Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

VIII

Santi

Siempre supe qué los emoquins me quedaban horribles y hoy lo confirmo. Odio usar trajes, pero por Marcos haría lo que fuese.

Estaba preparándome para ir a la fiesta de negocios del padre de Marcos, vestía un traje negro, mis zapatos y mí cabello perfectamente peinando.

Fijé mí vista en el espejo, la verdad no veía tan mal. Escucho la puerta de mí habitación abrirse, veo por el reflejó, qué solo es mí nana mirándome con una sonrisa.

-Que bello mí muchacho -Comentó acercándose.

-Gracias nana, ya tengo qué irme

-¿No viene Marcos por usted?

-No, quedamos de vernos allá. Bueno ya me voy, deseame suerte -dije dándole un beso en la frente y saliendo de la habitación

-¡Suerte! -escuché el grito de mí nana, desde mí cuarto

Agarre la moto, y me fui hacía la dichosa fiesta. No soy un chico de salir de joda, ni siquiera con los chicos.

Llegó al salón en dónde se llevaría a cabo la fiesta, en la puerta habían dos guardias recibiendo invitaciónes y verificando qué las personas esten en la lista.

Me acerque hasta ellos, me miraron de arriba a abajo alzando una ceja.

-¿Quien eres tú?

-Santiago Ortis, estoy en la lista -dije mirándolos serios, a pesar de qué no me gustaban está clase de reuniones, estaba más qué acostumbrado, debido a los grandes empresarios qué son mis padres

-Acá estás, denle un antifaz y que pase -¿Antifaz? El guardia al ver mí desconcierto, habló. -es una fiesta con antifaz.

Asentí, agarre el antifaz qué me dio el otro guardia y me lo coloque. Ingresé al salón, mirando para todos lados, para poder encontrar a Marcos, había ciento de personas metidas en este lugar.

Un mozo se me acerco a ofrecerme una copa, la agarre y le dije un simple «Gracias»

Cuándo divisé a la familia de Marcos, me acerque a ellos bebiendo de la copa, estaban con un matrimonio y un joven, qué parecía ser una año menor qué yo

-Buenas noches -saludé cordial, recibiendo la mirada de todos, los señores me miraban con cara de confucion, mientras que los padres de Marcos me sonreían

-Santi, qué bueno qué hayas venido. Marcos no tarda en llegar, ve siéntate -habló la madre de Marcos, fundiendome en un abrazo y ofreciéndome un lugar

Asentí mirando hacía enfrente, decidí presentarme para no ser descortés

-Soy Santiago, un gusto conocerlos señores...-corte la oración, al no saber quiénes eran.

-Encantados muchacho, somos Gloria y Ernesto Finch y el es nuestro hijo Freddy.

Asentí, bebiendo de mí copa. Pasados unos minutos note qué Marcos se acercaba a nuestra mesa, contenía una sonrisa mientras fijaba una sonrisa en el rostro, pero cuando se fijó en los señores y su hijo, su sonrisa decallo y quedó completamente helado.

No se movía, me acerque a el, preocupado.

-Ey Marcos ¿Que sucede?

Fijó su vista en mí, pero parecía qué no me estaba viendo realmente. Salio corriendo hacía un corredor, el cuál se dirigía hacía el baño. Lo seguí para verificar qué estuviera todo bien.

Se detuvo en el lavabo, con la mirada agachada, su respiración se volvió irregular y podría ver finas lágrimas bajar por sus mejillas

-Marcos ¿Que sucede? -Pregunte, colocándome atrás de el.

Me miro, atravez del espejo. Sus mejillas estaban coloradas y sus ojos estaban rojos

-Marcos, dime ¿Que sucede?

-San... -soltó un sollozo -el... Yo...-balbuceaba cosas sin sentido, mientras comenzaba a llorar con más intensidad

Me acerque hasta abrazarlo por la espalda. Se dio vuelta abrazándome de lleno. Se aferró a mí, cómo un pequeño gatito perdido, sus lágrimas mojaban mí camisa pero no me importaba

Cuando vi que se calmo un poco, nos separamos, aunque yo no quería, tenía que asegurarme de estaba bien.

-¿Pasó?

Asintió con su cabeza, limpiando su rostro con la manga de su camisa

-¿Me dirás qué ocurre?

- Solo...-estaba por hablar pero fuimos interrumpidos por una figura, el cuál era el chico qué estaba sentado con los señores Finch

-Marcos Gauna, que sorpresa verte por acá -dijo cruzándose de brazos

Marcos no dijo ninguna palabra, es más parecia que había quedado completamente inmóvil

-¿Qué? ¿El ratón te comió la lengua? Claro nunca fuiste de muchas palabras. Sobre todo el día que te fuiste, fue muy grosero el golpear mí rostro cómo despedida.

Mí cara parecía todo un poema, ¿Se conocían? ¿Que relación tenía Marcos, con este tipo?

- Pareces confundido amigo -dijo viendo mí rostro -Y supongo qué nuestro amigo Marcos, no te contó nada sobre nosotros ¿Verdad?

¿Eh?

Marcos lo veía con ganas de querés matarlo. Sus manos las tenía echa puños y su rostro estaba contraído por la ira

-No, claro que no -dijo riendo- Pues veras, Marcos y yo éramos...

-Tu y yo, nunca fuimos nada -hablo Marcos, tomando la palabra por primera vez -Que yo recuerde, fuiste vos el qué te aseguraste de sacarme de tu miserable vida. No me fastidies ¿De acuerdo?

Tomó mí mano, y salimos de aquel lugar. Mí cabeza era una maraña de preguntas pero decidí no preguntar

-Marcos...

-Vámonos, porfavor -me miró a los ojos, suplicándome

Asentí con mí cabeza

-Vamos, vine en moto.

Nos despedimos de los padres de Marcos, su madre no nos quería dejar ir, pero marcos le dijo algo al oido y su expresion cambió, dejándonos libres.

Nos montamos en mí moto, Marcos deslizó sus manos sobre mí abdomen haciendo que millones de mariposas exploten en mí interior.

Llegamos a casa, y bajamos de la moto; cuando entramos, lo primero que vimos fue a Rosita recibirnos con una expresión confundida

-Joven Santiago, no lo esperaba tan pronto ¿Pasó algo?

-No es nada Rosita, te presento a «Marcos» -dije haciendo énfasis en el nombre de Marcos, mí nana captó enseguida quién era y le dio un fuerte abrazo.

-¡Que gustó conocerlo, joven Marcos! Mí nombre es Rosa.

-Mucho gustó, Rosa -habló con desganades

Saque mí celular y les mandé a mí amigos qué vinieran a mí casa.

-Nana, estaremos en mí cuarto -le informe, dirigiendome con Marcos hacia la escalera.

Llegamos a mí cuarto e invite a pasar a marcos. Se sentó en un extremo de la cama y yo del otro, nos mantuvimos en silencio hasta que hable:

-¿Estás bien? -inqueri, dudoso

Negó lentamente, cabizbajo.

-No, pero lo estaré, siempre lo estoy -dijo, encogiendose de hombros.

Escuchamos ruidos proveniente de las escaleras, seguido de los chicos entrando a la pieza

-Aca estamos -dijo Ian, dando un paso hacia adentro.

-Pense que te gustaría un poco de compañia -dije mirándolo con una sonrisa, a lo que me agradeció con una simple sonrisa de boca cerrada.

-¿Y bien? ¿Qué paso? -dijo Ian. Mientras se acostaba de un lado y Sam, del otro lado.

Nosotros nos dimos vuelta, viendo hacia la cabezera.

-Bueno, supongo qué ahora qué vamos a hacer amigos, y qué quiero intentar una relación con San; supongo qué es momento de decirles el porqué me mude acá. Todo empezó cuando inicié la secundaría, cómo ya sabrán, soy gay aunque eso no es ninguna noticia. Yo tenía un mejor amigo, San tu ya lo conociste, Freddy era cómo un hermano para mí, solíamos hacer todo juntos; al pasar los años esa amistad se fue convirtiendo en algo más, cuando me le declare el solo dijo «¿Encerio crees qué soy un maldito homosexual? Vete al infierno». Cabe decir que esas palabras me marcaron mucho; eso fue un sábado, el lunes al regresar a la escuela, es se había encargado de decir qué yo era homosexual, todos en ese lugar son unos malditos homofóbicos; me hicieron la vida miserable, me golpeaban, me pegaban carteles, y me humillaban en público, pero un día se les fue la mano y me dejaron tirado, golpeado y desangrando. Desperté en el hospital con cinco costillas rotas y moretones en el cuerpo, ahí fue cuando mis padres se enteraron de lo qué sucedía y decidieron qué mudarnos era la mejor opción.

Termino su relato con lágrimas bajando por sus mejillas. Decir que estaba molesto es poco, ¡Estaba furioso!

-¿A qué se refería con qué no fue una bonita despedida? -pregunte recordando la escena del baño

-Cuando fui a darme de baja del colegio, en la salida me encontré con Freddy y le di un puñetazo.

-Bueno, eso es algo qué yo habría echo -murmuro Ian, mirándolo con una sonrisa -pero Marcos, ahora no tienes nada de qué preocuparte, nosotros te cuidaremos, nos cuidamos entre nosotros. Para eso están los amigos.

Y ahí está, la frase motivadora de Ian Zarate.

Marcos le dio una sonrisa de boca cerrada. Ian y Samuel estuvieron durante media hora hasta qué se fueron.

-¿Ya te vas? -le pregunté, acercándome a el

-Si, ya me voy. Gracias por todo.

-No la des, quiero que estés bien -le dije acomodando un mechón de pelo que estaba sobre su cara.

-¿Y entonces me vas a besar o no? -interrgo, mirándome a los ojos.

Acorte nuestra distancia, y apoye mis labios sobre los suyos; abrió su boca dejando entrar a mí lengua, profundice más el beso colocando mí mano detrás de su nuca; tanto mí lengua cómo la el, danzaban con toda la precisión. El aire se nos hizo corto y tuvimos que separarnos.

-Bueno, ahora sí, ya me voy -dijo sonriendo, lo acompañe a la puerta principal en donde lo despedí prometiendo que lo iba a llamar.

Quedé sonriendo cómo idiota hacía la puerta, sin dudas hoy fue un día de locos.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro