≫≫ 𝟛 | 𝔼𝕣𝕠𝕤
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https://youtu.be/xcnck5aAewM
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Hay un espejo
que enmarca al rostro.
Yo te extraño.
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Habían pasado años desde que te había visto por última vez, la presencia de barba y una voz mucho más profunda eran muestra de los años de tu ausencia. Sabía que posiblemente estuvieras casi por terminar tus años de estudiante en Hogwarts, ¿acaso Lily te había cuidado? ¿Qué habrá pasado con sus padres?
Lily...
Pero qué torpe fui, al menos sé que pudieron escapar aquella noche de batalla. Recordarlo tan solo me da escalofríos, pero tu recuerdo Calynn es más fuerte que cualquier otro. Justo pienso en ti cuando me levanto del edredón de la cama apagada donde suelo escaparme cuando estoy de visita en la Mansión Malfoy y me acerco a mi cómoda. Abro uno de los cajones mientras muevo varios objetos de encima hasta que encuentro un pequeño espejo de mano un tanto roto.
Lo levanto con melancolía, pero lo que veo me deja atónito. Una mujer de apariencia joven hace conexión con mis ojos. La expectación de ambos es inefable, habían sido tanta ausencia, tantos años de haberte perdido que no pude evitar un sentimiento de nostalgia. Comenzaste a llorar y aunque no podía escucharte, tenía los suficientes recuerdos para hacerlo. Gracias a ellos pude imaginar tu aroma, la textura de tu cabello, tu sollozar, aquella risa nerviosa y también, el sabor de tus labios. Habías crecido, facciones más definidas enmarcaban tu rostro perfecto, tus ojos seguían igual de brillantes y tu cabello cada vez más oscuro. Te llevaste una palma a la cara para secarte las lágrimas, cuando pude ver la marca de tu antebrazo, eso hizo parecer cómo si todos estos años no hubieran sido en realidad tantos.
Recuerdo cuando dejé aquel espejo escondido en una de las tantas cartas que te di cuando íbamos a Hogwarts juntos, en realidad esperaba no tener que usarlo, aún tenía una débil esperanza de que salvaríamos nuestro amor de la tragedia; pero cómo se equivoca el hombre desesperado cuando de amor se trata.
Estuvimos intercambiando miradas, lágrimas y risas. No hablamos ni intentamos leernos los labios, nuestra conexión era mucho más profunda como para expresarlo en simples palabras. Vernos era suficiente para imaginar que nos tocábamos, que uníamos nuestras palmas, que compartíamos suspiros y que nos balanceábamos al ritmo de nuestro tema de amor. Después de cerca de un tercio de hora que estuvimos así, decidí volver a guardar aquel artefacto, necesitabas recordar que el espejo no es controlador de tus acciones, que ese espejo solo era algo que te di para poder verte de nuevo en esos momentos donde hubiéramos llorado juntos.
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Descansaba en una silla dentro del aula de pociones. Con más de treinta años podía decir con seguridad que me arrepentía demasiado de mi vida, menos de ti. Había dañado a tantas personas que confiaron y que yo engañé, incluyendo a Lily, menos a ti Calynn. Cada vez te observaba menos en ese espejo y no te culpo, me pregunto qué pensarás de mí en este preciso momento. Justo hoy es treinta de junio de 1997, arriba en los pasillos Bellatrix está destrozando más de una copa del Gran Comedor y McGonagall está llorando por la gran pérdida del colegio, esa misma que yo ocasioné.
Sé que Dumbledore fue la figura paterna que nunca tuviste, fue probablemente la persona que más amaste en tu infancia. Ese hombre te consoló, te apoyó, te aspiró confianza y te convirtió en la combatiente que eres. ¿Alguna vez me perdonarás por lo que hoy hice?
No puedo evitar verte en Draco Malfoy, no puedo evitar verte en Harry Potter. Dos personajes que son todo menos cobardes, me recuerdan tanto a ti. Dejar con vida a Dumbledore hubiera cobrado con la vida de Draco, esta fue la acción que tenía que hacer para no cometer el mismo error que contigo, Calynn. No quería ser el malo de la historia por segunda vez, aunque incluso ahora parezca eso y más. Harry aún no comprende que mi pasado es demasiado complicado para intentar simpatizar con él, sus ojos me recuerdan mi infancia, son un recordatorio de lo estúpido que fui de niño. Perdí a Lily y a ti por mis propias decisiones, no debí llamarle sangre sucia a Lily y mucho menos despedirme de ti por última vez en medio de la batalla, Calynn.
Escucho el Morsmordre conjurado por Bellatrix para dejar marca de lo que acaba de suceder en el castillo. Tan solo imaginarme aquella serpiente en el cielo del castillo me carcome por dentro. En el conticinio solo me gustaría ir a buscarte y tratar de explicarme, una vez más, tratar de ganar tu confianza. Estoy seguro de que las próximas noches estaré rodeado de pesadillas, habrá una cuestión que rondará mi cabeza por más de una noche... ¿Me seguirás amando a pesar de todo?
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No podría ser más hipócrita e irónico. Estar sentado en el mismo lugar en el que Dumbledore lo hizo, ¿quién soy yo para tener ese privilegio? Descanso al pie del escritorio mientras me dedico a observar el espejo que cargo conmigo a todas partes, habían pasado meses desde que te había mirado a los ojos por última vez y no te culpo, ¿habrás roto el espejo gemelo?
Me levanté de la silla mientras me dedicaba a pasar por las estanterías que escoltaban el despacho del director. La silla frente al escritorio era la recordadora de todas nuestras reuniones en aquel lugar. Los duelos con los directores, las revelaciones del diario, los planes para intentar salvarte. El eco de mis pisadas parecía que permitía escuchar tus sonidos en aquel lugar, totalmente silencioso y en penumbra, todos creían que Severus Snape estaba complacido con lo que había conseguido. Snape siempre quiso ser director, ¿no? Estoy seguro, Calynn, de que tú eras la única que me conocía de verdad.
Me dispuse a investigar el despacho para seguir recordando todas nuestras vivencias cuando me di cuenta de que, doblando una esquina, había unas delgadas escaleras. Incrédulo, caminé con prisa para ver hacia donde llevaban y me encontré con una habitación, pero no era una cualquiera. Juro que, en ese momento, un fragmento de mi alma murió en mi asombro.
Sobre la cama descansaba tu baúl de Hogwarts, colgados en la cabecera había más de una túnica del colegio y por debajo de la cama se escondían los libros de diversas materias. Una copa a medio tomar aún sobrevivía en tu mesita de noche, era alhelí, ¿qué más podría ser?
Me senté en aquella cama mientras tomaba uno de tus uniformes y me lo acercaba a la cara, llené mis pulmones con tu aroma mientras dejaba fluir mis lágrimas, sentía que casi podía tocarte. Varios cajones estaban a medio abrir, otros incluso parecían haberse roto por jalarlos de forma abrupta. ¿Habías vivido aquí todo este tiempo? ¿Qué pensarías de mí ahora que gracias a mis acciones tuviste que huir de aquel despacho? ¿De tu hogar?
No vi tu varita por ningún lado, tampoco tu almohada o aquella muñeca que te había dado tu padre; ni mucha ropa además de las túnicas. Me percaté de esto y me dispuse a buscar algo en particular, algo que posiblemente me rompería mi corazón: ¿Acaso habrías olvidado el espejo? Abrí cada uno de los cajones, escudriñé cada una de las esquinas de la habitación, intentando no romper ni mover nada, ese sería mi santuario de tranquilidad de ahora en adelante, necesitaba dejarlo tal y como lo habías abandonado tú.
Mi búsqueda fue en vano, mi corazón latía a mil por hora, simplemente sabía que aquel espejo debía de estar contigo. Me senté de nuevo en el edredón escarlata mientras tomaba el espejo de mi túnica e intentaba buscarte y esta vez fue con éxito. Tu gesto parecía que estaba lleno de alexitimia, tu incapacidad de expresar un solo sentimiento era evidente. Sonreías mientras las lágrimas no dejaban de recorrer tus mejillas, reías mientras fruncías el ceño y te temblaban las manos mientras sollozabas. Te diste cuenta de dónde me encontraba y eso solo exacerbó tu murria, tus lágrimas y tus sollozos. Pero ambos sabíamos que no era por dolor ni por medio, mucho menos por furia... sabíamos que era porque nos pudimos haber visto y abrazado después de más de quince años de no hacerlo y de nuevo, habíamos perdido aquella oportunidad.
Aún me sorprendía tu confianza en mí. Estaba seguro de que McGonagall o quien quiera que hubiera estado cuidándote a partir de ahora no sabía las verdaderas razones por las que Dumbledore había muerto, tu confianza ciega me rompía y nutría el corazón al mismo tiempo. Me observaba desde una esquina de la habitación en silencio, aquel Severus siempre melancólico no merecía sufrir así, ¿o sí? Había perdido a tantas personas por culpa de él y de su lealtad, ¿había valido la pena?
¿Qué hubiera sido de Severus Snape si nunca hubiera sucumbido en las tentaciones del lado tenebroso?
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"Ódiame, rómpeme.
Déjame sentirme tan herido como tú.
Empújame, aplástame.
Pero prométeme que nunca nos dejarás ir".
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⌞ Hate Me - Eurielle ⌟
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