Capítulo 51: Planes
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Hoy, nuestra unión
es lo más importante
para pelear.
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—Entonces, señor Snape, ¿podemos confiar en usted? —volvió a preguntar el director, esta vez Lily no emitió ninguna palabra, era evidente que la chica aún estaba procesando la información tan impactante que acababa de recibir—. Es en estos momentos donde ustedes deben estar más unidos, en la batalla van a ser lo único que tienen, al final, son su único apoyo —mencionó Dumbledore intentando que aquella revelación no ocasionara problemas ni arrepentimientos, lo último que necesitaban era tener rivalidades entre ellos.
—Claro que pueden confiar en mí, profesor —exclamó Severus con seguridad y firmeza, con la mirada fija en el director—. La Mansión Malfoy es de gran tamaño y necesitarán de alguien que conozca el lugar a la perfección para poder moverse con facilidad —dijo Severus con gran seriedad, convenciendo al director.
—Tiene un buen punto, señor Snape —comenzó el anciano mientras lo veía directamente a los ojos, el chico aún portaba una mirada ofendida—. Solo debe de comprender que la pregunta anterior fue realizada con el principal objetivo de saber los riesgos que está tomando si alguna vez pensara en traicionar a sus amigas —terminó mientras Severus negaba con la cabeza.
—No tendría por qué hacerlo, el Señor Tenebroso me ha pedido que la vigilara desde vacaciones navideñas y ha sido algo que no he hecho en absoluto —confesó el chico refiriéndose a Calynn, señalándola con la cabeza.
El director asintió con la cabeza, aun analizando las palabras mientras se removía en su asiento con cierta preocupación, era evidente que ni siquiera Dumbledore pensaba que lograr el objetivo de este plan iba a ser fácil. Iba a agregar algo más cuando vio la mirada de la pelirroja y pudo darse cuenta de la tensión que aún se presentaba en el despacho.
—Mañana será su último día aquí, señorita Black, el tren partirá dentro de dos días bastante temprano, por lo que he dejado que baje a desayunar horas antes de que los alumnos despierten, así que esta y la noche de mañana serán las últimas dentro del colegio —indicó mientras el rostro de la pequeña Black cambiaba totalmente, había cierta combinación de miedo y nostalgia al pensar en ello que le impedía imaginárselo con facilidad—. Me parece que es un buen momento para que disfruten de sus días en Hogwarts y arreglen problemas entre ustedes, deben de tenerse la confianza necesaria para realizar este plan, una confianza infinita —ordenó Dumbledore mirando a Severus y a Lily, quienes no se cruzaban miradas—. Por lo tanto, los veré esta noche, después de cenar, sabrán que los estaré esperando cuando me levante de la mesa del profesorado —mencionó mirando a todos los chicos, incluso a Justine, quien se encontraba igual de reflexiva que el mismo Dumbledore—. Aún tenemos que planear paso a paso cómo llevaremos este plan a cabo, no lleguen tarde —terminó el director con una ligera sonrisa que solo escondía la misma tristeza que sentía imperecederamente.
Justine tomó la poción Multijugos que le brindó la profesora McGonagall y con un silencio rimbombante salieron del despacho.
Los chicos bajaron las escaleras con cautela y esperaron a dejar atrás aquella ave para comenzar a despotricar.
—¡Lo supiste todo este tiempo! —le espetó Lily a Calynn con bastante enfado—. Tal vez pudiste comentármelo durante todo este tiempo. Ambos me mintieron de la misma forma —terminó con cierto tono de decepción mientras se recostaba contra una de las columnas del pasillo, antes de salir a aquellas escaleras.
—Ella quiso decírtelo, pero yo se lo prohibía —confesó Severus defendiendo a la pequeña Black que se limitaba a observar el suelo sin nada mejor que decir—. No quería decepcionarte Lily, no quería que conocieras la parte de mi vida de la que tanto me arrepiento —rogó el chico mientras observaba tristemente a la pelirroja.
—Pues has logrado decepcionarme, aún más de lo que ya estaba —contestó directamente la chica—. No quiero volver a hablarte en mi vida, Snape —terminó mientras desviaba la mirada, inhalaba y exhalaba aire para intentar mantener la postura.
—¡No, no podemos hacer eso en estos momentos! —exclamó la rubia mientras se interponía entre la pelirroja y el chico—. Ya oyeron a Dumbledore, es en estos momentos donde debemos protegernos como si todos fuéramos uno y para eso hay que dirigirse la palabra —mencionó Meryl mientras les lanzaba miradas desaprobatorias a ambos—. Solo dejen los secretos y las discusiones para la próxima semana y por el momento hay que protegernos como si nuestra vida dependiera de ello —terminó Meryl sin evitar rodar los ojos ante la situación, estaba cansada de este proyecto tan largo, estaba muy preocupada por lo que pasaría en unos días.
