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14 - 'Escándalo'

Llegué a aquel lujoso restaurante, "Mar De Sevilla" especializado en comida española, sin duda era un deleite para la vista y el paladar. Gracias a unas grandes ventanas de vidrio, pude ver desde fuera al señor Dawson sentado junto a una mujer, quien estaba de espaldas a la calle, pero logré distinguir que tenía una larga cabellera de color castaño, y su piél parecía ser de una tonaldiad morena, lo noté gracias a que su espalda estaba descubierta por un descotado vestido que seguramente usó para seducir al señor Dawson, la creatividad que adquieres al estar celoso es increíble.

Armado de valor entré a dicho local, donde todas las personas vestían de traje y vestidos lujosos, mientras que yo estaba con la cara amoratada, unos jeans viejos, y una camiseta de Scorpions muy arrugada, daba la impresión de ser un vago, o al menos eso era lo que las miradas ajenas me indicaban.

— Ejem — escuché un murmullo junto a mi, se trataba de un camarero que se me acercaba sonriendo de forma pasivo-agresiva, cosa que me hizo arquear incrédulo una ceja — Buena noche jóven ¿puedo ayudarle en algo?

— Ah sí — dije sonriendo sutilmente — Mi tío está aquí, debo hablar con él — mentí adoptando la misma mentira que Robert utilizó hace algunas horas, no iba a luchar contra la marea, en cambio, iba a usar sus engaños a mi favor.

— Perdóneme, pero no puede entrar usted a molestar a los comensales, por más familia suya que sean.

— Mira amigo, mi tía está en el hospital por culpa de un infarto, y el maldito de mi tío no contesta el celular, ¿enserio quieres frenarme o puedo seguir mi camino y cumplir la que posiblemente sea la última voluntad de mi tía?

El sujeto abrió sus ojos de golpe mientras se ponía pálido, yo le miraba con seriedad, aunque por dentro reía a carcajadas, debí ser actor en vez de doctor, me habría ido mucho mejor sin duda.

— P-Pase, solo no haga mucho escándalo por favor.

— Te lo agradezco — "pero no prometo nada", pensé mientras me apartaba de él y caminaba hacía la mesa donde estaban Robert y su cita, mientras me iba acercando, mi pecho latía con nerviosismo absoluto, al verla mejor, pude notar que era una mujer de hermosos ojos verdes, cabello ondulado muy bello, y una sonrisa cautivadora; Me dieron ganas de salir corriendo, ¿de qué forma iba yo a competir contra una mujer así? pero antes de que pudiera darme vuelta o siquiera pensar en qué hacer, sentí la fría mirada de Robert sobre mi cuerpo.

— ¿Taylor? — preguntó levantándose de la mesa y mirando confuso mi cuerpo, yo temblaba como el propio idiota, peor me puse cuando ella volteó a verme, su mirada era tan encantadora, totalmente opuesto a mis asquerosos ojos oscuros, quienes se cristalizaron de lo nervioso que me puse cuando ví que él me miraba confuso y algo serio — ¿Qué haces aquí?

— Ahh... y-yo — murmuré titubeando como todo un inútil, mientras me acercaba un poco hacía ellos con ambas manos en mi espalda — P-Pasaba por aquí y me pareció ver a mi hermana aquí sentada, pe-pero ya ví que ella no está así que, me-mejor me voy.

— Qué joven tan encantador — dijo aquella mujer sonriéndome ampliamente, yo sonreí nervioso mientras jugueteaba con mis dedos, Robert rápidamente reaccionó, y decidió presentarnos.

— Ah, Taylor, ella es la señorita Yelena Wilson. Yelena, él es— rápidamente interrumpí las palabras ajenas, no tenía idea de lo que iba a decir, pero preferí adelantarme.

— Su sobrino — afirmé sonriendo tímidamente, él me observó totalmente confundido, preferí usar su propia mentira en su contra, me empezaba a gustar molestarlo con ello, sobre todo al notar que, a pesar de que fue él quien empezó dicho rumor, parecía enojado al hacer tal comparativa.

