Capítulo 20 - Whatever Happens.
Entramos al Hospital mis padres y yo, cuándo volteo, me encuentro con mi tío Alberto abrazando y consolando a mi tía diciéndole que todo estará bien. Me acerqué con mis tíos y los abracé.
Mi tía Martha me vio y dijo:
—¡Omar!
Abrazándola y llorando le dije:
—¡Tía! Perdónenme, soy un estúpido no lo debí haber hecho. Le dije a mi tía, ella abrazándome me dijo:
—Tranquilo Omar, ya lo sé todo, y lo aceptamos.
Le pregunté:
—¿Están seguros?
—Sí, pero prométeme que no le harás daño y que la amarás y la cuidarás para siempre.
Aún con lagrimas en mis ojos le dije:
—¡Claro!, Yo realmente amo a Fernanda ella, es mi todo. Pero ¿Cómo está ella? Realmente me preocupa.
Mi tío Mario dijo:
—Tranquilo Omar, al parecer todo esta bien.
Le dije casi gritando:
—¿Puedo pasar a verla? ¡Necesito estar con ella!.
Mi tío me dijo:
—Tranquilo, estamos esperando que despierte porque ella calló en estado de coma.
El medico salió de la habitación en donde se encontraba Fernanda y nos dijo:
—Necesito a la madre de la paciente.
Mi tía fue rápidamente con el medico para ver lo que sucedía.
—Dígame Doctor, ¿Mi terroncito ya despertó?
—Pase conmigo a la habitación necesito platicar con usted.
—¡No! ¡No me diga que mi hija ha muerto! ¿Y entonces el bebé?
El Medico dijo:
—¡Cálmese señora! todo estará bien.
Cuando escuchó a lo lejos que alguien dice mi nombre.
—¡O.. ¿Omar? ¡O.. Omar!¿Dónde estás? Te necesito.
Mi tía Martha vio que poco a poco mi prima despertaba y dijo:
—¡Fernanda hijita, !Despertaste! Doctor haga algo... ¡Mi hija!
—¡Enfermera, vamos a revisar a la paciente!
—Enseguida Doctor.
—¡Fernanda hija! ¡Que bueno que sigues viva!
—Señora, mientras revisan a su hija pase a esperar a la sala, yo le doy informes, y por favor quédese tranquila.
Mi madre vio a mi tía con lágrimas en los ojos y preguntó:
—¿Qué pasó Martha? ¿Todo bien? ¿Qué le ocurrió a Fernanda?
Ella llorando y abrazando a mi tío nos dijo:
—Regresó. Nuestra hija regresó del coma.
Mis padres dijeron:
—Bendito sea Dios. ¡Que bueno!
Mi tío Mario con lágrimas en sus pupilas dijo:
—Lo sabía, sabía que regresaría del coma.
En eso salió el Medico que atendía a Fernanda y nos dijo:
—Buenas tardes, les tengo buenas noticias al parecer todo esta bien. La paciente se encuentra estable y el bebé también.
Yo le pregunté al doctor:
—¿Puedo pasar a verla? Él me dijo:
—Ahorita no sería muy conveniente que la pases a ver jovencito, porque necesita reposo y alimentarse bien, la paciente llegó muy inestable al hospital y con respecto al bebé necesita quedarse unos cuantos días aquí porque al parecer le tendremos que practicar cesárea, cualquier duda consulten conmigo o con la enfermera y con gusto les informo cómo va todo.
—Bendito sea Dios . Eh... Doctor ¿Para cuándo nace el bebé? —Preguntó mi tío Mario— y el Doctor le comentó:
—Mire, ella tiene veintiocho semanas de Gestación, cuando cumpla las veintinueve semanas le vamos a realizar la Cesárea, o sea que no se preocupe señor todo va a salir bien.
En eso mi tía pasó a ver a Fernanda y comenzó a llorar, Fernanda le dijo:
—¿Qué pasa?, ¿Por qué lloras?, ¿Dónde estoy?.
El Doctor dijo:
—Señora ¿Quién la dejó pasar?, ¿Sería tan amable de abandonar la habitación y esperar afuera por favor?
Al salir mi marido y mi cuñado me preguntaron:
—¿Qué pasó allá adentro? ¿Todo bien?
Comenté:
—La vi y me preguntó que hacia ella aquí.
Mario preguntó algo nervioso y preocupado:
—¿En verdad?
—Si, pero al parecer creo que está bien.
Mario dijo con lagrimas en los ojos:
—¡Bendito sea el Señor!
Después de dos horas salió el Doctor y nos dijo:
—Todo esta muy bien con la señorita ¿Gustan pasar a verla? pero uno a la vez. Aceptamos y cada quien pasó a visitarla y ver como estaba.
Primero pasó mi tío Mario:
—Hija gracias al cielo que despertaste, me tenias preocupadísimo.
—No llores papito ya sé porque estoy aquí. El Doctor me dijo que me trajeron de emergencia porque no despertaba y tanto ustedes como mis tíos estaban preocupados.
—Así es hija, estábamos preocupados pensamos que no despertarías.
Luego pasó mi tía a verla y le dijo:
—¡Hija! ¡Fernanda! ¡Mi pequeña!
—Mami ¿Porqué lloras? Todo está bien, mi bebé... Esta bien.
—Lo se mi amor, perdóname por ser tan cerrada y por desconfiar de ti.
Fernanda dijo:
—Mami perdóname tú a mí, te quiero mucho y nunca debí ocultarte nada.
Mi tía llorando dijo:
—Igual yo mamita te adoro.
Luego pasó mi madre. Fernanda al verla dijo:
—¡Tía Rosy!
—¡Fernanda! Pensé que no despertarías. —Y le dio un abrazo—.
—¡Ja, Ja, Ja! ¡Ay tía que cosas dices! Vi que mi sobrina estaba contenta, le dije:
—Fernanda, tengo algo que decirte.
Ella me dijo:
—Mande tía ¿Qué quieres decirme?
—Tu primo... Omar no es en realidad de la familia.
—¿Cómo? ¿Por qué dices eso?
—El es adoptado.
—¡Oh! ¡Pero cómo!
—Es una larga historia que luego te contaré.
Después pasó mi Padre y le dijo:
—Sobrina, gracias a Dios que te encuentras sana.
—Claro tío, con respecto a Omar, ¿El en realidad no es de la familia?
Mi padre se quedó en silencio unos segundos y dijo:
—Sí, el es de la familia, pero fue adoptado aunque lo queremos como si fuese uno más de nosotros, pero me he dado cuenta que él te ama y creo van a ser una excelente pareja.
—¡Ja, ja, ja! tío me haces cosquillas. Me gusta verte contenta sobrinita. Espera aquí alguien está muy ilusionado por verte.
Mi padre salió de la habitación en donde se encontraba internada Fernanda, me llamó y me dijo:
—Hijo, ella tiene muchas ganas de verte.
Emocionado le dije:
—¡Voy corriendo papá! gracias.
Estaba abierto el cuarto, entré y ella al verme dijo:
—¡Omar! Viniste.
Le dije emocionado y llorando:
—Claro pequeña, cómo te lo prometí.
Ella comenzó a llorar y me dijo:
—Abrázame lo más fuerte que puedas, no te quiero perder.
Llorando y abrazándola en un abrazo que vino desde el corazón le dije:
—¡Quiero estar a tu lado por siempre flaquita! y descuida nunca me perderás .
Después de abrazarnos, lloramos y le dije:
—Créeme nos vamos a apoyar mutuamente, tú y yo seremos el equipo a vencer.
Ella conmovida por mis palabras de aliento me dijo:
—Ternurita bésame los labios.
Después de fundirnos en un largo y enorme beso ella me preguntó:
—Omar ¿Ya terminaste la Universidad?
Mirándole sus bellos ojitos azules le dije:
—Platicamos luego pequeña, ahorita lo que necesitas es descansar y alimentarte porque nuestro bebé necesita a una madre llena de energía.
Le empezaba a hacer cosquillas y ella con esa risilla alegre me dijo:
—¡Ya! ¡Ja, ja, ja, ja! Me rindo tú ganas.
Besándole esos hermosos labios de terciopelo le dije:
—Claro, yo siempre gano. Ahora descansa y quédate tranquila mi amor, yo sé que eres una guerrera y lo lograrás.
Ella me dijo:
—¡Déjame abrazarte Omar!, Dejé que me abrazara y recordé esos gratos momentos cuando jugábamos a las escondidillas y hacíamos muchas travesuras cuando niños.
Pero antes de salir la miré y sonreí, entonces ella agarró mi mano y me dijo:
—Amor, pase lo que pase por siempre juntos ¿Verdad?.
Le dije sosteniendo amorosamente su mano derecha:
—Claro Fernanda, juntos hasta el final de los tiempos.
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