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Capítulo 22: Familia

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¿Acaso todos,
incluso sus amigos,
quieren dañarla?


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Tal vez fue el cansancio que Calynn tenía la noche anterior la causa de que no tuviera ningún sueño durante la noche y realmente lo agradecía ya que quería que su primer día en Hogwarts fuera perfecto y sin ninguna preocupación. La primera mañana se levantó temprano, incluso antes que Lily que estaba perdidamente dormida en la acogedora cama rojo carmesí.

Después de hacer su cama, se dirigió al baño para cambiarse y ponerse su uniforme rápidamente, la túnica esta vez tenía un león dorado bordado que representaba la casa Gryffindor. Cuando terminó de cambiarse, salió del baño y esta vez ya había más alumnos levantados.

—Hola Calynn, ¿qué tal pasaste la noche? —le preguntó Meryl mientras trataba de acomodarse un poco el pelo enmarañado color castaño.

—Bien, ¿y tú? —le contestó mientras se dirigía a guardar su ropa en su gran baúl.

—También, ¿nos sentamos juntas en el Gran Comedor? —le cuestionó la niña dirigiéndose al baño para cambiarse.

—Sí, está bien, nos vemos abajo —contestó la pequeña Black.

Calynn guardó su ropa en su baúl y salió corriendo de la habitación tratando de hacer el menor ruido posible para no despertar a los que aún estaban dormidos. Bajó los estrechos escalones que daban a la sala común y se encontró con más alumnos que se habían quedado dormidos en los acogedores sillones. Cruzó la sala y salió lentamente por el cuadro, los pasillos estaban casi desiertos ya que la mayoría de los alumnos aún dormían y descansaban para comenzar el día con más energía, pero Calynn no sabía a qué hora comenzaba su primera clase así que se despertó lo más temprano que pudo. Aún estaba tan dormida que casi se resbala cuando una de las escaleras comenzó a moverse hacia otro lado, la pequeña no estaba acostumbrada a eso y se llevó un gran susto. A pesar de que eran muchos pisos los que había que bajar para llegar al comedor, a Calynn le empezaba a gustar pasar por ahí ya que le impresionaba ver los cuadros porque su magia se representaba en los movimientos de estos, como aquellas imágenes en el periódico que estaba leyendo su padre alguna vez. La mayoría de esos cuadros estaban dormidos a causa de la hora.

Después de bajar siete pisos por fin llegó al vestíbulo por el que habían entrado la noche anterior al castillo y se dirigió a la puerta que daba al Gran Comedor. Entró y tan solo se encontró con diez personas que estaban repartidas entre las cuatro mesas y desayunaban solitarios y aburridos en el silencioso comedor. La niña se dirigió a un lugar en la mesa de su casa y se sentó en medio, dejando dos lugares para Lily y Meryl, comenzó a servirse un poco de comida y una copa de su bebida que hasta ahora era su favorita.
Se sirvió un plato de huevos y comenzó a comerlos mientras se sumergía en sus pensamientos.

¿Qué pasará cuando su madre se entere en vacaciones de Navidad a que pertenece a Gryffindor en lugar de Slytherin? Pensaba la niña imaginando lo peor, pues conociendo a Druella nunca podría saber si tenía algún límite.

—Hola —dijo la dulce voz de Meryl haciendo que Calynn volviera a la realidad.

—Hola, Meryl —contestó Calynn mientras la rubia se servía un poco de jugo de calabaza.

—Creo que es demasiado temprano —comentó la chica analizando la habitación.
Calynn asintió la cabeza como contestación ya que tenía comida en la boca.

—¿Qué clase tenemos primero? —preguntó Meryl.

—No lo sé, espero que Lily sepa porque si no ya se habría levantado —aseguró la pequeña Black.

—De hecho, se estaba levantando antes de que saliera del dormitorio —comentó Meryl sirviéndose un plato de salchichas.

—Ojalá no tarde en bajar —agregó la pequeña.

—Créeme, cualquiera tardaría en bajar siete pisos de esas escaleras —bromeó la rubia.

Siguieron hablando y bromeando para hacer tiempo y desayunar un poco con Lily.
Después de casi diez minutos Lily llegó apresuradamente al comedor cargando un par de libros gruesos.

—¡Por las barbas de Merlín, Lily, pero si apenas es el primer día de clases y tú ya cargando libros! —expresó Calynn al ver tan ajetreada a la pelirroja.

—Es porque nuestra primera clase comienza en media hora —explicó Lily sirviéndose un poco de huevos y salchichas.

—¡¿Qué?! —exclamó Calynn después de tragar un pedazo de salchichas rápidamente.

—Una compañera de segundo curso me dijo que la primera clase es Defensa Contra las Artes Oscuras —expuso Lily—, el horario nos lo darán en el desayuno, pero lo dan más tarde ya que todos los de primero bajan a desayunar tarde el primer día.

—¿Y dónde están los alumnos de los otros cursos? —curioseó la pequeña Black.

