Capítulo 9- El regreso a clases y ¿Mi pre-cumpleaños?
Terminaban las vacaciones de verano y otra vez regresaba a clases ¡Que alegría! ¡Por fin veré a mis amigos Kiyoshi y Raidon después de este largo periodo vacacional!.
Entrábamos a nuestra primera clase, la cual no me interesaba mucho. Después de que el maestro nos acomodara en los pupitres continuaba en mis pensamientos ignorando parte de la clase, cuando sonó la alarma del recreo todos salimos a convivir y desayunar.
Kiyoshi me miró y me dijo emocionado:
—¡Hola Omar! ¿Cómo estás? ¿Cómo pasaste las vacaciones?.
Le sonreí y le dije:
—Muy bien amigo, gracias por preguntar.
Él me preguntó:
—¿Ligaste a alguna chica en vacaciones?.
—No, por el momento no. Ahorita quiero estar soltero. —Le dije con cierto temor a Kiyoshi—.
El me dijo:
—¡Oh, vamos! Omar, ¿No tuviste ninguna aventura en vacaciones?.
Le dije:
—En serio Kiyoshi no me enamoré de nadie en estas vacaciones, aunque tengo un amor secreto.
Kiyoshi con cara de pregunta me dijo:
—¡Ajá! ¿Y puedo saber quien es ese amor secreto?.
Me puse colorado y le dije:
—¿Eh? Pues...
Él esperando la respuesta me preguntó:
—¿Pues? ¿No se trata de alguien del colegio? ¿verdad?.
Le dije:
—Eh... No, no te preocupes. Platiquemos de otra cosa ¿Entendido? Kiyoshi aceptó.
Le pregunté:
—¿Y cómo te fue a ti en vacaciones?.
Me miró y dijo:
—A mí muy bien, estuve unos cuantos días en Japón, fui a visitar a mi familia en Hiroshima, aunque ya te he contado que yo vivo en Tokio, pero gran parte de mi familia es de Hiroshima; salvo una de mis primas, ella es de Kobe.
Le dije:
—Interesante.
Le pregunté:
—Acabando el ciclo escolar, ¿Te quedas aquí en México ó te vas a regresar a Japón?.
Kiyoshi me miró y me dijo en son de broma:
—¡Calma! Calma!, Apenas regresé de Japón y ¿Me exiges que regrese?.
Apenado y alarmado le dije:
—¡Perdón! No era mi intención ofenderte.
Él soltó una larga carcajada y me dijo:
—¡Ja!, ¡Ja!, ¡Ja!, tranquilo hombre ¡No pasa nada! ya me conoces como soy de pesado a veces.
Terminaba la hora del almuerzo escolar, cuando sentí que alguien me detenía del brazo, miré a mi alrededor para ver quien detenía mi paso rumbo al salón, era Fernanda haciendo una mueca perversa y una lasciva mirada y comentándome algo fuera del alcance de todos en el patio del colegio haciendo que se me notara una ligera erección en mi pantalón.
Besándome cuidadosamente me dijo:
—primito.. ¿Tienes planeado hacer algo esta tarde? Te lo pregunto porque mis papás no van a estar en casa, y voy a estar sola y realmente necesito de tu compañía.
Notando que mi ligera erección pasó a otro estado le dije:
–No tengo planeado nada, más que hacer la tarea.
Ella me sonrió de lado y abrazándome me preguntó al oído:
—¿Y si después de clases hacemos la tarea juntos?.
Le dije:
—Ok, saliendo de aquí nos vamos a tú casa a cumplir con lo que nos dejen de tarea ¿va?, pero ¿En serio que mis tíos no van a estar?.
Ella me acarició la mejilla y me dijo:
—En serio Omar tranquilo, estaremos solos en casa, vete preparando porque hoy pienso dejarte seco chiquito. Terminó de decirlo y me lanzó un beso muy discreto al aire.
Acabaron las clases, Fernanda y yo caminábamos rumbo a su casa.
Un poco preocupado le pregunté:
—¿Segura que vamos rumbo a tu casa?.
Ella riendo me dijo:
—¡Ja!, ¡Ja!, si en serio vamos rumbo a mi casa ¡Tranquilo primito!.
Confundido por el lugar en donde nos encontrábamos le dije:
–¡Y esto Fernanda! ¿Qué demonios es?.
Ella sonriendo coquetamente me dijo:
—Es un hotel de paso mi vida.
Sorprendido le dije:
—¡Un hotel de paso! Pe.. pero ¡Fernanda!, ella me silencia poniendo su dedo índice encima de mis labios diciéndome:
—Tranquilo bebé, vamos entremos.
Entramos al cuarto que estaba ordenado, ella cerró la puerta de la habitación en donde estábamos y me dijo:
—¡Feliz cumpleaños primito!.
Sorprendido le pregunté:
—¿Feliz cumpleaños?.
Ella me dijo acariciándome suavemente mi cara:
—Si Omar, hoy es tu cumpleaños.
Se ríe perversamente y mordiéndose el labio me dijo:
—Ó tu ¿Pre-cumpleaños? —Yo no entendía que pasaba–.
Me dio un beso bastante excitante en mis labios y me dijo:
—¡Felicidades chiquito!.
Fernanda lentamente se acercó hacia mí dándome los besos más tiernos y dulces que he sentido en mi vida, en eso vi como ella con un ágil y sutil movimiento de sus manos me empezó a desabotonar la camisa y la cremallera del pantalón y miré como sus libidinosas manos comenzaban a tocar mi pecho, mientras yo comenzaba a besar su cuello y a quitarle el sujetador y la camisa, vi como sus suaves y tiernos pezones se comenzaron a endurecer una vez que roce con su talle. Ella soltó un leve gemido, que hizo que tuviera una leve erección.
Le pregunté:
—Amor ¿Te encuentras bien?.
Ella con un movimiento de cabeza me dijo:
—¡Hmm! Si Omar me encuentro bien, no te preocupes. Pequeño hazme lo que quieras.
Me estremecí y le pregunté con cierto nerviosismo en mi voz:
—¿Se.. Segura?.
Ella con otro leve gemido en mi oído me dijo:
—¡Ummh! Completamente segura chiquito, esta tarde tú mandas.
Viendo lo que pasaba le dije:
—Pero, antes de venir aquí ¿Compraste preservativos y píldoras anticonceptivas verdad?.
Sonriente me dijo:
—No, ¡Para que he de comprarlos!.
Le dije:
—Para estar más seguros y disfrutar tú y yo a la hora del sexo.
Ella hizo caso omiso a mis palabras y continuó besándome el pecho, muy sigilosamente me bajo el bóxer y vio la tremenda erección que tenía, sonriendo me dijo:
—¡Veo que estas demasiado excitado pequeño! y eso me pone muy mojada.
Entonces comprendí lo que pasaba y le dije pervertida mente :
—¿Enserio bebé?.
Ella movió su cabeza de arriba abajo y le dije:
—Déjame comprobarlo.
Siguiéndome el juego dijo:
—¡Es.. Espera! ¡Qué!.
Comencé por quitarle las bragas y en efecto éstas estaban muy mojadas, en eso comprendí que ella lubricaba muy bien y verle su coño desnudo me ponía más fogoso aún. Le besé en los labios y comencé a succionar sus dulces néctares, ella se sentía en el paraíso, me decía:
—¡Omar me siento en el puto cielo! me haces sentir plena ¡Ahh!.
—¿En serio amor?.
Ella con un leve quejido dijo:
—¡Si! ¡Ohh! ¡Ahh! ¡Que rico!.
Vi como con un rápido movimiento empezó a llevar mi miembro a su fantástica boca y comenzó a succionarlo lentamente, sacándolo un momento para tomar aire, para después retornar a su labor. Yo me sentía en la gloria.
Ella lo hacía más rápido cada vez y me preguntó:
—¿Te gusta como mamo?.
Abrí un poco los ojos y le dije:
—¡Me encanta Fernanda!.
Ella terminó de chuparla, abrió sus piernas y me dijo:
—Ahora penétrame y hagamos el amor. Accedí.
La agarré suavemente de sus caderas, ella subió a horcajadas sobre mí, dando un gran grito de placer al sentir la punta de mi glande rosar con su lubricada vagina. Se empezó a mover como si se columpiara, yo la miraba excitada y muy divertida, dándonos besos de lengua y diciéndonos a cada segundo un te amo, terminábamos empapados en sudor.
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