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Capítulo 7: La iniciación

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Nuestras lágrimas
solo demuestran nuestra
murria profunda

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Hubo un momento de silencio en el que madre e hija se limitaron a verse, era obvio que la niña estaba completamente sorprendida de lo que estaba pasando. Volteó hacia su costado y, con ayuda de la luz de la varita de Druella, Calynn pudo observar que el hombre que la había forzado a caminar era Cygnus, su padre. La chica no estaba segura de qué hacer, tal vez podría intentar escapar y olvidarse de esa situación.

Calynn intentó levantarse de la silla, pero se dio cuenta que su cuerpo no se movía, como si la hubieran pegado a la silla. Siguió intentando hasta que cayó en la cuenta de que su padre la estaba inmovilizando ya que no la dejaba de apuntar con la varita.

—¿Qué les sucede? —espetó la pequeña mientras hacía más esfuerzos en vano para bajarse de la silla. Druella solo la veía con una sonrisa de burla en el rostro, era evidente que le estaba dando un gran espectáculo—. ¡Déjenme moverme! —exclamó Calynn con desesperación mientras seguía con los intentos fallidos.

—¡Qué débil eres! —expresó Druella entre las carcajadas que le provocaba el sufrimiento de su hija.

—¡Ayuda! —gritó esta vez la niña demasiado fuerte. Lily que había tomado ese camino para ir a casa y protegerse de la lluvia pudo escuchar la voz de su amiga mientras se sobresaltaba y se acercaba al hogar de la pequeña Black de manera sigilosa.

—¡Silencio! —La voz de Druella burlona había desaparecido con aquel grito, al parecer no quería que nadie supiera sobre lo que estaba pasando. Pasó unos segundos de silencio hasta que Druella le dio una bofetada a su propia hija mientras Calynn chillaba de dolor, las lágrimas comenzaban a salir—. Ya basta de juegos, niña asquerosa.

—Ahora que eres bruja debes aprender a utilizar tus poderes de la manera correcta —comenzó Cygnus con cierto pesar en la voz—. La magia no solo genera cosquillas, también sufrimiento, control y hasta la muerte —continuó con una voz oscura—, tú serás la que dominará la magia negra —mencionó—. Incluso con tus amigos.

—¿A qué se refieren? —espetó la niña bastante molesta—. ¿Por qué debería de hacer eso?, ¿por qué esperan eso de mí? —cuestiono la niña con enfado y una voz temblorosa.

—No esperamos que lo hagas, te lo estamos ordenando —dijo esta vez su madre con voz seria.

—¡No lo haré! —gritó Calynn con seguridad, lo que ocasionó que Druella no solo se enfadara, sino que decidió una forma de callar la boca de su hija.

¡Crucio! —La voz de Druella resonó en la habitación que se había inundado de nuevo en la oscuridad mientras un hilo rojizo salió de su varita directamente hacia la pequeña Black.

La niña cayó al suelo de manera inmediata mientras cerraba los ojos y se inundaba de un insoportable dolor que provocaba que se retorciera en el suelo con las lágrimas brotándole por los ojos. Ese era el dolor más fuerte que había sentido durante toda su vida; le faltaba la respiración, sentía que iba a desfallecer en cualquier momento. Para su mala suerte, unos pensamientos comenzaron a formarse en su cabeza mientras el dolor todavía seguía presente.

"Mátenme" pensó la niña mientras apretaba más los puños, intentando soportar el dolor. Al fondo, la pequeña Black pudo escuchar la voz de su padre que suplicaba a Druella que se detuviera y lo que parecieron horas de sufrimiento se habían esfumado, con la niña todavía en el suelo y demasiado debilitada. La luz había vuelto a la habitación, lo que hizo evidente lo pálida que se encontraba la piel de Calynn, esta apenas había abierto los ojos.

—Si sigues tan débil nunca podrás lograr nada, niña cobarde —comentó la mujer con gran enfado, pero sin poder evitar una pequeña sonrisa burlona.

—¡No soy cobarde! —Logró expresar Calynn lo más alto que pudo desde el suelo.

—¡Entonces pruébalo! —dijo la mujer mientras volvía a apuntar a su hija con la varita—. ¡Cruc...

—Suficiente, Druella —dijo el hombre mientras se interponía entre su hija y su esposa.

La mujer traía un gesto de desesperación, al parecer no quería que Cygnus la detuviera en lo absoluto.

—¿Entonces no quieres que nuestra hija sea parte del lado tenebroso? —espetó la mujer desafiante mientras lo miraba directamente a los ojos—. Y suéltame, no necesito escuchar tus consejos —terminó mientras se zafaba de su agarre con un gesto de seriedad.

—Claro que quiero que nuestra hija nos acompañe, pero es excesivo Druella, es una niña —dijo el hombre con un gesto de lástima.

Calynn se limitó a escucharlos, ambos habían dejado de observarla pues se habían metido en su conversación, cuando se dio cuenta que se podía mover con facilidad, ya no estaba bajo el hechizo de su padre. En cuanto se dio cuenta de esto, se le ocurrió una idea. Analizó un poco la distancia que había entre ella y la puerta, por lo que, sin pensarlo más, se levantó del suelo soportando el dolor que había quedado después de aquella maldición y salió de la casa con rapidez. Iba a comenzar a bajar los escalones cuando observó a Lily justamente frente a ella.

—¡Lily! —expresó la pequeña Black mientras la tomaba de la mano y bajaban juntas los escalones.

—¿Qué ha pasado? —comenzó la pelirroja—. ¿Te encuentras bien? —terminó con cierta preocupación en la voz.

—Espera, tenemos que salir de aquí —susurró la niña mientras corrían hacia el árbol del jardín al que siempre iban mientras se empapaban a causa de la extremada lluvia. Corrían bastante rápido sin importar de que se llenaran de agua al pasar por los enormes charcos.

Llegaron a aquel árbol y se apresuraron a escalar hasta lo más arriba que podían mientras se ayudaban entre sí. Se rasguñaron un poco pues no eran expertas escalando ese árbol, pero lograron esconderse con gran eficacia, el dolor de los rasguños no se comparaba nada con el que acababa de pasar la pequeña Black. Cygnus salió al jardín y las buscó, pero sin éxito alguno, estuvo buscando otro tiempo más entre las casas hasta que se dio por vencido y pudieron observar que había regresado a la casa mientras cerraba la puerta con gran fuerza.

Se hizo un silencio entre ambas niñas hasta que los sollozos de Calynn lo rompieron, la adrenalina había pasado y por fin tenía un tiempo para darse cuenta de su realidad, de poder expresar el dolor emocional que le había representado aquella actitud de sus padres; el cual había superado al dolor del hechizo.

—¿Qué te han hecho? —preguntó la pelirroja mientras intentaba calmar a su amiga con los brazos alrededor de ella. En ese momento, el sonido de unos pasos llamó la atención de ambas niñas mientras Calynn volvía a callar hasta que Lily se dio cuenta de quién era la persona que se aproximaba al árbol.

—¡Severus! —comentó Lily—. Él nos puede ayudar a decidir qué hacer —susurró Lily a Calynn mientras se ayudaban entre ellas para poder bajar del árbol y así encontrarse con el chico una vez más.

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╔═══════ ≪ •❈• ≫ ═══════╗
"Un dolor tan profundo,
que apenas puedo respirar.
Este dolor no puede imaginarse.
¿Se curará alguna vez?".
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⌞  I Want You Here - Plumb  ⌟

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