—Ellos ya han bajado a desayunar y están terminando algunos deberes o preparando sus cosas para las clases de hoy —explicó Lily—. Al parecer tenemos que levantarnos incluso más temprano.

—Entonces debemos ir por nuestras cosas —indicó esta vez Meryl.

—No, esperen a que nos den el horario para que sepan en qué piso es —ordenó la pelirroja.

Los minutos pasaban y el comedor comenzaba a llenarse cada vez más. Después de diez minutos el alumno que los guio ayer a sus dormitorios comenzó a repartir los horarios a cada alumno.

—¿Primero? —preguntó el chico cuando llegó junto a ellas, las tres asintieron y les dieron su horario.

—Aula 3C en el tercer piso —indicó Calynn señalando un fragmento de texto que estaba plasmado en el pergamino.

—¡No puede ser, tenemos que subir siete pisos y luego bajar cuatro! ¡Todo por un libro! ¡Voy a terminar odiando esas escaleras! —lloriqueó Meryl mientras se terminaba su desayuno con bastante velocidad.

—Será mejor que se den prisa, quedan aproximadamente quince minutos para que comience la clase —comentó Lily—, y no se preocupen por mí, es mejor que se apresuren, nos vemos allá.

Meryl y Calynn se despidieron de Lily y comenzaron a correr hacia las escaleras que ahora estaban más concurridas y por lo tanto no podían subir demasiado rápido. A menudo las personas de los cuadros gritaban que no hicieran tanto escándalo y los dejaran dormir. Cuando llegaron al séptimo piso se dirigieron al cuadro por donde habían pasado la noche anterior pero esta vez no las dejó entrar.

—Ábrete —ordenó Meryl enfadada.

—Solo si me dices la contraseña —le respondió la mujer del cuadro.

—¡Rayos! La he olvidado —explicó la pequeña Black con los nervios recorriendo su cuerpo, necesitaban entrar urgentemente.

—Puerco verrugoso —dijo una voz a sus espaldas haciendo que el cuadro se moviera. Las niñas voltearon y vieron a Frank con una sonrisa en el rostro.

—Gracias —le dijeron ambas chicas.

—No hay de qué —respondió el niño mirando a Calynn dulcemente.
Las niñas entraron corriendo a la sala común y subieron rápidamente a sus dormitorios. Meryl se dirigió a su cama que estaba junto a la de Calynn y sacó sus cosas igual que su amiga.

—Vamos —indicó la pequeña Black cuando hubo tomado su libro, su pluma, tinta y un pergamino.
Salieron por el cuadro y se encontraron de nuevo con Frank.

—¿Puedo llevar tus cosas? —preguntó el niño a Calynn caballerosamente.

—No es necesario, de verdad no te preocupes —balbuceó la niña antes de que la interrumpieran.

—Por favor —insistió.

—Está bien —contestó la niña entregándole sus cosas y dirigiéndole una leve sonrisa.
Bajaron las escaleras lo más rápido que podían y no dijeron ninguna palabra, cuando llegaron al tercer piso Calynn comenzó a escuchar unas voces que venían del aula a la que tenían que entrar.

—...él es el único que ha quedado en Gryffindor, ¿verdad Sirius? —exclamó una voz—. Y esa Calynn Black, ¿alguien la conoce? —terminó la voz.
La pequeña se quedó fuera del aula para escuchar sin que la vieran e hizo un gesto para que Frank y Meryl entraran.

—Es la hija de Druella y Cygnus —explicó la voz de Sirius.

—¿Druella y Cygnus? —repitió confundido la primera voz.

—¿No los recuerdas? Son nuestros tíos —exclamó Sirius—, los mortífagos —susurró Sirius esta vez.

Calynn palideció un poco al oír eso.

—¿Cuál de todos? —cuestionó la voz desconocida en el mismo tono.

—Vivían en la calle Hilandera hasta que se cambiaron hace poco —explicó Sirius en un murmuro.

"Vivían" analizó la pequeña.

—Ya los recuerdo. No sabía que tenían otra hija —comentó la primera voz.
La pequeña se quedó en shock al escuchar eso.
¿Acaso tenía una hermana? Se preguntó sin poder reprimir un sentimiento de emoción y miedo mientras recordaba aquel sueño donde había visto a una niña que también había saludado a su padre como si también fuera suyo, tal vez todo eso era cierto.
Los niños dejaron de hablar del tema y comenzaron a hablar sobre un deporte llamado Quidditch.
Calynn dejó pasar unos segundos y después entró al aula lo más natural que pudo. Frank le había apartado un lugar junto a él.

—¿Qué ha sido eso? —le preguntó el chico cuando la niña se sentó.

—Nada importante —mintió la chica pues aún no podía revelar tal secreto ni con él ni con Meryl.

—¿Sabes dónde está Lily? —le preguntó la pequeña Black.

—Está con Severus por allá —contestó el chico señalando un lugar un poco apartado.
La pequeña Black rompió su pergamino y en un pedazo escribió:

"Nos vemos en la entrada al Gran Comedor al finalizar Defensa Contra las Artes Oscuras.
Es urgente"

La niña tomó el pedazo y lo dobló para después dirigirse a sus amigos y dejarles el trozo de pergamino en la mesa con mucho sigilo.
Cuando Calynn volvió observó a Lily que leía el mensaje y después volteó a verla preocupada. La futura mortífaga tan solo se llevó un dedo a los labios para indicar que guardara silencio.
Un instante después una mujer delgada entró al aula causando total silencio. Cuando cruzó toda el aula y se colocó frente a la clase, Calynn pudo contemplar que observaba a cada uno de sus alumnos como si quisiera saber su pasado, la mujer mantuvo la mirada en Calynn bastante tiempo algo que le molestó a la niña.

—Buenos días primeros, soy su profesora Galatea Merrythought, les enseñaré como defenderse en el mundo exterior, enfrentarán sus peores miedos y situaciones que no se logran imaginar —explicó seriamente la profesora.

—Tan solo es un discurso para atemorizar, estoy seguro que son simples palabras —susurró un chico Slytherin en la butaca de al lado de Calynn.

—Un comentario más, señor Carrow, y lo obligaré a hacer cinco pergaminos de los diferentes hechizos de defensa y su relación con las maldiciones imperdonables. Cinco puntos menos para Slytherin —ordenó la maestra callando a Amycus—. Abran sus libros en la página doce: El primer paso para enfrentarse a un oponente.

La profesora comenzó a escribir cosas en el pizarrón para que lo copiaran. Aunque no todos estaban copiándolo, Calynn estaba observando la amplia aula que tenía unas escaleras para subir a una especie de balcón que tenía una puerta. Observó que el aula estaba llena de cuadros de diferentes tamaños y formas. Estaba sumida en sus pensamientos hasta que un codazo de Frank la hizo volver a la realidad.

—¡Au! —expresó la niña—. ¿Qué te... —Pero no terminó porque Frank señaló a la profesora con la cabeza.

—Le preguntaba, señorita Black, si podía decirnos qué hechizo se recomienda ocupar primero cuando se está enfrentando a alguien —explicó la mujer.

—Ah... —balbuceó Calynn hojeando rápidamente el libro—, ¿Confundus? —mencionó la pequeña tratando de adivinar, aunque sabía que no lo lograría.
La profesora negó con la cabeza.

Expelliarmus —la corrigió—, le sugiero que deje de volar en hipogrifos y se concentre en su trabajo como estudiante porque si sigue así de aquí no va a pasar —riñó la maestra.
La niña asintió y colocó su libro en la misma página que Frank.

La clase pasó rápidamente porque después de que Calynn escuchara lo interesante y útil que resultaba la materia no quitó su atención en ningún instante e incluso anotó más texto que algunos de sus compañeros, sabía que esa sería su materia favorita.
Calynn salió rápidamente del aula sin esperar a nadie, bajó los tres pisos y esperó a su amiga en la entrada al comedor y por suerte no tardo mucho.

—Hola —saludó la pelirroja seguida por Severus—, ¿de qué querías hablar?

—Vamos a un lugar más privado —indicó la niña guiando a sus amigos a los jardines del colegio. Cuando llegaron a una especie de lago y se aseguraron de estar solos se sentaron en la fresca hierba.

—¿Ahora en qué te podemos ayudar? —preguntó Snape preocupado.
La niña contó la conversación que había escuchado dejando a sus amigos atónitos.

—¿Tienes idea de quién puede ser? —curioseó Lily.
Calynn negó con la cabeza.

—Solo sé que es rubia —comentó—. O al menos eso es lo que vi en mi sueño.

—Ellos dijeron que tus padres eran sus tíos, ¿no es así? —preguntó la pelirroja después de un tiempo.

—Sí.

—Eso quiere decir que ellos son tus primos —aseguró Lily.

—Cierto... —Se sorprendió la chica.

—¿Por qué no te lo dirían tus padres? —cuestionó Severus intentando encontrar una explicación a lo que acababa de mencionar.

—Eso debes de saberlo tú. Estás de su lado, ¿no es cierto? —exasperó la pequeña mientras Lily la miraba con extrañeza.

—¿A qué te refieres? Eso no es cierto —confesó Severus.

—Eso demostraste durante un mes que permitiste que pasáramos encerradas —expuso Calynn—, al menos pudiste haber saludado —agregó—. No había pensado acerca del tema hasta que me di cuenta de que en realidad no te preocupaste ni un poco por nosotras durante todo ese tiempo.

—Tengo mis razones —confesó el niño intentando salvar la situación, aunque sus palabras no ayudaban mucho.

—¿Cuáles? —respondió enfadada la pequeña Black, en realidad merecía una buena explicación.

—No puedo decirlas —replicó Severus sin poder esconder su enfado.

—¿Acaso no confías en nosotras? —le interrogó Calynn casi gritando.

Severus no respondió enseguida, generando un silencio demasiado incómodo entre los tres amigos.

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⌞ Reunion of Friends - John Williams ⌟

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