quedé totalmente abrumado y confundido cuando Robert dijo eso.
— Pero... ¿c-cómo— pregunté, pero el señor Dawson me interrumpió antes de poder proseguir.
— Cuando iba en segundo año tuve un profesor que me atrevo a jurar que me odiaba, ningún trabajo mío era lo suficientemente bueno para que me felicitara, siempre cuestionaba mis intervenciones en clase, y me decía que yo no tenía madera para estudiar administración, incluso llegó a decir que por ser de una familia con dinero no me esforzaría lo suficiente como para sacar buenas calificaciones, en su momento fue muy frustrante, muchas veces pensé en retirarme.
— ¿Y qué hiciste?
— Me di cuenta de lo que el anciano quería, y mi orgullo fue mayor que mis ganas de irme, el no querer darle la razón a ese infeliz, fue lo que me hizo quedarme, mi esfuerzo logró que me volviera el mejor de su clase, fue muy frustrante en su momento, pero hoy en día me da orgullo haberle demostrado a ese imbécil, que no soy un débil mental como quería hacerme creer — escuchar aquello fue como una patada en el hígado, me hizo admirar y temer a la frialdad del señor Dawson, pero me hizo darme cuenta de la evidente diferencia entre nosotros, yo era un saco de pirotecnia a punto de estallar, y él un témpano de hielo imposible de derretir, "¿algún día lograré ser tan frío?" me pregunté a mí mismo, mientras que la frase "débil mental" rebotaba por mis oídos como el agudo zumbido de un mosquito.
— ¿Osea que debo quedarme callado y dejar que los profesores me menosprecien? — pregunté algo incrédulo.
— No estoy diciendo eso, Taylor, obviamente tú y yo no somos la misma clase de personas, yo he aprendido a actuar indiferente a lo que las personas digan, y tú eres imposible de callar — sus palabras cada vez me ofendian más, y me hacían sentir como alguien con problemas de ira — Solo quiero que sepas que así como ella, llegarán más profesores que quieran barrer el piso con tu dignidad, pero ya será decisión tuya permitirles hacerlo o no, ¿o acaso planeas pelearte con cada profesor que cuestione tu vocación? o no digamos profesor, ¡con cualquier persona! porque medicina es una carrera muy competitiva, y definitivamente encontrarás a muchas personas que te querrán pisotear para tomar tu lugar.
— Yo... — murmuré apenado mientras agachaba la mirada, repentinamente me sentí débil, muy vulnerable, y la imagen mía derrotado en la calle paseaba por mi mente, controlar las emociones era crucial en mi carrera, y si yo no podía siquiera tolerar que una profesora me tratara mal, ¿qué pretendía yo exactamente? un pesado suspiro salió de mis labios al escuchar a Robert — Lo lamento, fue muy, muy idiota de mi parte, no sé lo que estoy haciendo.
— No te preocupes por eso amor, cualquiera puede tener un mal día, solo trata de controlar tus emociones de mejor forma ¿de acuerdo? — mencionó para estirar su mano y acariciar mi mejilla con ternura, dedicándome una dulce sonrisa que me reconfortó bastante — Me encanta que seas tan explosivo, pero no en la universidad cielo.
— Perdóname, te he causado problemas, lo menos que quiero es que desperdicies tu dinero por mi culpa.
— ¿Desperdiciar? Ty por Dios, ¿qué cosas dices? el dinero me importa poco, con tal de poder ayudarte a cumplir tu sueño, pero no puedo ayudarte si tú no te ayudas a ti mismo primero — sentí mis ojos cristalizarse al escuchar eso, solo pude asentir y sonreír apenado mientras juntaba mi mano con la de él sobre mi mejilla.
— Gracias Robert, es... es hermoso poder contar contigo — admití en un ligero suspiro, logrando que un rubor leve se posara sobre las mejillas del señor Dawson, eso aceleró mi corazón como nunca.
— Bien, habiendo concluido este tema, quiero decir que me alegra mucho poder verte, te extrañé demasiado.
— Solo estuvimos alejados unas horas — dije sonriendo con ternura.
— Unas horas que para mí fueron eternas, ¿para ti no?
