Capítulo 22 - Luna de Miel (Gran Final)
Al llegar a casa me encerré en mi habitación, me sentía culpable, culpable por engañar a Fernanda, aunque nadie lo sabe, pero no me enamoré de Akemi sólo tuve sexo con ella ¿O fue mi imaginación? ¡No lo sé!
Conciencia:
—Pero si es mi viejo amigo Omar.
—No vengas a Joder ¡Por favor! ¡No ahora!.
—¡Calma, Calma! Solo vine a platicar contigo, veo que andas preocupado Omar, ¿Cuéntame el porqué?
—Ando así porque ¡Engañé a Fernanda!
—¡Qué!, la engañaste, ¿Cómo, cuándo y en dónde?
—Fue cuando estuve en Japón, Con Akemi.
—Con Akemi, ¿Eh?
—Sí, fue con ella.
—Pero no te enamoraste de ella ¿O sí?.
—¡No! ¡Mi mente y mi corazón están con Fernanda!, Akemi fue sólo una aventura.
—¿Estás seguro?
—Si, completamente seguro.
—¿Entonces porqué la preocupación?
—No lo sé.
Estaba exhausto, me dormí y empecé a soñar algo muy erótico, cosa que no me ocurría desde hacía tiempo.
Sueño:
Caía la noche, escuchaba la puerta del cuarto abrirse y veo a Fernanda y Akemi tomadas de la mano.
Sorprendido les pregunté:
—¿Qué hacen aquí?
Ellas sonrientes me dijeron:
—Vinimos a complacer tu instinto sexual.
Se veían muy femeninas y bellas, venían desnudas caminando hacia mí, Akemi me miraba y comenzaba a reír, cuando me observo en el espejo, estaba desnudo, sentía vergüenza, ¡No sabía que hacer!.
Comencé a Gritar:
—¡Mi ropa! ¡Mi ropa! —En donde estaba mi jodida ropa—pensé, andaba buscándola por todo el dormitorio, cuando de repente miré a Akemi riéndose y con mirada pervertida diciéndome:
—¡Ja ,Ja, Ja! ¿Buscabas esto Omar?.
—¡Mi ropa!.
Ella me decía:
—¡No, no! deja eso.
Volteé a ver a Fernanda y le dije:
—¡Dile algo! ¡Necesito que me dé mi ropa!.
Ella no me hizo caso y comenzó a decirme:
—Omar, ¡Tranquilo ternurita!.
Le dije:
—¿Tranquilo? ¡Cómo quieres que quede tranquilo!. ¡Mira cómo estoy!.
—¡Ja, ja¡ ¿Cómo quiero que te quedes tranquilo? De esta manera.
Observo que Akemi se acercaba hacia mi dándome unos enormes besos. Fernanda no hacía nada ni me decía nada, sólo observaba atentamente. Akemi me ponía las manos en sus pechos, empezaba a tocarlos y ella sensualmente me dijo:
—Omar, hazme gemir. —y eso hice—.
Al terminar no me sentía cansado, en eso observé como Akemi se desvanecía para darle paso a Fernanda la cual con una gran virtud lamía mi miembro erecto, ella me dijo:
—Ternurita realmente, ¡Como extrañaba hacer esto! —soltó un gemido terriblemente caliente—.
Poniendo los ojos en blanco disfrutaba de esa gran felación que ella me otorgaba, para cuando terminó comenzó a tocarse en mi presencia; observaba como lo hacía y eso me ponía terriblemente caliente, de repente ella se subió a horcajadas sobre mí y comenzó a moverse rápidamente.
Le decía:
—¡Amor no lo hagas, porque sino voy a terminarte encima!.
Gimiendo me dijo:
—¡Ahhh! ¡Me importa un carajo! ¡Vamos termina encima mío! ¡Ahhhh! Cariño siento que... ¡Ahhh!
—¡Fernanda! —Sentí como todo salió y nos besamos en la boca—.
