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10 - 'Pasion'


— Exquisito — dijo asintiendo y permitiéndole a la jóven servir mi copa y completar la de él, miré el burbujeante contenido de la misma, dudando si era correcto ingerirlo, yo no era de beber alcohol, no tenía dinero para comprarlo y definitivamente no quería hacerme adicto a él, tenía una reputación que trabajar, y actuando como el "típico adolescente alcohólico y fiestero" no iba a lograrlo.

— Se lo agradezco señorita — dijo Robert galantemente viendo a la chica irse, cuando nos quedamos solos, miró su copa mientras la agitaba con tranquilidad y delicadeza — ¿Y cuándo piensas contarme de lo tuyo con la chica rubia?

— ¡¿Y tú cuándo piensas resignarte a que solo es mi amiga?! — reclamé ya algo enojado por su insistencia y su actitud, él me miró burlón mientras daba un ligero sorbo a su copa de vino, como si mis palabras le entretuvieran.

— Prueba el vino, es excelente.

— No bebo alcohol — aclaré con firmeza mientras arqueaba una ceja, él me observó incrédulo mientras se apoyaba sobre la mesa de nuevo.

— Medicina es una carrera muy estresante, ¿qué no usas el alcohol para relajarte?

— Puedo manejar el estrés de mi carrera solo, sin necesidad de alcoholizarme, quienes toman como excusa la escuela para embriagarse son imbéciles — él rió cínico arqueando una ceja.

— Yo bebía mucho durante la universidad.

— Oh mira, se refuerza mi punto — dije incrédulo arreglando un poco mi cabello.

— Eran tiempos muy estresantes, debía encontrar alguna forma de quitarme todo el estrés de encima.

— ¿Qué acaso cogiéndote a tu compañera de cuarto todos los días no era suficiente? — una carcajada salió de los labios ajenos, empezaba a irritarme que él se riera de todo lo que yo dijera, ¿acaso me veía como su entretenimiento personal?

— Tienes buena retentiva, me alegra saberlo, para medicina necesitas recordar muy bien las cosas.

— Y tú al parecer eres el maestro del cinismo — él frunció levemente el ceño al oírme, pero luego de unos segundos empezó a reír de nuevo, esa mirada me dio muy mala espina.

— Mh, eres bastante obstinante — me dijo mientras daba otro sorbo a su copa de vino — Muy bien, no puedo obligarte a ingerir alcohol, igual no quiero cargar con un bastardo alcoholizado el resto de la velada — sus palabras me asombraron, sentí un frío espantoso recorrer todo mi cuerpo, él me miró de forma retadora, de inmediato supe lo que estaba intentando lograr, en cualquier otro momento, con cualquier otra persona, me habría levantado y me habría ido de ese sitio, pero, por alguna razón, que el hombre que me hizo el amor me retara de esa forma, me incitaba a beber la botella para demostrarle que yo no era ningún niño, maldije para mis adentros en ese momento, era tan odioso actuar en base a orgullo y no de sentido común.Sujeté con cuidado aquella copa y la bebí de golpe sin medir mis actos, Robert me miró asombrado, sabía que me arrepentiría de haber hecho eso, pero por el momento, no me importaba en absoluto.

— Vaya, ¿es tan fácil provocarte? — me cuestionó mientras tomaba la botella y me servía un poco más de vino.

— ¿Sabes? extraño al Robert aparentemente tímido y reservado que me invitó un café.

— ¿Y que te llevó a un hotel en la tarde a hacerte el amor como un animal? — tragué en seco mientras agachaba sutilmente la mirada — No eres el único cuya personalidad a veces puede llegar a ser chocante para las personas.

— Me gusta más cuando yo soy el cretino de los dos — bromeé mientras daba otro sorbo a mi copa, él se rió mientras miraba de reojo cómo la camarera se nos acercaba con los platillos en cuestión.

— Aquí tienen, que tengan buen provecho señores — dijo la dama mientras depositaba la comida en la mesa.

— Se lo agradezco señorita — murmuró él mientras tomaba un tenedor junto a un cuchillo y se disponía a probar aquel jugoso platillo.

— Vaya — dije asombrado al ver mi comida, lucía muy deliciosa.

— Adelante, come a tus anchas — me dijo de forma tan sensual y encantadora que no pude evitar tomar un tenedor, un cuchillo y empezar a cortar la carne también, mi mano temblaba al cortar el bistec, Robert era tan refinado hasta para abrir la boca, yo temía equivocarme y quedar como un idiota — Relájate Taylor — me dijo mientras reía sutilmente, seguro notó mi evidente cara de nerviosismo — Oye, come como te sientas más cómodo, yo no pienso juzgarte en absoluto.

— ¿Lo dices enserio? — pregunté bajando los cubiertos.

