Capítulo 10- El Cumpleaños
Llegamos a casa, cuando abro la puerta me encuentro a mis tíos y mis padres, ellos al verme me abrazan.
Mi tía Martha me dijo:
—¡Feliz cumpleaños! ¿Cuántos años cumples?.
Le dije:
—Veintitrés años tía.
Ella con algo de sorpresa me dijo:
—¡Vaya pero que grande te has vuelto!.
Sonreí.
Después de que mis padres y mi tío Mario me felicitaran, subí a mi habitación con Fernanda, una vez estando dentro cerré con perilla la puerta y ella comenzó a besarme y a decirme:
—Te amo primito.
Haciendo lo mismo que ella le dije:
—Igual yo pequeña, recuérdalo siempre. Sonrió.
Fernanda me preguntó:
—Omar, ¿Qué pasaría si resultara embarazada?.
Me quedé pensativo y silencie por un momento, hasta que la miré y le pregunté:
—Porque me haces esa pregunta, ¿Acaso me escondes algo Fernanda?
Riendo me dijo:
—No, ¡Claro que no! no seas bobo.
Le pregunté:
—¿Entonces porqué me preguntas eso?
Me dijo:
—Nada más quería saber tú respuesta.
Le dije:
—Pues... No lo sé. —Ella me besó—.
Realmente lo que me mata y excita de ella es su bella y carismática forma de ser conmigo, su fantástica figura y esos bellos ojos. También verla al desnudo es algo que yo sólo puedo darme el lujo de contemplar, verle todo su hermoso cuerpo de pies a cabeza y acariciar con delicadeza y sumo cuidado sus delicadas carnes. Para mi verla disfrutar cuando tenemos intimidad juntos, me hace ser muy feliz. Continuamos así por unos cuantos minutos más, hasta que salimos como si nada riéndonos de cualquier cosa.
Mi madre estaba preocupada por nosotros y nos preguntó:
—¿En dónde estaban?.
Le dije:
—En mi habitación platicando, ¿verdad Fernanda?.
Ella siguiéndome el juego me dijo:
—Sí primo.
Mirando a mi madre le dijo:
—Tranquila tía, no hay nada de raro entre nosotros.
Mi madre con algo de duda le preguntó a mi prima:
—¿Segura?.
Ella muy segura de sí asintió con la cabeza de arriba a abajo.
Aunque la semana en la escuela se me pasó volando, mi cumpleaños lo quería pasar a lado de mi familia, pero sobre todo con la niña de mis ojos el cual me dio un regalo muy especial. A la hora de apagar las velas y cortar el pastel pedí un deseo, y ese deseo era Estar por siempre al lado de ella a pesar de ser primos. Espero y ese deseo se me cumpla, valiendo una bendita mierda lo que digan mis padres y mis tíos Martha y Mario.
Ella se acercó y me dio un gran abrazo, y ese abrazo fue tan cálido y lleno de amor, que ellos al ver la manera de cómo me abrazó Fernanda dijeron:
—¡Qué tierno!, ¡En verdad Fer quiere mucho a Omar! y mi prima les dijo:
—Así es, yo quiero mucho a mi primito favorito. Me dio un beso que sólo duró tres o cuatro segundos, me sonrojé.
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