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29 - 'Compleja'

— Ven acá — dijo en mi oído mientras me abría las piernas, finalmente habíamos logrado quitarnos la ropa, y luego de una ronda de besos y caricias, íbamos a la mejor parte.

— No tan fuerte, recuerda que no puedo gritar tanto — dije mientras miraba excitado cómo el miembro de Robert se acercaba a mi intimidad.

— Muerde la almohada Taylor, ni loco voy a contenerme — escupió de mala gana mientras tomaba mi hombro y me estampaba contra la cama para, en un brusco movimiento, penetrarme de golpe, de forma lenta y algo dolorosa que nos hizo gemir a ambos de forma tosca.

— ¡A-Agh! ¡m-maldito! — dije apretando la cama con fuerza, era extraño hacer esas cosas en la cama donde muchas veces me masturbé, y ahora me tenían gimiendo.

— ¡Agh, mierda que estás estrecho! — dijo separando más mis piernas y moviéndose lentamente — Taylor, me encanta cogerte en tu cama.

— Robert — gemí arqueando la espalda, sus movimientos no eran habituales, se movía lento, se notaba que quería hacerme gritar.

— Vamos cariño, dilo, sé que quieres gritar mi nombre.

— A-Agh — tomé una almohada y la empecé a morder, jadeando ahogadamente por la fuerza con la que Robert me penetraba hasta el fondo.

— ¿Acaso no te gusta como me muevo, Taylor? — preguntó mientras me miraba fijamente con sus hermosos ojos azules, tan dilatados cómo siempre, amaba verlo de tal forma. No pude evitar mover mis caderas igualmente. Él sonrió coqueto para acelerar su vaivén y gemir en mi cara mi nombre — Agh, Taylor, Taylor corazón, esto se siente tan bien.

Cada minuto era una deliciosa tortura para mí, Robert se movía tan bien y yo no podía si quiera gemir su nombre, realmente no quería que nos escucharan, seguía con la paranoia en la mente.De un momento a otro, él se hartó de no poder oírme, por lo que me quitó la almohada y la arrojó por ahí, logrando que mis gemidos quedaran al aire, perfectamente audibles y sonoros, demasiado, diría yo.

— ¡¡Aggh, santo Dios qué rico!! — dije mientras mi cuerpo se retorcía del placer.

— Sí, así, ¡sigue gimiendo así! — dijo entre gruñidos mientras levantaba mis piernas y hacía más profundas sus embestidas.

— ¡¡Ay Robert, Robert vas a hacerme venirme!! — grité sacando la lengua — Ahh, Dios no puedo, no puedo.

— Aguanta un poco, aún me falta para venirme yo también.

— No me j- ¡Ah! — me quejé al sentir ese intenso golpe contra mi próstata, era tan sofocante y adictivo, mi cuerpo entero temblaba con solo un leve roce, era por eso que las intensas estocadas de Robert lograban enloquecerme.

— Disculpa, ¿dijiste algo? — comentó risueño mientras me embestía con más fuerza, juraría que quería atrofiarme la columna de lo fuerte que se movía.

— Ahh, ahh, ¡más rápido! — grité sintiendo una corriente intensa recorrer mi cuerpo, mis gemidos llenaron la habitación, pero, por alguna extraña razón, no sentí la viscosidad de mi semen sobre mi piel — ¿Me vine? — pregunté agitado mientras sentía las embestidas de Robert acelerarse un poco.

— No, seguro fue un orgasmo seco — afirmó mientras alzaba mi pierna y la colocaba sobre su hombro — Veamos cuántos orgasmos secos puedo causarte.

— N-No— me quejé por la forma tan intensa en que me penetraba, pero me calmó sentir un beso totalmente apasionado de parte suya, beso al que correspondí mientras mis caderas seguían moviéndose, tratando de igualar el intenso vaivén del señor Dawson — Mgh, Robert.

— Taylor — un gemido ahogado salió de mi boca al sentir cómo Robert me estampaba contra la cama y apretaba mis caderas con fuerza, para acto seguido, empezar a correrse en mi interior.

— ¡Mgh! — me aparté del beso para verlo algo frustrado y exhausto — ¡Eso dolió imbécil!

— ¿Enserio? déjame compensarlo — dicho esto, empezó a bajar por mi abdomen, repartiendo besos y lamiditas, yo traté de apartarlo, pero era inútil, Robert se hincaba sobre mí como un animal hambriento, y era imposible quitármelo de encima.

— Robert, eso no por favor — le rogué entre gemidos más suaves mientras acariciaba su cabello.

— Taylor, por favor déjame probarte — dijo mientras dejaba una marca muy notoria en mi vientre, un gemido salió de mis labios mientras echaba la cabeza hacía atrás.

— Dios santo — dije separando las piernas por inercia, dejando que Robert explorara mis partes.

— Veamos — dijo empezando a lamer mis testículos de arriba a abajo, era la primera vez que Robert me hacía sexo oral, y vaya que estaba enloqueciéndome, entendí porqué a él le gustaba tanto.

Arqueé mi espalda al sentir cómo se metía mi miembro a la boca y hacía lo propio con él, era increíble, luchaba por no venirme, pero era tarde, el placer era demasiado.

— Robert, me-me voy a—

— Adelante — dijo mientras me dedicaba una hermosa mirada de deseo — Recibiré todo lo que me des, Ty — un suspiro salió de mis labios al oírle, no sabía qué era más sexy, su lengua o sus palabras.

— Robert — me quejé sintiendo cómo empezaba a chupar de forma intensa, mis gemidos empeoraron, mientras yo sujetaba el cabello de él, solo podía pensar en lo bien que eso se estaba sintiendo, y cuando menos lo esperé, mi semilla salió finalmente de mi cuerpo.

Me dejé caer en la cama totalmente exhausto, pesados jadeos salían de mis labios mientras sentía mi cuerpo arder de lo excitado que estuve hace unos momentos, continuaba acariciando el cabello de Robert, mientras él lamía los excedentes de semen de mi piel.

— Vaya, estás dulce Ty.

— No me des detalles por favor — dije apenado mientras cubría mis ojos con mi mano — No puedo creer que hayas hecho eso.

— ¿Hacer qué? ¿darle placer al chico que me gusta? — murmuró entre coquetas risas, yo le miré algo apenado mientras mis mejillas enrojecían levemente.

Él se levantó un poco para acomodarse encima mío, y quedar cara a cara mientras se hacía espacio entre mis piernas, sin penetrar ni nada, solo quería acostarse y sentir mi calor mientras observaba fijamente mis ojos.

— Tengo que hablar contigo — susurró suavemente.

— ¿De qué? — dije algo dudoso mientras sentía cómo su mano acariciaba mi rostro suavemente.

— Taylor, sé que dije que no iba a presionarte, y la verdad es que no quiero hacerlo — miré a otro lado mientras suspiraba con pesadez.

— Robert no estoy listo para darte una respuesta aún.

— No se trata de eso.

— ¿Entonces de qué hablas?

— Hablo de que... — un pesado suspiro salió de los labios ajenos, mientras él acariciaba mi rostro con su dedo índice — Taylor, estas semanas junto a ti, las he disfrutado muchísimo, a pesar de que llevamos muy poco tiempo de conocernos, y de que aún tienes muchas dudas e inseguridades. Pero... siento que si no te digo esto ahora, podría arrepentirme después.

— ¿Qué sucede? — dije mientras mi pecho latía con fuerza, estar de esa forma con Robert, ambos desnudos, él hablándome tan dulce, me daba un sentimiento de paz increíble.

— ... Me estoy enamorando, Taylor — todo mi ser empezó a temblar al escuchar aquello, Robert tomó mis manos y las colocó encima de mi cabeza para sujetarlas con su mano izquierda, mientras su mano derecha exploraba todo mi cuerpo, yo lo miraba con los ojos abiertos y una expresión bastante abrumada, seguramente lucía como un perfecto idiota — Desde que te ví me fascinantes, me intrigaste muchísimo, nuestras primeras conversaciones me hicieron interesarme aún más en ti, y hacer el amor contigo ha sido de las mejores experiencias de mi vida.

— No exageres — susurré aún sin saber con exactitud lo que sucedía, solo sé que sus palabras, sus suaves caricias, y sus bellos ojos azules clavados sobre los míos, estaban nublando totalmente mi capacidad de razonar.

— Hablo muy enserio — un gemido ronco salió de mis labios al sentir cómo me volvía a penetrar, solo que de forma más lenta — Hacerte el amor es increíble Taylor, la forma en que me ruegas que pare, pero en tus ojos se nota que quieres que siga.

— Robert — separé las piernas disfrutando de ese lento vaivén, mientras la mano de Robert apretaba uno de mis pezones suavemente.

— Y tu personalidad, es definitivamente la que más me fascina, eres tan... ¡tan diferente, Taylor! eres diferente de todo lo que he visto hasta ahora, la gente siempre me trata con respeto, casi con miedo... pero tú no — ambos gemimos a la par gracias a una tosca embestida de parte de él — Desde ese día en el café, la forma en que me hablaste, en que me dejaste claro que debía respetarte, carajo Taylor, juro que quería besarte como un loco.

— Ah, Robert, me duele — gemí ronco mientras él pegaba su frente con la mía.

— A mí me duele saber que tendré que irme y dejarte... no, no quiero, no quiero dejarte Ty, no quiero dejar a mi hermoso chico de ojos cafés — tomó mis mejillas con su mano libre para verme fijamente a los ojos mientras proseguía con su vaivén, la forma tan lenta en que me embestía, y lo fuerte que latía su pecho, carajo, recordar ese momento es increíble.

— Robert — intenté darle un beso, pero él me lo impidió, cubrió mi labio con su pulgar.

— No sé si sientes lo mismo, pero yo me estoy enamorando locamente de ti, Taylor, juro que no quiero presionarte, pero sentía que debías saber esto, antes de que pudieras tomar alguna decisión, quieras quedarte o no te amo, y no quiero perderte, juro que no.

— Basta por favor — dije ahogadamente mientras algunas lágrimas inundaban mi rostro, me zafé de su agarre para aferrarme a su cuerpo mientras ocultaba mi rostro en su hombro, sollozando suavemente — No me dejes... por favor Robert, no me abandones.

— ¿Taylor...?

— Tengo miedo Robert, mucho miedo, porque yo también siento que empiezo a enamorarme, pero tengo miedo de hacerlo — susurré mientras mantenía la frente en su hombro — Contigo me siento tan bien, pero tengo miedo de que tú también me abandones o me defraudes... no soportaría ese dolor, el dolor de que la persona que me hizo enamorarme de él... me abandone.

Él me tomó de los hombros para verme a los ojos con atención, mis ojos estaban llenos de lágrimas, mi respiración estaba mi agitada, él me miraba muy preocupado, no sabía qué hacer, o qué decirme para reconfortarme.

— Taylor, respira por favor — susurró repartiendo besos por todo mi rostro, yo seguía jadeando entre lágrimas como todo un idiota — Lamento todo lo que has pasado hasta ahora, sé que ya no hay forma de cambiar el pasado, pero podemos escribir un futuro diferente.

— Sé que quieres que me vaya, pero—

— No, no no, olvida el viaje un minuto, fue muy tosco de mi parte pedirte que te fueras conmigo, aún sin ser pareja ni nada por el estilo. Admito que, mi forma de hacer las cosas siempre ha sido muy... compleja — me sonrió con ternura para seguir acariciando mi rostro — Mi relación contigo la empecé desde atrás hacía adelante, y eso solo te ha provocado ansiedad... Lo lamento mucho Taylor.

— No tienes la culpa de que yo sea un idiota — dije mientras disfrutaba las suaves caricias en mi rostro.

— Permíteme corregir mi error, y empezar ahora sí, desde el principio — se acomodó encima mío para verme fijamente a los ojos de una forma intensa, llena de pasión y mucho cariño, esa mirada agitó mi corazón como nunca — Taylor Atwood, me gustas muchísimo, sé que es muy atrevido de mi parte decirte esto, porque soy un hombre mayor que tú, que ya ha vivido muchas cosas, y tú aún estudias y vives con tu padre, pero... ¿quieres ser mi pareja?

No hay palabras para describir lo que sentí en ese momento, mi pecho latió con fuerza, de mis ojos aún brotaban muchas lágrimas, mis mejillas ardieron como nunca, y mi respiración estaba tan agitada que creí que sufría un paro respiratorio o algo así. Mi mente estaba totalmente confundida, Robert me acababa de decir muchas cosas, demasiadas para saber qué decir al respecto, mi mente estaba totalmente en blanco, tenía mucho miedo, pero sentía una alegría incalculable, creo que jamás en mi vida había sentido tanta alegría hasta ese momento. 

"Di algo, maldita sea" rebotó en mi mente, la verdad es que seguía sin saber qué decir, o qué era lo correcto en dicha situación, solo sabía, que no quería perder al único ser que me hacía feliz, y ya Robert me confirmó que se sentía de igual forma.

— ... Sí — asentí mientras sonreía apenado, Robert suspiró aliviado, como si le aterrara que después de todo, yo no quisiera estar a su lado, tal expresión me hizo seguir llorando como un tonto, porque ver al señor Dawson así, me dejó claro que ambos, a pesar de venir de mundos diferentes, y de vivir vidas diferentes, sentíamos el mismo miedo de echarlo todo a perder en esta "relación".

Nos dimos un fuerte abrazo en cuanto yo dije que sí, mi pecho latía como nunca, se sentía muy bien, pero mejor se sentía tener a Robert sobre mí, y sentir cómo su pecho latía igual de fuerte que el mío, me costaba mucho creer que me mentía o que jugaba conmigo, el corazón no miente, y a menos que sufriera de hipertensión o alguna afección cardíaca, era imposible que su pecho latiera tan fuerte como el mío si él me hubiera estado mintiendo.

Gemimos al unísono cuando Robert continuó de repente con sus lentas embestidas llenas de ternura y pasión, me miraba directo a los ojos mientras me sonreía con ternura, ese momento fue tan bello, tan único.

— Robert — gemí ronco arqueando la espalda, él empezó a limpiar las lágrimas de mi rostro suavemente.

— No quiero volver a verte llorar, Taylor, las únicas lágrimas que quiero ver en tu rostro, quiero que sean de dolor, dolor por lo duro que te estoy cogiendo — dio una fuerte embestida que me hizo arquear la espalda y apretar las sábanas con fuerza, sus palabras y sus movimientos me estaban trastornando.

— R-Robert, por favor no pares — supliqué tratando de mantenerme aferrado a las sábanas, él extendió su mano hacía la mía para apretarla con fuerza mientras aceleraba su vaivén, y gemía mi nombre en mi cara.

— T-Taylor, mi amor — dicha palabra erizó mi piel, la dulzura con la que lo dijo fue preciosa — ¿Te gusta esto? ¿disfrutas el calor de mi cuerpo?

— Muchísimo — dije mirándole fijamente a los ojos — Robert, n-no aguanto más.

— Adelante, correte, hazme saber lo mucho que te excito — dicho esto, me dió una embestida tan fuerte, tan intensa, que no venirme era imposible, tanto debí excitarme al sentir esa embestida, que hice que Robert se corriera también.

Ambos gemimos al unísono mientras seguíamos aferrados al cuerpo del otro, mi respiración se fue apaciguando al igual que la de Robert, nos mirábamos fijamente a los ojos sin pronunciar ni media palabra, creo que con nuestros jadeos y la forma en que nos veíamos, ya todo quedaba tan claro como el agua.

Cerré mis ojos para recibir gustoso aquel beso que Robert se inclinó para darme, nos besamos con una combinación increíble de deseo y cariño, me encantaba cada que Robert me besaba de esa forma.

— Eres un encanto — susurró entre besos mientras acariciaba mi cuerpo con dulzura.

— ¿Lo dijiste en serio? — pregunté mirándolo con detenimiento, él sonrió confundido para tomar mi barbilla y acariciarla suavemente.

— Taylor, todo lo que dije fue en serio, desde que me estoy enamorando de ti, que no quiero perderte, hasta mi petición, ¿es acaso, que aún no te inspiro confianza?

— No es eso, solo... olvida lo que dije — mencioné tratando de no empeorar la situación, el momento era muy bello para querer arruinarlo con mis tonterías. El señor Dawson besó mi frente para recostarse a mi lado, empezando a jugar con mi cabello mientras rodeaba mi cuerpo con su brazo.

— Deberías dormir un poco, nos hemos desvelado estos días, nos vendría bien una siesta.

— ¿Estás enojado?

— ¿Porqué habría de estarlo, Taylor? — preguntó riendo suavemente — Aceptaste ser mi pareja, lo único que podría superar mi alegría actual, sería que me dijeras que quieres irte conmigo a Londres, pero no quiero que pienses en eso ahora, necesitas meditarlo con calma.

— Pero... si decido quedarme, ¿eso significa que ya no seremos pareja? — pregunté con temor mientras me acurrucaba en el pecho de él, Robert volvió a besar mi frente con suavidad.

— No pienses de más, primero toma una decisión, ya después veremos qué hacer, pero por ahora... disfrutemos el hecho de que somos el uno del otro, ¿de acuerdo?

— Me cuesta disfrutarlo mientras temo que nos podamos distanciar pronto.

— Nadie además de ti tiene la última palabra en todo esto, Ty.

— Es precisamente eso lo que me preocupa tanto Robert — admití mientras suspiraba pesadamente y me acurrucaba en el pecho de Robert, mientras él seguía acariciando mi cabello con ternura.

— No sigas pensando en eso, solo trata de descansar ¿de acuerdo? — murmuró mientras seguía acariciando mi cuerpo suavemente, esa sensación tan sutil me llenó de paz y calma, la suficiente para lograr que me quedara dormido en los brazos de Robert, importandome poco o nada que pudiera llegar el viejo y nos viera así, me daba igual, ahora Robert era mi pareja, quería disfrutar de la hermosa paz que eso me generaba por al menos media hora, ya tendría el resto de la semana para enfocarme en el estrés y los nervios que me generaría ser el novio del señor Dawson, por ahora, solo quería tomarlo todo con calma.

Continuará

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- Gema


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