19 - 'A Flor De Piel'
— ¡¡Ahh, mi amor!! — gemía desesperado sintiendo cómo me penetraba con fuerza, era tan doloroso, pero a la vez, placentero.
— ¿Te gusta? — susurró ronco en mi oído mientras seguía obligándome a sentarme sobre su miembro.
— ¡¡Me encanta, ay Robert mi amor me encanta!! ahh, ¡más fuerte!
Repentinamente abrí mis ojos abrumado, no comprendía, acaso, ¿eso era un sueño? sacudí la cabeza mientras miraba a los lado curioso, el cielo seguía oscuro, así que aún era de noche, rápidamente noté que Robert no estaba ahí conmigo, estábamos estacionados en frente de una bellísima casa de playa, de paredes transparentes y balcones preciosos, ver eso me hizo abrir mis ojos como platos, ¿era ahí donde íbamos a quedarnos?
Abrí la puerta del auto para bajar, quería averiguar dónde estaba el señor Dawson, mi cabeza daba vueltas y mis piernas flaqueaban debido al alcohol, mi pecho dolía y mis mejillas ardían debido al sueño erótico que acababa de tener, donde Robert me cogía de una forma brusca y poco sutil, maldije para mis adentros haber tenido ese sueño, que solo me recordaba que mi encantador semental de ojos azules, me odiaba.
Entré a dicha casa mirando a los lados confundido, ese lugar era inmenso, muy bien iluminado, se escuchaba cada pisada que yo daba, no sé si era porque estaba apenas despertando, pero me sentía muy perdido.
— Ah, hola — escuché una voz detrás mío, rápidamente volteé, topándome con una mujer de cabello castaño que me sonrió calmadamente — Debes de ser el sobrino del señor Dawson — tragué en seco al ver que volvió a recurrir a la artimaña de tío/sobrino, pero estaba muy cansado para replicar, por lo que solo asentí y le sonreí tranquilo a la señora.
— El mismo — asentí acercándome a ella — Y mi... tío, ¿dónde está?
— Está en la habitación principal, me pidió que le guíe a la habitación donde dormirá usted — suspiré por debajo cuando la señora me dijo eso, era obvio el mensaje que Robert me daba, estábamos juntos, pero separados, y yo no podía reclamar en absoluto, eso era algo que yo me había buscado, no era culpa de nadie más, solamente mía.
Seguí a la mujer hasta mi habitación, y en cuanto ella se fue, me dispuse a cambiarme de ropa, ese maldito suéter me estaba hartando.
Me quité la ropa y me fui al baño, donde había un espejo de cuerpo completo que me dejaba ver de arriba a abajo mi físico, al que yo odiaba tanto, principalmente por considerarme "desagradable", y nuevamente, me deprimió pensar que el único que probablemente toleraba mi cuerpo y mi genio en conjunto, estaba en la habitación de al lado, odiándome como nunca, no podía soportar eso, era horrible.
03:15 de la madrugada, yo seguía despierto, ¿qué digo despierto? totalmente atento, tan atento que decidí que debía resolver las cosas esa misma noche, no quería pasar la velada en la playa enojado con Robert, por lo que, cometí una locura que, honestamente, es de mis favoritas.
Me dirigí a la habitación donde Robert dormía, toqué la puerta un par de veces, me sorprendió oír que no tardó nada en decir "pase", el tampoco podía dormir al parecer.
Entré a la habitación, caminando lentamente, mientras una bata que tomé del baño era lo único que tapaba mi desnudez, miré a Robert, tendido en la cama usando una camisa abierta y con el pantalón desabotonado, cuando me vio solo se quedó observándome con frialdad, frialdad a la que yo intentaba corresponder, pero me costaba mucho hacerlo con la pasión a flor de piel.
— ¿Se puede saber qué estás haciendo? — dijo con la voz algo ronca, yo sonreí burlón mientras seguía paseando por dicha habitación observando las hermosas olas a través de los imponentes muros de cristal.
— La vista de tu habitación es más bonita que la mía — dije dándole la espalda, para empezar a bajar la bata de a poco, dejando finalmente mi cuerpo expuesto frente a él.
— ... Y que lo digas — murmuró mientras se levantaba de la cama, yo no volteaba en ningún momento, pero oír sus pisadas acercarse, hicieron que mi piel se erizara — Dime algo — murmuró cerca de mi oído, tomándome del cuello desde atrás y apretándolo un poco — ¿Quieres que te coja, y luego mañana decir que te violé?
— Lo primero, nada más — dije entre pesados jadeos de desespero. Él me sujetó con fuerza de las caderas, empezando a frotar su miembro contra mis nalgas.
