Capítulo 2- Vacaciones Amorosas
Me sentía muy bien al lado suyo, ella mirándome provocativamente me dijo:
—Omar con sólo mirarte voy mojándome poco a poco.
Sólo escucharlo y al verla en su sensual bañador, volví a sentir esa ligera presión en mi bajo vientre; para que se bajara tuve que ir al sanitario a mojarme con agua fría del grifo para tratar de parar la tremenda erección que tenía, pero no contaba con la avidez de Fernanda, la cual caminando con paso lento y firme se metió al sanitario conmigo, cerró la puerta y sentí a una persona tras de mí, sorprendido la vi y grité:
—¡Fernanda qué carajo haces aquí!.
Sonriendo me dijo:
—Quería acompañarte primo, o ¿No puedo?.
No sabía que decirle. Sin mas alardes me sostuvo de las manos y empezó a besarme por todo mi cuerpo, yo entre excitado y temeroso no sabía a donde correr, me encontraba entre la espada y la pared. Ella siguió con sus estimulantes caricias, me encontraba muy excitado y con tremendas ganas de tener sexo, aunque fuese en el mismo baño del hotel ¡No me importaba! Pero la sorpresa que ella me tenía preparada era que tenía planeado hacerlo conmigo.
Ella besándome dijo:
—Ponte esto y hagámoslo, de verdad tengo muchas ganas de hacerlo.
Para mi sorpresa Fernanda había empacado unos condones. Realmente estaba decidida a hacerlo conmigo. Con un salvaje pero sutil movimiento comenzó a besarme, nos dirigimos muy despacio hacia la cama, una vez en ella nos miramos, ninguno de nosotros sentía pena de estar desnudos, solo quería amarla y acariciarla de pies a cabeza.
Ella mirándome a los ojos me dijo:
—Esta noche nos divertiremos cariño.
Comenzó a tocarme muy lentamente, acariciaba todo mi cuerpo enfocándose más en estimular mis partes íntimas.
Ella soltó un ligero gemido y dijo:
—¡Méteme los dedos en mi vagina y estimula mi clítoris bebé.
Comencé a meter mis dedos en su mojada entrepierna, escuché otro ligero gemido y le pregunté:
—¿Te lastimé?.
—No, no te preocupes sigue acariciando mi coño ¡Umm!.
Seguí con los movimientos entonces llegó el momento de comenzar a penetrarla y ella seguía gimiendo, diciéndome:
—¡Sigue!, ¡Sigue!, ¡Ummhhh!, ¡Ahhh!.
—¿Te gusta?.
—No, no sólo me gusta ¡Me encanta!, ¡Ahhh! ¡Omar!.
Esa noche nos dimos la oportunidad de amarnos loca y apasionadamente debajo de esas sábanas que si pudiesen hablar dirían:
—"Aquí ocurrió el rompimiento de un tabú muy criticado por la sociedad".
Era muy tarde cuando nos despertamos abrazados y en cueros. Me levanté de la cama y observé que ella seguía en un sueño profundo. Me encantaba verla dormir, ver su tierna carita de ángel.
Al rozar una de sus manos se despertó, bostezó, me miró y dijo:
—¡Hola amor! ¿Cómo amaneciste?.
Le sonreí y le dije:
—Bien pequeña, cansado pero bien.
—¿Vas a ducharte?.
—No creo, ¿Por?.
—Por curiosidad.
Me acerqué y le di un beso en la frente.
Más tarde llegamos Fernanda y yo a donde había unas sombrillas ahí se encontraban mis tíos y mis padres, ellos al vernos alzaron la mano y nos llamaron para que conviviéramos, nosotros accedimos.
Mi padre miró que estaba muy cariñoso con mi prima y me preguntó:
—Hijo veo que andas bastante cariñoso con Fernanda, ¿Por qué razón?.
Ruborizado por el temor y la pena dejé de abrazarla por unos instantes, en eso Fernanda le dijo a mi padre:
—tío Alberto estábamos así porque ... ¡Quiero mucho a mi primo! y él a su vez me quiere mucho ¿Cierto Omar?.
La miré, tragué un poco de saliva, y dije:
—Si ... Ah ... Así es Papá, ¡No sé qué te imaginaste!.
Mi padre río y nos dijo:
—¡Ja! ¡ja! ¡ja!, Olvídenlo chicos, sigan divirtiéndose.
Respiré aliviado.
Fernanda me llevó a un lado fuera de mis papás y mis tíos, estando un poco lejos agarró mi mano y susurrándome al oído preguntó:
—¿Por qué dejaste de abrazarme? ¿Acaso ya no me quieres?.
La miré y le dije:
—Si te quiero, es más te amo pero no quiero que se den cuenta tanto mis padres como mis tíos.
Ella recobrando la sonrisa de su candoroso rostro me miró y dijo:
—No te preocupes amorcito todo va a estar genial.
Terminó de decirlo y me plantó un beso muy cariñoso y excitante a la sombra de una palmera llena de cocos.
Mi madre observó a unas personas agarradas de la mano que iban caminando rumbo al hotel éramos Fernanda y yo.
—¡Omar! ¿En donde estaban?.
Al ver la manera en cómo reaccionó mi madre le solté la mano a mi prima.
Yo les pregunté:
—¿A dónde van a ir?.
Mi mamá me corrigió:
—¡A donde vamos todos!, vamos a comer, así que nos tendrán que acompañar.
Los acompañamos.
Regresamos de comer, Fernanda y yo estábamos un poco cansados y decidimos regresar al hotel, en lo que mis tíos y mis padres estuvieron el resto de la tarde en la palapa que rentaron.
Al entrar a la habitación nos volvimos a besar, Fernanda me dijo:
—Te amo.
Le sonreí y le dije:
—Igual nena.
La veía algo inquieta y le pregunté:
—¿Te pasa algo bebé?.
Mirándome seductoramente y poniéndole seguro a la habitación se acercó a la cama y dijo:
—Quiero repetir la experiencia que tuvimos ayer por la noche.
Le pregunté sorprendido:
—¿Quieres hacerlo de nuevo?.
Ella movió su cabeza de arriba abajo preguntándome con su sensual voz:
—¿Acaso no quieres devorarte de nuevo este cuerpo femenino que clama ser besado y agitado nuevamente por un hombre tan viril y fuerte como tú?.
Me quedé embobado con sus palabras, y le dije:
—Pero Fernanda ¡Somos primos!, Y lo que ocurrió la noche anterior fue sólo un calentón.
Riendo y acercándose hábilmente hacia mí me dijo:
—¡Bah! Qué importa, calentón o no lo hicimos y fue maravilloso.
Tocaron a la puerta, Fernanda y yo nos separamos de inmediato y yo le quité el seguro a la puerta, abrí, era mi madre diciéndonos que iban a dar un paseo por la ciudad y que si no queríamos ir con ellos, refunfuñé y le dije a mi madre que estábamos cansados sin decir más se fue.
Volvimos a lo nuestro Fernanda acariciándome como quien acaricia a un gato me dijo tiernamente:
—Que bueno que no aceptaste ir con ellos se me hace aburrido.
Mirándola amorosamente le dije:
—Igual a mi se me hace aburrido.
Me acerqué y le acaricié los lóbulos de sus orejas y le dije:
—Lo que quiero en este instante es verte desnuda completamente abrazados a la cama, acariciarte completamente, estar contigo pequeña.
Me miró y dijo:
—¡Ternurita! te amo recuérdalo siempre .
Le dije besándola en la frente:
—Lo sé pequeña.
Sin nadie molestándonos encendimos de nuevo la llama de la pasión.
Me tomaba del pecho y viendo que estaba prendido por los besos y caricias que nos dábamos mutuamente; me estimulaba los testículos acariciándolos suave y lentamente sobre la palma de su mano, en lo que ella me estimulaba acariciaba sus senos suaves y tersos, a la vez que el dedo índice y anular estimulaba su clítoris hinchado de tanto placer que le causaba sentir mis dedos entrar y salir de su monte de venus. Ella devoraba con avidez mis labios conforme iba haciéndome una felación, me dijo muy libidinosamente:
—¿Te gusta cómo lo hago?.
Le dije aguantándome el orgasmo:
—Te amo Fernanda ¡Eres todo para mí! Me encanta, continúa ya casi estoy a punto de venirme.
Penetré su vagina antes de que viniera mi orgasmo. Cayó en un suave elíxir de pasión y de emociones. Sus gemidos y orgasmos me excitaban aún más; cuando estaba a punto de venirme en su interior, me separé de sus lubricados y jugosos muslos y acabé sobre su estómago. Nos mirábamos muy enamorados los dos.
Ella me dijo fundida en un gran abrazo:
—¡Te amo, te amo!—Me abrazó muy tiernamente—.
Después de ducharnos caminábamos de la mano por la playa, se veía tan linda, con su pelo negro y lacio, sus pies eran como las de una niña, pero su risa y sonrisa llenaban mis días de júbilo y tranquilidad, Fernanda poseía la sonrisa y risa como la de una tierna y sensual dama de su edad; pero a la hora de la pasión nadie como ella, una mujer sensualmente atractiva y lujuriosa con cuerpo de sirena que cualquier hombre desearía estrechar en brazos.
Durante esos días sentía una enorme conexión, repetimos por última ocasión la bella y loca experiencia entre los dos, aunque mis padres y mis tíos estuvieran tan cerca, sólo que delante de ellos actuamos como primos sin que ninguno sospechara que entre ella y yo empezaba a crecer un romance prohibido.
Me sentía tan atraído hacia ella en muchos aspectos, y el hecho de poder ser descubiertos lo hacía aún más excitante.
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