EXTRAS +3 »Te amo💕«
Hola amorcitos, antes de empezar quiero decir que este es el último capítulo extra, nomás queda el epílogo y los agradecimientos y bai :'(. En fin, quiero aclarar que en este capítulo me saldré de lo canónico, y me guiaré un poco con las headcanons del fandom.
Ya van a ver a qué me refiero n.n 💕 espero que lo disfruten amores, este capítulo va a derrochar tanta azúcar que les va a provocar diabetes (? La canción de multi es la que Milo toca 👁️
█──────♡──────█
Mientras Camus leía tranquilamente un libro en su espacio personal, Milo aprovechó ese tiempo para tomar lápiz, papel y ponerse manos a la obra. Sabía que el Acuario estaba tan concentrado en la lectura, que para su dicha, no le iba a prestar tanta atención a lo que estaba haciendo.
—Jum... No, creo que esto va acá— con el mismo borrador del lápiz, borra nuevamente lo que llevaba en el papel— ¡¿Por qué es tan difícil?!— exclamó frustrado, dejándose caer con pesar encima de la mesa.
Camus levantó su mirada del libro y lo observó desde lejos.
—¿Qué se supone que estás haciendo?— pregunta.
—Nada de lo que tengas que preocuparte cariño— responde con gracia—. Mejor sigue en tu lectura.
Aún no muy convencido, Camus le dedica una mirada sospechosa y luego la devuelve al libro.
Lo cierto era que no todo estaba bien para el griego, después de pensar y recapacitar muchísimo tiempo en cómo había sucedido todo con Camus, se dio cuenta de un minucioso detalle. A parte del drama completo que se generó para poder estar juntos, tampoco habían presentado su relación de la mejor manera, y si era sincero consigo mismo, él sabía que Camus (después de lo que tuvo que pasar) merecía algo mejor, quería hacerlo oficial de una manera más sencilla pero delicada.
Quería tener una cita como cualquier otra pareja la tendría antes de anunciar el noviazgo. Aunque en su caso, sería totalmente al revés.
—¡Ya sé!— se levantó de pronto de donde estaba medio echado a morir por no tener idea de que hacer, y tomó el lápiz para seguir escribiendo— Bien, creo que con esto bastará— alzó el papel al aire y sonrió satisfecho.
—Milo, en serio me estás comenzando a preocupar. ¿Qué haces?— pregunta desde el otro lado.
—Pronto lo sabrás. Mientras tanto iré con Aioria por un asunto, en fin, nos vemos al rato Camus.
El mencionado frunce ligeramente el ceño, por más que trabajara en evitar su molestia no lo podía lograr.
—No olvides esto— Camus alza su mirada, y es sorprendido por el beso que Milo le da, no obstante no se aparta y corresponde— Te amo.— Sonríe para después desaparecer del templo.
Y por esas mismas cosas eran las que evitaba que se enojara, porque sabía que lo hacía a propósito. No. Le había demostrado que en verdad le quería, no tenía que porqué empezar a dudar.
—Que has hecho conmigo, Milo— habla una vez que se ha ido y deja escapar un suspiro.
Por su parte, el griego va directamente hasta Leo donde sabía que su mejor amigo se encontraba allí.
Necesitaba ayuda porque después de tantos años iba a hacer una completa locura, oh bueno, solo quería comprobar que sus dotes de músico aún seguían vivos en su interior.
Y solo Aioria le podía ayudar a averiguarlo.
—¿Quieres que te la preste? Milo pero si hace años dejaste de tocar la guitarra, ¿Qué carajos?— el joven lo veía extrañado.
Hace muchos años, exactamente cuando eran plenos adolescentes de dieciséis años, ambos habían aprendido a tocar la guitarra acústica gracias a la ayuda de uno de los altos mandos que ayudaban al patriarca. Los músicos que recitaban melodías para el pontífice a veces les enseñaban pequeñas notas a los dos chicos, hasta que estos mismos poco a poco aprendieron. En algunas ocasiones, el joven Escorpio iba acompañado de su mejor amigo para pedir prestada una de las guitarras que tenían los más adultos.
—Dime que aún la tienes— rogó.
—¿Y la tuya?— se cruzó de brazos.
