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Capítulo 2: "¡Cuidado! Ellos son como niños"

Tanto Saori como el patriarca, se encontraban buscando posibles soluciones para tratar de corregir y enmendar ese pequeño desliz que había acabado con un amor fiel y leal de más de cuatrocientos años por uno lleno de odio y cero tolerancia.

—¿Qué te parece si los envíamos a una misión juntos? Quizá todo ese odio y rencor es porque no han tenido la oportunidad de convivir.

—Con todo respeto, señorita Athena. Pero si no se soportan aquí en el santuario donde suelen compartir diez minutos cuando mucho, ¿Usted cree qué se van a soportar todo un día? No quiero ni imaginarme de lo que son capaces de hacer —se sobó la sien con cansancio, quizá haber permanecido con los jóvenes tanto tiempo en guerra, su paz desapareció y cambió a una de estrés— Es más, le voy a contar lo que pasó antes de que usted naciera, un pequeño recuerdo.

Flashback
Para esas épocas, apenas eran unos niños aspirantes a santos dorados, que para su desgracia tenían que madurar tempranamente para poder cargar sus armaduras con honor, sabiduría y prudencia. Ser un prodigio en cuanto a batalla se tratara, pero apenas eran unos infantes, ¿Cómo quitarles el derecho de divertirse como unos simples niños?

Shion por muy estricto que fuese, también tenía corazón, y se derretía de ternura con la inocencia de los pequeños. Era muy paternal, y ese día no fue la excepción. Decidió llevarlos a una feria que se encontraba en rodorio, con todas esas cosas que amaban los niños, como carruseles, dulces, palomitas, y un montón de juegos mecánicos especialmente para ellos.

Cuando se les dio la noticia, todos salieron completamente emocionados a las afueras del santuario, a esperar a Shion para que los llevara, que por cierto, este mismo le estaba pidiendo ayuda a Aioros, pues eran diez niños, imposible cuidarlos todos al mismo tiempo.

El castaño gustosamente aceptó, pasar tiempo con los niños le hacía feliz.

Aioros, gracias por aceptar ayudarme a cuidarlos —posó su mano en su hombro.

No es nada, Shion —sonrió de oreja a oreja, mirando a todos los infantes que se encontraban haciendo fila para montarse a la rueda de la fortuna.

En especial a esos dos —Su dedo señaló al acuario y al escorpio. Gracias a todos los santos del cielo no habían tenido una pelea.

Su santidad, siempre me he preguntado... ¿Por qué se llevan tan mal? —preguntó el castaño.

Shion lo miró de soslayo, una muy buena pregunta que claramente no tenía respuesta.

También me gustaría saberlo, Aioros...

Los jovencitos estaban separados por sus compañeros, conociendo a ambos ya sabían que no soportaban estar juntos, y si era así se podía desatar una guerra. Así que todos cooperaron para mantenerlos lo más alejados el uno del otro.

Lastimosamente el momento de paz acabó cuando Shaka decidió sentarse junto a Aioria, y Milo tenía planeado sentarse junto al castaño. Así que desganado fue a buscar a alguien que no tuviese pareja.

¿El problema? Ya todos tenían una, exepto...

Camus.

Iugh, ni pienses que me sentaré ahí contigo— arrugó su nariz en señal de desprecio.

¿Y qué te ha hecho pensar que yo quiero que te sientes junto a mí?— aunque fuera un niño, aún mantenía la elegancia en sus palabras.

¿Te crees muy gracioso, eh? —tomó la camisa del más chico y lo sacó a empujones de aquel asiento.

¡Suéltame ya!

¡Oblígame tonto!

Ese comentario hizo que Camus perdiera su paciencia y le encestara un puñetazo directamente a su nariz. Si bien él no era de violencia, eso se iba al carajo cuando Milo le molestaba.

Eres un...

Y antes de qué se le lanzara encima a golpearlo, Shion lo detuvo de un brazo, primero porque el señor que mantenía el control en la atracción ya estaba exasperado al ver la pelea de esos chiquillos y segundo porque no iba a permitir otra pelea por parte de los dos.

Ya fue suficiente, Milo —le regaño.

¡Pero patriarca...!

—Shura, ve y siéntate con Camus, y tú, Milo, ve al lugar de Shura. Después de esta atracción nos vamos, no quiero más problemas, y el que se queje no va a tener postres durante el almuerzo ¿Quedó claro?— mencionó enfadado.

Por culpa de este francesito— refunfuñó.

¿Dijiste algo, Milo? —repitió a propósito.

Nada.

Eso pensé.

No quería ser así, es decir, apenas eran unos niños, pero si no les daba límites, todos harían los que se les viniera en gana, y eso era algo que no podía permitir. Prefería ser un padre mandón a que se convirtieran en delincuentes violentos según él.

Y tú, me las vas a pagar— le susurró al acuario como último.

Dicho esto se sentó a regañadientes a la par de Afrodita, para él, Camus le había arruinado toda la diversión, toda la culpa la tenía él, y para peores su nariz se le estaba empezando a hinchar, así como el dolor estaba apareciendo.

Después de que todos bajaran de aquella rueda, Milo observó cuando Camus se alejaba de los demás para ir al baño y una idea macabra se le pasó por la mente.

Aioros, dice Shion que te adelantes y que yo me vaya contigo y que él se encarga de Camus —se acercó al moreno y regaló una sonrisa de ángel inocente.

Se aprovechó de la situación, pues Shion había reunido a la mitad de sus compañeros, y la otra mitad la tenía Aioros, exceptuando a uno.

Uhm, está bien, vámonos.

"¿Qué tal eso, Camus? Ahora te quedarás aquí para siempre, totalmente perdido y sin saber que hacer" —Pensó el pequeño con malicia.

Y como ni Shion ni Aioros estaban al tanto del plan maligno, se marcharon al santuario. Sin siquiera preguntar dónde estaba Camus, pues ambos adultos estaban confiados de que iba con el contrario.

Gran error.

Fin Flashback.

—¿Y sabe qué pasó después? Tuve que soportar los llantos de Camus por más de una semana. Cuando me di cuenta que él no estaba con nosotros en el santuario, mi corazón dio un vuelco. Me devolví lo más rápido que pude de nuevo a la feria, y ahí estaba él llorando desconsoladamente. Y al preguntarle a los demás quién había sido el chistosito, ¿Adivine qué?

—¿Fue Milo?

—¡Exacto! El explotó en carcajadas al ver el estado de Camus, completamente traumado por haberse quedado perdido...—Shion tapó su cara con sus manos. Aún recordaba cada una de las travesuras por parte de ambos.

La diosa rió, no iba a negar que ese tipo de situaciones le daba risa. ¿De cuánto se había perdido mientras no estaba en el santuario? Algunas anécdotas solían ser divertidas, pero otras, le sorprendía de lo capaz que podían llegar a hacerse esos dos. Como por ejemplo, una vez que Milo molestó tanto a Shura, y este, cansado y harto de sus tonterías, lo atacó con su excalibur, el problema fue cuando Milo esquivó el ataque y este mismo fue a dar a un desprevenido Camus, que desgraciadamente aquella técnica lo alcanzó y le desgarró el antebrazo al tratar de contrarrestarla. Pasó en cuidados y por ello Milo tuvo un buen castigo.

—Esto me parece tan... Difícil.

Lo pensó por un momento, esos dos sí que se odiaban y estaba segura que por un arranque de cólera, ambos podían iniciar una guerra de mil días.

Dió un largo suspiro, notado por el patriarca.

—Lamento que tenga que pasar por todo esto Athena...—se disculpó al notar el no tan disimulado suspiro.

—Tranquilo Shion, estoy consciente que también pasaste por lo mismo. Y ahora ambos lo estamos viviendo —rió.

A pesar de ser unos maduros en otras situaciones, aveces eran muy infantiles con algunas peleas.

Fueron interrumpidos por el llamado a la puerta principal, ésta se abrió dejando ver a un joven soldado.

—Su santidad —se inclinó haciendo una reverencia—. Traigo una carta de parte de los santos de bronce para nuestra diosa.

—¿Una carta? —preguntó confundida.

El soldado asintió y se la entregó al patriarca. Este la abrió casi al instante, leyendo su contenido en voz alta..

Querida Saori:

Estamos totalmente felices por su cargo en el santuario como nuestra diosa, pero también como sus amigos, la extrañamos. Así que con todo nuestro cariño le mandamos está carta para informarle que estaremos visitándola en estos días.

¿Muy formal la carta? La verdad es que Shiryu me está presionando para hacerla lo más formal posible.

Queríamos hacerle saber que en unos días estaremos allá en Grecia.

Con mucho cariño:
Sus santos favoritos.
Seiya, Hyoga, Shun y Shiryu.

PD: Ikki no por amargado.

A Saori se le salió una pequeña risa, mientras Shion tenía su cara de disgusto, no podía creer la falta de respeto que mantenían los de bronce. ¡Ah pero cuando llegaran! Ahí si las iban a contar.

—Estoy segura que ese fue Seiya.

—Sea quién sea me parece una falta de respeto.

Esperarían por la llegada de todos los chiquillos al santuario, pacientemente. Eran la primera vez que vendrían al santuario y posteriormente a Grecia sin necesidad de luchar o por un enemigo.

Aunque, no se iban a imaginar que la llegada especialmente de un santo de bronce, desataría el caos en el santuario.








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[✔️✔️C O R R E G I D O✔️✔️]


Espero que le haya gustado... ¡Nos leemos! ✨

-Moondust

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