O2.
Con las ansias, en la mayor parte de su cuerpo corriendo a todo lo que da, Taehyung siente que puede desmayarse en cualquier momento por tan sólo hablarle a Kim Seokjin o más bien por la sola idea de invitarlo a salir, pues no es la primera vez que aquella idea en su mente surge.
«Tranquilo» piensa Taehyung al acercarse cada vez más a la mesa en donde se encuentra Seokjin.
-Señor Kim -mencionan al unisono dos chicas, empleadas suyas -. Buenos días -agregan al mismo tiempo en que reverencia levemente al hombre de aura imponente frente a ellas.
-Buenos días -saluda el mayor, siendo amable con aquellas jóvenes modelos.
-¿Cómo se encuentra el día de hoy? -pregunta a cambio una de ellas con cierto toque de coquetería, en un vago y claro intento por llamar la atención del pelinegro frente a ella, acción que inmediatamente enfada un poco a Jin, quien no deja de mirar de reojo en dirección a dónde está el tan apuesto Ceo.
-Bien... -susurra Taehyung, mientras intenta hacer que sus nervios se esfumen para así poder ir a hablarle a Seokjin y no dejarle más que simples poemas cada mañana -, estoy bien.
-Señor Kim, ¿puedo hablar con usted? -habla una voz gruesa y un poco mandona aun lado de su modelo femenina.
Asintiendo simplemente, Taehyung observa con cautela cómo Jin se levanta de su asiento y empieza a caminar sin decir nada más que aquello que ha dicho.
«¿Quiere que lo siga?» se pregunta Taehyung, a lo que rápido su subconsciente responde; «Claro que quiere eso, vamos.»
Con un caminar totalmente distinto a como se siente por dentro, Taehyung sigue de cerca a Jin y sin siquiera saberlo, muestra un aura de seguridad y tranquilidad que por dentro para nada siente pero que todo mundo cree al verle imponente.
-Dime Seokjin, ¿en qué puedo ayudarte?
Controlando pausadamente los latidos de su corazón, Taehyung adentra sus manos en los bolsillos a los costados de su fino y elegante traje azul marino, que desde luego resplandece ante la mirada de Jin, inclusivo al grado de hacerlo tragar duro y dudar sobre lo que está apunto de decir.
-Y-yo, y-yo -balbucea algo perdido Jin, aunque ahora ya no por el fino traje de su jefe, sino por la mirada penetrante que le dedica, misma que queda perfecta con su cabello rubio, ligeramente ondulado.
-¿Te sientes bien? -cuestiona más que curioso Taehyung, al percatarse del precioso color rojo que está comenzando a adornar las orejas de Jin.
Colocando sus manos sobre una de sus orejas, Jin sabe que el hombre pelirrubio frente a él, ya ha notado su nerviosismo.
-Hace calor aquí -Con una extensa sonrisa, Jin habla, todo por supuesto como una manera de que su nerviosismo baje o bien como excusa de el porque está reaccionando así su cuerpo.
-Seguro -canta Taehyung, siendo consciente desde luego que ese es uno de los días más fríos del mes de octubre -. ¿Y bien?
-Lo lamento. Quería preguntarle si usted, que es una de las personas que llega más temprano, ¿no ha visto quien me deja todos los días y sin falta un poema en mi lugar de trabajo?
-Sé bien quien los deja -Piensa su subconsciente, aunque en voz alta, llamando por completo la atención de Seokjin, quien tan pronto escucha aquello abre sus ojos con gran sorpresa.
-¿Quién lo hace? -interroga el menor, haciendo los vellos en los brazos de Taehyung, erizarse en su totalidad.
-Yo -confiesa finalmente el rubio, pero muy, muy bajo.
-¿Cómo dice?
-Seokjin... Yo soy la persona que te deja todos los días desde hace dos meses un poema en tu lugar de trabajo. Al principio era con la finalidad de hacerte sentir bien, pues la condición de tu abuela entiendo no es la mejor, pero con el paso del tiempo, me fui enamorando de ti, de tu forma de ser y vamos soy el CEO, todo mundo aquí me tiene miedo, todos menos tú -sonriendo, Taehyung recuerda aquella primera vez que Jin lo reto, demostrándole que todos eran iguales sin importar el puesto y que debía de mejorar su forma de tratar a sus empleados.
-Creí que me odiaba -asegura el menor, ya que varias veces ha visto al mayor mirándole con recelo -. Es decir, desde el primer momento desafíe su autoridad, pensé que tenía motivos para hacerlo.
-Claro que no, bonito -menciona sin cuidado el de hebras rubias, haciendo a Jin mirarle con cierta ilusión -¿Cómo podría hacerlo si eres increíble?. Lamento mi forma de ser en un principio.
-¿Por qué yo? -cuestiona Jin, haciendo un poco ofender a Taehyung.
-¿Enserio me estás preguntando eso?
-Usted más que nada sabe cómo es mi vida; es un desastre, ¿por qué usted se enamoraría de un desastre así?
Acercándose con cautela a Jin, Taehyung toma suavemente la barbilla del mismo joven y sin dudarlo, delicadas caricias le proporciona a la misma.
-Eres el más bonito desastre que pueda existir. Porque no querría estar contigo y tú desastre, ninguna vida es perfecta y menos la mía.
-Es un importante CEO, además y por si se le olvida, en las reglas del contrato laboral se estipula que las relaciones entre el personal están prohibidas, no quiero perder mi trabajo -se excusa Jin, al mismo tiempo en que aleja la mano firme de Taehyung sobre si -. Olvide esos sentimientos que tiene por mi, pronto pasarán seguramente...
Sosteniendo de manera firme el antebrazo de Jin, Taehyung mira seguro de si a Jin y sin poder evitarle dice:
-También te gustó, ¿no es cierto?
Soltándose débilmente del agarre de Taehyung, Jin se encamina nuevamente por el pasillo que lo introduzca al comedor nuevamente y así poder olvidar un poco sobre lo que ha hablado con Taehyung, su jefe.
-Jin...
-Taehyung...
-No te dejaré huir tan fácil con aquella excusa, sé consciente de ello Seokjin.
-Y yo, no espero que lo haga. Al menos no con esa.
-Ninguna excusa me va a hacer cambiar de opinión con respecto a ti.
-Ya veremos más adelante...
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