—Yo... Sé que debe estar por ahí en el templo, pero no tengo todo el día para buscarla, ¿Sabes? La necesito rápido para saber si aún tengo los dotes musicales— ambos rieron— Tengo... Una canción especial para Camus, y no sabía cómo dedicársela hasta que recordé que hace muchos años habíamos aprendido a tocar la guitarra. Tengo las notas completas pero no hago nada si no tengo una...-
—Ya ya, ya entendí. Pasa por acá— lo cortó, y lo invitó a su habitación importándole poco lo que tenía por ahí tirado.
Aioria se estiró de puntillas para llegar a lo alto de su armario y tomó un estuche color negro con franjas naranjas a los lados.
—Está completamente limpia porque ni la utilizo, así que si aparece con una solo raya o manchada, voy a meterte el plasma relámpago por el-
—No hace falta tanta violencia— interrumpe—. Ya entendí hombre.
—¿Y a dónde lo piensas llevar?— pregunta curioso.
—Aún no lo sé pero ya se me va a ocurrir algo. Muchas gracias, gato. No sabes la salvada que me acabas de pegar— dice— Solo que necesito un pequeño favor...
Y así fue, literalmente el griego pasó casi todo lo que quedaba de la mañana y tarde en su templo, arreglando algunos acordes y notas que no lograban cubrir perfectamente un espacio en la letra que él tenía planeada para dedicarle. Sonaba cliché cantarle una canción y listo, pero no solo era eso. Realmente iba a mostrarle que le quería, que sus palabras desde un principio no fueron una broma, que la relación que llevaban la iba a tomar en serio, como debía ser.
Necesitaba hacerle saber cuánto lo amaba, y por ello mismo no solo quería decírselo, sino que demostrarlo.
Terminó por arreglar los últimos detalles, y justo cuando estaba por salir de su templo, se topó al francés en la entrada, mirándolo intrigado.
—¿Ibas a algún lado?— pregunta.
—Yo... Eso es lo que debería preguntarte a ti, Cam. ¿Qué haces acá?— esconde las manos detrás de su espalda. Y es cuando Camus sospecha de su actitud, empezando por el notable nerviosismo en su voz.
—¿Estás ocultándome algo?— enarca una ceja. Milo retrocede un paso.
—¿P-Por qué supones eso?— temía que se adentrara a su templo, pues había dejado todo a simple vista en la sala de estar y si Camus lo llegaba a descubrir, su plan se iría al caño.
—Acabas de tartamudear— frunce el ceño— Y tienes las manos detrás de la espalda, al parecer es un actitud sospechosa que tienes desde que saliste de Acuario.
—Ah pues yo...— piensa— ¿Ya te enojaste, verdad?— suspira en modo derrotado.
—No. Solo quería saber. No tienes ninguna obligación de decirme— relaja sus facciones y cierra los ojos— Milo... Pensé que volverías a mi templo.
El griego pestañea confundido.
—Pero... Tú estabas leyendo un libro— coloca una mano en su cintura—. Creí que te estaba molestando con mis ridiculeces...— murmura.
—Tonto, por supuesto que no me estabas molestando. Yo... comencé a extrañar tu presencia después de unas horas en las que desapareciste.
—Ja, ¿Me estás tratando de decir que me necesitabas porque me comenzaste a extrañar?— pregunta burlón para molestarle un poco, más se sorprende de la respuesta.
—Sí, me hiciste falta...— confiesa con un ligero brillo en sus ojos— Me sentía en completa soledad.
El corazón de Milo se estrujó por segundos al escucharlo hablar de ese modo. No lo pensó dos veces para acercarlo a él y recibirlo con los brazos abiertos.
—Perdóname amor— rodeó su cuello con los dos brazos. Camus corresponde el abrazo mientras se aferra a su cintura, colocando su cabeza en su pecho—, estuve un poco ocupado. Prometo que voy a recompensártelo.
Camus asiente sobre su pecho y lo abraza más fuerte. Lo cierto era que la relación de ambos se había vuelto más floreada, más sensible. En especial para el francés, que no era tan orgulloso y frío como antes, al contrario de ello, trataba a Milo con pasividad y no trataba de ocultar sus sentimientos. Lo amaba y ya no quería ocultarlo.
Por su parte, a Milo le encantaba que fuese así, porque había dejado esa pared de hielo que tenía con él, y se dejaba querer.
De algo estaba seguro. Quería estar junto a Camus por todo lo que durara su vida.
—¿Quieres que te cuente un secreto?— Camus alza su mirada, y Milo lo toma del rostro— Te amo más que a nada. No tengo miedo de gritarlo al mundo.
—¿Por qué me lo dices siempre?— ríe un poco.
Era cierto, todos los días, en la mañana, en la tarde, noche, en el entrenamiento, a cualquier hora se lo decía, seguido de un pequeño beso.
—Porque sé que eso te hace feliz— dice, antes de depositar un beso en su frente—, porque no quiero que lo olvides— esta vez le da uno en su mejilla izquierda—, porque quiero ver tu sonrisa cuando lo digo— comienza a enumerar, para darle otro beso en su mejilla derecha—, porque te amo y quiero aprovechar cada minuto para decírtelo, no me importa que te canses de ello— entonces, lo toma del mentón y por fin deposita el beso en sus labios, uniendo sus bocas en un tibio tacto.
—Yo igual— responde después de separarse— Me encantas.
—¿Qué tanto?— da una sonrisa ladina.
—Muchísimo. Tanto así que si me dan a escoger entre golpear un perrito o quedarme contigo, me quedo con el perrito pero él sería el testigo de mis lágrimas por dejarte— responde.
—¡Camus!— reprocha, y al instante escucha una sonora carcajada de éste.
—Por Dios, Milo, ¿Acaso esperas a que golpee un perrito?
—No... Pero eso me dolió— confiesa. El francés ríe y lo besa.
—Solo bromeo. Tú sabes que te amo, no tienes nada de que preocuparte— toma sus manos— Como yo, nadie te ha amado.
Entonces, es cuando tararea una melodía perdida que su cerebro a penas alberga en un rincón, pero que seguía ahí desde que la había oído en una radio.
—Si mis lágrimas fueron en vano y al final yo te amé demasiado, como yo nadie te ha amado— Milo continúa la estrofa recordando el ritmo de la canción. Lo toma de la mano, mientras que la otra la coloca en su cintura, invitándolo a seguirle el paso con una suave melodía que él tarareaba.
—Milo estás loco, alguien puede vernos— susurra.
—No me importa— sonríe, gira sobre sus pies, y da una vuelta— Vamos, Cam, sé que te sabes la letra. Esa canción nos encantaba a los dos cuando eramos niños, lo sé porque una vez te escuché cantándola.
Camus resopla, pero no se niega.
—Lloré y lloré y juré que no iba a perderte— se da por vencido y le sigue el juego, se reclina un poco hacia adelante, hasta desviarse a la derecha al compás con Milo—, Traté y traté de negar este amor tantas veces.
Porque no solo era el hecho de estar casi en la entrada del templo donde podían ser vistos por cualquier santo, mientras ambos bailaban si acaso con una melodía que ambos tarareaban, sino que además de ello, la canción le hacía despertar un nuevo sentido. Ambos no lo dirían libremente porque la canción se encargaba de decirlo por ellos.
Se miran a los ojos, perdidos en el mar de colores que refleja la figura del otro, mirándose desde otra perspectiva, ser visto de la manera más amena y dulce posible, siendo testigos del amor que había mutuamente.
Lo guía a dar una vuelta, y continúa.
—Esta vez la pasión a ganado y por eso seguiré esperando— Milo se inclina hacia adelante, sosteniéndolo de la cintura, dando por terminado el pequeño baile que habían protagonizado a solas— Como yo, como yo nadie te ha amado.
Sellaron el encuentro con un beso, robando el aliento, y probando la calidez de la boca ajena. Milo lo recuesta completamente hacía adelante, sosteniéndolo de la espalda para no dejarlo caer del todo. Succiona su labio inferior, y lo muerde suavemente, recibiendo una de las tantas caricias que amaba, cuando Camus acariciaba sus largas hebras azuladas.
—¡Vayan a una habitación!— por la repentina exclamación, Milo por poco lo deja caer, no fuese porque el francés pudo reincorporarse a tiempo— Jo, ¿Interrumpimos algo?
—¡DeathMask, casi los matas del susto!— reprochó Afrodita a su lado.
—Vaya manera de interrumpir un beso, DeathMask— gruñe Milo.
—Ya pues, solo pasábamos por aquí de casualidad— se encoge de hombros— Si van a seguir, por lo menos procuren estar dentro del templo. Vamos Dita— se despide— ¡Y utilicen protección!— grita antes de salir ahí. Ambos se sonrojan, más no dicen nada.
—En fin, olvida eso Cam. Más bien dime... ¿Quieres acompañarme a rodorio?
—¿A rodorio?— repite.
—Sí, iré por dulces, manzanas y algunos snacks— responde.
—¿Vas a hacer algo especial?
—Uhm... Digamos que sí, pero para eso necesito tu ayuda. ¿Vienes?— pregunta esperanzado.
—Sí, ¿Por qué no?
—De acuerdo, vamos.
Ambos chicos dejan sus armaduras en el templo y se disponen a bajar hasta rodorio. El ambiente entre ellos era completamente diferente a días atrás, específicamente cuando aún no eran nada. Era curioso, porque ante sus ojos no veían las miradas discretas de la gente que les veían pasar, pero a diferencia de ellos, las personas los veían con intriga.
Inevitablemente Camus observaba a Milo con una sonrisa, poniéndole la atención suficiente, y también, para mirarlo y deleitarse por la vista que tenía para él.
—Después de ese incidente, Mu me prohibió acercarme a Kiki por un buen tiempo. Decía que yo era la mala influencia, ¿Puedes creerlo?
—En realidad sí— responde. Milo se gira ofendido.
—¿Yoooo...?
—Claro que sí— vuelve a confirmar.
—Me pierdes, Camus. Me pierdes— reprochó. Este último solo ríe discretamente.
Después de comprar algunas cosas livianas para comer, incluyendo manzanas por supuesto, decidieron tomar un descanso en una de las grandes fuentes que tenía el centro de rodorio, era muy sencilla pero hermosa, la sencillez de las cosas eran las más atractivas al ojo humano.
—Milo, yo... Quiero pedirte algo quizá muy... Estúpido o no sé cómo lo tomarás, solo quiero decirte que si no quieres está bien, no voy a obligarte a decirme que sí por compromiso.
—Yo nunca aceptaría algo solo por compromiso, Camus. Y menos algo viniendo de tí, yo lo haría con todo el gusto— responde, tomándolo del mentón.— Dime qué deseas.
—Yo quiero... Bueno en realidad...— cada vez se le hacía más difícil de admitirlo, y no era porque no quería decirlo, sino que le avergonzaba lo que estaba por pedirle— Quédate conmigo esta noche en el templo de Acuario— soltó.
El griego lo observó con ternura.
—¿Por qué te avergüenzas de eso?
—Creí que te burlarías de mí o no sé— responde, apenado— No quiero que lo malinterpretes o pienses que soy un miedoso, solo quiero estar contigo más tiempo y...-
—Camus, ya entendí— lo interrumpió, sonriendo tontamente— Me encantaría dormir a tu lado como en los viejos tiempos, solo con la diferencia que esta vez tendrás unos brazos reconfortantes que te van a abrazar todas las veces que lo pidas, o lo necesites— lo toma de la mano.
Asiente.
—Yo...- los dos se ven interrumpidos abruptamente por el flash de una cámara a su lado. Pestañean aún aturdidos, y ven a una chica observándolos con una sonrisa de oreja a oreja.
—Lamento la intromisión muchachos, no pude aguantar la tentación, es que ustedes se veían tan lindos de esa forma qué... No lo pude evitar— explica— Soy una joven fotógrafa que toma las mejores imágenes de paisajes o parejas. Tienen todo el derecho de quedarse con la foto, y si pueden darme una pequeña ayuda, les agradecería con todo mi corazón y los dioses estarán de su lado.
Milo, y Camus, intercambian miradas, como se pudiesen leer la mente.
—¿Cuánto es?— pregunta el griego.
—Lo que usted guste muchacho— responde ella.
Sin pensarlo mucho, saca diez dólares de su billetera y se los da a la mujer, quién sonríe enormemente y le entrega la foto.
—Es una buena foto— admite antes de marcharse.
Entonces es cuando la toma en sus manos y la observa. Había quedado completamente hermosa.
Él se encuentra observando a Camus con una mirada enternecida y enamorada mientras lo toma de su mano, y el Acuario, quedó mirándolo con una pequeña sonrisa.
—Sabes, necesito darle las gracias a Athena, y a todos los dioses que hay, y existen, por encontrar a una persona como tú— comenta, observando aún la foto—, y darte las gracias a ti, Camus. Por darme una oportunidad y ver que soy digno de tu cariño, de poder estar contigo.
—Milo...— susurra conmovido— Gracias a ti por amarme.
Si no fuera porque estaban en un lugar público, ya se hubieran besado.
—Iré a botar esta basura en el tacho, ya vuelvo— Camus dejó sus pertenencias con Milo, mientras se levantaba a botar algunos paquetes de comida.
El bote de basura no estaba tan lejos, por lo que no le llevo mucho minutos en ir y volver.
Cuando llegó nuevamente, Milo estaba curioseando entre sus pertenencias personales.
—¿Qué haces?
—¿DeVerseau? ¿Ese es tu apellido?— enarcó una ceja, curioso.
—¡Dame eso, Milo!— se percató de lo que el griego traía en sus manos, y se lanzó hacia él para arrebatarle la credencial, más no tuvo éxito— ¿Qué haces hurgando mis cosas?
—No las estaba hurgando— se defendió, y volvió su mirada al Carnet— DeVerseau...— murmuró aún pensativo— Nunca lo supe.
—Lógico, el apellido no es de gran utilidad en el santuario. Esto solo es para mantener una identidad completa y no perder el linaje familiar— lo señaló.
Milo dio una risilla que lo molestó un poco.
—Digno apellido de un francés. Aunque en esa foto sales como un chiquillo— lo miró, haciéndolo sonrojar.
—Porque la saqué cuando solo tenía dieciocho años... Mejor dejemos eso para después— desvió su mirada, avergonzado— Mejor dime, ¿Qué hay de ti?
—Ja, nunca lo sabrás, mademoiselle.
—Milo, se pronuncia mademoiselle — dio su ligero acento extranjero que hacía mucho tiempo no sacaba— Además está incorrecto, cuando se habla en masculino es monsieur.
—Eso ya lo sé— espera ansioso a que se percate de lo que realmente quiso darle a entender.
Camus no comprendió al momento, pero cuando lo hizo, se sonrojó como un tomate y le encestó un golpe en su brazo.
—¡Ay! Solo estaba bromeando.
—De verdad que contigo no se puede.— se levantó enfadado, apunto de retirarse de aquella banca y dejar atrás a Milo, aunque éste lo tomó del brazo antes de que hiciera cosa igual y lo acercó lo suficiente para robarle un beso.— Estúpido— musitó al separarse.
El griego sonrió.
—Lincer...— musita.
—¿Eh?
—Soy Milo Lincer— repite— Es un secreto para todos, y no porque nadie utilice el apellido en el santuario, a pesar de eso hay muchos que lo dan a conocer. En cambio yo nunca se lo dije a nadie.
Camus abrió sus ojos sorprendido y habla.
—Recuerdo que una vez cuando niños, estuvimos charlando de nuestros apellidos y de la familia que pocos tenían o sabían— se mostró pensativo— Debo tener una mala memoria porque...— se interrumpe— Ahhh, entonces es por eso que yo... Bueno tú...
—No tienes una mala memoria. Yo nunca lo dije— volvió su rostro inexpresivo.— No quería hablar del orígen de mi apellido ni mucho menos de lo poco que sabía de mi familia.
—¿Por qué?
—No pensé que fueses tan curioso.
—N-No, yo no quise...-
—Solo bromeaba— lo miró con dulzura para relajarlo— Ya no me importa. Dejó de importarme hace mucho.— confesó— La familia Lincer es casi inexistente en Grecia. Fueron, o son, interesados y caprichosos, consiguen lo que quieren cuando lo quieren, y cómo lo quieren. Muy orgullosos también.
—O sea cómo tú— dijo sin pensar.
—Pues sí— rió por segundos y volvió a su seriedad— Solo con la diferencia de que yo nunca abandonaría a un hijo en las calles.
—¿A qué te refieres?
—Mi madre huyó con un sujeto americano, mientras que fuí abandonado por mi propio padre.— responde— Pero después de todo, les doy las gracias. ¿Y sabes por qué? Porque si no hubiera sido por ellos, probablemente Shion nunca me hubiera encontrado ni tampoco hubiera tomado el puesto de santo dorado de Escorpio, y quizá estuviese casado con una loca demente que se metió en mi destino solo por capricho, y quién sabe con cuantos hijos.
Camus frunció el ceño, enojado.
—Los detalles no me interesan.
Milo soltó una carcajada.
—Pero lo más importante, es que nunca te hubiera podido conocer Camus. Y no estuviera tan locamente enamorado de ti.
—¿Lo estás?
—¿Tú qué crees?
—¿Qué tanto?
—Lo suficiente para saber que me tienes a tus pies, y que puedo cometer cualquier locura si me lo pides.
—¿Cualquier cosa?
—Sí.
—¿Cómo golpear perritos?
—Por supuesto... espera, ¿Qué? ¡No! ¡Por supuesto que no! ¡No seas así de cruel!
El francés rió.
—Solo bromeo, jamás haría o te pediría algo como eso. Además ya vez, tú mismo te respondiste a la pregunta anterior.
—Dejemos de hablar de perritos y mejor continuemos a lo más importante.
—¿Lo más importante?
—Camus yo... Tengo algo especial para ti.
Entonces lo había comprendido. Comprendió exactamente porqué estaban ahí, porqué se había comportado extraño en la mañana. Había estado planeando algo a sus espaldas.
—Oh... Eso explica tu actitud de todo el día.
—Exactamente. Vamos de una vez.
Salieron de rodorio con la mayoría de las bolsas y se encaminaron por el mismo rumbo del santuario. Solo que antes de llegar, Milo lo desvió por un camino diferente, algo parecido a un bosque pero era un espacio más abierto, con pocos árboles y una colina alta donde la vista daba hacia todo el pueblo, prácticamente era como un mirador. Allí se encontraba pocas cosas que él le había pedido a Aioria con las que le ayudara, incluyendo la guitarra.
—Milo esta vista... Es hermosa.— murmuró asombrado.
—Lo sé, muy pocos saben de este lugar— se sentó en el césped, acomodando algunas cosas— Quiero hacer esto especial, Camus. Porque es lo que mereces.
—¿De qué hablas?— toma asiento frente a él, y ve como toma aquel instrumento musical— Porqué presiento que todo esto tuvo cómplices.
—Quién sabe— se encogió de hombros, despreocupado.— Camus, sé que me aceptaste en tu vida por la confesión que hice delante de todos, porque te dije que te amaba, pero siento que no fue como yo lo quería. No me malentiendas, estoy más que feliz de tenerte a mi lado, pero quiero que a parte de esa confesión, esto sea el inicio de una relación que durará por toda la vida, porque esa será mi meta. Llevarla hasta donde aguante.— Suspira— Quiero dedicarte una canción que ensaye desde la tarde.
El francés lo mira con incertidumbre.
—Para mí todo está bien, Milo, pero creo que esto fue un lindo detalle— murmura conmocionado.
Milo toma la guitarra entre sus manos y toca algunos acordes sin una secuencia, solo para probar si estaba afinada. Cuando lo hizo, entonces sonrió.
—Esto es por ti, esto es porque te amo, Camus— repitió, para comenzar con las notas listas de la canción.
« Saying: I love you is not the words I want to hear from you//
Decir te amo no son las palabras que quiero escuchar de ti.
It's not that I want you
Not to say, but if you only knew
How easy it would be to show me how you feel//
No es que quiera que tú no las digas
Pero si supieras
Cuán fácil es, sería mostrarme cómo te sientes. »
Lo único que podía hacer era escucharlo atentamente, todas aquellas palabras le estaban haciendo efecto en su corazón. Sentía que en cualquier momento se iba a desfallecer de tantas emociones.
« More than words
Is all you have to do to make it real//
Más que palabras
Es todo lo que tienes que hacer para convertirlo en realidad.
Then you wouldn't have to say
That you love me
'Cause I'd already know//
Entonces no tendrías que decir
Qué me amas
Porque ya lo sabría. »
Se había enamorado del santo más inquieto y quizá cruel, y algo desamorizado entre los doce. Recordaba cuantas veces se lo había dicho Shura con tal de que dejara de amarlo, porque lo que estaba haciendo estaba mal, con solo amar a Milo, se estaba lastimando, pero aún así, seguía. Seguía porque lo tenía aferrado a su corazón como espinas.
Y después de mucho tiempo, se dio cuenta que era lo contrario, Milo había estado aferrado a él, sin si quiera saberlo, porque ahora era el único que podía ver directamente los sentimientos del escorpión sin filtro, tal cual. Era vulnerable, sensible, como un niño.
Sonrió.
« What would you do if my heart was torn in two?//
¿Qué harías si mi corazón fuera rasgado en dos?
More than words to show you feel
That your love for me is real//
Más que palabras para mostrar lo que sientes
Qué tu amor por mí es real.
What would you say if I took those words away?
Then you couldn't make things new
Just by saying I love you//
¿Qué harías si retiro esas palabras?
Entonces tú no podrías hacer cosas nuevas
Solo con decir te amo. »
« Now that I've tried to talk to you and make you understand//
Ahora que he tratado de hablarte y hacerte entender.
All you have to do is close your eyes
And just reach out your hands and touch me
Hold me close, don't ever let me go//
Todo lo que tienes que hacer es cerrar tus ojos y solamente buscar tus manos y tocarme.
Mantenerme cerca y nunca dejarme ir.
Se miran a los ojos, sin perder el contacto.
More than words is all I ever needed
you to show//
Más que palabras es todo lo que necesité que me mostraras.
Then you wouldn't have to say
That you love me
'Cause I'd already know//
Entonces no tendrías que decir
Qué me amas
Porque ya lo sabría.
Terminó al dar la última nota y dejó salir ese ansiado suspiro al acabar con la canción. Puso la guitarra en el suelo. Debía de admitir que los nervios lo habían atacado en pleno momento, aún así pudo controlarse y seguir.
—Eso fue hermoso, Milo... Yo... No sé qué decirte.
—No tienes que hacerlo Camus... Quería hacer esto a la grande pero sencillo, es decir... No solamente quiero decirte que te amo, quiero demostrártelo. No sé si me entiendes— rascó su nuca, apenado.
—Ay por el amor a Athena, Milo. Esto es más que perfecto. Desde que estamos juntos todo lo ha sido, créeme que he anotado cada cosa que haces por mí, qué dices, todas estas acciones... ¿Cómo no hacerlo?— lo toma de ambas mejillas— Quiero que sepas que eres amado desde mucho antes, nada de lo que pase va a hacer que deje de amarte, ¿Entiendes?
—Yo... De algún modo me hace sentir culpable por todo lo que tuviste que pasar y quiero recompensártelo.
—Milo, ¿Acaso ya olvidaste todas las discusiones que tuvimos?— ríe— ¿Qué era lo que siempre me decías? Qué olvidara el pasado, exacto. Yo soy feliz contigo ahora mismo, tú eres mi felicidad y no necesito nada más.
Finalmente une sus labios suavemente con los contrarios, besándolo con lentitud, probándolos. Dándole la seguridad que Milo necesitaba en esos instantes, sabía que no era fácil olvidarse de todo lo que hizo, pero al menos, podía ayudarle a hacerlo.
—Eres un tonto, un tonto al que amo más de lo que él cree— murmura cerca de sus labios.
—Entonces... ¿Te gustó todo esto?
—Como no tienes idea— responde.
Ambos quedan recostados sobre el césped, charlando y observando como el cielo comenzaba a teñirse de naranja y amarillo.
Ya era tarde, pero para ellos, no había tiempo que les hiciera recapacitar de cuánto había pasado.
--------------------------------------------
Hello babys, Espero que les haya gustado, lo más probable es que suba el epílogo el 31 ❤️ No se lo pierdan, estará súper romántico y nostálgico ✨
Respecto al apellido de Milo, lo tomé como referencia porque me encantó, es de una grandiosa escritora Blackiwoman la historia de esta chica me tiene prendada! La recomiendo.
Gracias por leer amorcitos💕
—Moondust
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro