-Por favor . - dijo casi en un susurro y con tono de súplica. Las lágrimas comenzaron a asomarse en sus ojos y el dolor podía verse escrito en su rostro.

Ciertamente era lo último que quería hacer.

-No puedes... simplemente no puedes - sorbió la nariz antes de continuar mientras intentaba tragarse sus lágrimas. -Como me pides que te deje así, cuando claramente no es lo que quieres ¡como!

-No me pidas que me quede. No es bueno para ti. Ni siquiera es bueno para mi. No podemos hacerlo - sus palabras cargaban un remordimiento tan pesado que con cada frase parecía que le golpeaban. -Si lo haces me quedaré y de que no es lo correcto. ¿Cómo puedes hacerlo si me lo pides? - sus palabras parecían más dirigidas para sí, no para nadie más.

-pues entonces no lo hagas - dijo mientras sentía como si garganta se cerraba. -Quien asegura con tanta certeza que es malo? Quien lo dice?

-¡Todo el mundo!. ¡Ni siquiera los que nos aman son capaces de mirarnos a los ojos! - sus palabras cada vez más rasposas, sus voz cambiando de niveles por el llanto.

-Nadie más tiene por qué importar - fue su suplica para no llegar, dar dos pasos a adelante y no abofetearlo...