— Desde luego, adelante — suspiré mientras intentaba relajarme un poco, "al carajo" fue lo que pensé mientras tomaba un trozo de carne considerablemente grande y me lo metía a la boca sin más, Robert me miraba asombrado y algo divertido, imagino lo que debió pensar en ese momento, preferiría ni siquiera mencionarlo, no es algo muy grato de escuchar, sobre todo si estás en un restaurante, y no en el cuarto de un hotel.

— Mhg, carajo que rico está — dije con la boca llena mientras continuaba cortando carne.

— ¿Está bueno, no es así? — preguntó inclinando un poco su cabeza.

— Por supuesto, mgh, qué bueno está maldición — dije tragando y volviendo a morder la carne, Robert dejó de comer, creí que le había dado asco verme atragantarme, aunque, su expresión gustosa y serena me decía otra cosa — ¿Está todo bien?

— Sí, es solo que... olvidé la última vez que salí a comer con alguien que disfrute tanto la comida — un leve rubor inundó mis mejillas, yo agaché la mirada mientras continuaba cortando carne. Un silencio incómodo inundó la cena, mi cubiertos y los suyos eran lo único que resonaba en nuestra mesa, tomé la copa de vino y dí un trago hondo, empezaba a sentirme asfixiado, y asumí que el alcohol me ayudaría a relajarme.

— Así que... — murmuré tratando de romper el silencio que nos rodeaba — ¿Estos días que no nos vimos, estuviste con mi padre?

— Así es — afirmó cortando su carne igualmente — Me invitó al club campestre de la ciudad a jugar golf y beber un poco, hablamos de negocios, pero también conversamos un poco sobre nuestra vida personal, él más que yo, desde luego, al tener tres hijos tiene mucho más que decirme a mí que yo a él.

— ¿No tienes hijos?

— Nop. Nunca me casé, y la idea de tener hijos nunca cruzó por mi mente, estaba muy ocupado forjando el legado de mi empresa, nunca me detuve a pensar en una familia.

— Lo lamento, supongo que es difícil no tener a nadie esperándote en casa.

— En general siempre he estado solo, así que no me pesa llegar solo a mi departamento, además, el trabajo me mantiene lo suficientemente entretenido para no pensar en ello — afirmó sonriendo ligeramente — En fin. La cuestión es que, en vista de que no sabía nada de ti, le pregunté a tu padre por tu paradero, ligeramente por supuesto, no quería levantar sospechas.

— ¿Y qué te dijo?

— Bueno — bufó alzando las cejas y bajando los cubiertos — Déjame poner en orden todo lo que me dijo... — suspiré al escucharle, ya imaginaba lo que me iba a decir — Dijo, y cito "que eras un bueno para nada mantenido, que ahora solo te quedabas en casa comiendo y durmiendo como la propia plaga, de sus hijos eres la mayor decepción de él, y de no ser porque prometió hacerse cargo de ti hasta los 22 años, ya se habría deshecho de ti hace mucho tiempo".

— Vaya, ¿te dijo todo esto? — le pregunté incrédulo.

— Estaba ebrio, solo por eso se atrevió a confesar me todo esto. También me dijo algo sobre una madre alcohólica y—

— Y ramera — dije concluyendo sus palabras — Así se refiere a mi madre Teddy, una "alcohólica ramera que se embarazó a propósito para sacarle dinero" jaj, viejo asqueroso— dije tomando la copa y dando otro sorbo, empezaba a sentirme algo extraño, seguro era la influencia del alcohol.— Lo lamento mucho, debe ser horrible que hablen así de tu propia madre.

— Descuida, estoy acostumbrado. Y en realidad Teddy sí es algo... "libertina" y excede el límite cuando se trata de alcohol, pero créeme que ella no se embarazó a propósito, ¿enserio crees que ella querría tener algún tipo de lazo eterno que la tenga amarrada a ese maldito anciano infeliz de por vida? ¡jaj! creeme, si yo pudiera regresaría el tiempo y la convencería de hacerse un aborto.

— ¿Tan mala ha sido tu vida? — no pude evitar reír como loco ante las palabras ajenas, Robert me miró intrigado frunciendo sutilmente el ceño, el alcohol empezaba a afectarme.

— ¿Mala? jajaj, ay Robert, lamento si en inglaterra la gente vive la vida de ensueño, pero aquí en el planeta América, la vida de la gente no es tan color de rosa como todo mundo cree — afirmé sonriendo cínicamente — El día que vivas con una madre alcohólica, un padre que te odia, hermanos a los que les das igual, un padrastro de mierda que te golpea a su gusto, y un hermano que depende de ti para casi todo, y aprendas a poder lidiar con todo eso y salir medianamente cuerdo como yo, ese día podrás comprender porqué me reí en tu cara de esta forma — sus ojos brillaron al oírme hablar de tal forma, yo estaba algo abrumado por culpa del alcohol, pero logré notar ese pequeño gran detalle.

— Lamento que hayas tenido que pasar por todo eso — dijo mientras estiraba su mano y acariciaba la mía con sutileza, mis mejillas empezaron a arder como nunca — Nadie merece vivir de tal forma, mucho menos tú, que me consta que eres un jóven que se esfuerza por vivir plenamente, luchando contra la marea, contra el qué dirán de él, sé que no la has tenido fácil, y por eso te admiro muchísimo Taylor, en tu lugar yo no sé lo que habría hecho, o si habría podido tolerar la mitad de lo que tú sí — mi pecho empezó a latir con fuerza al escucharle.

— Apenas y mencioné lo que he pasado, no sabes realmente todo lo que he vivido — admití algo apenado, su toque en mi mano era tan suave y encantador.

— Con lo que acabas de decir, me basta para adivinar que no ha sido nada fácil, por eso te lo digo — llevó su mano a mi mejilla para acariciarla suavemente — No trates de fingir fortaleza, se nota en tus ojos que te duele pensar en ello.

— ... Un poco — admití dejando que me acariciara — Pero ya estoy acostumbrado a ello.

— Eres todo un ejemplo a seguir Ty — murmuró mientras acariciaba mis labios con su pulgar, se sentía muy bien, debo admitirlo, era encantador que me consintiera de tal forma, me encantaba — ¿Quieres ir a seguir charlando en un lugar más íntimo? — mis piernas empezaron a temblar cuando me dijo eso, mi respiración se agitó como nunca.

— ¿Vamos a coger? — pregunté tímidamente, él me miró con ternura riendo ante mis palabras.

— No, solo vamos a hablar, prometí que no te tocaría si no lo deseabas, y pienso cumplir mi promesa. Y de cierta forma, me gusta esperar, después de todo... — se inclinó sobre la mesa para tomarme del cuello y acercar mi cara a la suya, para aproximarse a mi oído y empezar a susurrar de forma lenta y sensual — Me agrada la idea de que seas tú el que me ruegue por hacer el amor, que me pidas que esté dentro de ti, que me desees — decía eso mientras acariciaba mi cabello, yo luchaba por no jadear excitado, juraría que por culpa del alcohol empezaría a gemir como loco, pero no sé cómo, logré abstenerme lo suficiente.

— Robert — murmuré acercándome a su boca para besarla con suavidad y deseo, él correspondió a mis besos de igual forma, escuché los murmullos alrededor de nosotros, pero me dieron igual, esos hombres eran puritanos extremistas que definitivamente no toleraban muestras de afecto entre hombres, me encantaba que Robert siempre supo demostrar que su orientación sexual no le definía como persona, él era todo un hombre, igual o incluso mejor que ellos, aunque su debilidad fueran los chicos de cabello negro y genio de animal.

— Disculpen — murmuró la camarera mientras nosotros intercambiábamos saliva como dos amantes empedernidos, la chica tuvo que repetir por segunda vez sus palabras para que Robert le prestara atención — Disculpen señores, ¿v-van a querer la carta de postres?

— Ah, no gracias. Tráigame la cuenta por favor — dijo él mientras limpiaba un poco de excedente de saliva de su boca, yo me rascaba la nuca mientras mantenía la cabeza agachadas, me apenaba que me vieran tan sonrojado.

— Enseguida señor — dijo amablemente aquella jóven mientras se marchaba, me extrañó que no nos pidieran marcharnos por incomodar a sus clientes, empecé a creer que eso solo sucedía en las películas.

— Conozco un sitio perfecto al que podríamos ir — dijo Robert sonriendo coquetamente.

— Bien, con tal que no tardemos mucho, debo volver a casa pronto, o el viejo me matará — dije algo abrumado por el alcohol y por los besos ajenos.

— Descuida, solo será un rato, no te preocupes — insistió sonriéndome de forma cálida, yo correspondí apenado la sonrisa mientras me rascaba la nuca con cuidado, la compañía de Robert me fascinaba, lo delicado, y a la vez apasionado que era, nublaba mis cinco sentidos completamente.

-

Llegamos hasta el hotel donde Robert se hospedaba, era muy lujoso, lujos de los que no me pude percatar en mi primera visita a dicho sitio debido a la prisa que ambos teníamos por llegar a su habitación, porque sí, admito que tenía prisa por llegar a la alcoba de Robert por culpa de los deliciosos besos que me dió, no toda la culpa es suya, he de admitir.

Llegamos hasta un sitio con piscina y algunas carpas para cubrirse del sol, no había mucha gente allí, tal vez porque estaba cayendo algo de lluvia, y nadie quería estar en la piscina en dicha situación, nadie, a excepción de Robert.

— ¿Qué te parece el sitio? — preguntó mientras se sentaba en la carpa y dejaba la botella de vino en una hielera que estaba allí.

— Está lloviendo — dije con algo de molestia mientras le miraba sentarse.

— Solo son algunas gotas, no es para tanto — insistió sonriendo calmadamente.

— ¿Sabes lo que algunas gotas podrían hacer? ¡gripe! ¿sabes lo que una gripe mal curada podría provocar? ¡asma, incluso pulmonía! — él empezó a reír divertido mientras palmeaba un asiento junto a él, yo le miré algo frustrado, pero a la final accedí y me senté junto a él, afortunadamente la carpa nos cubría, pero igual algunas gotas mojaban mi cabello y el de él, más el suyo que el mío porque él estaba del lado descubierto, su cabello mojado le hacía ver aún más sexy de lo que ya era de por sí.

— Disculpa si la lluvia te incomoda, a mí personalmente me hace sentir en casa. En Inglaterra el clima es bastante... húmedo — bromeó mientras tomaba la botella y se disponía a servirnos, no crean que esa era la misma que bebimos en el restaurante, era otra que compró mientras veníamos de camino.

— Lo imagino — dije tomando la copa que me ofrecía para darle un gran sorbo, ya bebía sin medirme, eso a Robert le empezaba a preocupar.

— Hey, cálmate, ya me quedó claro que sí bebes, pero tampoco quiero que bebas hasta caer muerto.

— ¿Qué diferencia hay? — cuestioné alzando mis hombros de forma despreocupada para verle con detenimiento — La verdad es, que no la hay, así beba hasta morirme, o me abstenga de ingerir una gota de alcohol, mi comportamiento siempre será el mismo: estúpido — aclaré cruzándome de piernas, Robert me miraba divertido mientras volvía a tomarme de la mejilla con suavidad.

— Pues aún así disfruto mucho de nuestras conversaciones, estés ebrio o no — murmuró sonriendo con ternura, yo sentí mis mejillas arder por completo al escucharle.

La lluvia empezó a caer con un poco más de fuerza, Robert y yo guardamos silencio un largo rato, solo detallando los ojos del otro, él amaba los míos, y yo, definitivamente me enamoré de sus preciosas perlas azules apenas la ví.

Él se levantó para cerrar las cortinas de la carpa, nos sentamos en el suelo a seguir viéndonos, parecíamos un par de tontos, no hablábamos ni por equivocación, era como si, con la compañía ajena fuera más que suficiente.

— Taylor — murmuró delicadamente mi nombre mientras yo me acercaba a sus labios para besarlos de nuevo, eran tan adictivos.

— ¿Qué pasa? — cuestioné mientras le observaba con detenimiento, estando a pocos milímetros de besarlo.

— ¿Yo te gusto tanto como tú me gustas a mí? — en definitiva no estaba preparado para esa pregunta, me tomó totalmente por sorpresa, y me aterraba aún más que el alcohol me hiciera hablar de más, mis sentimientos aún no estaban claros, pero no quería darle a entender a Robert que yo no sentía nada por él, porque era todo lo contrario, sentía tantas cosas que no sabía de qué forma procesarlo.

Le tomé de las mejillas para empezar a besarlo de forma torpe y apasionada, él correspondió a mis besos acariciándome con ternura, era tan sexy.

— ¿Esto responde mi pregunta? — cuestionó apartándose del beso, yo me tambaleé y caí al suelo riendo como idiota, estaba borracho, qué asco.

— Qué bonita carpa — dije intentando evadir sus palabras, afortunadamente no estaba perdido del todo.

— Oye, ten cuidado — me dijo intentando ayudarme a levantarme, aunque yo le jalé para que se recostara encima mío, tan solo recordar todo lo que sucedió en ese momento, mis mejillas arden de la pena.

— Robert — murmuré volviendo a besarle — Te deseo.

— ¿Lo dices enserio? — me preguntó algo extrañado, pude notarlo en su mirada.

— Por supuesto — le empujé para colocarme sobre él mientras me quitaba la chaqueta, para seguir con la camisa y volver a besarlo, Robert se quedó estático, no sabía si debía o no corresponderme — Me encantó haber estado contigo, y definitivamente quiero repetirlo — rogué mientras mi cabello cubría un poco mis ojos, él acarició mi rostro, notando el enorme rubor que el alcohol y el éxtasis creó en mí. Soltó una leve risilla para sentarse mientras me abrazaba la cintura con cuidado.

— Ah Taylor, eres realmente una cajita de sorpresas — murmuró tomándome del cuello y dándome el beso más hambriento que pude haber sentido, mi cuerpo se estremeció ante ello, fue un momento único, del que desgraciadamente, no logro recordar casi nada.

Continuará

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- Gema


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