— Pues... siendote sincero, el problema con la profesora me tuvo algo entretenido hoy así que— mis palabras callaron cuando vi el semblante serio que se dibujaba en el rostro de Robert, por lo que rápidamente me retracté empezando a reír algo nervioso — ¡Estoy jugando, obviamente te extrañé!
— Bien, ahora por tu "bromita" de insultar a la maestra, le debo una botella de ginebra a Hugo.
— Lo lamento — dije apenado mientras suspiraba sutilmente.
— No te preocupes, igual quedé en ir a beber con él antes de irnos a la playa, tal vez vaya esta noche.
— Oh, ¿vas a ir a un bar con él?
— Así es, me dijo que hay uno muy cerca que sirve unos cócteles increíbles, tal vez vayamos juntos tú y yo el fin de semana, ¿qué opinas?
— No me quiero volver dependiente del alcohol Robert.
— Beber una copa de vez en cuando no te hace dependiente Taylor, además, necesitas algo para bajarte el estrés de la universidad.
— Creí que con el sexo era suficiente — dije coquetamente mientras apoyaba ambos brazos en la mesa, Robert me miró malicioso mientras me detallaba de arriba a abajo. Se quedó callado un rato para luego volver a hablar.
— El sexo es genial, pero medicina es muy pesada, así que un trago no te vendría mal — afirmó sonriendo sutilmente — Como sea, veré a Hugo a las 08:00, así que tenemos hasta entonces para beber un café, ir a mi departamento y hacerte morder la almohada por haber sido todo un imbécil el día de hoy.
— ¿Café y sexo? ¿quieres matarme de un infarto? — bromeé mientras me mordía levemente el labio inferior.
— "Puedo con eso y más" me dijo alguien con quien hice el amor en la playa.
— Ty playero es una persona, y Ty de la ciudad es otra totalmente diferente.
— Me encantaría conocer al Ty londinense — mi corazón se agitó un poco cuando escuché eso, agaché algo apenado la mirada sin saber qué decir, si el café y el sexo no me causaban un infarto, definitivamente el dichoso viaje lo haría.
— Tengo algo de calor, ¿y si mejor pedimos yogurt o algo más frío en vez de café? — pregunté tratando de disimular mi evidente incomodidad, Robert sonrió de forma algo forzada, eso hizo que mi pecho doliera.
— Seguro, pide lo que gustes — afirmó señalando el menú, tratando de actuar como si nada, qué espantoso era estar pasándola tan bien, y que repentinamente un comentario nos hiciera incomodarnos a ambos por igual, maldije para mis adentros mi estupidez mientras tomaba dicho menú, y lo leía con detenimiento.
Luego de pedir las bebidas, ambos nos quedamos sentados viéndonos sin saber qué decir, el silencio en la mesa era espantoso, yo no sabía qué decir para romper el hielo, por más que me esforzaba, no encontraba un tema de conversación que no acabara en el dichoso viaje a Londres.
— Y... — murmuró Robert carraspeando levemente y rascándose la nuca — ¿Tu padre ya llegó?
— Ah sí, llegó esta mañana, creyó que yo no estaba así que me salvé de encararlo por ahora.
— No creo que deba reclamarte algo, no dejé rastro alguno de que estuvimos allí.
— Jaj, creeme, el viejo siempre encuentra alguna cosa para reclamarme, soy como su "forma de desahogarse de sus problemas", tanto física como verbalmente.
— No me gustó que te haya golpeado el otro día — murmuró con seriedad — No dije nada porque sentí que eso solo empeoraría las cosas, pero si tu padre vuelve a tocarte, no sé de lo que sea capaz.
— Robert, es tierno que quieras defenderme, pero mejor no ¿de acuerdo? no quiero que te busques problemas con ese viejo loco, además eso solo nos traerá problemas a ambos. Tranquilo, ya estoy acostumbrado a esto, y si no le doy razones serias para hacerlo, no me golpeará — sonreí confiado mientras alzaba mis hombros como si nada.
— Mh, ¿y cuántas veces te ha golpeado sin que le des "razones serias"? — me sangre se heló cuando Robert dijo eso, realmente me esforzaba por no preocuparlo, pero me costaba mucho decir "tranquilo, todo estará bien" cuando en mi interior crecía el sentimiento de que al llegar a casa iban a golpearme, por la razón que fuera.
— No es importante — dije tratando de evadir su pregunta, Robert bufó algo enojado, pero yo estiré mi mano hacía la de él para intentar calmarlo — No pienses en eso ahora, ¿de acuerdo? no nos hemos visto en todo el día, y nos tenemos que separar pronto así que, tratemos de disfrutar este momento como... como pareja, ¿quieres? — murmuré suavemente mientras miraba con atención los ojos azules de Robert, él tomó mi mentón para darme un dulce beso al que no dudé en corresponder, entrelazando mi mano con la de él.
-
Salimos juntos de aquel local tomados de la mano, habíamos estado hablando de música y cine, trivialidades que lograron que Robert y yo pasaramos una tarde plena y tranquila, sin drama de por medio, solo dos personas conversando y bebiendo algo con tranquilidad, a pesar de que no hablamos nada muy impresionante, eso no le quita lo bello y tranquilo a esa tarde en absoluto.
— Solo digo que, el final se me hizo demasiado fantasioso, ¿un niño que puede ver y hablar con gente muerta? ¿de dónde sacan esas tonterías? — dije mientras caminaba con Robert hacía su auto, con una mano sujetando mi batido y la otra sujetando su mano.
— Fue muy llamativa en su época, y no puedes negar que la temática es bastante creativa — dijo él mientras subíamos juntos a su auto.
— Por muy "creativa" que pueda ser, me parece absurdo, es imposible que exista alguien con el don de ver o hablar con personas fallecidas.
— Mh, si tú lo dices cielo — mencionó él mientras encendía el auto y empezaba a conducir — ¿Ahora qué quieres hacer?
— No lo sé, ¿qué se te ocurre? — pregunté dando un sorbo a mi batido.
— Mh, no lo sé, tal vez ir al parque a caminar, comer algo, o... — me miró de reojo con semblante algo coqueto, yo le miré confundido mientras daba otro sorbo a mi batido.
— Estás buscando una excusa razonable para irnos a tu hotel, ¿verdad? — él empezó a reír en cuanto dije eso.
— Lo admito, ¿vas a castigarme por eso? — preguntó en un tono sensual mientras delicadamente estiraba su mano hacía mi pierna, sonreí al sentir su tacto con suavidad.
— No lo haré, solo porque yo también quiero ir a tu hotel, pero primero me gustaría que vayamos a un sitio en particular.
— ¿Enserio?
— Así es, dijiste que casi no puedes andar de turista, así que aprovechemos la ocasión, ¿te parece? — Robert me miró algo confundido cuando dije eso, pero sin dudarlo asintió, y empezó a conducir hacía la dirección que yo le decía.
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— ¿Dónde estamos? — murmuró mientras bajaba conmigo del auto, y caminábamos juntos hacía un parque algo solitario, donde las hojas de los árboles caían y pavimentaban el camino de piedra.
— Mi lugar favorito en todo Detroit — dije jalándole de los brazos para guiarlo hacía una parte algo escondida del parque, donde los árboles concentraban esa hermosa luz naranja del atardecer, y calentaban una vieja banca de madera que miraba hacía el bello atardecer.
— Qué bonito lugar — dijo mientras llegábamos y nos sentábamos a contemplar el atardecer.
— Teddy me traía aquí cuando era niño, son los únicos recuerdos bonitos que tengo — murmuré mientras sonreía suavemente y apretaba la mano de Robert con algo de fuerza — Podía pasar horas enteras sentado aquí, solamente viendo cómo el sol se metía.
— La vista aquí es muy bella — susurró él mientras empezaba a acariciar mi mejilla con ternura, le miré de reojo algo extrañado, notando que él no miraba el cielo, sino a mí, observaba maravillado mi rostro, eso me confundió bastante.
— No estás viendo el cielo.
