Capítulo 13: Hogwarts
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En algún lugar,
un castillo existe.
Y es mi hogar.
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Lily se paró en seco mientras su amiga chocaba con ella y caía al suelo. La pelirroja chistó para que Calynn guardara silencio.
—Ni se te ocurra moverte —susurró Lily volteando a ver muy disimuladamente a su amiga, para después volver el rostro hacia adelante.
En ese momento la madre de Calynn pasó enfrente de la casa, Lily la saludó cortésmente y la mujer hizo lo mismo mientras trataba de mirar atrás de Lily, aunque la niña no lo permitió. No se movieron de ahí hasta que la madre dobló la esquina y desapareció.
—Eso ha estado muy cerca —dijo Lily—, ya puedes levantarte. —Volteó hacia atrás para ayudar a levantarse a su amiga.
Su amiga se limitó a suspirar a causa de lo que había sucedido y siguió a la pelirroja con sumo cuidado sin dejar de mirar atrás y a los lados. Sabía que no era seguro salir, pero deseaba contarle la noticia a Severus y enseñarle la carta.
Llegaron al árbol corriendo y ahí estaba el niño sentado jugando con el pasto, se pasaba tanto tiempo ahí que parecía que realmente vivía allí.
—Hola —saludó el niño mientras se levantaba. Le dio un abrazo a Lily mientras que a Calynn le dirigió una sonrisa. Se sentaron como de costumbre y Calynn sacó un sobre de su bolsillo sin poder esperar más tiempo y se lo enseñó a Severus entusiasmada.
—Feliz cumpleaños —felicitó Severus. El chico sonrió con mayor felicidad.
—Gracias —respondió la pequeña.
—¿Cómo vamos a festejar tu cumpleaños? —preguntó Lily de repente. Ambos niños se asustaron a causa de la voz de Lily tan repentina.
—¿Festejarlo? —preguntó Calynn con un tono deprimente y a la vez preocupada, no quería causar un escándalo que provocara que su madre intentara secuestrarla, no quería que ella supiera de que realmente la estaba pasando muy bien en su cumpleaños sin la ayuda de ellos, incluso mejor que sus cumpleaños pasados, o al menos mucho mejor que su décimo cumpleaños.
—¡Claro! Además, será mejor ahora que no están tus... —dijo Lily, pero no terminó por miedo a herir los sentimientos de su amiga.
—Padres —terminó Calynn—. Lo sé, pero me da miedo festejarlo sin ellos, que tal si eso los hace enfurecerse más e intentan hacer algo extraño.
—Tu madre nos acaba de ver y no nos mató, créeme no te pasará nada malo al festejar tu cumpleaños —dijo la pelirroja conteniendo la risa. Calynn en realidad no estaba totalmente segura sobre lo que dijo Lily.
Calynn iba a contestar, pero fue interrumpida por Severus.
—¿Acabas de decir que su madre las vio? —dijo el niño bastante preocupado y con los ojos más abiertos.
—Sí, pero no nos ha hecho nada, hasta me ha saludado —respondió Lily sin darle importancia, la realidad es que ni siquiera la había asustado mucho, solo tenían que tener cuidado, pero sabía que ese era un buen momento para intentar tomar a Calynn por la fuerza, pero no lo habían hecho.
Severus no estaba totalmente convencido, estaba seguro de que estaban tramando algo. Prefirió no mencionar nada más, no quería llevar la contraria de Lily, tan solo esperaba que realmente tuvieran cuidado.
—¿Pueden contarme cómo es Hogwarts? —preguntó la futura mortífaga con esperanza en la voz.
Ambas niñas voltearon a ver a Severus y este asintió la cabeza.
—Existen cuatro casas en Hogwarts; Slytherin —dijo Severus mientras una sonrisa iluminaba su rostro—, Ravenclaw, Hufflepuff y Gryffindor —hizo una mueca de asco mientras hacía una ligera pausa, era evidente que tenía algo en contra de esa casa—. El sombrero seleccionador elige a qué casa irás respecto a tu personalidad. —mencionó—. Por ejemplo, en Slytherin están los que buscan el poder, en Ravenclaw los que tienen inteligencia, Hufflepuff los que tienen lealtad y en Gryffindor —hizo una pequeña pausa, buscando las palabras—, los valientes.
—¿Ese sombrero habla? —preguntó Calynn sorprendida y a punto de reírse a carcajadas de solo imaginar a un sombrero parlanchín.
—Sí, te lo ponen en la cabeza tu primer día en Hogwarts —explicó Severus con naturalidad, al parecer él ya estaba muy acostumbrado a todo eso.
—¡Qué fantástico! —dijo la niña, no se sentía tan feliz desde el día que descubrió que era una bruja. —¡Ya quiero que sea septiembre! —añadió—. Porque lo mejor de todo es que estaremos en la misma escuela los tres, podremos incluso quedar en la misma casa —terminó mientras Severus bajaba la mirada.
—Tal vez mañana nos dejen ir al callejón Diagon para festejar tu cumpleaños y comprar las cosas que necesitamos —propuso el niño.
—¿El callejón Diagon?, ¿dónde es? —preguntó Calynn con gran curiosidad, le encantaría conocer cualquier lugar con magia.
—Es un lugar para comprar todos los materiales mágicos. Se llega ahí desde un pub llamado El Caldero Chorreante —explicó Severus.
Calynn se quedó pensativa, recordaba haber escuchado ese nombre anteriormente. Para su sorpresa, un recuerdo, bastante antiguo, de su niñez se le vino a la mente con solo escuchar el nombre de aquel lugar.
Calynn tenía aproximadamente siete años, estaba caminando con sus padres por una calle llena de tiendas altas y con decoraciones increíbles. Era guiada por sus padres con tranquilidad.
—¿Es aquí? —preguntó su madre con impaciencia señalado la única tienda que parecía abandonada y que por la ventana se veía totalmente vacía—. Al parecer hace mucho que no vengo por aquí —se justificó la mujer. Entraron por una puerta de madera y se escuchó una campana sonar, Calynn y su madre se sentaron en la primera mesa que vieron mientras su padre se dirigía a la parte de atrás de la tienda con la varita en la mano y saludaba al dueño del bar con un movimiento de cabeza.
—Mi padre iba al callejón Diagon —mencionó Calynn repentinamente.
—Es normal que muchos magos vayan al callejón a hacer si sus compras —dijo Severus sin darle importancia. Sin embargo, Calynn se quedó pensativa acerca de cómo había podido recordar ese momento tan específico.
En lo que llevaba el día, el clima había cambiado repentinamente y había empezado a llover. Los niños se dirigieron miradas tristes pues tendrían que volver a casa. Las niñas se despidieron de Severus quien se fue dejándolas solas bajo la lluvia.
Estaban tan concentradas en evitar las gotas que no se dieron cuenta de que los padres de la futura mortífaga las observaban desde el umbral del antiguo hogar de la pequeña. Se asustaron tanto que corrieron, se resbalaron y cayeron mientras el agua les empapaba la ropa y el pelo, se levantaron rápidamente, entraron a la casa y Lily la cerró inmediatamente con llave mientras las niñas se dejaban caer y estabilizaban la respiración agitada a causa del susto.
—Debemos tener más cuidado —dijo Calynn—, no sé qué es lo que traman, pero no podemos arriesgarnos así.
—Lo sé, pero es que la lluvia nos robó la atención —mencionó—. Vamos arriba a cambiarnos, mi madre me regañará por llegar así —terminó mientras se tomaba el cabello e intentaba exprimirlo con fuerza para que su madre no la regañara tanto.
Las niñas subieron y dieron explicaciones a la madre de Lily acerca de que habían hecho para estar empapadas, la mujer se molestó un poco, pero se tranquilizó al saber que se encontraban bien. Tomaron una ducha y se cambiaron la ropa.
Mientras Calynn se bañaba no podía dejar de pensar que el día siguiente tendría una varita y conocería un lugar lleno de magia con sus amigos y sin sus padres, esa última frase le generó cierta nostalgia.
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"Tengo que hacerlo
y huir".
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⌞ Voice of No Return - Adriana Figueroa ⌟
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