Ante las palabras de la rubia, los chicos se callaron y comenzaron a bajar los escalones, irían directo al Gran Comedor para poder degustar del almuerzo, comerían en gran cantidad, pues se verían con Dumbledore después de la cena y, por lo que se escuchó decir al director, no se irían a la cama temprano aquella noche.
Llegaron al Gran Comedor mientras recibían un enorme grupo de miradas sobre de ellos, era más que evidente que la mayoría de los alumnos esperaban con ansias el día en que la pequeña mortífaga dejara el colegio para siempre. Se separaron de Severus para que cada uno fuera a su mesa y comenzaron a servirse un poco de comida mientras la pequeña Black casi metía la cabeza por completo al vaso de alhelí, el olor de aquella bebida le ayudaba a olvidarse de la realidad de su alrededor y le hacía recordar aquel momento exacto que generalmente utiliza para conjurar el Patronus: Cuando vio Hogwarts por vez primera. Volvió a la realidad cuando Lily le tocaba el hombro con bastante brusquedad para después señalarle a una persona con la cabeza.
—Hola, Andy —saludó la chica mientras se levantaba con cierto pesar, desconocía la razón de que su hermana fuera a visitarla hasta su mesa.
—¿De qué has hablado con Dumbledore? ¿Al final harán algo para detener a Druella? —cuestionó Andrómeda en un susurro apenas audible.
—Apenas estamos en ello, espero poder verte para contarte los detalles —respondió la chica mientras se reservaba demasiada información.
—De acuerdo —dijo antes de retirarse con cierto gesto de decepción y preocupación a la vez.
—¿Por qué le has mentido? —cuestionó Meryl directamente una vez que la pequeña Black se había sentado nuevamente—, estoy casi segura de que no irás a contarle los detalles en otra ocasión —mencionó Meryl, totalmente en lo cierto.
—Como ya le he comentado a Dumbledore con anterioridad, las verdaderas personas en las confío ciegamente son ustedes tres —contestó con cierta nostalgia. Cuando terminó la comida de su plato, Calynn solicitó subir a la sala común de la torre de Gryffindor y sus compañeros no se molestaron por ello. Llegó a la sala mientras el silencio crecía con solo su presencia, las miradas de los alumnos eran insoportables. Subió los escalones hacia los dormitorios y se acercó a su cama mientras la rodeaba y saludaba a la lechuza que la esperaba con la cabeza debajo del ala, incluso ella estaba cansada. Abrió el baúl que tenía justo debajo de esta después de quitar el cerrojo con un hechizo y sacó aquel diario con portada plateada y metálica que le había quitado lo último que quedaba de su infancia. Lo tomó con bastante fuerza, se movió con gran agilidad hacia la cama cerrando el dosel para que nadie la molestara y dejó el ejemplar justo frente a sus piernas. Tomó la portada entre sus manos y comenzó a concentrarse para que de esta manera pudiera revelar el contenido del diario con mayor facilidad. Después de mencionar las palabras correctas en aquel idioma, la chica logró hojear de nuevo el diario que no había leído del todo mientras tomaba alguno que otro párrafo tratando de descubrir algo que pudiera ser importante o que revelara información desconocida hasta que leyó en cierta parte del diario, el mismo día en el que Druella había escrito sobre su nacimiento, una información que al parecer había pasado por alto.
"[...]Además, Tom y yo hemos planeado algo especial, algo que ha surgido de una idea que tenía Tom desde los días en Hogwarts. Hace un par de años, Tom me mencionó una magia única, la cual yo desconocía de su existencia, se llamaba algo como 'Horrocrux'. Me describió en lo que consiste realmente y me ha encantado imaginarme cómo, con nuestros actuales seguidores, podríamos utilizar el alma de nuestras víctimas para crear una gran cantidad de 'Horrocruxes' para vivir eternamente. Hoy en día, a pesar de que Tom ya tiene los primeros dos resguardados en donde menos podrían encontrarlos, me ha dado la grandiosa idea de uno nuevo, pero no lo mencionaré hasta estar segura. Por el momento, solo hay que esperar a que Calynn crezca para que finalmente podamos tener el control de Hogwarts y el Ministerio de Magia, ella es nuestro legado y nuestro futuro.
Druella"
La pequeña Black quedó extrañada después de aquella lectura, desconocía por completo a lo que se referían con esa magia, pero al mencionar "el alma de las víctimas" no parecía ser nada agradable. Cerró el libro por un momento mientras se recostaba sobre el edredón y dejaba el libro a un costado. Estaba cansada, estaba agotada de seguir adelante, debilitada por el constante sobrevivir, únicamente deseaba una vida tranquila.
Analizó lo que sentía; ya no podía llorar, era como si los constantes meses de lucha se hubieran agotado los litros de lágrimas que la pequeña podía permitirse, actualmente ya no se le humedecían los ojos, ahora sentía una mayor presión en los puños y sus dientes. Observó su respiración agitada, era la mera respuesta a las preocupaciones generadas por su cabeza, el latir constante de su corazón era enteramente evidente, parecía que estaba en una constante carrera con su respiración. Cerró un momento los luceros mientras se percataba del cansancio que presentaba, la práctica contra las Maldiciones Imperdonables había sido algo que había acabado a la pequeña, pero que no se arrepentía de haber hecho y el novedoso duelo de varitas con Severus la agotaban por completo, a pesar de que ella era una gran rival, Severus tampoco se dejaba desarmar tan fácil. Intentó olvidar por un momento los planes y las preparaciones para la batalla e intentó conciliar el sueño, pero sin desprender la mano del diario, a este lo protegía como a su propia vida. Se recostó buscando una posición cómoda sin sentir tan constantemente el traqueteo de su corazón mientras intentaba mediar su respiración mientras se relajaba y comenzaba a caer al mundo de los sueños, o tal vez al de las visiones pasadas...
Se encontraban volando sobre una escoba, la pequeña Black estaba abrazada a una persona mientras sentía que resbalaba con lentitud.
—¿Qué va a pasar cuando los del Ministerio lleguen a la Mansión Malfoy? —cuestionó Druella desde la escoba vecina—. ¿Crees que puedan saber de alguna forma hacia dónde nos dirigimos? —preguntó Druella preocupada mientras desviaba la atención del frente de la escoba.
—Dudo que nos encuentren, a mí me preocuparía más que no podamos volver en algún tiempo —mencionó el hombre al que Calynn iba abrazada mientras volaban a gran velocidad.
—Tienes razón —comentó Druella ladeando la cabeza, aun analizando lo que acababa de añadir el hombre al que había encargado a la niña.
Druella seguía volteada hacia el hombre, descuidando hacia donde volaba su escoba parcialmente cuando un grito llamó su atención.
—¡Cuidado! —exclamó el hombre al que Calynn iba agarrada, a su madre que estaba a solo centímetros de estrellarse contra la parte más alta de un edificio y, al momento de frenar, la pequeña Black soltó al adulto inevitablemente antes de observar cómo estos chocaban entre ellos, mientras ella se preparaba para el impacto, pero al recibir un hechizo tan solo cayó al piso como si hubiera dado un ligero salto. El hombre al que iba sujetada hace solo unos momentos cayó con un estruendo junto a la pequeña que logró escuchar como una gran cantidad de huesos se le rompían al instante y este aullaba de dolor. Dos adultos más aterrizaron alrededor de ella mientras se limitaba a llorar hasta que pudo observar a su madre sin saber qué decir. Un Voldemort totalmente enojado llegó a vengarse del hombre tendido en su agonía, era totalmente seguro que moriría, pero este le susurró el mayor secreto de Tom Riddle y, acto seguido, un cuerpo inerte se alzaba junto a la pequeña Black que lloriqueaba y esperaba lo que pasaría después, escuchando las constantes peleas entre Voldemort y su madre antes de observar cómo la última se acercaba a su hija y sin consolarla tan solo un poco se limitó a apuntarla con la varita y mencionar: "¡Obliviate!" Para después perder el conocimiento en el presente y en el pasado.
Se levantó tiempo después, sabía que aquella visión, al tenerla ya tan nítida, tenía que enseñársela a Dumbledore, pero era hora de la cena y sabía que no le sobraba tiempo, por lo que se levantó y comenzó a alistarse para poder bajar a aliviar aquella debilidad de sentir el estómago vacío. Bajó los escalones bastante apurada intentando no olvidar su sueño para después entrar al Gran Comedor y encontrarse con Dumbledore sentado en la misma silla de siempre, pero era seguro que está noche no tenía intenciones de dar ningún anuncio, tan solo estaba ahí para que lo vieran abandonar el lugar y así lo alcanzaran con mayor rapidez.
Se sentó en un extremo de la mesa mientras vio a Meryl y Lily llegar minutos después para saludar a la pequeña, quien llevaba consigo el diario como si le asustara dejarlo solo en la sala común.
—¿Qué has hecho durante estas horas? —cuestionó Meryl mientras observaba a su amiga cargando el diario y brindándole tanta protección.
—Estuve un momento leyendo algunas cosas que podría considerar importantes para tenerlas en mente —explicó la pequeña Black—, pero el sueño me ha ganado ante ello y he pasado la mayor parte de las horas durmiendo, pero al menos me servirá para no estar bostezando junto a Dumbledore —terminó Calynn mientras se servía un poco más de alhelí. Siguieron hablando y charlando un momento más hasta que al menos dos de las niñas observaron cómo el director se despedía de los maestros que se encontraban ahí mismo y salía del Gran Comedor directo a su despacho, no sin antes dedicarles una mirada al grupo de chicas que entendieron al instante.
Abandonaron sus cubiertos sobre sus platos y comenzaron a salir en grupo hasta que escucharon unos pasos detrás de ellas, a lo que voltearon instintivamente para observar a Severus que se les unía cauteloso, como si fuera el culpable al que todos están buscando. Llegaron al despacho y ambos profesores les dieron la bienvenida mientras les indicaban que se sentaran frente al escritorio del director, a lo que obedecieron sin rechistar mientras Meryl se tomaba la poción para eliminar los efectos de la poción Multijugos sobre de ella.
—Finalmente, es en este momento donde definiremos los pasos para el plan —comenzó Dumbledore con demasiada seriedad—. Es de gran importancia que cada uno sepa qué hacer, cómo hacerlo y cuándo hacerlo, necesitamos total atención —mencionó Dumbledore observando a todos los presentes mientras éstos solo le devolvían una mirada seria—. Primeramente, deben saber cómo se organizarán, recuerden que la profesora y yo nos quedaremos aquí en el castillo, pero no piensen que los abandonaremos por completo —comentó el director—. Ustedes señoritas partirán en el mismo tren, el mismo que llevará a la señorita Black a casa —comentó mirando a las chicas, aún desconocían qué harían una vez que llegaran a King Cross—, y usted señor Snape partirá hacia la Mansión Malfoy la noche antes de que parta el tren, de esta manera nos servirá de ayuda en caso de que suceda algo que no hayamos planeado durante esa noche —mencionó Dumbledore hacia Severus quien solo asintió en silencio, al parecer ya tenía alguna idea de cómo iría hacia allá por sí solo.
—Pero, profesor, ¿cómo es que Meryl y yo lograremos acompañar a Calynn hacia la Mansión Malfoy? —cuestionó la pelirroja con una expresión de confusión.
—Me alegra que pregunte, ese es el segundo punto —dijo mientras esbozaba una sonrisa—. La profesora McGonagall y yo hemos decidido como mejor opción que ambas se escondan por debajo de la capa de invisibilidad —mencionó el director—. Puede ser la que tiene la señora Black si a ella no le molesta o utilizar alguna que nosotros les brindemos, pero eso es su decisión —comentó sin darle mucha importancia—. Por eso es importante que sepan que las pertenencias que se lleven de aquí hacia la Mansión Malfoy las llevarán cargando durante todo el camino, por lo que deben pensar bastante bien lo que decidirán que las acompañe, en mi opinión, entre menos cosas lleven va a ser mejor —terminó antes de volver a tomar aire y seguir explicando lo que harían—. En cuanto lleguen a Londres, deberán seguir a la señorita Black para que ella los guíe a través de la estación para poder llegar hacia sus padres mientras ustedes se esconden por debajo de la capa —manifestó el director lentamente para que los alumnos no se perdieran entre sus palabras—. ¿Tienen alguna pregunta? —cuestionó el director mientras esperaba un momento, sin embargo, los alumnos conservaron el silencio que habían tenido durante toda la conversación.
—Recuerden que la capa de invisibilidad únicamente hace que su figura no sea visible ante los ojos de los demás, sin embargo, sus conversaciones o cualquier sonido que hagan será totalmente evidente y podría lograr que los delatara, por lo que deben de tener cuidado —mencionó el anciano con un ligero gesto de preocupación—; por otro lado, la señorita Callen ya ha realizado apariciones con anterioridad, por lo que para ella eso no será nada nuevo, pero para usted, señorita Evans, puede resultarle una experiencia bastante incómoda, por lo que debería hablar sobre ello con Justine —mencionó mientras dejaba a la pelirroja con cierta preocupación—. Ahora, una vez que estén dentro de la Mansión Malfoy es muy probable que la reja mágica que tiene esta unos metros antes de la puerta no se abra, aunque la señorita Black y sus padres digan sus nombres porque es bastante probable que la reja detecte a más de tres personas en el lugar —mencionó mientras movía la cabeza sin dejar de pensar en ello—, por lo que posiblemente tenga que ir alguien del interior de la mansión a abrirles —comentó Dumbledore con cierto cansancio, no le gustaba hablar con tantas suposiciones—. Deben de comprender que una vez hayan pasado la reja ustedes se encontrarán totalmente encerrados en aquel lugar, su alrededor consistirá en un gran grupo de arbustos y la gran casa justo frente a ustedes —dijo el director antes de ser interrumpido.
—Dumbledore, ¿dentro de la mansión se puede aparecer y desaparecer? —cuestionó esta vez Justine quién lo miraba con extrañeza.
—No, ese es otro aspecto relevante que de hecho ha ocasionado que nos partamos la cabeza —respondió mientras abría ampliamente los ojos—. Una vez dentro de la mansión es la parte del plan donde están más solos y de la que desconocemos a su totalidad, a excepción de la ausencia del Señor Tenebroso —añadió con cierto alivio—. Saben que el objetivo de esta misión es el escape de la señorita Black de aquella mansión, el objetivo no es un duelo de magos pues como sabemos, ellos representan una mayor cantidad y experiencia, no busquen venganza, solo salir de ahí —ordenó el director, al parecer le importaba demasiado que no se entretuvieran con un duelo de varitas con los magos más tenebrosos del mundo mágico.
—Profesor, ¿qué va a pasar si las cosas se complican.? —cuestionó la antigua Meryl temerosa—. Me refiero a lo que pasaría si lograran capturarnos a todos...
—Le seré sincero, es mejor que lo sepan ahora, ellos no los necesitan, antes de capturarlos los matarían si les dieran la oportunidad —terminó Dumbledore con voz quebrada—. Aquí no hay un segundo intento, aquí se está jugando con la muerte —terminó mientras el gesto de la profesora McGonagall se apagaba aún más—. Esta es la razón por la que hemos intentado planear todo hasta nuestras posibilidades. Una vez dentro de la mansión se enfrentarán a ellos, siempre intentando protegerse el uno al otro, pero como no pueden desaparecerse dentro de la mansión deberán encontrar la forma de escapar todos juntos, a excepción de usted, señor Snape —mencionó Dumbledore antes de ser interrumpido.
—¿A qué se refiere, profesor? —cuestionó Severus con extrañeza.
—Necesitamos que alguien de ustedes cuatro esté supuestamente del lado tenebroso, y dada su posición hemos decidido que usted es la mejor opción —mencionó Dumbledore sin evitar observar un gesto de desagrado por parte de Severus.
—¿Y qué se supone que tendré que hacer? —preguntó esta vez preocupado y molesto a la vez.
—Tendrá que batirse en duelo con sus compañeras, pero será más fácil si usted lo hace ya que no tendrá la intención de lastimarlas del todo —comentó el anciano—. Esta distracción que usted creará al momento de batirse en duelo nos puede servir para que guíe a las pequeñas dentro de la mansión, e igualmente para evitar que otros magos más peligrosos sean los que combatan a sus compañeras —agregó mientras el chico entendía la situación.
—Pero, profesor, ¿qué pasará después? —cuestionó, pero al parecer el director no había entendido del todo la pregunta—. ¿Podré volver a ver a mis compañeras algún día? —terminó preocupado.
El silencio incómodo por parte del director les dio la respuesta, Calynn solo bajó la mirada para evitar pensar en ello.
—No sabría qué contestarle, señor Snape —comenzó—, puede que sí o puede que no, creo que eso dependerá del tiempo —terminó con cierto pesar, sabía la buena relación que llevaba Calynn con este.
—Albus, una vez que salgamos de la Mansión Malfoy, en los terrenos de la Mansión Malfoy, ¿ya podremos desaparecernos? —preguntó esta vez la antigua Meryl volviendo al plan, no es que no le importara la situación de Severus, solo que sabía que la buena planeación de este era lo más importante en estos momentos.
—Es por esto por lo que hemos creado un traslador —respondió mientras la profesora McGonagall sacaba una especie de roca que parecía totalmente real.
—¿Qué es un traslador? —cuestionaron Calynn y Lily al unísono.
—Es un objeto que al tocarlo los va a trasportar a algún lugar, en este caso lo hemos camuflado para no levantar sospechas, es por eso por lo que elegimos una roca —explicó el director mientras tomaba en sus manos aquel objeto que parecía del todo común—. Se los daremos antes de que parta el tren para que cuando lleguen a la Mansión Malfoy logren colocarlo en alguna parte de la hierba justo antes de haber pasado aquella cerca, de esta manera el traslador estará fuera del hechizo que evitará que se puedan desaparecer y ustedes puedan tomarlo desde los bordes de la reja —mencionó el director mientras Justine solo afirmaba con la cabeza, al parecer esta se estaba imaginando el plan paso a paso en su cabeza—. Solo deben asegurarse de que lo puedan tomar desde dentro de los terrenos de la mansión, de otra manera les va a ser imposible, o les tomaría más tiempo. Les recomendamos que la señorita Callen o la señorita Evans coloquen el traslador para que los padres de la señorita Black no se inmuten de esto, solo intenten hacer el menor sonido posible —terminó de explicar el director mientras recibía un gesto de aprobación por parte de Justine.
El silencio reinó por un momento en la habitación, al parecer cada uno estaba analizando lo que harían en un par de días mientras intentaban que el miedo que sentían con firmeza no fuera mayor. Era bastante notoria la preocupación de Lily hacia la batalla contra los mortífagos, sabía que, de todos los presentes en la habitación, ella era la persona con menos experiencia. A pesar de ello, la pelirroja se reservó a mantener aquellos pensamientos en su cabeza sin mencionar una sola palabra, no tenía intenciones de abandonar a sus amigos.
—Profesor, ¿no tiene alguna recomendación para cuando estemos en medio del duelo con ellos? —cuestionó Calynn para después continuar—. Ellos serán muchos comparados con nosotras tres —terminó con cierta preocupación que el director no pudo evitar notar.
—No tengo mucho que decirle, señorita Black —comenzó el director con un ligero nerviosismo—. Hemos repasado los hechizos que pueden necesitar, se han batido a duelo, han aprendido la resistencia de algunos de estos hechizos —agregó mientras le dedicaba una mirada a Calynn—, han aprendido a moverse mientras evitan hechizos; tienen las bases necesarias para lograr salir con vida —finalizó el director un poco decepcionado por no tener nada más que decir.
—¿Está seguro? —cuestionó esta vez Severus sin quitar su mirada de la del profesor por ningún momento. Dumbledore tardó más de lo que le gustaría en dar una respuesta, suspiró y después agregó:
—Señor Snape, no me coloque en esa situación —dijo Dumbledore mientras negaba la cabeza, con la voz triste y cansada—. Sabe que me gustaría asegurárselo, de verdad, pero aún no hay nada que me permita conocer con exactitud el futuro —añadió mientras reprimía un gesto de angustia—. Solo protéjanse entre ustedes, por favor —acabó con cierta dificultad.
Pasaron unos segundos de silencio hasta que Justine se decidió por interrumpirlo.
—Una pregunta, Dumbledore, ¿a dónde nos llevará el traslador con exactitud? —preguntó mientras movía una pluma entre sus dedos y la mojaba en el tintero, era evidente que la mujer había aprovechado para anotar todo lo que el profesor había mencionado hasta ahora.
—Nos veremos en el Ministerio de Magia, ambos estaremos ahí esperándolas —indicó—, el traslador las llevará justo fuera de este, será la opción más segura ante las circunstancias. Al mismo tiempo aprovecharemos para ver que se encuentren ustedes bien y para aclarar el asunto de la citación para su juicio y el rompimiento de su varita —recordó el director seriamente.
—¿Y yo profesor? ¿Cómo será mi juicio entonces? —preguntó Severus ya que este nos las acompañaría de regreso, tendría que quedarse en aquella mansión.
—Como sabe, para el Ministerio de Magia no es novedad que usted sea "leal" ante ellos, por lo que mencionaremos que no sabemos nada acerca de su paradero y de esta forma estará protegido —explicó el anciano—. Dudo que pueda regresar a Hogwarts, ya que se arriesgaría a un interrogatorio por parte del Ministerio —terminó el director mientras el gesto de Severus se tornaba aún más serio y únicamente se limitaba a asentir con la cabeza.
—Profesor, ¿no cree prudente que nos ayudaría mucho a todos batirnos en duelo contra a ambos al mismo tiempo? —preguntó Justine mientras dejaba la pluma a un lado al terminar de escribir.
—¿A qué se refiere, señorita Callen? —cuestionó el director al no comprender del todo a lo que se refería.
—Sí, que ambos se batieran a duelo con cada uno de nosotros individualmente y luego en grupo —explicó—, aunque nos hemos batido a duelo entre nosotros mismos, su habilidad y destreza no se compara con la nuestra —propuso Justine y aunque los profesores lo veían como algo ligeramente descabellado en realidad no lo era, los cuatro necesitaban pasar a un segundo nivel, enfrentarse a magos poderosos.
Ambos profesores lo pensaron bastante, no era que no quisieran ayudarlos, sino que eso solo implicaría que tendrían que lastimarlos un poco.
—De acuerdo, nos reuniremos mañana aquí por la mañana, después del desayuno para practicar —comenzó Dumbledore—. Solo que entiendan que estos duelos serán diferentes, es decir, serán reales —comentó el director con cierto pesar, era evidente que no le gustaba para nada la idea.
—¿Quiere decir que esta vez no tendrán compasión? —cuestionó Calynn neutralmente.
—No exactamente, quiere decir que pelearemos con ustedes como lo harán los seguidores de Lord Voldemort con ustedes, pero, si ganamos en algún momento, nos limitaremos a enseñarles en qué se equivocaron —terminó el director antes de observar el reloj de su bolsillo y posteriormente seguir hablando—. Creo que se hace tarde y mañana tienen mucho que hacer, por lo que me gustaría que descansaran. De todos modos, si durante estas horas les surge alguna duda, no tengan problema en preguntarnos antes de comenzar la sesión de mañana —terminó el director con una ligera sonrisa.
Los alumnos y los profesores comenzaron a levantarse de sus asientos mientras Justine se tomaba la poción Multijugos para volver a adquirir la figura de Meryl que las había acompañado durante todo el curso y ya se disponían a salir cuando Dumbledore agregó algo.
—Señorita Black, ¿podría esperarse un par de minutos más? —cuestionó el hombre mientras la chica solo asentía con la cabeza sin molestarse. Esperaron a que todos sus compañeros salieran del despacho mientras hablaban entre ellos sobre lo que acababa de suceder hasta que se quedaron completamente solos.
—¿Ocurre algo, señor director? —interrogó la pequeña con cierta inquietud.
—Solo quería comentarle algo que podría ser un poco personal, señorita Black —comenzó Dumbledore mientras la pequeña mortífaga se extrañaba ligeramente—. Tengo cierta creencia, la cual espero sea errónea, pero algo me dice que a usted de cierto modo le gustaría vengarse de su madre —mencionó mientras Calynn bajaba la mirada—. Señorita Black, no tome esto como una acusación, como le dije, es algo que creo pero que no tengo la suficiente información para asegurarlo —comentó.
—Solo me gustaría recomendarle que no vea las Maldiciones Imperdonables como parte de sus principales hechizos, si hace eso, simplemente alimentará con mayor velocidad a la marca de su antebrazo —dijo el director mirando a la pequeña seriamente—. No intente torturar a su madre, por favor, no tiene que hacerlo solo para que esta pague por lo que le hizo, recuerde que su objetivo principal es salir de ahí, pase lo que pase —mencionó sin dejar hablar a la pequeña—. Si logra escapar con éxito, se dará cuenta que la ausencia de usted en la Mansión Malfoy logrará ser una mayor venganza que el rebajarse al nivel de su madre, torturándola de la misma forma. No se convierta en uno de ellos, señorita Black, no ahora que ha logrado demasiado por sí misma —terminó mientras esperaba la respuesta de la niña, que al parecer no estaba segura de lo que contestaría.
—No se preocupe, profesor, no tengo intenciones de hacer algo que no tenga el objetivo de escapar de aquella mansión —contestó Calynn, aunque realmente no estaba segura de lo que decía, no sabía si cuando volviera a ver a su madre ese sentimiento de odio y coraje aparecería de nuevo y controlaría sus acciones como si tuviera un Imperio sobre de ella. Desvío esos pensamientos para evitar que Dumbledore intentara leerle la mente y solo esperó la respuesta del director.
—En ese caso puede irse —mencionó—, duerma bien y no se preocupe —terminó esbozando una sonrisa. La niña solo se la devolvió ligeramente mientras se levantaba de la silla y bajaba los escalones mientras sacaba el diario de su madre del bolso de su túnica y lo miraba pensativa. Comenzó a caminar a través del pasillo mientras buscaba a sus amigos, aunque lo más seguro es que ya habían regresado a su sala común, era más de medianoche y era posible que Filch estuviera merodeando en los pasillos para encontrar a algún alumno al cual reprender. Dio una vuelta al pasillo mientras miraba a ambos lados, apresurándose a subir los escalones para llegar lo más pronto posible al cuadro de la Señora Gorda.
Guardó el diario en caso de que se encontrara con alguien en el camino mientras doblaba otra esquina y en eso escuchó un llanto bastante silencioso proveniente del pasillo más cercano. Sin poder evitar la curiosidad, se adentró en el pasillo haciendo el menor sonido posible mientras el sollozar de aquella persona incrementaba con cada paso que daba; se detuvo justo en la esquina antes de dar la vuelta para adentrarse más profundamente en el pasillo mientras intentaba asomar la cabeza ligeramente para ver de quién se trataba. Volteó rápidamente y tan solo logró observar una cabellera dorada y una túnica con colores esmeralda, sin embargo, la pequeña no creyó haber visto bien, Lucius no tendría razones para llorar de esa forma. Volvió a colocar el rostro justamente en aquella esquina mientras con un ligero movimiento de cabeza lograba asomar uno de sus ojos y afirmaba lo que había visto con anterioridad. Aprovechó que el rubio mantenía los ojos cerrados mientras lloraba para poder observar con mayor detalle que este portaba una foto en sus manos, Calynn dio un ligero paso para lograr ver un poco mejor la imagen, pero le era imposible.
Con la curiosidad matándola por dentro, decidió moverse lentamente hasta estar un poco más cerca de la foto, dio cerca de cinco pasos hasta que quedó a tan solo unos pasos lejos de Malfoy sin que este se inmutase; se inclinó ligeramente para lograr ver la foto y en cuanto identificó que era Narcissa Black, su hermana, el diario de su madre que llevaba en el bolsillo se le cayó, haciendo un gran estruendo en el pasillo. En seguida Malfoy levantó la vista, extrañado y logró ver a la pequeña Black mientras esta se apuraba a tomar el libro que había resbalado hasta el otro costado de Lucius, quien, al ver tan desesperada a la chica, tomó el libro y se levantó para comenzar a correr con él. Calynn, entrando en pánico, tan solo le siguió los pasos a través de las escaleras mientras Malfoy se burlaba de ella, le llevaba casi una escalera de ventaja, era evidente que Malfoy tenía una mayor resistencia física que Calynn. Ante la desesperación de la chica, esta sacó la varita y en cuanto pudo estar a espaldas de Lucius esta lo apuntó decidida.
—¡Immobulus! —exclamó Calynn mientras el chico se quedaba quieto por completo, la pequeña Black se apresuró a acercarse a Malfoy y le quitó el libro en un abrir y cerrar de ojos—. Deja de subestimarme —terminó en un susurro. Apresuró la marcha cuando escuchó la voz de Filch despotricando maldiciones en el piso de abajo y llegó en menos de cuarenta segundos a la sala común. Subió los escalones en silencio y arribó a los dormitorios, al parecer casi todas las camas eran ocupadas por sus dueños, por lo que la niña llegó con gran cuidado, tan solo se quitó los zapatos y la corbata y se acostó sobre las sábanas.
Comenzó a pensar en los planes realizados mientras ese miedo que tanto intentaba reprimir comenzaba a salir, al menos no tendría a nadie que la juzgara por su debilidad, tenía a ella y su soledad. Escondió el diario de su madre por debajo de las sábanas sin que lo separara por completo de ella. Se tomó el antebrazo izquierdo, la cercanía tan continua con el libro lo dejaba totalmente adolorido, a pesar de tanto tiempo, el dolor no había disminuido.
Se acomodó en una posición agradable, tenía todo para dormir placenteramente, pero lo que le faltaba era la liberación de aquellos pensamientos tan sofocantes, el pensar en el futuro la llenaba de angustia y recordar el pasado solo le ocasionaba coraje. Los suspiros constantes de la pequeña y el movimiento constante de la misma eran señal del trabajo que le costaba dormirse de una vez por todas, simplemente tenía tanto temor que le era imposible olvidarse de todo.
Le tomó cerca de veinte minutos relajarse al menos un poco y así poder conciliar el sueño, pero a pesar de estar tan fatigada, una pequeña visión comenzó a formarse ante sus ojos.
Se encontraba en una especie de jardín que no podía distinguir del todo bien, sabía que se encontraba de rodillas por alguna extraña razón sin moverse mientras detrás de ella era posible observar brillos de diferentes colores, pero a pesar de que su alrededor se veía bastante ajetreado, ella no se movió en absoluto.
—¡Vamos! —Fue lo único que logró escuchar entre las voces distorsionadas de su alrededor antes de que en la realidad se despertara debido a los almohadazos de Lily.
Sea lo que fuere, sabía que aquella visión pasaría y no podría evitarlo. La pequeña Black permaneció un corto tiempo pensando en ello hasta que el sueño la venció para que esta vez pudiera descansar en el mundo de los sueños.
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"No puedes escapar
al ADN
que hay en tu sangre".
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⌞ Who Are You? - Svrcina ⌟
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