Capítulo 1
Bombón
Por lo general vengo a los partidos acompañada de Bellota. Es parte de nuestra pequeña rutina cuando tenemos juego en casa. Tengo miedo de que eso sea nuestra ruina el día de hoy. Ha tenido una entrega de un trabajo de último momento por lo que no ha llegado aún. Soy tan supersticiosa como los jugadores. Y tengo mis razones. Vamos dos abajo esta noche y estoy segura que es porque Bellota aún no está aquí. Eso o porque el enemigo también está en las gradas. La sonrisa de satisfacción del novio de Burbuja no me gusta nada.
—Vaya que Vermont ha mejorado. —menciona mientras se apoya aún más en el asiento. Entorno la mirada. No diría que han mejorado. Sus estadísticas han sido las mismas. Es más, la única mejoría fue del arquero que había estado mostrado algunas molestias en el pie izquierdo. Por lo que tengo entendido, es el único bueno en esa posición y el entrenador no quería arriesgarse a regalar más puntos si lo sacaban. Me guardo el comentario. No conozco tanto a Jason, bueno no en el ámbito personal. Solo sé lo que una buena persona interesada en el hockey debe saber; sus estadísticas, habilidades, puntos fuertes y débiles. Mm. Quizás si no estuviera en pareja con la amiga de Bellota, me fijaría en él como una conquista. Aunque se sentiría tan mal. Es el enemigo, literalmente.
—Los chicos deben estar distraídos. —menciona la rubia con nervios. Eso es lo que pienso yo también. No están jugando bien. Por lo general la combinación de Mackenzie y Walker es letal. Pero ahora solo están haciendo pases sin sentido y que no llegan a nada. Si Vermont fuera un poco inteligente y talentoso, tendrían uno de sus mejores puntajes. Agradezco que no sea así. Faltan dos minutos para el terminar el segundo tiempo. Solo espero que no pierdan más oportunidades y que el entrenador los haga sudar de miedo. Me levanto del asiento instantáneamente cuando veo que nuestro número cuarenta y cuatro se adelanta por el lado izquierdo luego de pelear por el disco. El dieciséis toma ventaja y se posiciona por delante, sin que la jugada sea offside. Recibe una preciosura de pase, con una velocidad y fuerza impecable ataca a la portería. El marcador se ilumina y las Águilas festejamos. No me olvido de saltar, gritar y celebrar. Burbuja también lo hace pero no con tanta efusividad.
—Suerte... —murmura por lo bajo Jason que sigue en su asiento. Burbuja se sienta a su lado pero él no se muestra cariñoso. No entiendo esa dinámica. Desvío la mirada de ellos y me enfoco en los jugadores en el centro. No queda mucho para que termine el tiempo. Ha sido un punto fantástico. Fue tan veloz que nadie pero nadie se lo ha esperado. Aún falta que lo empaten y, si siguen con esas energías, ganen el partido.
El árbitro pita el silbato y finaliza el segundo tiempo. Suspiro y veo mi móvil de nuevo. Sin mensajes nuevos de Bellota. Si sabía que Mackenzie y Walker iban a hacer esa jugada, hubiese grabado. Ha sido impecable. Repito la maniobra en mi cabeza una y otra vez. Fue tan perfecta, tan hermosa.
—Voy al baño. No me tardo. —aviso con tono suave y sin llamar tanto la atención. Tomo mi bolso y salgo dispuesta a hacer del uno antes de que se ocupen todos los baños. Me apresuro. Trabo una puerta y me bajo la falda de tabla. Salgo luego y me lavo las manos. Me retoco el brillo labial hidratante. Quizás no haga tanto frío pero apenas lo haga mis labios estarán agrietados y no quiero eso. Crecer en Miami me ha dado esas desventajas. Ahora que estoy en la otra punta del país, es muy difícil acostumbrarse a las bajas temperaturas y los labios agrietados. Me ajusto la media cola alta. Desenredo algunas mechas. Uf, ya debería ir al estilista. Tengo las puntas un desastre.
Salgo y me encuentro con el cuerpo bajito de mi mejor amiga. Tiene un gorro de lana sobre su hermoso cabello oscuro. La abrazo por los hombros, sorprendiéndola.
—¡Por fin! Pensaba que nunca llegarías. —frota su mano sobre uno de mis brazos. Se aleja luego y se sienta en el espacio que le reservamos.
—Ni lo digas. Mi hermano me mataría. —frunce el ceño. Deja su bolso en el suelo. Bellota estudia comunicación, igual que yo. Ella está un año arriba mío. Por lo general es el año donde empiezas con las prácticas. —Hemos organizado para ver quién cubrían las noticias deportivas. Ha sido complicado.
—¿Entonces?, ¿pudiste elegir? —pregunta Burbuja. Sonríe con victoria.
—Claro que sí. Están hablando con la reportera asistente de hockey sobre hielo. —habla con orgullo. Y más le vale. Estaría encantada si tuviera ese puesto.
—¡Felicitaciones! —la rubia se adelanta y la abraza con emoción. —Deberíamos ir a celebrarlo.
—Solo si ganamos este partido. —menciona viendo el marcador en la pantalla led. —¿Qué coño ha pasado? ¿Cómo es que Vermont va por encima de nosotros? —el novio de la rubia se ríe. Frunzo el ceño junto con Bellota.
—Nada. Pero espero que podamos festejar después.
—¿Me recuerdas el porqué tu novio, jugador de otro equipo, viene a nuestros partidos? —pregunta con la mirada afilada sobre el chico de ojos negros. Burbuja nos mira con compasión y luego ve a su pareja. Lo abraza y apoya su cabeza sobre su pecho.
—Porque le quiero. —sus ojos son de cariño puro. De verdad siente eso hacia este patán. Él por el contrario no hace nada digno de esas palabras, le sonríe y vuelve su mirada a la pista.
—No puedo discutir contra eso. —admite. Se relaja una vez que Jason no molesta más con comentarios negativos. Tengo entendido que se conocen de antes, lo cual me llama mucho la atención. Estoy casi seguro que su hermano la tendría que haber matado en el momento que se enteró. —Por favor si Brick pregunta dile que llegué a tiempo.
—Aún no entiendo eso. —me cruzo de brazos. —Me parece tierno que piense que eres su amuleto de la suerte.
—Las supersticiones en el deporte no son nada buenas, y el idiota es el más creyente de esas cosas. —se queja.
—Oh vamos, es tierno. Además que es sano tener ese tipo de creencias.
—¡Por supuesto que no! —me mira analizándome. —Genera espectativas. —niego. Es verdad que genera esperanzas, y eso es parte fundamental de la energía del equipo y de los jugadores. Hay estadísticas que validan esto.
La atención de la tribuna vuelve al hielo cuando oímos el pitido del arbitro. Los jugadores ingresan. Siento cómo me tiemblan las manos. Esta sensación de adrenalina y nervios se apodera de mí. Estos son los partidos que más disfruto. Nunca se sabe qué puede pasar y no puedes despegar los ojos del juego. No me puedo imaginar lo que sienten los jugadores. Veo el número dieciseis y el cuarenta y cuatro en el centro del hielo. Llega dos segundos después el capitán de las Águilas: Michael Reed. Debe medir lo mismo que uno de los mejores defensores del campo, Butch Sanders. Seguro que el entrenador le ha dado una buena reprimenda por los puntos comidos.
—Ahora sí que viene lo bueno. —la voz de mi amiga nos llama la atención. Burbuja la mira espectante y luego ve a Brick, el central.
—Tienes razón. Brick va en serio. —se muerde el labio superior. —Más vale que los demás estén a la altura. —Bellota siente. Se frota las manos y se acomoda mejor en su asiento.
Brick
El aliento se vuelve más intenso con el frío del campo. Puedo sentir los latidos del corazón en la garganta. Solo queda un tiempo para ganar este partido. Boomer ya está lista a mi lado para atacar en el momento que el disco esté libre. Michael también está listo. Fijo la vista al arquero, aún se está terminando de recuperar de su lesión. No está apoyando su fuerza del todo en el lado izquierdo. Quizás podamos llegar a apuntar en esa esquina.
Cuando el silbato pita, el disco ya ha salido del jugador del centro para uno de sus extremos. Boomer se desliza con rapidez para llegar a bloquearlo. Patino por delante del mediocampista para que no reciba el pase devuelta. Boomer no llega a robar el disco, que pasa directamente a mi marca. Afortunadamente logro recibir el disco yo, hago un pase eficaz para Butch dándome el tiempo de deshacerme de mi marca. Boomer y Michael soportan a los extremos mientras me hago lugar en la defensa. Butch hace otro pase a Michael. Empuja a su marca y se hace con el otro defensa golpeándolo contra los límites del campo. Me hace un último pase para que logre marcar esquivando al defensa. Apunto hacia la esquina izquierda al ras del suelo. Me freno en el momento que todo se vuelve en cámara lenta. Boomer se me abalanza sobre mí celebrando el punto.
—Joder, eso ha sido increíble. —nos adula cuando Michael llega a mí.
—Gran punto chaval. —me felicita el capitán. Mi pecho se hincha de orgullo. Sonrío.
—No festejemos mucho que aún no ha terminado. —les advierto pero en realidad estoy listo para restregarles la victoria en la cara. No hay forma que perdamos.
Busco a rostros familiares en las gradas. Veo a Bellota y Burbuja celebrando la victoria con aplausos. También está Bombón, una amiga de mi hermana, festejando con efusividad. Sonrío. Es bueno tener este apoyo y más cuando jugamos en casa. Al lado de Burbuja está Jason. Joder. ¿En serio tiene que venir? Quiero a Burbuja pero su novio es un idiota.
Los minutos faltantes cursan con velocidad. Cuando se pita el último silbato de la noche, el marcador es a nuestro favor. Cinco a tres. El entrenador nos deja celebrar en el hielo. Boomer está emocionado y Butch le sigue la onda a su manera. Blitz ahora está más relajado. Se había sentido culpable por los dos goles junto con Butch. La realidad es que la ofensiva esta noche estuvo muy mala. De seguro que no nos salvamos de la furia de Ortega. Bellota me hace una seña, la que significa que nos vemos afuera.
Luego vamos a los vestuarios. Estamos eufóricos. Es el primer mal partido que tuvimos. La mayoría fueron victorias sencillas. Butch persigue a uno de los jugadores de primero que le ha robado el bolso.
—¡Hijo de puta, está mi móvil ahí! —le grita mientras corre en calzoncillos. Michael se ríe y Boomer aprovecha para burlarse de él. Yo tomo mis cosas y me voy a las duchas. No me tomo más de siete minutos. El pelo es lo que más me toma tiempo. En los banquillos veo a Boomer listo y con su sonrisa de galán. Butch se está atando las botas oscuras.
—Me imagino que ya tienes alguna idea de un sitio para salir a saborear nuestro triunfo ¿verdad? —me consulta mi amigo rubio. Salimos los tres por la puerta de salida que comunica la arena. Aún hay gente dentro. Muchos nos felicitan y ovacionan nuestro nombre.
—Preguntemos a los demás. —si soy sincero no soy el mejor para decir dónde hacer las fiestas, solo sirvo para estar ahí y pasarla bien. Salimos del estadio. La brisa se siente más fresca. Veo la cabellera roja de Bombón y los guio hasta allí. Nos tomamos el tiempo de saludar a cada uno, incluido Jason.
—Por favor díganme que hay planes para esta noche. —suplica el rubio con la mirada. —¿Discoteca, fiesta de fraternidad, fiesta en casa, algo?
—Uhh, me gusta la idea de la fraternidad. —menciona la amiga de mi hermana con una sonrisa. —Seguramente sea mi última fiesta grande antes de sumergirme en papers. —pone una carita de perro mojado que podría comprar a cualquier persona.
—Eres una dramática. —suspira Bellota mientras se corre unos mechones de cabello del rostro. —Me apunto. No tengo ningún partido que cubrir mañana. —frunzo el ceño.
—¿Cubrir partidos? —pregunto con curiosidad. No sabía que estaba reportando algunos juegos.
—Oh, sí. Tu hermana ahora es reportera asistente. —sonrío y la abrazo.
—Felicitaciones.
—Con más razón hay que salir a festejar. —dice con voz aguda Burbuja. Está abrazada a Jason. Intento de ser lo más... cordial posible. Conozco a esa rubia desde la infancia, es prácticamente una hermanita. Pero ha dejado bien en claro que no le gusta que discutamos y menos por un «simple deporte». Admito que esa última línea me dolió, pero más me dolería perder a una amiga valiosa.
—Pero no quieres una fiesta así ¿verdad cari? —interrumpe Jason. Vale, ya el rostro de asco no lo puedo fingir. Burbuja lo observa y luego asiente.
—¿Qué les parece si ustedes celebran a lo grande? —dice incómoda. —Después haremos algo en la semana ¿si? —mira a mi hermana. Bellota asiente.
—Podemos ir a cenar todos si les parece, luego vamos a una fiesta nosotros.
—Me gusta la idea. —dice primero Bombón. Sus labios con brillo llaman mi atención de último momento. Los veo moverse pero no presto mucha atención a la conversación.
—No perdamos tiempo entonces. —aplaude Boomer con su bolso colgando de su hombro. —Elijo yo restaurante.
—Y yo consulto las fiestas. —aporta por fin Butch.
Boomer
—Aquí a la derecha y luego estaciona. —le indico a Butch. Sigue mi orden sin chistas.
—¿Newton Center Town Pizza? —pregunta con tono indignante. Butch podría pasar por un tío simple pero cuando se trata de comidas es quisquilloso. No sé cómo fue alimentado de joven pero madre mía que hay paladar fino en esa familia. Me bajo de su camioneta y cierro la puerta detrás mío.
—Son las mejores pizzas de por aquí sin duda alguna. —replico. Cuando Butch no cocina y estoy solo, suelo pedir pizzas de este sitio. Ricas, calientes y porciones grandes. Eso es todo lo que un jugador hambriento necesita. No esperamos a que los demás lleguen. Nos adentramos al local y una señora muy maja nos da la bienvenida. Nos pregunta cuántos somos. Nos guía a una mesa grande y nos deja varias cartas para ver las comidas. Los chicos nos alcanzan y cada uno toma un sitio. A mi lado está Butch con cierto malhumor, a su lado Bombón. Al frente de ella Brick, quien estratégicamente se ha separado del tal tío Jason, a su lado su hermana, le sigue Burbuja y en la esquina y a mi izquierda Jason.
Nunca pensé que elegir unas putas pizzas tardaría tanto. Joder. Se piden las normies y listo. No hay que ser tan complicado en esto. Obviamente Butch y Bellota no están de acuerdo con eso. Se toman el puto tiempo para elegir cada tipo de pizza. Brick por suerte, está con paciencia gracias a la victoria de hoy. Burbuja trata de apaciguarlos. Me da ternura. Tiene todas las vibes de una maestra de la primaria. Dirijo mi mirada discreta hacia su novio. ¿Una estudiante de maestra y un jugador de hockey de otra uni? Una combinación interesante. Aparto mi mirada y me encuentro con los ojos celestes preciosos que me atrapan in fraganti. Me sonríe al instante.
—¿Mañana tienes libre? —pregunta a su pareja. Él se mueve incómodo. Se rasca la nuca con su mano izquierda mates de responder. Hace que lee la carta.
—No. Voy a estar liado con el grupo de estudio. —estira su mano y apoya su mano en su muslo. Vaya, ¿grupo de estudio un domingo? Qué aplicado... Frunzo el ceño.
—Ouh. —menciona decepcionada.
—¿Qué estudias Jason? —pregunto interrumpiendo su conversación semiprivada. Me mira con inquisición. Puedo sentir las miradas de los demás sobre mí.
—Literatura. —sonríe.
—Vaya, igual que Brick. Qué casualidad. —la mirada de Brick son como cuchillos en mi pecho. Debo aguantar la risa, debo aguantar la risa. —No te ves un chico de literatura.
—Es cierto. Elegí la carrera por lo fácil que es currárselo. —se cruza de brazos. —Pero lo mío es ser jugador profesional. —le sigo la conversación con una risa flojita.
El mesero nos interrumpe con nuestras bebidas. Para algunos cervezas, otros refresco y otras agua sin gas. Trato de incluirme en la conversación con los chicos. Están animados. Brick más que nada, en Butch es difícil de percibirlo. Vivir con él por tres años me ha dado esa habilidad de percepción.
—Buenas noticias. La casa SHERDIA hace una fiesta esta noche. —avisa Butch.
—Por supuesto que no. —se queja la pelirroja. Tanto Brick como Butch la miran con el ceño fruncido. —¡Va a estar lleno de mujeres! —suelto una pequeña carcajada.
—Creo que esa es la idea cariño.
—Piensa positivo chica. —anima Bellota. —Si hay mujeres, también hombres. Así funciona el mercado.
—Digamos que es algo así. —aporta Butch. Ambos estudiamos finanzas por lo que sabemos más de lo normal en ese tema, o por lo menos lo esperado si estudiamos la carrera.
—¿Ves? Tengo razón. —señala a mi amigo mientras ve a su amiga. —Es perfecto. Oh no espera. —mira a Butch ahora con el ceño fruncido. —¿Cuántos de sus amigos irán?
—Todos. —responde esta vez su hermano. Bellota tensa su rostro.
—¿Ves? Ahora tengo razón y debemos ir a otra fraternidad. —Bombón parpadea varias veces e intenta de convencerla con la mirada.
—¿Por qué? Ya estaba decidido. —pregunto con indignación.
—No le gustan los jugadores de hockey. —responde por ella Burbuja. Me desvía la mirada.
—¿Entonces qué haces aquí con nosotros? —pregunta Butch llamando la atención de varios. Por lo general no toma la iniciativa en las conversaciones.
—Se refiere a que no me gusta liarme con ellos. —la morena toma un sorbo de cerveza. —Uh sí. —exclama cuando ve las pizzas en las manos del mesero. Las deja en la mesa y no tardamos en devorarlas.
Bellota
—¡Adiós! —se despide Burbuja de la mano de su novio. Se van en en auto de él.
—Nos vemos. —responde Bombón. Nos dirigimos al auto de mi hermano. Por lo general me gusta ir en mi coche pero hay gasolina que pagar de por medio y no le pediría ni un duro a mi familia. Los quiero un montón pero quiero ganar mi propio dinero. Así que si Brick me puede tirar a algunos sitios, me viene genial. Bombón viene con nosotros. Va adelante por petición mía.
—Ha sido increíble ese pase de Michael. —menciona dando pie a una conversación. —Siempre me sorprendo con su habilidad.
—Sí, ha sido una pasada. Encima que sabe cómo tratar a la defensa enemiga. —sigue mi hermano. Tiene razón. Michael es buenísimo como jugador, por eso es el capitán. Eso y porque sabe unir al equipo. No sé cómo harán el año que viene sin él. Será un caballo sin cabeza.
—Tú tampoco te quedas atrás. —halaga Bombón. —Usaste la desventaja del portero a tu favor. —mira hacia el ventanal.
—Ortega tiene buena mano para las estrategias. Sabe todo lo que tenemos que saber para los partidos.
—¿Creen que será una buena idea hacerle una entrevista? —interrumpo. A ver, ya le han hecho unas cuantas, pero es un nuevo año y el equipo está en racha. Creo que puede ser el mejor momento. Además tengo conocimientos, sé de lo hablo y sé qué cosas puedo preguntar. Aunque en realidad la entrevista no la haría yo. Solo estaría allí, de ayuda.
—¡Uy! A mi me encanta la idea. —dice Bombón emocionada. Supongo que entiende la emoción de las buenas entrevistas. Nos apasionada casi lo mismo, por no decir que lo mismo. Única diferencia, a ella le molan los jugadores de hockey y a mí por supuesto que no. Es más estoy harta de ellos. Desde el secundario, último año más que nada. —Debes ser astuta con las preguntas, ¿eh? A Ortega no es fácil de sacarle información.
—¿Cómo sabes eso? —pregunta mi hermano. Pierdo el hilo de la conversación cuando llegamos a las calles de las fraternidades.
Al final nuestro destino es SHERDIA. Me lograron convencer, solo porque me garantizaron que iban otros tíos. Puedo parecer un poco superficial pero ¿a quién no le viene bien divertirse un poco con alguien más? Pero mi ley número uno no se puede romper. Brick estaciona y pone el seguro al auto. Nos bajamos en la casa y ya se puede notar la fiesta de lejos. Están las luces y las chicas de la sororidad dándolo todo para llamar la atención de los universitarios.
—Le he enviado un SMS a Teresa, la conociste el año pasado ¿te acuerdas? —Bombón me mira con el ceño fruncido y luego lo relaja.
—Ah sí, era muy maja. —dice simplemente. Avanzamos por la entrada de la casa donde dejamos el dinero en la urna para la entrada.
—Boomer y Butch ya están adentro. —dice Brick tomándose el tiempo de analizar a Bombón. Seré poco perspicaz pero entre estos dos hay cierta tensión palpable.
—Jooo, ¿y los demás? —pregunto indignada. Me cruzo de brazos. Debí haber traído más abrigo. He vivido aquí toda mi vida pero nunca me he terminado de acostumbrar a las transiciones de temperaturas.
—Adentro. —señala pero está distraído con mi amiga.
No tardo mucho en entrar a la casa. La fiesta está buenísima. Me encantan este tipo de juntas. Es dinámico aunque cliché. Visualizo a los grupos que se van formando. Bailo mientras voy buscando a alguien apetecible. Hay muchas cosas complicadas de haber crecido con mi hermano. Una de ellas es tener los estándares tan altos. Es guapo, demasiado para el promedio. Ahora solo puedo salir con tíos guapos. Suena un problema tan superficial que es triste hasta para mí. En mi defensa, el no sentir atracción por nadie es terrible.
Esta noche a mi favor tengo mi celebración y unas cervezas encima. ¡Ey! Más probabilidades de que me importe un culo la apariencia del tío. A lo lejos veo a Boomer y a Butch hablando con los demás miembros del equipo.
Bailo un rato más sola, hasta que un chico, que tiene pinta de jugar fútbol americano, se une a mi. Alto, moreno y sabe moverse. Me gusta. Le robo el vaso rojo del que está bebiendo. La cerveza barata pasa por mi garganta como si fuese agua. La vida es buena con fiesta, bebidas y buena compañía.
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Ya tenemos 1er capítulo yay!
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