Desperté muy cansado cómo si no hubiera dormido, bostecé, me levanté de la cama y dije:
—¡Carajo! ¡Pero que sueño más loco tuve!, levanté las sábanas y mi pene estaba duro. Me comencé a masturbar, pero mientras mi mano tocaba el glande sentí que ya había eyaculado, pero no, lo que había soltado era líquido prese minal, sentí venir mi orgasmo y eyaculé sobre mi cama. En eso escuché que tocaban a la puerta de mi habitación, me levanté enseguida y agarré un kleenex y limpié mis manos tendí mi cama.
—¡Si ya voy! ¡Denme un segundo!, me vestí, abrí la puerta y era mi madre diciéndome que fuéramos al Hospital a recoger a Fernanda porque ya la han dado de alta.
En el Hospital Mi madre y yo hicimos los trámites para que saliera.
Al verla mi corazón volvió a latir fuertemente, mi madre la saludó y tomó en brazos a Samantha.
Ella al verme me dijo:
—¡Omar! ¡Por fin estaremos juntos!, Me abrazó y yo besé su mejilla.
Feliz le dije a Fernanda:
—Si, amor. Por fin tú, Samantha y yo.
Ella me dijo:
—Así es ternurita.
Dentro del auto Fernanda, Samantha y yo íbamos atrás, mientras mi madre conducía rumbo a casa. Una vez estando en casa abrimos y cómo era noche Fernanda al encender la luz se sorprendió al escuchar "¡Sorpresa!".
Ella preguntó:
—¿Y esto?
Mi Papá le dijo a Fernanda:
—¡Esto es una pequeña celebración a los jóvenes padres aquí presentes!.
Todos nos felicitaron y aplaudieron. No sin antes despertar y asustar a la pequeña Samantha, mi Tía Martha muy feliz por saber que era abuela no soltaba a nuestra hija. Fernanda al ver tal acto de afecto le dijo a mi tía muy contenta y riendo:
—¡Ay mamá! te ves mas feliz que yo.
Ella le respondió:
—¡Y cómo no estarlo! si ella va a ser mi consentida.
Al vernos contentos, mis tíos me dijeron:
—Omar ¡Nos alegramos de ver que Fernanda y tú estén tan felices!.
Viendo a mi padre que cargaba en brazos a Samantha le dije:
—Así es familia, así es.
TIEMPO DESPUES:
Ya no pensaba más en Akemi, pensaba más en mis dos amores mi hija y mi leoncita Fernanda, realmente era muy feliz con ellas, la mayor parte del tiempo le ayudaba a Fernanda con las tareas domésticas, aunque mi madre y mi tía dijeran que descansáramos porque nos veían muy exhaustos sobre todo a Fernanda por el cuidado de Samantha, aunque eso sí, yo procuraba ayudar en todo lo que podía compartiendo los desvelos que la bebé nos hacia pasar.
Y con respecto a nuestra educación nos faltaba sólo un semestre para acabar las carreras que estábamos estudiando cada quien, yo la Licenciatura en Relaciones Internacionales — por eso me fui becado seis meses a Japón para seguir preparándome y vivir la experiencia de aquél emocionante país lleno de Cultura y tradiciones espectaculares—mientras que Fernanda estaba por volver a cursar el Quinto semestre de la Licenciatura en Filosofía que no había terminado por el nacimiento de nuestra hermosa Samantha.
Le dije:
—Amor, ¿Dónde está Samantha?
— Está con sus abuelos, te noto raro ¿Qué te pasa?
—Nada amor, sólo estoy pensando.
Ella me dijo:
—No me mientas, te pasa algo. ¿En que piensas?.
La miré y la abracé diciéndole:
—En ti, eres la chica perfecta para mí.
Abrazándome me miró y dijo:
—¡Que tierno eres Omar! —Nos besamos—.
Le dije:
—Fernanda, te tengo una sorpresa.
Ella alegremente me preguntó:
—¿Qué sorpresa es? ¡Amo las sorpresas!.
Le tapé cuidadosamente los ojos y dejé caer unos boletos de avión sobre sus piernas y le pregunté:
—¿Te acuerdas de algo que me platicaste hacía tiempo?
—Sí, creo que lo recuerdo. ¿Por qué?.
Le dije:
—Abre los ojos y mira sobre tus piernas.
Ella al ver los boletos se emocionó mucho y me dijo:
—Omar, ¡Te amo!.
Le dije:
—No tienes porque agradecérmelo.
Alegre y con mirada sorpresiva me dijo:
—¡Eso quiere decir ...!
Le dije:
—Si, justamente como lo estás pensando, ¡Feliz Aniversario mi amor!.
Comenzando a abrazarme lloró y me dijo:
—Realmente tú me quieres de verdad.
La abracé y le dije:
—Fernanda yo haría hasta lo imposible para que seamos felices tú, Samantha y yo.
—Ternurita.
Llegaba el momento de ver terminado nuestro año escolar en la Universidad, yo continué la Licenciatura en Línea, recibí el Título de Licenciado en Relaciones Internacionales de parte de la Universidad, en tanto Fernanda recibía su título de Licenciada en Filosofía, —Y vaya que bien merecido porque la veía estudiar con mucha pasión y ahínco— . La familia estaba contenta por nuestros logros cosechados. Me sentía completamente contento porque hoy era un día muy especial para mi amada porque cumpliría los veintisiete años y justamente celebraríamos su cumpleaños y nuestro primer aniversario siendo matrimonio.
Mi padre me abrazó y me dijo:
—¡Ven para acá muchacho¡ Estoy orgulloso de ti te has convertido en todo un hombre triunfador y con una hermosa esposa como acompañante.
Ella dijo:
—Tío me sonrojas.
—¡Ja! no te pongas roja Fernanda.
Mientras nos despedíamos de todos para irnos al aeropuerto a Vacacionar, mi amada le encargaba a nuestros padres el cuidado de Samantha que ya cumpliría el año para Enero del próximo año. Una vez instalados en el avión ella y yo estábamos emocionadísimos por explorar Japón.
Ella me decía:
—¡Increíble que vayamos a pasar una Luna de Miel sólo tú y yo!.
—Así es Amor, me emociona saberlo.
Una vez alojados en el Hotel Neko Sama, Fernanda y yo pedimos que nos trajeran un fino Champagne para la noche que apenas comenzaba. Cuando me terminaba de bañar escuché que Fernanda platicaba con alguien, pero sentí que ese alguien se me hacía conocido sobre todo por el tono de voz tan particular que tenía. Terminé de asearme y la Señorita ya se había ido del cuarto en donde nos alojábamos Fernanda y yo.
Le pregunté:
—Amor ¿Quién era la chica con la que estabas platicando?.
Mirándome seductoramente me dijo:
—Quien nos trajo este espumoso y delicioso champagne Francés junto con estas copas fue la Jefa del Departamento de Vinos y Licores del Hotel, muy amable, realmente no sé como se llamaba. Pero para cualquier cosa que queramos nos dejó su tarjeta de presentación.
Le dije:
—Ok.
Miré su tarjeta de presentación y está decía:
Akemi Miyamoto Licenciada en Enología
Preguntas Quejas o Comentarios al Teléfono: 04-55-14-70-69
Al ver la tarjeta me mareé y caí en la cama.
Fernanda se alarmó y me dijo:
—¡Omar! ¿Te encuentras bien?
Al verla preocupada le dije:
—Si, Fernanda, me encuentro bien sólo fue un ligero mareo.
Pasado el susto que le di a mi leoncita veíamos sentados en la cama del hotel a lo lejos la torre de Tokio, ella comenzaba a tocarse el cuerpo muy ligeramente, y eso me excitaba, viendo lo fogosa que estaba comencé por besarla toda, ella me lanzó a la cama y comenzó a desvestirse, mientras yo hacia lo mismo. Una vez desnudos comenzamos a besarnos y a decirnos locuras en nuestros oídos, Fernanda reía al escuchar las cosas que le quería hacer. Yo la agarré de sus bellas caderas, no sin antes colocarme un condón la penetré y ella disfrutaba y gemía de placer y juntos terminábamos esta bella historia de amor y lujuria.
FIN.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro