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Capítulo 11- Amándote Locamente

A pesar de ir al mismo colegio, seguíamos con nuestra relación,  importándonos un bledo  lo que dijera ó pensará la gente; al fin y al cabo ¡Que carajo les importa! cada quien es libre de tomar sus propias decisiones ¿Cierto?.

La miraba y le decía:

—Fernanda, te amo demasiado pequeña. 

Mirándome con ojos de ternura me dijo:

—Igual yo ternurita. ¡Venga, salgamos a caminar al parque! —Asentí—.

Caminábamos juntos agarrados de las manos por el parque. Ella sonreía, y agarraba mi mano con total cariño, yo hacía lo mismo que ella. 

Ella mirándome dudosa me preguntó:

—Omar, ¿Te sientes feliz conmigo?. 

Comencé a reírme por el comentario que hizo y le dije directo a los ojos:

—¡Ja! Ja, Ja! ¡Claro que me siento super feliz contigo amor! ¿Por qué dices cosas tan alocadas mi vida?. 

Me dijo:

—No lo sé, por tonta tal vez.

 La besé en la frente y le dije:

—Por favor no digas eso. Sabes, tú eres una mujer super bonita e inteligente y llena de cualidades. 

Ella se emocionó tanto y me dijo:

 —¿En serio mi vida? 

Le dije:

—Sí, así lo creo.

 Abrazándome y llorando por tan bello halago dijo:

—Mi amor, estoy tan contenta de que me consideres bonita e inteligente. 

 Mirando que empezaba a llorar le dije:

—¿Por qué lloras?.

 Ella secándose las lagrimas que salían de sus ojos azulados me miró y dijo:

—¡Ja!  Ya sabes como soy de sentimental.

 Riéndome contesté:

—¡Ja! ¡Ja! Igual que yo.  Nos besamos.  

Me preguntó:

—¿Apoco eres sentimental cariño?. 

Le dije:

—Si, Fernanda, aunque no lo creas.

Seguimos paseando como dos enamorados por el parque, hasta que encontramos un lugar donde descansar, una vez sentados le dije:

—¿Recuerdas lo que te comenté alguna vez? 

Ella me contestó:

—Sí lo recuerdo, ¡Cómo olvidarlo!. 

Mirándome cariñosamente dijo:

 —Amor se que tus gustos son parecidos a los míos. 

Le sonreí y le dije: 

—Así es pequeña, casi como hermanos. 

 Asombrada me dijo:

—¿Por qué siempre  dices que casi como hermanos Omar? ¿Acaso te sigue importando que seamos familia cercana? Silencié por un momento, y acariciando su mejilla le dije:

—¡Claro que no bebé!. Sólo que es algo que me es imposible sacarlo de mi mente a pesar de que eres lo más bello que me ha pasado en la vida.

 Ella entornando  los ojos me dijo:

—¡Ay Omar pero que tonterías dices!. Lo más importante es que nos tenemos uno al lado del otro y nos amamos, ¿Verdad?.

 Le besé su cuello y sintiendo un leve cosquilleo en su piel me dijo:

—Omar me haces cosquillas. 

Mirándole a los ojos le dije:

—Me vuelves loco mi amor. 

Fernanda sonrió y me dijo:

—Tú me haces la mujer más feliz del mundo cuando estoy a tu lado. 

 Me besó en los labios. Ella me seguía comiendo a besos y me dijo:

—Omar, soy yo ¿O ando muy caliente hoy?. 

Mirándola le pregunté:

—¿A que te refieres? Dime, porque estoy confundido.

Echándome esa  mirada lasciva que me volvía loco, me acarició suavemente el brazo, se acercó hacia mí  y le dijo a mi oído:

—Ya sabes a que me refiero pequeño. —Río ligeramente—. 

Posando mi mano hacia su pierna le dije:

—También estoy ardiente amor. 

Nos paramos del asiento en donde nos encontrábamos, llegamos a mi casa no había nadie, así que aprovechamos para complacer nuestro instinto sexual. Corrimos hacia mi habitación, una ves en ella eché perilla a la puerta, entonces  la agarraba de la cintura, pero ella comenzó a besarme el cuello y darme tiernos besos en el pecho, mientras yo le acariciaba las nalgas y las piernas; ella comenzaba a morderse el labio haciendo que sus  gemidos me erizaran la piel y comenzara a sentir mariposas en el estómago. Se empezó a desnudar, una vez desnuda comenzó por quitarme la ropa que tenía puesta, aunque a decir verdad estaba empezando a besarla porque de las ganas que tenía de hacer el amor con ella me desnudé lo más rápido que pude. 

 Me dijo:

—Amor, ¿Compraste preservativos?. 

 Le dije:

 —No Fernanda, ¿Por qué?. 

Ella sólo dijo:

—Nada más por seguridad.

 Le pregunté:

—¿Acaso las veces  anteriores que teníamos sexo tú y yo no te tomabas las pastillas del día después una ves acabado de tener relaciones?. 

Ella me confesó:

—Si Omar, las he comprado y cada vez que tenemos intimidad me las tomo para no quedar embarazada.

 Le dije:

—Ok ¡Qué alivio! Menos mal.

Me dijo:

—Pero está vez las he olvidado en casa y realmente quiero hacer el amor contigo bebé.

 Le dije un poco asustado:

—También te he de confesar algo. Quiero también  hacerlo contigo amor.

 Ella acariciándome la mejilla me dijo:

—¡Ternurita!. 

Comenzamos con el juego previo, este consistía en acariciarnos todo el cuerpo de pies a cabeza y mi amada empezó por acariciarme con cierta mesura mis pies y piernas, yo disfrutaba, después ella comenzó por lamer mi abdomen y pecho hasta cerrar dándome una grandiosa felación que por suerte no acabé corriéndome en su fabulosa boca.

 Acabando me dijo:

—Te toca cariño, Haz lo que sabes hacer amore mío.  

Comencé por besarle los pezones y acariciar sus fabulosas piernas y su pelo, mientras nos besábamos con pasión y locura introduje mis dedos en su mojada vulva y ella empezó a gemir en mi oído diciéndome:

—¡Si Amor! ¡Follame! ¡Ahhh! ¡Lo haces tan bien!. 

—¿Te gusta cómo te penetro?. 

—¡Sí! ¡Me fascina!. 

Movía mi cuerpo a un ritmo normal, las penetraciones entrando y saliendo de ella, observaba su mirada perdida ante las fuertes contracciones que tenía, sus gemidos me erizaban la piel y más cuando mis brazos agarraban su trasero y lo colocaba en la pared de la habitación para penetrarla más duro, hasta que no aguanté más y llené con mi corrida su pubis y sus fantásticos senos, yo disfrutaba de acariciar sus suaves pezones y darle una lluvia de besos mojados al amor más grande de mi vida mi amada Fernanda. 




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