Si de algo sirve la espera, es que al final valdrá la pena, como hoy, un martes por la tarde luego de un laborioso día de servicio social, Javier ya está arreglado y listo para ir a la feria con Sebastián, mientras que este último mencionado también lo está, salió para encaminarse al lugar de encuentro, paso por paso, vio como cada vez se acerca a su "cita" por decirlo de algún modo, preparandose mentalmente y calmando sus nervios para no verse tan inquieto, ya llegando a la feria ve a Sebastián ahí sentado en una banca cerca de la entrada.

Javier:ey, no pense verte tan temprano, por aquí (jueputa llegué muy tarde).
Sebastián:*parándose*no espere tanto aquí, recién me había sentado, eres rápido.
Javier:te me adelantaste siete segundos chapín (ya me había espantado).
Sebastián:ya que estamos aqui¿que quieres hacer?
Javier:me llama la atención la rueda de la fortuna ¿Quieres ir?
Sebastián:claro, hace unas cuantas ferias que no voy.

Fueron a dicha atracción para pasar el rato, hasta que Sebastián miró a Javier, y Javier se dió cuenta que Sebastián lo miró, y también lo mira, entonces Sebastián se da cuenta que Javier se dió cuenta de que lo vio y el también lo está mirando, y Javier se dió cuenta que Sebastián se dió cuenta de que lo está mirando, osea, que ya no podían negar el que se estaban mirando.

Javier:(ya no puedo negar el hecho de que nos estamos viendo)
Sebastián:(¿Porque lo tuve que mirar?)
Javier:Me dan un poco de vértigo las alturas, ¿Y a ti?
Sebastián:a mi no, he estado en varias atracciones de altura, ya estoy acostumbrado a esto.
Javier:que bueno, ¿Quieres decidir que próxima atracción visítamos?
Sebastián:¿Quieres acostumbrarte a la velocidad y las alturas?
Javier:oh rayos, ya que.

Y luego de bajar, subieron a la famosa montaña rusa, dónde uno se bajó como si nada y el otro apunto de güaquear del mareo por tremendas vueltas que dieron, después de esta situación tan rauda fue que por fin desestabilizara a Javier, haciendolo vomitar en unos arbustos que estaban por ahí escondidos detrás de un puesto de manzanas caramelizadas.

Javier:*güacareando*
Sebastián:oh perdón, eso fue clavero de mi parte, no fue intencional.
Javier:*terminando* te creo, tal vez eso yo me lo bus-*volviendo a vomitar*
Sebastián:oh vamos, si quieres vamos a una atracción menos rápida.
Javier:*terminando*no sabes cuánto me lo agradecería.

Y después de eso, fueron a esa mítica atracción de los carritos chocones, algo más tranquilo para Javier, quien se sintió avergonzado por unos momentos al estar ahí, se siente culpable por no soportar las mismas altas velocidades que Sebastián [Writt si lees esto perdón, al rato te pongo una resistencia mas alta para las velocidades], y al bajar, ya un poco más tranquilos, van pedir algo para comer, mientras se iban a algún banco x.

Sebastián:no recordaba los carritos chocones tan divertidos.
Javier:jajaja, ¿Pues hace cuantas ferias que no vas?
Sebastián:jajaja creo que unas 5 ferias atrás.
Javier:¿Tanto tiempo?
Sebastián:si, aunque fue bueno volver a esa atracción después de tanto tiempo.
Javier:es mi favorita, ¿Y la tuya?
Sebastián:el barco pirata, ¿Vamos?
Javier:vamos, antes de eso, ¿Y si compramos un recuerdito de aquí?, será memorable este día.

Terminaron de comer para luego dirigirse a los puestos de baratijas baratas, para comprar unas pulseras verdes con puntitos naranjas, Ya para irse al barco pirata, el cuál le dió pánico a Javier, pero logro controlarlo, al bajar Javier estaba medio paniqueado por la gravedad del barco.

Sebastián:si quieres ya paramos los juegos que te pongan mal.
Javier:por favor, siento que se me voy a morir.
Sebastián:bien.
Javier:gracias.

Luego fueron a unas cuantas atracciónes más, y para culminar el día fueron a esas míticas casetas de los rifles de balines, solo para terminar ganando unos llaveritos de unos perritos sentados.

Javier:este día fue divertido, ¿No crees?
Sebastián:si que lo fue, aunque te hicieron mal otras atracciónes.
Javier:lo importante es que nos divertimos.
Sebastián:es verdad, aunque no nos duró tanto el día.
Javier: Sebastián, eres el mejor.
Sebastián:igual tu, Javier.

Y como dicen por ahí, "se rompió una taza y cada quien para su casa", para irse a su respectivo hogar, ya una vez en la casa, Eduardo baja para ver a su hermano llegando a casa.

Eduardo:¿Cómo te fue Javier?
Javier:bien, ¿Y a ti?
Eduardo:bastante bien, ¿Lograste cortejarlo?
Javier:todavía estoy en eso, maldición, hoy no pude hacer casi nada, no andes de desesperado.
Eduardo:bien, pero no te enojes.
Javier:te lo presento ya cuando andemos de parejita, ¿Okey?
Eduardo:está bien, ya vayamos a dormir, no quiero que otra cosa suceda cuando venga papá.
Javier:si, lo sé, ya estoy cansado de tantas vueltas.

Una vez en cada cuarto, Javier mira el techo, reflexionando sobre el día que tuvo con el dichoso Sebastián, tratando de conciliar el sueño, fue divertido mientras duró, ya lo volverá a ver en otra ocasión.

Continuará…