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Capítulo 1 - La Confesión.

De unos meses para acá, no he dejado de pensarla.

Se ha alojado hondamente en mi cerebro, la he estado abrigando tenazmente entre sueños y aún no sé ¡Porque ella!, recuerdo con cierta melancolía aquellos días sanos de mi niñez cuando jugábamos como todos los niños de Diez u Once años a las escondidas, a la pelota y a un montón de cosas; la verdad no podía quejarme, tenía a la mejor prima que todo primo deseaba, era amable, muy sociable, cariñosa, hermosa y muy juguetona.

 Aunque no tenía hermanos, a ella siempre la vi como una hermana, —Porque la mayoría del tiempo estábamos juntos como hermanos— y con eso me bastaba.

Todo comenzó una tarde en la que estaba platicando con ella se veía tan hermosa, en eso sentí que quería abrazarla y besarla, pero me contuve. Ella al ver mi reacción solo me lanzó una mirada de asombro y me preguntó:

— Omar ¿Te ocurre algo?.

 En eso entro en sí y le dije nervioso y apenado:

—¡No prima! Es solo que...

 A lo que ella respondió:

— ¡Que! Anda dime, sabes que no nos guardamos secretos.

Estaba tan asustado que opté guardar mis sentimientos, pero dentro de mi conciencia buscaba la fecha exacta en la que me armase de valor para decirle y declararle justamente lo que me hacía sentir cada vez que la miraba a los ojos. Mi madre tocó a la puerta de mi habitación, abrí, y me dijo que iba con papá y mis tíos a divertirse por la noche y me dejó al encargo de la casa, yo le dije que no se preocuparan por nosotros que salieran a divertirse, entonces ella como es su costumbre se despidió con un beso.

Caía la noche y aun no regresaban, Fernanda y yo mirábamos televisión, repentinamente sentí que alguien me abrazaba muy dulcemente, entonces volví la mirada y vi que se tendió junto a mí, el corazón me latía a cien por hora, me puse helado e incómodo y creo a ella no le importó; se tumbó en mis brazos de tanto sueño que cargaba. Mientras dormitaba en mis brazos la miré, se veía tan tierna, tan sensual que mi mente empezó a fantasear de tal forma que ¡No podía creer que tuviera intenciones incestuosas hacia ella! Me sorprendí de tener esos pensamientos y sensaciones que me cuestionaba en mi interior:

—A ver Omar, ¿Por qué tienes esas intenciones? ¿Acaso estás loco? o ¡Qué coño te sucede hombre!.

Me quedé pensando unos segundos sobre lo que tenía en mi desaseada mente.

Pasado un rato le dije:

  —Fernanda vamos a dormir. 

Ella al escuchar mi voz se levantó de mis brazos, se talló los ojos y bostezando me dijo:

—¿Qué ocurre?. 

Le dije:

—Vámonos a dormir, te ves cansada.

La televisión de la sala aún estaba encendida, opté por apagarla, cuando vi que el sillón de la recámara estaba vació, la busqué y no la hallé por ningún sitio, ni siquiera estaba a mi lado, subí las escaleras pensando que se había ido a dormir a una de las habitaciones; toqué la puerta de la habitación de mis padres esperando respuesta y nada, cuando noté encendida la luz de mi habitación y emparejada la puerta, decidí ir a investigar  y ahí estaba cómodamente dormida como una bebé en medio de mi cama, entro a mi habitación sin hacer el menor ruido para no despertarla de su placentero sueño, empiezo por quitarme la camisa, los tenis, y las calcetas, luego el pantalón de mezclilla, cuando de pronto ella abre un ojo y observa que quedé en calzoncillos y me dice:

— Ven para acá, tengo frio abrázame. 

La miré y sin ninguna pena la abracé y la cobijé, dormimos juntos como si fuéramos una pareja.

Al día siguiente despertamos abrazados, ella me dirigió una mirada serena y dulce que al verla me enamoré al instante, no sé si fueron sus ojos color azul o su sonrisa angelical lo que hizo que me quedara como idiota mirándola durante largo rato.

 Sin embargo, de un momento a otro quería besarla y acariciarle su cuerpo escultural. Ella me vio que le observaba y me dijo:

— ¡Buenos días! ¿Dormiste bien?.

 Le contesté:

— Sí.  

 Eso es lo único que le pude decir.

Me vestí, fui a prepararme algo de Desayunar, pero observé que alguien ya estaba haciendo el Desayuno, era mi madre dándome los buenos días y preguntando si había cuidado bien la casa en el rato que no estaban, le comenté que sí. Le regresé cordialmente el saludo y le di un beso.

 Mi madre me ordenó que subiera a mi habitación a avisarle a mi prima que ya estaba listo el almuerzo. 

Subí a mi cuarto y la encontré cambiándose sus ropas y peinándose su cabello liso.

Al verla así me quedé sin habla, ella se dio cuenta de que le observaba y no dijo nada, ni siquiera se sorprendió de que estuviera allí.

 Embobado por su figura y extrema belleza cerré la puerta, caminó hacia mí y dirigiéndome una coqueta y sensual mirada dijo:

—Ven para acá... 

Tímido me acerqué a ella y besó mis labios con una sutileza y ternura que no quería que terminara,  en ese momento quería soltar la rienda a la pasión, pero mientras eso sucedía, por mi cabeza ocurría una revolución de ideas que me hacía a mí mismo:

¿Por qué Fernanda estará haciendo esto? ¿Acaso estará enamorada de mí? Eso es lo que me cuestionaba a mí mismo.

 Tal vez con ese dudoso beso que me dio en los labios me quiso demostrar su acto reflejo de confidencialidad hacia su "verdadero hermano"—Como me solía llamar—. 

En realidad, me sentía con los nervios de punta y totalmente confundido, ella lo notó y me dijo muy quitada de la pena:

—Tranquilo Omar no pasa nada, solo fue un beso de primos no es para que te pongas así. Dijo y me dio un beso en la mejilla.

Bajamos a Desayunar, mi Padre ya se había ido a trabajar, solo estábamos Fernanda, mi madre y yo; mi prima saludo a Mamá y ella le preguntó que porqué nos habíamos tardado; ella con una sonrisa se disculpó, mi madre me vio confundido y sin mucho apetito y me dijo:

—Hijo ¿Por qué te veo sin muchas ganas de comer?.

 Voltee y le dije:

—No sé.

 —¿Estarás enfermo?— Me preguntó. 

Negué con la cabeza. 

En eso Fernanda aprovechó para preguntarme:

—Qué tal si después del desayuno ¿Vamos al parque a caminar?. 

Sorprendido por su pregunta le dije:

   —¿Para qué quieres ir al parque conmigo?.

 No obtuve respuesta.

Estábamos en un parque cercano a mi casa, ella me tomó de la mano y mirándome a los ojos me dijo:

—Dime algo tierno. 

No le dije nada, entonces me volvió a dar un beso, me quedé impávido y me dijo:

—Sabes, ya es hora de que tengamos un poco de intimidad ¿No crees? quiero sentirte mas cerca de mí.

 Exclamé:

—¡Cómo!.  

Ella sin muchos tapujos me dijo:

—Pues verás, ya sé que tú y yo somos familia y todo eso, pero creo estar enamorada de ti, y creo que tú también, lo noto en tu mirada y en el comportamiento que tienes cuando estoy contigo. Hasta yo pienso tontamente que cada vez que me miras me desnudas poco a poco.

Al escuchar su comentario me sudaron las manos y me puse colorado. Fernanda con su característica risa me miró y dijo:

 —¿Por qué te pones colorado Omar?. ¿Acaso lo que dije es cierto? ¡Je,Je! ¡Je!... Pillín; es más, en tu mirada puedo ver a un hombre sincero, agradable, fuerte, amoroso y muy sentimental.

La miré directo a los ojos y le dije:

—¿Acaso ves todo eso en mí?.

 Aceptó meneando la cabeza de arriba a abajo alentando  a que le dijera de una vez lo que sentía por ella, por que de seguro lo vio cuando quedé paralizado ante el beso que me dio.

Entonces ese día no lo pensé dos veces y se lo confesé tomando sus manos y mirándole a los ojos:

—Fernanda, tú sabes muy bien que te quiero como un miembro muy especial dentro de la familia, ¿Verdad?.

 —Sí, lo se muy bien primito.

Respiré hondo y le dije:

—Pues verás, se me complica decírtelo, pero ¡Estoy locamente enamorado de ti!, te sueño cada noche.

 Ella me interrumpe preguntando:

—¿Y cómo me sueñas?. ¿Acaso tienes sueños húmedos conmigo?.

 Comenzó a reírse de manera tal que algunas personas que paseaban por el parque se nos quedaban viendo raro.

Estuve callado como por treinta segundos, mientras ella siguió como si nada y me preguntó risueña:

—¡Ja, ja, ja!. ¿No te esperabas eso?. ¿Verdad? Ven, —me dijo—.

 Y me agarró de la mano tocando mi mejilla con su mano derecha y terminó dándome un beso muy apasionado —afortunadamente solo quedó ahí y no pasó a la siguiente etapa—. 

Aún seguíamos en el parque y nos detuvimos a descansar en una de las sillas que había por ahí y me confesó eso:

 —Quiero tener sexo contigo y perder mi virginidad.

Le pregunté:

 —¿En serio quieres tener sexo?. 

Fernanda sin dudarlo me dijo:

—Sí, seria algo muy interesante para los dos ¿No lo crees así?, aparte te noto algo excitado y con ganas de hacerlo... Entonces... ¿Qué decides? ¿Tenemos sexo?  Sí o no.

Indeciso le dije:

—No lo sé. ¿Y si te embarazas? ¡Imagínate en que lío me metería!. Sobre todo, con la familia.

Riendo muy sensualmente, tocándome la punta de la nariz con su dedo índice y acariciándome la cabeza me miró y dijo:

—¡Ay primito, como me haces reír! Por eso me caes muy bien, aparte, tendremos cuidado cuando estemos cara a cara en cueros haciendo cosas muy excitantes.

Mirándome sensualmente me preguntó:

—¿Sabes lo que es una felación y un cunnilingus?. 

Le dije:

 —Creo tener una vaga idea de lo que es pero... ¿Por qué me lo preguntas?. 

Me echó una mirada perversa y dijo:

—Porque si quieres yo puedo comenzar por ahí, piénsalo y me dices ¿vale? Te quiero.

Después de que se fuera a su casa no pude borrar de mi cabeza la escena en el parque y su pervertida mirada, ni lo último que dijo.

 Mi padre tocó a la puerta de mi habitación, abrí y al verme pensativo me dijo:

—¿Qué es lo que te ocurre? ¿Por qué estas así? ¿Ocurrió algo entre tu prima y tú?. 

Volví la vista y le dije:

—No papá no ocurrió nada, es solo que...  —Le quería decir que ella y yo empezábamos a tener algo parecido al amor, pero simplemente callé —.

Mi padre animadamente me dijo:

—¡Prepara tus maletas, porque hoy por la tarde nos iremos de viaje! ¡La familia ya necesita unas vacaciones!.

Después de un rato vi llegar a mis tíos junto con mi prima con las maletas listas. Fernanda preguntó en dónde me encontraba y mi mamá alegre le dijo:

—¡Adelante hija! Tu primo se encuentra en su habitación haciendo las maletas.

Escuché que tocaron a mi puerta y vi que era Fernanda contenta preguntándome:

—¿Empacando y ya listo para irnos de viaje?.

 La miré y le pregunté:

—¿Irnos?. ¿Acaso iras tú también?.

 Ella saltó de felicidad y dándome un abrazo me preguntó:

—¡Sí!,  ¿No es emocionante?.

 Le dije:

—Puede ser.

 Ella me dijo:

—Yo lo veo muy excitante porque podríamos divertirnos mucho en la playa, en la alberca etc. 

 Me miró con mucha pasión y rio muy fogosamente.

—¿Qué estas haciendo?.

Ella me colocó su dedo índice sobre mis labios y cerrando con seguro la puerta me dijo:

—Tranquilo, sólo relájate y disfruta del espectáculo.

Fernanda me besó, tímidamente le correspondí el beso sin prever lo que ese beso cambiaría mi vida. Nos desnudamos y no dejamos de besarnos y decirnos locuras al oído.

Ella excitada me dijo:

—Siempre, desde que te conocí primito he estado deseándote, anhelaba con todas mis ganas que este momento llegara y ¡Por fin ha llegado!. Dime una cosa, ¿En realidad me amas?.

—¿Eh?..  Mira Fernanda, no puedo decir que te amo en verdad porque ¡Eres mi prima!. Y no sería bien visto el que yo te ame como tú en realidad quisieras que te amara. Y con esto no estoy dándote a entender que no tengamos nuestros roces cuerpo a cuerpo. ¡Me encanta tener contacto físico contigo!. Pero créeme, aún no me decido a dar el ultimo paso, aunque si quieres podemos continuar tocándonos el uno al otro.

Fernanda se quedó totalmente muda, yo seguía masturbándola y acariciándole sus lindos pechos, hasta que bajé por su entrepierna para realizarle su primer cunnilingus, pero ella me detuvo, se levantó triste y llorando me dijo:

—No lo comprendo Omar, yo siempre he estado contigo en las buenas y en las malas, sólo te pido que me ames y ¡Ni eso puedes hacer!.

 Se colocó sus ropas y salió de mi habitación hecha un mar de lágrimas. Mientras me vestía me cuestionaba a mí mismo:

—¿En verdad rompí su corazón al decirle eso? ¿Fui duro con ella? ¿Se habrá enojado conmigo para siempre? ¿Ya no querrá hablarme?.

  Algo tenía que hacer y rápido para que nadie de la familia la viera así ¡Me cagaba verla de esa forma!. ¿Acaso por mi culpa ya no iba a ser la muchacha tierna y dulce que conocía la familia?. Y lo que a mí más me tenía presionado —aunque no se notara— era que ¡Ya no iba a ser la misma conmigo!. ¿Por que no le dije lo que en verdad siento al verla?, porque yo sí la amo ¡Vaya que la amo!. Me hace falta sentir sus dedos tocándome mis mejillas y sus tiernos y cariñosos abrazos.

Pero soy un cobarde al no dejar fluir mis sentimientos hacia ella y todo por inseguro  ¡Joder!.

En el avión me toco estar sentado al lado de ella, quería hablarle y no me dirigía la palabra. Hasta que le pregunté en voz baja:

 —¿Qué pasa?. ¿Estás enfadada conmigo?. ¡Créeme que tengo muchas ganas de llevar esto al límite entre nosotros dos!, sólo que tengo miedo de que pueda pasar algo que nos separe.

 Ella al escuchar eso suspiró y me dijo en voz baja:

—También quiero que pasemos al siguiente nivel. Pero lo que quiero es que ya no me veas más como tu prima sino que quiero que me veas como otra cosa. ¿Sabes por qué?.

 —No lo sé.

—Porque en realidad te amo y necesito saber si en verdad me amas. Ya que en el parque no sentí que tu respuesta fuese sincera.

Me quedé mudo durante el trayecto a la playa.

Llegando al hotel, en la recepción nos dieron las llaves y los botones nos ayudaron a subir por el elevador nuestras maletas, mientras subíamos mi madre nos dio una de las llaves con el número cuatrocientos cuarenta y uno, mientras que mis tíos y mis padres tenían la habitación cuatrocientos cuarenta y cuatrocientos cuarenta y dos.

Llegamos al pasillo y vi llegar a unos turistas alemanes, ellos se pararon en la habitación cuatrocientos treinta y nueve. Dejamos a mis tíos y a mis padres que se instalaran mientras nosotros hicimos lo mismo en la habitación que nos correspondía. Fernanda y yo entramos a la habitación, todo estaba listo y en orden, desempacamos lo necesario para ir a la playa y disfrutar de la arena, del sol y el mar.

Mi prima se colocó su traje de baño y mientras me puse a ver la televisión. Cuando salió del sanitario me miró con picardía y me preguntó:

—¿Qué tal me veo?.

La miré y de nuevo sentí esa sensación lujuriosa y pervertida, volvió a repetir la pregunta, pero al mirarla caí como hechizado ante su real belleza, su cuerpo de sirena y esos ojos que clamaban pasión. Quería darle un beso y soltarme a por todas a darle placer. 

Ella me dijo:

—Omar quita esa cara de bobo y vayamos a caminar a la playa, quiero sentir la arena y el agua del océano cubrir mis pies. ¡Anda vamos! y después te invito una ronda de cervezas ¿va?.

Acepté, pero luego me dijo con una sensual mirada:

—Porque cuando regresemos de caminar por la playa tengo una sorpresa preparada especialmente para ti. 

Sorprendido volví a mirarla y le pregunté:

—¿Qué tipo de sorpresa?. 

Ella sólo sonrió sensualmente y no volvió a decir palabra.

Una vez en la playa ella me tomó del brazo y me dijo:

—Quiero hacer cosas muy hot contigo durante las vacaciones.

 Al escuchar eso me puse colorado y sentí una ligera presión en mi traje de baño, vi que tenía una enorme erección que creo mi prima observó y...  No sé...  A lo mejor lo imaginé, pero creo que le vi una enorme sonrisa.

Seguimos caminando por la playa y al tomar su mano sentí una tierna presión que me hizo ver que quería ir mas allá.  

Le pregunté:

—¿Quieres perder tu virginidad?. 

Ella sonriéndome me dijo:

 —Si, ¿Cómo lo supiste genio?.

—Lo noté en la forma como te quedaste mirándome.

Ella me plantó un enorme beso que hizo que quedara impactado por esos ojos azules que me prestaban toda su atención.  Volvió a reír muy divertidamente, paro de caminar un momento y dirigiéndose a mi oído me dijo:

—¡Me encantaría que fueras tú quien me desvirgara esta noche!.  Muero de ganas ¡Créeme!. Hoy por la noche nos perderemos el respeto.

Acabando de decirme eso besó mis labios con muchas ganas. Llegamos a un pequeño bar cerca del hotel y Fernanda pidió las cervezas. Comenzamos a conversar:

—¡Que tranquilo es  todo esto! ¿No lo crees Omar?.

—El ambiente es muy relajante y nocturno. Justo como a mí me gusta.

Cuando  llegó el camarero y nos dijo:

—Aquí están sus cervezas damita, caballero.

—Gracias.— Respondimos al unísono—.

Seguimos con nuestra conversación de cosas sin sentido, mientras bebíamos reíamos,  realmente me sentía a gusto con ella.

Llegamos al hotel, era un poco tarde y por el pasillo de las habitaciones vi a mi tía Marta muy preocupada por nosotros y nos preguntó:

—¿En dónde estaban ustedes dos?. ¿A qué hora son estas de llegar?, ¿Qué estaban haciendo?.  ¡Tu mamá y yo estábamos muy preocupadas por ustedes!.  

 Fernanda vio que el regaño de mi tía me puso algo afligido y dijo enfadada:

—¡Ay mamá por favor! No nos ocurrió nada, sólo estábamos dando un paseo, ¡Además ya no somos ningunos chiquillos!. Nos molesta que nos traten así, ¡Maduren por favor!.  Además estoy muy segura con él.

 Ella sin más me agarró de la mano y se metió conmigo a la habitación.

Una vez dentro los nervios me traicionaron y comencé a llorar. 

Fernanda me dijo:

—¡Puff!, ¡Que bueno que no me cachó tomando alcohol!.

Ella vio mis lágrimas y tiernamente me dijo:

—Omar calma, no llores, así es mi mamá muy sobreprotectora.

Mirándome muy cariñosamente me abrazó y me dijo:

—¿Te asustó el comentario que hizo verdad?. 

Me quedé en silencio y comencé a llorar en sus brazos como un niño pequeño al cual le quitaron su dulce.

 Me dijo al oído:

—Desahógate, llora todo lo que quieras, al fin y al cabo aquí me tienes y siempre estaré a tu lado... Amor. 

Lloré desconsoladamente en sus brazos y le dije:

—Fernanda realmente te estimo mucho, demasiado ¿Quieres ser mi novia?.

 Ella al escuchar eso sonrió, me besó y mirándome a los ojos me dijo:

—Pensé que nunca me lo dirías cariño. Qué importa que seamos parientes, mientras exista amor entre nosotros todo fluirá pacíficamente. Te amo Omar. 













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