— No te voy a coger ebrio, Taylor, te dije que no.
— Por favor, no estoy ebrio — dije entre ahogados gemidos, llevando mis manos a las piernas ajenas — Quiero que me hagas tuyo de nuevo Robert, te deseo, te deseo enserio.
— ¿Me deseas, o solo estás encaprichado? — murmuró mordiéndome con fuerza el cuello, debo admitir, que eso estaba excitandome mucho.
— ¿Qué debo hacer para que me creas? yo soy tuyo, solamente tuyo — rápidamente me tomó por sorpresa sentir cómo me tomaba de los hombros y me daba una fuerte bofetada en el rostro, bofetada que me hizo tambalear un poco, y que definitivamente me hizo salir un momento de mi burbuja de deseo.
— Eso fue por hacer drama todo el maldito día, y por haber besado a otro tipo — dijo con voz ronca mientras se aproximaba hacía mí de forma amenazante, rápidamente me tomó de las mejillas con una sola mano y me dió un hambriento beso que me hizo olvidar de inmediato la bofetada.
— Robert — gemí su nombre aferrándome a él, mientras cada fibra de mi ser temblaba, era la segunda vez que Robert iba a tomarme, tenía miedo, pero más que miedo, estaba excitado. Él me cargo sujetándome de las piernas, continuando con aquello besos feroces, jugando con sus manos y mi piel, específicamente con mis pezones, sacándome gemidos roncos de placer.
— Cállate, se supone que eres mi sobrino, ¿lo olvidas?
— Es tu culpa por decir eso — dije de mala gana, ganándome que el señor Dawson me apretara el cuello con fuerza y empezara a frotarse de nuevo contra mi entrada.
— Debo enseñarte a respetarme, de lo contrario esto va a repetirse siempre.
— R-Robert — gemí de forma ahogada, hasta que él me soltó para empezar a desvertirse, pude notar que su miembro ya estaba erguido, y al verlo tragué en seco, no lo recordaba tan grande.
— ¿No vas a usar condón? — dudé mientras lo veía desnudarse por completo.
— ¿Debería? — dijo de mala gana para jalarme de las piernas y obligarme a ponerme debajo suyo — Sé una buena perra, mira que hoy no te tengo mucha paciencia que digamos.
— Sí — asentí casi entre gemidos, por alguna razón, ver a Robert tan enojado me excitaba aún más.
Gemí con fuerza en cuanto él me penetró de golpe, fue una sensación tan dolorosa, rápidamente el recuerdo de la primera vez vino a mi mente, lo mucho que me dolía, lo mucho que pedía que parara, y él seguía moviéndose, solo que, esta vez algo era diferente, Robert no se estaba moviendo. Alcé la mirada, notando cómo sus bellos ojos azules estaban dilatados de placer, ese bello momento casi me hizo venirme de golpe.
— ¿M-Me estás esperando? — dudé mientras abría un poco las piernas para acostumbrarme a la sensación.
— Debo ser gentil empezando, es primera vez que me pides que te la meta — se agachó un poco para verme a los ojos con deseo — Aunque fue lindo verte sufrir.
— Maldito — dije entre gruñidos, aunque solté un fuerte gemido cuando él me embistió de forma brusca y sorpresiva, para acto seguido, empezar a reír.
— Me encanta la dualidad de, la voz ronca y tosca que pones cuando me maldices, y la voz de perra que haces cuando te empiezo a coger — dicho esto, me sujetó de ambas piernas para agacharse y besarme con deseo, besos a lo que correspondí sin dudarlo.
— Perdóname — murmuré entre besos y caricias.
— ¿Crees que si no te perdonara te habría traído aquí y te estaría haciendo mío de nuevo? — murmuró mientras empezaba a embestirme lentamente.
— ¡Ah, ah! eso, ahh, así — gemí echando la cabeza hacía atrás — Ay Robert así.
— Mh, mira nada más, creo que encontré tu punto — dijo para volver a embestirme, con un poco más de fuerza.
— ¡¡Aghh, no tan duro!! — gemí arqueando la espalda, me importaba poco que la mujer del servicio nos oyera, desde la primer vez que me lo hizo, mi cuerpo moría porque eso se repitiese. Sus embestidas eran lentas pero muy certeras, cada una me sacaba gemidos y alaridos tremendos de placer, y sabía que a Robert le estaba gustando igual, sus bellos y dilatados ojos me lo decían.
— Carajo, qué apretado estás — me dijo al oído mientras entrelazaba mis piernas en sus caderas y aumentaba el vaivén.
— ¡¡Ahh, ahh, Robert!! ¡¡ay carajo!! — gemía de forma ronca aferrándome a su cuerpo, arañando su espalda sin más, no recordaba que el sexo fuera tan placentero.
Clavé de golpe mis uñas en su espalda al sentir una corriente eléctrica recorrer mi cuerpo, al mismo tiempo que mi semen manchaba el abdómen del señor Dawson.
— Uf, creo que fui muy rápido — dijo burlón viendo el desastre de semen que hice sobre su cuerpo, alzando una de mis piernas — ¿De qué forma debería castigarte, eh?
— ¿Más sexo? — dije entre coquetas risas, a las que él me correspondió en seguida. Me azotó boca abajo contra la cama, jalándome de las caderas y penetrándome de golpe, sacándome un fuerte gemido de dolor y placer — ¡¡Ahhh, D-Dawson!! ¡¡maldito!!
— Hey, más respeto — dijo tomándome del cabello y jalándolo con fuerza — Aquí en la cama yo soy el que manda, ¿te quedó claro? — dicho esto, empezó a embestirme de forma brusca y nada sutil, haciéndome jadear y gemir como toda una maldita actríz porno, vaya que me estaba encantando, no es por sonar sucio, pero Robert la mueve riquísimo.
— Ahh, ay Robert — gemí ronco arqueando la espalda — Me vas a hacer venir de nuevo.
— ¿Tan rápido? vaya, qué precoz eres — dijo en mi oído empezando a besarlo con deseo — ¿Te enseño un truco?
— Dime.
— Haz esto — murmuró llevando su mano a mi miembro, para cubrir la punta con su dedo — Eso nos dará algo de tiempo.
— ¿Te lo enseñó tu-ahh, a-amiguita de la universidad? — dije de forma ácida mirándole de reojo.
— No, ella me enseñó esto — mencionó volviendo a dejarme boca arriba para hacer más profundas las embestidas y empezaba a chuparme uno de los pezones, haciéndome gritar como loco de placer.
— ¡¡Ahhh, ahhh, para, e-es mucho!! — gemía mientras Robert me daba la maldita follada de mi vida, estaba siendo incluso más rica que la primera, aún seguía doliendo, pero el placer era más que el dolor.
Yo seguía gimiendo enloquecido, mientras Robert mordía y lamía mis pezones como loco, le estaban encantando, yo ya quería venirme, sentía que mi miembro explotaría si no le dejaba soltar todo lo que guardaba, pero Robert impedía que mis líquidos salieran de mi sistema. Me puso de cucharita frente a él para seguír con aquel rápido y brusco vaivén, se notaba que la bestia ya estaba apoderándose de él.
— Robert, m-me duele — gemí de forma ronca arqueando la espalda.
— Sé que te duele, si no te doliera lo estaría haciendo mal — respondió en mi oído abrazándome con fuerza y profundizando sus embestidas, yo arqueé la espalda sintiendo mi entrada contraerse, provocando que Robert empezara a venirse dentro de mí — ¡¡Aghh, T-Taylor!!
— ¡¡Robert!! — gemí de forma ahogada sintiendo cómo Robert empezaba a masturbarme, haciéndome venirme junto a él, y llenando la cama por completo de mi semen.
Nos quedamos quietos varios minutos tomando aire, mi cuerpo estaba exhausto, pero aún así, yo sentía que quería más.
Gemí en cuanto sentí que Robert se me puso encima empezando a lamer los excedentes de semen regados por mi cuerpo, sacándome una suave risita de los labios.
— Qué linda lengua tienes — susurré acariciando su hermoso cabello negro.
— Taylor — murmuró con voz ronca acercándose hacía mí — Quiero sexo oral — tragué en seco al oírle, esa parte aún me ponía nervioso, pero en ese momento no estaba en condiciones de replicar.
Me puse encima de él para ir bajando lentamente, besando su abdomen y sus caderas, llegando finalmente a la raíz de mis problemas, al mayor de mis dolores de cabezas, y al más dulce de mis deseos. Tímidamente empecé a lamerlo, sacándole a Robert ahogados jadeos de placer, imagino que el sexo oral para él es lo mismo que para mí es el hecho de masturbarme o que me masturben, solo por ello quise esmerarme, lamiendo de arriba a abajo, temiendo quedarme sin lengua de tanto que lo lamía.
— Chúpalo — demandó con voz ronca, tomándome del cabello y llevando mi cara hacía su miembro, yo algo nervioso abrí la boca, dejando que él me enseñara cómo hacerlo — Así primor — dijo mientras empujaba mi cabeza, haciendo un vaivén leve que le enloquecía, le hacía gemir de forma fuerte y ronca, ni durante el sexo se atrevía a gemir de tal forma ese asqueroso Inglés. Yo hacía mi mejor esfuerzo en darle a Robert la mamada de su vida, y tal parece que lo estaba logrando porque el señor Dawson estaba enloqueciendo, gemía desesperado acaricándome el cuello, debo admitir que me encantaba verlo así, muriendo de placer por mi culpa.
Cerré mis ojos al sentir de repente el espeso y caliente semen de él manchando mi cara, fue un poco raro al principio, pero ya con el tiempo me fui acostumbrando.
— Uf, perdón Ty... creo que me emocioné de más — dijo entre sutiles risas aún de piernas abiertas frente a mí, yo me relamí los labios degustando de ese semen extrañamente dulce y algo amargo, su sabor me gustó mucho, tal vez fue esa la razón de que yo quisiera darle mamadas más a menudo a Robert.
— ¿Y yo soy el precóz? — dije burlón mientras me acercaba a su cara picaronamente, él me tomó de las caderas para darme un hambriento beso en la boca, cosa que me dió algo de asco al princípio por el hecho de que probamos el semen del otro antes de hacerlo, pero al cabo de uno segundos, eso me dio igual.
— ¿Te gustó? — murmuró viéndome fascinado.
— ¿Porqué la pregunta?
— Para que mañana cuando despertemos no digas que te obligué — una leve carcajada salió de mis labios al oírle.
— Aunque lo diga, sabes que siempre va a encantarme meterme a la cama contigo — susurré con deseo para volver a besarlo hambrientamente.
— Oye — murmuró apartándose un momento de los besos — ¿Entonces ya estamos bien?
— ... No lo sé, ¿lo estamos? — pregunté mientras me recostaba en su pecho, él jugaba con mi cabello suavemente, dicha sensación me gustaba mucho.
— ... ¿Quién es el chico que te besó? — preguntó mientras me miraba sutilmente.
— De la universidad — respondí algo exhausto por el sobre esfuerzo, me sentía afónico de tanto gemir — Sé que tal vez no es bueno decir esto ahora, pero... cuando él me besó, no sentí nada... solo desagrado, y enojo, porque no eran tus labios los que me besaban.
— ... Fuiste a esa fiesta para darme una lección, ¿verdad?
— Sí — respondí alzando la mirada para verlo, mientras mis ojos empezaban a cristalizarse — S-Sentía una rabia horrible, el imaginar a Raquel contigo me llenaba de ira, y-y no sabía qué hacer Robert, s-solo quería hacer algo para desahogarme.
— ¿Coger con otro?
— ¡No, Robert por Dios santo! apenas me cuesta meterme a la cama contigo, ¿realmente crees que yo quiero coger con alguien más?
— "¿Apenas te cuesta?" si mal no recuerdo, prácticamente me obligaste a cogerte — dijo entre ácidas risas, yo le miré de forma algo incrédula para agachar la mirada y empezar a besar su pecho.
— Quiero ser tuyo Robert, solamente tuyo, de nadie más. Y quiero que tú seas mío, solamente mío, no quiero compartirte con nadie — dije alzando la mirada, chocando con ese par de hermosas joyas azules que me observaban con deleite.
— Si quieres que sea tuyo, lo seré — susurró llevando su mano a mi mejilla — ¿Y cómo me queda claro que serás mío nada más?
— ¿Necesito demostrarlo de verdad? Robert me duelen las caderas de lo duro que me acabas de follar — dije suplicante y algo risueño, logrando sacarle al señor Dawson una leve risilla burlona. Rápidamente volvimos a besarnos con deseo y ternura, él acariciaba mi cuerpo mientras yo hacía lo mismo con el suyo, cuando menos me di cuenta, él estaba encima mío, colocando la sábana sobre nuestros cuerpos para seguir besándonos como un par de tórtolos, al cabo de unos minutos nos quedamos dormidos por el cansancio, él lo hizo primero que yo, pero fue hermoso sentir su respiración lenta y tranquila en mi pecho, tan pacífica fue esa sensación, que me hizo quedarme dormido al poco tiempo igualmente.
Continuará
Voten y comenten si les ha gustado el capítulo, también recuerden apoyar el libro en las plataformas Alphanovel y Manobook para poder seguir publicando capítulos gratuitos con más frecuencia <3
Y no te olvides de dejar un comentario de apoyo, enserio te lo agradezco <3
- Gema
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro