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23 - 'Complétamente Suyo'

Llegamos juntos hasta la playa, Robert apretaba mi mano con fuerza, yo de igual forma apretaba su mano sintiendo la suave brisa golpeando mi rostro. No había mucha gente alrededor, un grupo de chicas y algunas personas mayores, se me hizo un poco extraño, pero no le tomé mucha importancia.

Fuimos hasta una carpa blanca donde había una hielera con un par de botellas de vino, unos cojines en el suelo, y una mesita con botanas varias, fue muy lindo ver todo eso de repente.

— Vaya, has preparado todo con tiempo — dije mientras entraba con él a la carpa y me sentaba estilo indio.

— Agradecele a Raquel, ella fue quien me ayudó a conseguir todo esto — mencionó tomando una copa de vino para servirla hasta poco menos de la mitad.

— ¿Puedes no nombrar a Raquel ahora? esto es demasiado hermoso como para echarlo a perder.

— Te tomas muy a pecho lo que hace tu familia — dijo mientras volteaba a verme y me ofrecía un poco de vino, yo le miré de mala gana en respuesta de sus palabras.

— Si convivieras con ellos me entenderías — estuve a punto de tomar la copa, hasta que Robert la apartó un momento y me miró con severidad.

— Vinimos a pasarla bien, Taylor, pero no quiero que se te pase la mano con el alcohol y termines ahogándote como un idiota por estar ebrio — bufé incrédulo levantándome del suelo y acercándome a él para quitarle la copa de vino y verle con picardía.

— Puedo con el licor y con más, señor Dawson — dicho esto, dí un trago a dicha copa de vino para dejarla de lado y acercarme a los labios de Robert, quien me besó con deseo y cariño, siendoles sincero, quería cerrar la carpa y quedarnos haciendo el amor lo que quedaba de tarde, amaba estar de tal forma con Robert, a solas, nuestros cuerpos rozándose y terminando de conocerse, como dos amantes que no tienen otra misión más que darse calor, mis mejillas ardían tan solo de pensar en ello.

— Quiero ir a nadar — dijo Robert apartándose del beso para verme con ternura — ¿Vamos?

— Te sigo — mencioné mientras me dejaba jalar por él.

Al salir de la carpa, pude ver de reojo a un grupo de chicas que nos veían coquetas y risueñas, eso me hizo sentir extraño de alguna forma, y más extraño me sentí al ver cómo iban igualmente a nadar.

— ¿Sabes nadar? — preguntó Robert mientras entrábamos al agua.

— Un poco, pero por favor no me sueltes si la marea sube — dije algo temeroso, él sonrió mientras entrábamos cada vez más y más, el agua ya me llegaba al abdomen, estaba un poco nervioso, nadar no era lo mío, pero definitivamente quería meterme al agua con el señor Dawson.

— Mira, creo que tenemos un club de fans — dijo burlón mientras me hacía una seña para ver hacía el grupo de chicas que brincaban para que sus pechos rebotaran de forma poco sutil, dicha imágen me generó incomodidad, y algo de desconfianza, sobre todo porque, lo mío nunca fueron las mujeres, pero a Robert sí le gustaban.

— Para tu deleite — dije ácidamente tomando agua entre mis manos para mojarme el cabello, Robert carcajeó copiando mi acción.

— Con un universitario caprichoso y caliente tengo suficiente — admitió mientras se me acercaba con intenciones de besarme, pude notar cómo las chicas se quedaron heladas al vernos, eso me incitó aún más a corresponder los besos de Dawson, como si nunca lo hubiera besado.

— ¿Enserio? — dije entre besos mientras el agua nos cubría un poco más, el agua nos estaba arrastrando, y nosotros estábamos demasiado ocupados haciendo de las nuestras.

Me asustó sentir cómo ya mis pies no tocaban la arena, por lo que me aparté del beso, notando que ya estábamos un poco alejados de la playa, no pude evitar jadear y ver a Robert algo preocupado, él solo me sonrió pegando su frente con la mía.

— Cálmate, aférrate a mí si tienes miedo, prometo que no te voy a soltar — murmuró dulcemente mientras me miraba fijamente a los ojos, cada fibra de mi cuerpo sintió un gran alivio y paz cuando me dijo eso, besarlo de nuevo me fue inevitable.

— Robert — susurré mientras sentía cómo empezaba a besarme el cuello — Ah, n-no, aquí no.

— ¿Te da miedo que el agua nos lleve mientras te hago mío? —murmuró en mi oído mientras sus manos iban a parar a mis caderas.

— La marea me pone nervioso — le dije al oído mientras mis piés se movían bajo el agua para intentar no hundirme.

— ¿Quieres ir a la arena de nuevo?

— Sí, pero puedes quedarte si gustas, yo iré a tomar un bocadillo.

— ¿Seguro?

— Sí — insistí — Tú quédate aquí, se nota que eres un sirenito que ama el agua salada.

— Y tú un campesino que odia el mar — bromeó mientras me guiñaba el ojo suavemente, yo sujeté su cabeza y la hundí en el agua para apartarme y nadar rumbo a la playa nuevamente.

— Idiota — gruñí de mala gana nadando de vuelta, hasta que sentí de repente cómo algo tomaba mi pierna y la jalaba de golpe, obligándome a hundirme también.

Estuve siete u ocho segundos bajo el agua, hasta que logré salir y tomar una gran bocanada de aire, tosía frustrado mientras oía unas toscas carcajadas detrás mío.

— ¡¡¿Cual es tu maldito problema?!!! — grité volteando a verlo de mala gana.

— ¡Oye tú empezaste! — me respondió entre risas mientras me arrojaba algo de agua a la cara, yo me di vuelta y avancé de nuevo hacía la playa, maldiciendo entre dientes a ese odioso inglés bromista.

Salí del agua y avancé hacía la carpa, noté de reojo que las chicas seguían viéndome como si de un bocadillo se tratase, era muy abrumador, no entendía el porqué me miraban así, yo no me consideraba nada atractivo, menos a ojos de una mujer, tal vez esas chicas tenían muy mal gusto.

Saqué un trozo de tela para acostarme sobre él a ponerme bloqueador y seguir bebiendo algo de vino, admito que, empezaba a gustarme de más el alcohol, juro que no quería hacerme adicto a él, pero, en mi defensa, beber me hacía pensar en Robert, y cualquier cosa que me hiciera sentir bien, y que me hiciera sentir igual que el señor Dawson, iba a tomarla sin dudas.Miré no muy lejos la silueta de Robert bañándose en el agua como si de una deidad griega se tratase, era tan hermoso, verlo mojarse el cabello y pasar sus manos húmedas por su cuerpo, me dieron ganas de tocarme mientras lo veía, y lo habría hecho de no haber tanta gente metiche a los alrededores.

— ¡Cuidado! — escuché de repente cerca de mí, alertándome al ver una pelota playera acercándose a mí, golpeándome el rostro de forma no muy fuerte pero igual de molesta, rogaba porque Robert no hubiera visto eso, porque sin duda no iba a dejarme olvidarlo.

— Maldición — me quejé palpando mi nariz sutilmente, el dolor no era mucho por suerte, aunque sí era un poco molesto. Me levanté para tomar la pelota y continuar palpando mi nariz, vi a una de las chicas que estaban cerca de nosotros acercándose hacía mí para buscar la pelota, se veía nerviosa, y no era para menos, de haber sido otra persona, seguramente les estrellan la pelota contra la cara con el doble de fuerza.

— ¡Lo lamento tanto! — dijo ella al acercarse hacía mí para tomar el objeto en cuestión — No quisimos molestarlo, es que mis amigas y yo estamos jugando y—

— Descuida — le interrumpí sonriendo de forma un tanto forzada — Esas cosas pasan.

— Me llamo Page — dijo ella — Y de nuevo disculpa por molestarte, no quisimos golpearte.

— Ty, y no te preocupes, eso pasa — dije sonriendo de forma calmada, ella me miraba embobada, no crean que soy modesto, enserio nunca me vi atractivo, y Raquel siempre decía que yo no fui bendecido con el don de la belleza, era por eso que me costaba hacerme a la idea de gustarle a la gente.

— Mis amigas y yo estamos haciendo barbacoa, ¿puedo ofrecerte un poco como forma de disculparme por esto? — me sorprendió oírla decir eso, vaya que las mujeres ligando eran mucho más seguras que los hombres, yo creí que la única con dicha cualidad era Raquel.

— Ah n-no gracias, no quiero molestar en serio.

— ¡Insisto! es lo menos que podemos hacer — un leve rubor se pigmentó en mis mejillas, ¿era enserio?

— B-Bueno, pero el detalle es que no estoy solo — mencioné volteando hacía el lugar donde Robert se bañaba, preocupándome muchísimo al ver que el señor Dawson ya no estaba en el agua, no lo veía por ningún sitio, "el agua se lo llevó" fue lo que pensé, casi sufrí un ataque, afortunadamente, el susto duró poco.

— ¿Adónde vamos, amor? — escuché una voz conocida hablar en mi hombro, sentí un gran alivio al notar que Robert estaba detrás de mí, llámenme alarmista, pero el mar me ponía los nervios de punta, aún hoy en día no puedo ir a la playa y estar tan tranquilo como me gustaría.

— ¡No te pierdas así Robert, maldición! — reclamé volteando a verlo, él sonrió para tomarme de la barbilla y acariciarla suavemente.

— ¿Quién es la señorita, cariño? — preguntó en un tono algo filoso, que me hizo darme cuenta de lo que estaba pasando, Robert estaba celoso.

— Ah, e-ella es Page, nos estaba invitando a una barbacoa con sus amigas.

— Si no es molestia, claro — dijo ella sonriendo algo abrumada, no sé aún si ella estaba consciente de que nosotros éramos pareja o no, pero parecía no importarle, cosa que me extrañó bastante.

— ¿Barbacoa eh? — dijo Robert alzando curioso una ceja — Bueno, supongo que está bien.

— ¡Genial, vengan, les presento a las chicas! — dijo ella para darse vuelta y avanzar alegremente hacía su grupo de amigas, yo volteé a ver al señor Dawson algo confundido, y mi confusión empeoró al ver su semblante coqueto, pero algo serio.

— Las mujeres te persiguen — dijo cínicamente mientras se cruzaba de brazos.

— Yo iba a decir que no, pero es evidente que tú quieres rodearte de tetas sin cerebro — escupí de mala gana empezando a caminar hacía aquel grupo de chicas, siendo seguido por Robert.Me agité al sentir cómo me daba una fuerte nalgada que me hizo frenar de golpe, volteé a verlo con severidad, él solo me guiñó el ojo para continuar su camino hacía aquellas chicas, sacándome un pesado jadeo de frustración.

— ¡Chicas, les presento a Ty y a Robert! — habló Page cuando ambos nos acercamos a ellas, todas nos veían de arriba a abajo con picardía, más a mí que a Robert, y menos mal, si hubieran visto a Robert como un trozo de carne por horas yo no habría dudado en insultarlas.

— Hola señoritas — dijo él cortésmente, en aquel tono suyo tan característico — Es un placer conocerlas, ¿creen que mi pareja y yo les podamos acompañar? — un gran rubor inundó mis mejillas cuando dijo eso, era primera vez que me llamaba así, "pareja", juro que casi caigo de rodillas al peso, fue hermoso y sumamente abrumador.

— ¿Son pareja? ay que lindooo — dijo una de las chicas mientras nos miraba con ternura.

— Así es — dijo Robert tomando mi mano y apretándola — Somos un poco celosos, así que traten de no propasarse, ¿de acuerdo? — todas rápidamente se levantaron para guiarnos hacía el lugar donde servían el licor, rápidamente supe lo que estaba pasando, así como había hombres a los que les gustaba ver mujeres besarse, esas eran mujeres a las que les gustaba ver hombres besarse también, no sabía si sentirme aliviado o asustarme.

Pasó una hora aproximadamente, todo iba fluyendo más tranquilamente de lo que pensé, las chicas nos hacían preguntas íntimas que a mí me dejaban sin aire, pero que Robert respondía tranquilamente.

— ¿Hace cuánto se conocen?

— No mucho, tres semanas, aproximadamente, ¿verdad Ty? — dijo mientras llevaba uno de mis mechones tras mi oreja y me miraba con ternura, yo asentí mientras sujetaba con cuidado el vaso de licor que las chicas me dieron.

— ¿Así que fue algo como "amor a primera vista?" — preguntó otra chica mirándonos embobada.

— No sé si llamarlo así, pero... digamos que sí — admití suavemente mientras mis mejillas ardían, Robert acariciaba mi cuerpo suavemente, veía a las chicas con detenimiento, pero se abstenía de hacer énfasis en sus pechos, o al menos eso noté yo.

— ¿Y ustedes ya... han... tenido sexo?

— ¡¡¡Cassidy!!! — gritaron las chicas al unísono entre risas, Robert me miró pícaramente, mirada que me dió algo de pánico.

— ¡¿Qué?! ¡no tiene nada de malo preguntar!

— ¡Claro que sí tonta! — las escuchaba hablar al fondo, aunque estaba demasiado ocupado sintiendo cómo Robert me acostaba contra la arena y empezaba a morderme los pezones, parecía que quería que esas chicas nos vieran haciéndolo, eso me incomodaba mucho, pero vaya que se sentía bien tener la boca de Robert en mi pecho.

— ¡Robert! — gemí ahogadamente sintiendo cómo se frotaba contra mi cuerpo, escuchaba los murmullos de las chicas de fondo, eso me estaba apagando el calor bastante, pero, a Robert parecía excitarle mucho tener público de fondo.

Me sorprendió sentir cómo se apartaba un momento y se relamía los labios mirándome con deseo, esa mirada me desquicio, y con o sin las chicas presentes, quería que me hiciera suyo de nuevo.

Se levantó de repente para ver a las chicas con atención.

— Fue un placer hablar con ustedes señoritas, pero Taylor y yo debemos irnos ya, tenemos una reservación para cenar y no podemos llegar tarde.

— Oww, es una pena — dijo una mientras se levantaba de su asiento — Fue un placer conocerlos chicos.

— Igualmente — murmuró él mientras volteaba a verme de reojo, para extender su mano hacía mí y ayudarme a levantarme del suelo — Disfruten su tarde señoritas — dicho esto, me apegó a su cuerpo para empezar a caminar lejos de aquellas chicas, quienes nos miraban riendo embobadas y divertidas.

— Eres un corriente — dije de mala gana mientras ocultaba mi mirada de él.

— Creí que eso era lo que querías — murmuró con voz ronca mientras me sujetaba sutilmente.

— ¡¿Hablar con extrañas sobre lo nuestro, y empezar a tocarme como un animal?! ¡jaj sí, ese era mi plan! — respondí para apartarme de él e intentar alejarme, hasta que sentir cómo me sujetaba del brazo me hizo frenarme de golpe.

— Sé que me excedí, pero sabes cómo soy... necesitaba remarcarles que eras mío, llevan todo el día viéndote como a un dulce, ¿crees que no me di cuenta? — sus palabras hicieron eco en mí, y ciertamente, dichas chicas no dejaban de mirarme con malicia, fue tonto creer que Robert dejaría pasar ese detalle.

— Lo lamento, a la próxima solo me alejaré, pero debes admitir que fue muy impulsivo de tu parte haber accedido a lo que te pedían.

— Lo lamento, no volverá a suceder — murmuró suavemente para llevar su mano a mi mejilla y apretarla suavemente — ¿Me dejas compensarte?

— ¿De qué forma?

— Pues... aún falta un poco para irnos a cenar así que, ¿qué dices si vamos a una parte alejada de la playa? — mis mejillas empezaron a arder como nunca, rápidamente asentí, mientras una leve sonrisa se dibujaba en mi rostro.

— Suena bien — dije mirando embobado los ojos azules del señor Dawson, él me sonrió de igual forma para acercarse a mí y cargarme entre sus brazos para empezar a caminar — ¡¡Jajaja, Robert!!

-

— A-Ahh — gimoteé sintiendo cómo me besaba el cuello suavemente, estábamos en una parte muy alejada de la playa, el sol ya se empezaba a ocultar, las olas golpeaban suavemente la arena y hacían un sonido muy relajante y encantador al mismo tiempo que el agua mojaba mis piernas y las de Robert mientras nosotros empezábamos lo nuestro, él insistió en que lo hiciéramos cerca de la costa, parecía gustarle sentir cómo nuestros cuerpos se mojaban, en todos los sentidos posibles.

— Alguien suena muy excitado — dijo en mi oído mientras empezaba a golpear su bulto contra mi entrada, habíamos dejado nuestros trajes de baño tirados por ahí, mi cuerpo y el suyo estaban totalmente al descubierto.

— Tú me pones así — dije entre ahogados jadeos, aunque temprano lo hicimos en la tienda de ropa, mi cuerpo pedía sexo como si no lo hubiera hecho en semanas, no quería pensar que era culpa de los mariscos, como aspirante a doctor me costaba darle crédito a algo que no había sido comprobado.

Gemí ahogadamente cuando sentí de repente cómo Robert, harto de jugar, alzó mis piernas y me embistió con fuerza, sacándome un agudo grito de dolor.

— ¡¡Ahh!! R-Robert — gemí empezando a temblar — E-Esto duele.

— Lo sé — dijo mirándome embobado, sus ojos estaban muy dilatados, esa mirada me encantaba, aún en sueños me suele perseguir de lo mucho que me enamora ver a Robert así.

— ¡¡Ahh, n-no!! — me quejé al sentir cómo aceleraba su vaivén, haciéndome temblar y moverme tratando de acostumbrarme a la sensación.

— Taylor — empezó a gemir ronco mi nombre mientras separaba mis piernas y seguía sus profundas embestidas, mis gemidos resonaban junto con el golpe de las olas contra la arena, juraría que Robert intentaba copiar dicho golpe, pero sería mentir, sus caderas eran más rápidas que la marea.

— ¡Ahh, sigue! — dije sacando la lengua y echando la cabeza hacía atrás, mi cuerpo entero estaba demasiado caliente, pero sentía que estaba adoptando más resistencia, ya que, estaba tan excitado que creí que iba a venirme, pero aún no pasaba, para mi buena suerte, no quería oír a Robert llamándome "tres segundos" otra vez.

— Taylor, mírame — demandó tomándome de la barbilla, obligándome a ver fijamente sus hermosos ojos azules, mientras el viento movía su cabello suavemente, dicha imágen se ha quedado grabada en mi mente de lo bello que fue, rezo porque nunca la llegue a olvidar, porque realmente amo lo hermoso que fue ver a Robert de esa forma.

— Ahh, Robert — gemí sintiendo mi espalda contraerse — M-Mierda.

— Suena a que te está gustando bastante.

— ¿A ti no? — pregunté temeroso, él rápidamente me calló la boca agachándose y empezando a chupar y lamer mis pezones — ¡¡Ahh!!

Él seguía su intenso vaivén mientras yo solo me limitaba a gemir, gemía tan fuerte que creía que algún guardia o alguien cercano iría a ver quién era el chico al que estaban matando, y no era tan falso ya que, Robert me estaba llevando al cielo mismo.

— M-Me-Ahhh— gemía tratando de explicar lo que sentía.

— ¿Te vienes? — preguntó acelerando más sus embestidas, asentí jadeando como loco, no quiero ni imaginar las caras que estaba haciendo, solo sé que debían ser muy bochornosas, pero que a Robert parecían fascinarle.

— S-Sí — dije mordiéndome con fuerza el labio inferior, él me tomó de la barbilla para meter sus dedos en mi boca, parecía que quería que me los tragara.

— Amo tu boca Ty — dicho esto, me dió una embestida tremenda en conjunto con un ronco gemido que me hizo retorcerme, e inevitablemente, me hizo venirme.

— ¡¡Mghh!! — gemí ahogadamente sintiendo cómo mi semilla llenaba el cuerpo de Robert, él soltó un jadeo ronco mientras seguía moviendo sus dedos dentro de mi boca.

— Eso, buen chico — me dijo mientras seguía con su vaivén, importándole poco que acababa de venirme — Creo que quiero cambiar de lugar.

Dicho esto, sacó sus dedos de mi boca para hacer que me diera vuelta y de esta forma, acostarse encima mío y empezar a embestirme más lento, pero más profundo.

— ¡¡Ahh, ahh, mierdaa!! — gemía sintiendo mi cuerpo exhausto, pero para nada quería que parara.

El agua nos cubría la mitad del cuerpo, estaba fría, nos ayudaba a Robert y a mí a refrescarnos, ya entendía porqué él insistió en hacerlo de tal forma.

— Taylor, ¿y-yo te gusto? — preguntó acelerando sus movimientos, yo gemía enloquecido, ni en mis mejores fantasías me habría hecho sentir de tal forma.

— ¡¡Sí Robert, me gustas muchísimo!! — rápidamente mis gemidos callaron cuando él me tomó del rostro dándome un beso lleno de lujuria e indecencia, y a medida que me besaba de tal forma, él empezó a venirse también, haciendo que yo me viniera una segunda vez.

Gemimos entre ahogados y húmedos besos, mientras él llevaba sus manos hacía las mías para apretarlas con fuerza. Pasaron varios segundos para que el increíble éxtasis del orgasmo se esfumara por completo.

Nos miramos a los ojos con cansancio, él me sonrió mientras volvía a besarme con ternura, para acto seguido, apartarse y dejarse caer boca arriba en la arena.

— Ahhh, ah, lo admito, esta vez sí me cansé — murmuró suavemente mientras juntaba sus manos sobre su abdomen, yo me dejé caer junto a él, boca arriba igualmente, viendo el hermoso cielo magenta, y disfrutando del ruido del mar junto a nosotros.

— ¿Todo el día, y apenas ahora te cansas? — pregunté algo abrumado, él sonrió para voltear a verme con una coqueta sonrisa.

— ¿A quién le debo que hayas aguantado más de tres segundos, a los mariscos? — no pude evitar reír al oírle.

— Ja-ja.

— Como sea, de cualquier forma cinco segundos son mejores que tres.

— ¡Cállate! — me quejé acercándome a él para besarle la boca con deseo, besos a los que él me correspondió mientras acariciaba mis caderas suavemente.

— ¿Crees poder caminar a la casa?

— No, cárgame — dije en un tono algo suplicante.

— Pero yo también estoy exhausto — respondió mientras me sujetaba con fuerza para levantarse poco a poco, se lograba sentir lo cansado que estaba su cuerpo, pero aún así lograba sujetar mi cuerpo como si de un titán se tratase, sé que ya lo dije, pero me encantaba estar de esa forma con él, sentirme totalmente a su merced, sentirme completamente suyo. 

Continuará

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- Gema


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