— No necesito hacerlo, sé que es muy bello y todo, pero... más bello es verte sonreír como lo estás haciendo justo ahora — mi pecho empezó a latir con fuerza, mientras mis ojos se cristalizaban de la vergüenza — Me encanta verte tan feliz, Taylor.
— Robert... — susurré mientras él seguía acariciando mi rostro con suavidad.
— Me encanta cómo brillan tus ojos tan de repente cuando dices mi nombre.
— ¿L-Lo hacen? — dudé mientras mis mejillas seguían ardiendo como nunca.
— Así es, es muy tierno — respondió mientras asentía y continuaba pasando sus dedos por mi cara, me acerqué un poco más para besar sus labios con dulzura, aún era un poco torpe para besar, pero Robert de inmediato tomaba el control de la situación y me ayudaba a hacerlo de mejor forma.
Le tomé de los hombros mientras seguíamos besándonos, fue como si el tiempo se hubiera frenado de repente, no me importaba nada, simplemente todo en mi vida perdió sentido, lo único importante en ese instante eran los labios de Robert acariciando los míos, admito que me volví totalmente dependiente de él, pero ¿cómo no serlo? si desde el primer día me volví loco por él, y él por mí, era algo mutuo, y que no quería perder, sentía que si llegaba a hacerlo, sería un dolor igual al de perder mi alma.
— Se hace tarde — susurré mientras pegaba mi frente con la de él.
— Aún faltan algunas horas — respondió él para volver a besarme.
— Sí pero... — murmuré mientras posaba mis dedos sobre su boca para que me dejara seguir hablando — Si nos vamos ahora podremos pasar un buen rato, ya sabes... en tu hotel — pude notar ligeramente cómo un leve suspiro salió de los labios de Robert, su mirada era tierna, pero poco a poco empezó a verme con lujuria, dirán que es imposible notar eso, ¿qué puedo decir? estaba aprendiendo a conocer al señor Dawson a fondo, y él a mí.
— Creí que querías ver el atardecer.
— Sí, pero... también quiero estar contigo — dije acariciando la mejilla ajena, él me sonrió con ternura para tomar mi barbilla y volver a besarme.
— Ya habrá tiempo para eso, por ahora — volvió a tomar mis mejillas para darme otro beso lleno de ternura y pasión, éramos un par de tórtolos consumidos el uno en el otro, lo que la mayoría llama un "romance adolescente" tan intenso como el sol del verano, a mí me aterraba mucho que nos convirtiéramos en eso, en un romance tan ardiente como el sol, pero que de la noche a la mañana se apaga y se convierte solo en un recuerdo vago de la juventud, un amor de verano que no llegó a nada, y nuevamente, una de las canciones de Luis Miguel llegó a mi mente.
— Robert — susurré apartándome un poco del beso — ... L-Lo mío no son las palabras, definitivamente no soy tan claro y decidido como tú, pero—
— Shhh — volvió a besarme de repente, logrando interrumpir mis palabras — Descuida, lo sé, eres poco expresivo a veces, no te preocupes.
— ¿"A veces"? — dudé arqueando una ceja.
— Así es, es que... normalmente te cuesta decir lo que sientes, pero en la cama no te cuesta nada hacerlo.
— Idiota — dije entre risas mientras le empujaba sutilmente — De igual forma yo... solo quiero dejar claro que... eres increíble Robert, y... que seamos pareja me... me encanta — admití sonriendo con pena y algo de timidez, Robert me sonrió calmadamente para besar mi frente con ternura, amaba la forma en que me mimaba y consentía.
— A mí igual, Ty — respondió calmadamente para levantarse del banco y extenderme su mano — El sol ya casi se oculta, ¿nos vamos ya?
— Adelante — respondí tomando su mano y levantándome de la banca, empezando a caminar mientras mi mano y la de Robert se sujetaban mutuamente con fuerza, fue poco el tiempo que estuvimos allí en el parque, pero para mí fue un momento lleno de magia y romance, mi pecho latía con fuerza, sin miedo, era una sensación bellísima, a veces añoro volver a sentir la misma magia del pasado, supongo que debo conformarme con recordarla al menos, porque bien dicen que si te enfocas mucho en el pasado, te perderás del presente.
Continuará
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- Gema
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