— Oh, no tenía idea de que tenías un sobrino, Rob — dijo ella mirando de forma risueña a Robert, quien me miró de reojo con frialdad, yo tragué en seco ante esto, la severidad en su mirada casi se lograba palpar, pero lo que me quitó el aliento fue ver sus bellos ojos azules clavarse sobre mí, él sabía el efecto que tenían sobre mí, por ello los usaba para hechizarme.

— Hace mucho que no nos vemos, por ello no hablo mucho de él — dijo mientras me miraba de reojo haciendo un gesto con la ceja, parecía que señalaba la silla que estaba libre, yo di un paso hacía atrás, no quería ser el mal tercio, y ver cómo ambos se enamoraban mutuamente — Dime Taylor, ¿porqué no nos acompañas? es algo tarde para que te vayas solo por ahí.

— No tío, yo puedo irme solo, en serio — insistí sonriendo de forma algo forzada.

— Tu tío tiene razón, Taylor, puedes quedarte con nosotros, no te preocupes — dijo ella sonriendo con dulzura, "¿desde cuándo tengo que pedirte permiso para quedarme?" resonó en mi cabeza, pero en cambio, solo pude poner la cara más tímida y tranquila que pude.

— No es necesario señorita, enserio.

— A esta hora hay muchos pervertidos en la calle, no quiero que un hombre pasado de copas y muy cachondo, quiera obligarte a hacer algo que no quieres — habló él con un tono de voz ronco y sensual que me erizó la piel, eso en compañía del hermoso par de diamantes azules, me hicieron obedecer y sentarme en medio de ambos, observando cómo Robert detallaba de arriba a abajo a aquella mujer de pechos enormes, que casi salían a saludar debido al escotado vestido plateado que la mujer llevaba puesto.

Ambos siguieron platicando de negocios, cosa que a mí se me hizo rara, pero no le tomé importancia, su lenguaje corporal era lo que me tenía abrumado, Robert la miraba de arriba a abajo con sensualidad y deseo, mientras ella sonreía coquetamente inclinándose un poco, haciendo que sus pechos se vieran de mejor forma, y evidentemente, yo no pude evitar mirarlos, ¿qué querían que hiciera? abarcaban casi la mitad de la mesa, era como tener un toro en frente y no verlo, es imposible.

— Ejem — escuché a Robert carraspear de repente, cosa que me hizo fijar su mirada hacía él, chocando mi mirada con la suya, era tan fría, tan sensual, como si con la mirada me estuviese diciendo que estaba enojado, pero que aún así, me deseaba — Dime Taylor, ¿qué tal la universidad hoy?

— Emm... bien — asentí agachando la mirada y leyendo el menú, ni loco iba a contar que pasé el día distraído por su culpa, mucho menos lo que tuve que hacer con los cubos de hielo, por culpa suya igualmente.

— Así que, Taylor, ¿qué estudias? — preguntó Yelena mirándome con tranquilidad.

— Medicina — afirmé mordiéndome levemente el labio inferior.

— Oh, qué genial, medicina es una carrera muy buena.

— Muy demandante, pero sí, muy buena en ciertas cosas.

— La ventaja es que Taylor tiene muy buena retentiva, ello le ayuda mucho con respecto a la carrera — dijo Robert mientras desabrochaba algunos botones de su camisa, dejando levemente expuesto su pecho y recostándose en la silla, ello acompañado de su fría mirada me hizo sentir un escalofrío en mi cuerpo, se veía tan guapo, que mis mejillas empezaron a arder.

Me sobresaltó sentir cómo llevaba ligeramente su mano a mi rodilla bajo la mesa y la empezaba a acariciar, mientras la chica frente a él le hablaba de forma animada y tranquila, ¿cómo era capaz de tocarme mientras la miraba a ella? No lo comprendía, pero me dolió muchísimo pensar que esto era parte de su juego.

— Discúlpenme — dije levantándome de la mesa para caminar algo apurado hacía los baños del lugar, mi pecho latía agitado, y unas terribles ganas de gritar me estaban invadiendo.

Entré al baño para empezar a golpear la pared, al mismo tiempo que soltaba gruñidos de frustración absoluta, ¿cómo ese hombre podía ser tan manipulador, e importarle tan poco que yo me haya dado cuenta que estaba teniendo una cita con otra mujer? o tal vez, yo era "el otro" de la relación, tal vez ella y Robert eran pareja desde hace tiempo, se notaba que se conocían muy bien, la forma tan animada en la que platicaban, creo que no hablaría de tal forma con alguien a quien solo llevo dos semanas de conocer.

Mi mente se nubló nuevamente, al mismo tiempo que yo volteaba para verme a uno de los espejos del lugar, mi cara estaba golpeada, mi ropa arrugada, pero, lo que era más notorio, era la expresión de pena en mis ojos.

Escuché la puerta ser abierta de repente, y como si de un espectro en busca de mi alma se tratase, mi sangre se heló al ver llegar a ese hombre de ojos azules y cabello negro.

— ¿Estás bien? — preguntó cerrando la puerta y caminando hacía mí con ambas manos dentro de los bolsillos de su traje, yo me dí vuelta e intenté correr hacía uno de los cubículos para encerrarme, pero él fue más rápido, me jaló del brazo y me sujetó con fuerza, obligándome a verle a los ojos — ¡¿Qué mierda te ocurre?! — reclamó mirándome con enojo.

— ¡¡Pudrete!! — reclamé con la voz entrecortada, mientras mi respiración se agitaba y las lágrimas estaban a punto de bajar, Robert me miraba preocupado, no comprendía en absoluto mi comportamiento, y yo realmente no logro distinguirme cuando vuelvo a dicho momento en el pasado.

— ¿Taylor qué te pasó? tu cara está llena de moretones.

— ¡Eso no te importa! — dije mientras algunas lágrimas corrían por mi rostro — ¡¡Regresa a hacerle el amor a tu novia y a mí déjame en paz!! — él me miró totalmente perdido mientras arqueaba una ceja, para después empezar a reír sutilmente e intentar apegarme a su cuerpo.

— Jaj, ¿y luego soy yo el que molesta con el tema de "tu novia"? — murmuró acercándose a mi boca para besarla, pero yo empecé a forcejear para evitar que lo hiciera.

— ¡¡Suéltame, déjame en paz!! ¡¡deja de jugar conmigo por favor!! — rogué entre lágrimas de frustración intentando empujarlo, pero él fue más rápido, llevándome a uno de los cubículos para encerrarnos en él y empezar a olfatear mi cuello.

— Veo que sigues con el mismo enojo de temprano, ¿aún no quieres decirme por qué?

— ¡¡De eso ni me hables!! — dije mirándolo con enojo — ¡¡Me trataste como una maldita prostituta!!

— Porque me hiciste enojar, debía desquitarme de alguna forma — dijo alzando sus hombros de forma despreocupada, yo alcé mi mano y le dí una fuerte bofetada en el rostro, luego de hacerlo mi sangre se heló totalmente, ¿qué acababa de hacer?

— R-Robert... — murmuré mirándolo muy abrumado, él se acarició la mejilla mientras sutiles risas y gruñidos salían de sus labios, "me va a matar" era lo que pasaba por mi mente en ese instante.

— Qué manito tan tosca, doctor — dijo mientras se sobaba la mejilla. No pude hacer nada al respecto cuando él me volteó y me azotó contra el muro de aquel cubículo, mis piernas empezaron a temblar, y mi pecho se agitó de forma horrible al igual que mi respiración.

Sentí cómo empezaba a frotar su bulto contra mis glúteos, al mismo tiempo que mordía mis oídos y me daba algunas nalgadas bruscas, sacándome jadeos de dolor e incomodidad.

— Me haces enfadar tanto — murmuró con voz ronca en mi oído mientras se frotaba de forma brusca contra mí.

— Ahh, Robert — gemí arqueando la espalda, él llevó de repente su mano a mi miembro apretándolo de forma brusca — ¡¡Aghh, d-duele!!

— ¡¿Crees que no ví que le estabas viendo las tetas a Yelena?! hasta dura se te puso — murmuró en mi oído en un aterrador tono enojado, yo volteé a verlo con algo de molestia, me estaba excitando, pero ni ello me hizo no darme cuenta de lo que ocurría.

— ¿Y qué? ¿te pone celoso que otro hombre mire a tu hembra? — escupí de mala gana mientras le retaba con la mirada, pude notar cómo sus ojos demostraron molestia, aunque no me dió tiempo de reaccionar, porque me obligó a ponerme de rodillas en el suelo, mirándome desde arriba con severidad, tragué en seco temiendo lo que estaba a punto de pasar.

Mi nerviosismo empeoró al ver cómo se bajaba el pantalón junto a los boxers, dejando al descubierto su virilidad, la cual me hizo tragar en seco y sentir mis pantalones más apretados, maldije tanto haberme excitado en tal situación.

— ¿Tengo que decirte lo que vas a hacer? — dijo mientras pasaba su dedo pulgar por la punta de su miembro, yo jadeaba dudoso, realmente no quería darle placer después de haberme tratado de tal forma — Abre la boca Taylor.

— Dile a Yelena que te la chupe — dije de forma incrédula mientras intentaba ponerme de pié, pero él me tomó de la cabeza y acercó mi cara a su cuerpo, mirándome con burla, expresión que me frustró muchísimo.

— Yelena es mi socia, bastardo celoso — dijo mientras se relamía los labios — Ahora chúpamela — demandó con voz ronca, yo le miré totalmente confundido, ¿su socia? ¿solo eso? lo dudaba muchísimo, pero antes de poder hacer algo, él acercó más mi cara a su miembro, debo admitir, que se veía muy bueno, pero no quería ceder, no aún — Vamos, maldita sea — dijo algo frustrado, se veía en sus ojos que estaba hirviendo de deseo, yo sabía muy bien lo que era ese sentimiento, y solo porque la erección en mi pantalón me estaba matando, accedí, pero no del todo.

— ... Jamás he hecho sexo oral, Robert — dije tratando de sonar lo más sumiso posible — ¿Puedo solo masturbarte?

— Lo que sea, solo atiéndeme, y date prisa — demandó con voz ronca, me sorprendió que accediera tan fácil, apuesto que haberle dicho que nunca hice sexo oral le hizo arrepentirse, puesto que no quería repetir el mismo error de siempre.

Me puse de pié para tomar su virilidad con fuerza, estaba muy dura, ¿tan de repente se le endureció, con tan solo verme? Empecé a moverla lento, él soltaba jadeos ahogados, sus gemidos solo empeoraban mi erección, la cual se sentía tan bien, que sentía que me iba a venir pronto.

— Taylor — murmuró tomando mi cuello — Bésame.

— No — dije acelerando mis movimientos manuales — Sigo enojado contigo, si estoy tocándote es porque te debo una jalada por la que tú me diste a mí, eso es todo — él dejó escapar una tosca risa de sus labios.

— Te hice dos ¿lo olvidas? — dijo arqueando la espalda — Mghh.

— ¿Rico? — pregunté de forma picarona, aceleré mi vaivén disfrutando esa expresión de deseo que Robert tenía.

— Muy rico — afirmó echando la cabeza hacía atrás y jadeando desesperado — Déjame besarte por favor, Taylor.

— Te dije que no — empezaba a tentar mi suerte, pero quien llevaba el control de la situación era yo, por primera vez quería disfrutar de ello, aunque el disfrute duró poco, ya que Robert me tomó del cuello y me acercó hacía él, obligándome a darle un beso de lengua, beso que admito, me gustó mucho.

Mis manos fueron a parar a sus brazos a intentar que me soltara, eso solo le permitió frotar su bulto contra el mío, haciéndome morderle la boca entre gemidos.

— ¡¡Mgh!! — le intenté empujar inútilmente, logrando solo que él me azotara contra la pared a seguir frotándose contra mí — ¡¡Ahh, maldito!!

— Dí mi nombre — pidió empezando a besar mi cuello.

— Basta — le rogué tratando de empujarlo, gemí cuando él de repente alzó mi pierna, "¿iba a pasar de nuevo?" "¿ibamos a coger?" no dejaba de preguntarme eso, mi cuerpo entero lo necesitaba, pero mi mente y mi corazón se sentían traicionados.

El ruido de la puerta hizo que los movimientos ajenos se detuvieran, mi pecho latía de forma brusca al igual que mi respiración era tosca, él me miraba haciendo gestos para que me calmara, las ganas de gritar "auxilio, este tipo me está violando" eran tremendas, pero recordé que él pagaba mi colegiatura, por lo que preferí tragarme la lengua.

Se apartó de mí para empezar a subirse el pantalón, yo lo miraba con frustración y enojo, a él le daba igual, solo me miraba de reojo con frialdad, ¿cómo aún en esas circunstancias podía gustarme tanto?

No esperó ni siquiera a que yo verificara que mi ropa estuviera bien puesta para abrir la puerta y salir de aquel cubículo, dejándome muy agitado y confuso, siempre ha sido su especialidad ser un bastardo, pero empezaba a exagerar.

Se acercó a lo lavamos para enjuagar sus manos, mientras yo miraba su expresión seria a través del espejo, suspiraba pesadamente mientras estiraba un poco mi ropa y caminaba a los lavabos de igual forma.

— ¿Me vas a decir quién te golpeó? — preguntó con voz ronca mientras continuaba lavando sus manos.

— ¿Te importa? — dije de mala gana mientras abría la llave y lavaba cierto líquido viscoso de mis manos.

— Así que fue tu padre — intuyó mientras cerraba la llave y volteaba a verme — ¿Me equivoco?

— ... No — respondí agachando la mirada — ¿Qué te hizo pensar eso?

— Te dejé intacto y regresaste a mí con la cara magullada, y dado que estás tan tranquilo, no pudo haber sido un ataque sorpresivo, sino algo que ya estás acostumbrado a que pase.

— ¿Además de empresario exitoso y de playboy eres detective? — pregunté incrédulo mientras sacudía un poco mis manos, él soltó una risa tosca para acercarse hacía mí y pararse frente mío cruzándose de brazos.

— Ese tonillo tuyo empieza a hartarme.

— Lástima, este es el Taylor real, si crees que todos los días seré el chiquillo que no supo defenderse al ir al hotel, pues te equivocas.

Bufó mirándome burlón mientras arqueaba una ceja, me tomó de las mejillas con fuerza y me forzó a verlo fijamente a los ojos otra vez, ¿ya he dicho lo mucho que amo los ojos de Robert?

— El sumiso o el terco, quiero a Taylor conmigo, ¿crees que eso se pueda? — agaché la mirada al oírle, su tono de voz era encantador, pero conservaba mis dudas, aún no me constaba que esa encantadora chica de piel morena realmente fuera su socia, o si solo dijo eso para despistarme, de cualquier forma, todo mi cuerpo añoraba estar con él, incluído, mi propio corazón.

— Deberíamos salir — murmuré en tono sutil mientras le miraba con pesar — Tu amiga lleva mucho tiempo sola, es muy grosero de tu parte dejarla sola.

— Mh — volvió a reír mientras me miraba con atención, se acercó hacía mí para besarme suavemente la frente, y luego tomarme de la mano y jalarme a la puerta del baño, yo solo me dejé llevar, ya no tenía fuerza para querer pelear con él, sé que fui dispuesto a hacer un escándalo, pero no dejaba de pensar que, fuera verdad o no que ambos solo eran socios, no dejaba de compararme con aquella mujer, bella, seguramente de mundo y muy inteligente igual que él, ¿cómo un bastardo virgen como yo podía compararse con un mujerón así? 

Continuará

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- Gema

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