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Capítulo 21 - Madurez ó ¿Inmadurez?

—¡Ya es tarde y yo mañana tengo que trabajar! —comentó mi padre—.

—Igual yo—siguió mi tío—.  

Mi padre preguntó:

—¿Quién de ustedes se quedará está noche? 

 Les dije:

—Me quedare esta noche, no se preocupen. 

El me dijo:

—¿Seguro Omar? 

Le dije:

—Sí seguro, no tengo nada planeado para esta noche. 

Mis tíos y mis padres me dejaron algo de dinero y una cobija para que durmiera en el cuarto en donde se encontraba mi amada. Eran las 2:00 de la mañana.

Fernanda despertó y me dijo:

—¡Te quedaste esta noche conmigo corazón! 

Sonriendo le dije:

—¡Claro mi vida! Haré cualquier cosa por ti. 

 Besé su mejilla, ella sonriendo me dijo:

—Te amo.

Viéndola a los ojos le dije:

—No sabría vivir sin ti pequeña. 

—Tampoco yo sabría vivir sin ti Omar. Ella durmió y yo también. 

 Cuando desperté eran las 11:00 A.M, ella estaba desayunando, le pregunté:

—¿Qué comes? 

 Alegremente me dijo:

—Algo de arroz y caldo, ¿Quieres? 

Sonriendo le dije:

—No, gracias amor.

El Médico entró a la habitación y dijo:

—Señorita Fernanda ¿Cómo se ha sentido?

 Fernanda dijo:

—Muy bien Doc. ¡Gracias!.

 El Doctor alegremente dijo:

—¡Qué bueno!, Me alegro. Veo que su novio estuvo cuidándola durante la noche. 

Fernanda me voltea a ver y le dijo:

—¡Ah! si, se lo presento, él es Omar.

El Doctor dijo:

—¡Mucho gusto Omar!, Yo soy Roberto el médico que está viendo a está hermosa jovencita.

 Me acerqué a ella y le dije:

—¡Claro Doctor! Ella es la luz que ilumina mis días. 

Roberto nos dijo:

 —Bueno jóvenes sólo venia a ver si  todo está bien, y al parecer creo que sí, los dejo.  Cualquier cosa llamen a la Enfermera ó aprieten el botón de auxilio.

 Yo le dije al Doctor:

—Ok Doc. No se preocupe.

 Al cabo de unos minutos miraba a Fernanda con algo de preocupación.  Ella miró el gesto que estaba haciendo y me dijo:

—¿Qué te pasa cariño? ¿Por qué pones esa cara?

 Le dije:

—Fernanda, me preocupa que algo salga mal. 

Ella echó una pequeña risilla y me dijo:

—Tranquilo, ¡Todo va a salir bien! Ya verás. Ella me toma la mano con un gesto tan cálido que me arropó el corazón.

 Me dijo: 

—Te extrañé mucho.

—Igual yo flaquita. Me hiciste mucha falta cuándo estuve en Japón. No dejaba de pensar  en ti.  

Ella acarició la palma de mi mano  de nuevo y me dijo:

—Te quiero mucho. 

Me besó los labios. Sonó mi celular y vi que era mi tío Mario preguntando por Fernanda, le comenté que todo estaba bien, colgué y me quedé un par de horas con mi flaquita.  

Luego llegó mi madre  por la tarde-noche a cubrir el próximo turno de visita, me llamó y me dijo:

—!Hola hijo¡, veo que Fernanda está dormida, vete a casa ahí se encuentran tus tíos.

 Le dije a mi madre:

—Pero Mamá ¿No puedo quedarme otra noche más con ella? Sí, pero ve a dormir, apuesto a que te encuentras cansado y hambriento. Despreocúpate yo la cuidaré por ti, si tienes hambre, en la cocina dejé unos topers, uno tiene Picadillo y el otro tiene Spaghetti, ¡Anda ve a casa! Descansa y come algo ¿De acuerdo?

Le dije a mi madre:

—Está bien, pero cualquier cosa me llamas.

 Ella me dijo:

—Si, hijo. 

Cuando llegué a casa me encontré a mi tía mirando la televisión, la saludé y le dije:

—Hola tía ¿Cómo estás? 

Ella me dijo:

—Bien Omar, veo que te encuentras cansado ve a dormir una siesta, tú tío salió a comprar pizza. 

Le dije:

—¡Que bien! después bajo a comer, me encuentro exhausto. 

Mi tía con una sonrisa me miró y dijo:

—Está bien descansa. 

Después de unas horas de sueño bajé a Cenar, mi tío  que estaba en la cocina me miró y  me dijo:

—Omar ¡Qué bueno que te encuentras despierto! De seguro has de tener hambre ¡Vamos cena algo!. 

Me dirigí hacia los topers que dejó mi madre y los metí en el refrigerador . Vi la caja de Pizza y  me calenté el pedazo  que quedó, mientras se calentaba, miré a mi tío  y le dije:

—¿Enserio no estás enojado por lo que le ocurre a Fernanda?

 Mi tío muy calmadamente me dijo:

—Mira Omar, sabía que esto ocurriría y pues no estoy molesto y tampoco tu tía esta molesta, así que tranquilízate y pidámosle a DIOS que sea lo mejor para el bebé y para ustedes dos. Venga dame un abrazo sobrino.

Cené y fui a dormir, pero a decir verdad  no pude dormirme, me costaba mucho recuperar el sueño —aunque sí tenia mucho—, me encontraba miedoso, tenía mucho pánico por cómo encontré a mi flaquita y por enterarme que tenía ya seis meses  y  siendo sincero se me revolvió el estómago cuando me enteré, y más cuando mi madre me dijo que el bebé que venía en camino era mío.

 Pero bueno ¡Basta de pensar en tanta mierda que tengo en mi cabeza!. Ahora tendré que madurar para mi bien aunque me cueste, soló tendré que enfocarme desde ahora en mi flaquita en nuestro bebé, y en nuestro futuro como pareja.

A la mañana siguiente vi a mi madre en la cocina, le dije:

 —¡Hola Mamá!, ¿Qué pasó con Fernanda? ¿Todo bien? ¿En dónde están mis tíos?

Ella me dijo:

—Si hijo, no te preocupes, ayer me quedé toda la noche acompañándola, desde hace rato se fueron tus tíos para hacer la visita matinal.  Al rato te toca cubrir el turno nocturno, ¿Verdad?

 Le dije:

—Si. ¿Porqué?

 Mi madre dijo:

—Por nada.

Más tarde me fui al Hospital a cubrir el turno de visita nocturno, cuando Fernanda me vio me dijo:

—¡Amor te extrañe anoche!, mirándola tiernamente a los ojos le dije:

—Igual yo. 

Ella me preguntó: 

—¿Sigues preocupado por lo que me platicabas ayer? 

Le dije:

—Sí.

 Ella me dijo: 

—Tranquilo. 

Era más de media noche, Fernanda seguía dormida, yo no podía conciliar el sueño, estaba dispuesto a cerrar mis párpados hasta que escuché...

—¡Omar! ¿Estás despierto?. 

—Sí ¿Qué pasa?, ¿Te sientes mal? 

—Sí, siento que el Bebé viene en camino. ¡Ay!, ¡Omar llama a la Enfermera! ¡Se me rompió la fuente!.

Me levanté rápidamente, toqué el botón de emergencia y le dije a Fernanda:

—Hagas lo que hagas no pujes el Doctor ya viene en camino.

Sentía que el mundo se me venía encima, veía la cara de mi amada en un rictus de dolor, en ése momento quería despertar y que todo esto fuese sólo una pesadilla, ¡Pero no! No era una pesadilla. El Doctor vino junto con la Enfermera a la habitación de Fernanda, me miró y me dijo: 

—¡Ya estoy aquí! Dígame, ¿Qué le  ocurrió a la Paciente? 

  Le dije:

—Pues... Mire Doc. estaba a punto de dormir, hasta que ella sintió un dolor muy fuerte en el vientre, yo no supe que hacer, ella me dijo que tocará el botón de auxilio porque se le había roto la fuente.

 El Doctor me dijo:

—Ok, mientras revisamos a la paciente, ¿se podría ir a la sala de espera? Cualquier cosa le mantengo informado.

 Me alejé y me fui a sentar a la sala de espera. Mientras revisaban a Fernanda me puse  nervioso  quería que esto terminara, realmente me sentía muy mal. 

Pasaron Cinco minutos y vi salir al Doctor Roberto, él me dijo:

 —Joven Omar, ya revisamos a la paciente y como usted me dijo se le rompió la fuente  pero nada grave sólo tendremos que adelantar el parto.

 Dudoso le pregunté al Doctor:

—¿Adelantar el parto? ¿Cómo?.

—Si, o sea que tendremos que hacer la cirugía hoy mismo. Con permiso. 

Cuando terminó de decirme eso, agarré el celular y para no alarmar a mis tíos llamé a mi madre,    -Por suerte ella contestó-.

 Me dijo:

—¿Bueno?, ¡Omar que sucedió! ¿Esta todo bien por allá? 

—¡Mamá! sigo en el Hospital pero... Hay una cosa que quiero decirte.

—Dime cariño ¿Qué cosa quieres decirme?.

—¿Qué es adelantar el parto? 

—........ 

—¡Mamá! ¡Mamá! ¿Sigues al teléfono?, ¿Bueno? ¡Contesta Mamá¡. 

—Omar no te muevas de ahí, ya vamos en camino.

—¿Cómo? ¡Carajo!  —Me senté en una banca y del coraje y el miedo que tenía me puse a llorar—. 

Seguía en la sala de espera, alcancé a ver a Fernanda que iba en una camilla, yo supongo que iba rumbo a la sala de Cirugías, en eso veo  entrar a  mi madre junto con mis tíos, ellos me vieron y dijeron:

—¡Calma hijo! ya estamos aquí.  Cuando vi a mis tíos empecé a llorar y a temblar de miedo, ellos al verme así me dijeron:

—Omar ¡Cálmate!, Entendemos que estés nervioso, créeme que los tres le estamos rogando a la Virgen de Guadalupe para que  todo salga bien. 

Llorando les dije tanto a mis padres como a mis tíos: 

—¡Los quiero mucho familia!.  

Ellos llorando me dijeron: 

—¡Y nosotros a ti! 

Después de tanto llorar, salió la Enfermera a decirnos que la paciente quería verme —Al parecer todo salió bien—. Pensé.  Emocionado caminé rápidamente junto a la Enfermera para ver a mi amada y a nuestro bebé. Al entrar a la sala me vio el Doctor Roberto y nos felicitó a ambos,  me explicó que la cirugía no  había sido necesaria, que Fernanda fue muy valiente y el parto fue natural y las dos se encontraban estables, que había sido una hermosa niña, y sólo debería tenerla un tiempo en la incubadora por precaución pero estaba sana, Fernanda al escuchar el sexo del bebé se emocionó demasiado y echó a llorar. 

Mientras a la bebé le cortaban el cordón umbilical y la secaban con una toalla, miré a mi amada y le dije:

—No llores amor,  todo salió a la perfección. 

Ella llorando me dijo:

-Omar ¡Estoy emocionada!.

Le dije con lágrimas en mis ojos: 

—Yo igual amor.  La Enfermera nos entregó a la bebé.

 Fernanda la miró y le dijo:

—¡Hola pequeña bendición! mira a tu papi y a tu mami, nosotros te vamos a cuidar y a amar por siempre.

 Fernanda le dijo a Roberto:

—Doctor, ¿Pueden pasar los demás a ver a Samantha?

—¡Con todo gusto!, Enfermera por favor dígale a los Padres de los Jóvenes que pasen. 

—Enseguida Doctor.  

Volteé a ver a mi amada con nuestro bebé en sus brazos y le dije:

 —¿Samantha?, ¿Segura que así se va a llamar?.

—Completamente, ¿O tienes alguna otra propuesta que ponerle?.

 Le dije:

—No, ¡Me encanta el nombre que elegiste!  en eso escuché en la puerta las voces de mis tíos y mis padres que dijeron:

—¡Fernanda Hija!. 

—¡Mamá! ¡Mira Samantha es tu Abuela!.  

Mientras todos daban la bienvenida a la nueva integrante de la Familia, me salí a afuera a respirar airé fresco.

 En eso veo a mi Padre que me dijo:

—Omar, ¡Muchas Felicidades Hijo!  

—Gracias Papá. 

Me notó muy raro y me dijo:

—No te veo muy contento que digamos, ¿Por qué motivo?.

—¡Si estoy contento! ¡Estoy feliz de saber que nuestra hija se parece mucho a mi querida Fernanda! 

—¡Que bueno Omar!,¡Venga entremos para ver que dice el Medico!, ¡Porque esto hay que celebrarlo!. 

Entramos a la sala de espera todos se encontraban afuera del consultorio, el Doctor Roberto salió de donde se encontraba Fernanda y nos dijo:

—Primero, ¡Muchas felicidades a los Abuelos y sobre todo a los padres!. 

Le pregunté al Doctor:

—Doc. ¿Fernanda se encuentra estable?. 

—Si Joven Omar, mañana sale su esposa y su niña. Roberto nos dirigió una amable sonrisa.

Mi padre encendió el auto rumbo a casa, pero antes de que eso ocurriera corrí de nuevo a ver a mi querida Fernanda, ya estando ahí, ella me dijo:

—¡Amor!, Si buscas a Samantha la enfermera se la llevó a una incubadora. 

Sonreí y le dije:

—Entendido.

 Mirándola con cara culposa y con voz entrecortada le dije:

—E.. Estoy feliz mi amor.

 Ella mirándome extrañada me preguntó:

—¿Entonces porque te escuchas así?, acuérdate que somos un equipo nos apoyamos mutuamente; ¡Anda! siéntate y cuéntale a tu leoncita lo que le ocurre a su rey león. 

Simplemente me levanté y le dije:

—¡No puedo pequeña! hay algo dentro de mí que me dice que no te lo diga, y después de besar su suave mejilla me fui alejando de la sala hasta llegar a la salida del Hospital en donde mis padres y mis tíos me esperaban felices. 




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