Capítulo 14: Misión (1/2)
Había pasado media hora desde que partieron del santuario. El silencio era presente, así como sus pasos eran sincronizados.
Para Milo, esa misión era un desperdicio de tiempo que compartía su maldita existencia junto con el acuario. Maldecía y repudiaba la hora en la que Athena salió del santuario, de no haber sido así, nunca habría sentido esa presencia maligna, tampoco los hubiera mandado a una misión juntos pero... ¡Al diablo con todos! Todo eso había sido culpa de Aioria, que se joda.
Chasqueó la lengua con notable molestia.
—No es como que deseo estar junto a tí también— habló Camus con su típica seriedad, sin si quiera mirarlo.
Era obvio el ambiente que había entre los dos, tenso y fastidioso. El resoplo de Milo no ayudó mucho a la condición que tenían.
—Oye, hielera traicionera, ¿Sabes qué esto también es tu culpa, verdad?
El aguamarina frunció el ceño con tal llamado pero prefirió ignorarlo.
—Para serte sincero, sí me parece aburrido pasar mi entretenida tarde con una persona tan patética y miserable como tú— refutó— Pero ya ves, no todo en esta vida es bueno.
—¿Entretenida tarde? Ja, no me hagas reír Acuario— chistó con gracia en sus palabras— Eres un nerd vírgen que no conoce lo que es la verdadera diversión.
Camus enarcó una ceja.
—¿Y qué te hace pensar que soy vírgen?
Milo soltó una carcajada.
—No hay ni que pensarlo. Con solo ver tu cara, lo confirma— continuó riendo.
—El que no me hayas visto con alguien no significa que lo sea. Hay algo que se llama privacidad— pausó— Algo que obviamente no conoces, no soy como tú, que llevas las "diversiones"— hizo comillas—al santuario.
—Ay por favor, ¿Ahora me vas a salir que era super refinado y vas a un hotel de cinco estrellas?—preguntó burlón.
—No tengo porqué responder eso. Además, la diversión no abarca solo tener relaciones sexuales, Escorpio. Desde leer, a algo tan simple como ver televisión, puede abarcar ese círculo. Es notorio que lo desconoces.
—¿Ya ves porque sigues vírgen?—recalcó— Eres un abuelo, aburrido, y te apuesto, a que también mojigato. Nadie dice relaciones sexuales en este tiempo.
No soy un vulgar para llamarle como lo haces tú.
—Llámale como quieras, coito, cópula, fornicación, sexo- ¡Ay! Maldita sea, ¡¿Por qué me golpeas?!— se vió interrumpido de manera violenta— No es mi culpa que seas una monja. Debería darte una lección, quizá tengas la suerte de atrapar a una pobre alma en desgracia que ronde por ahí.
Camus se llevó una mano a su cabeza, contando hasta diez para que los grandes dioses le dieran una paciencia que en esos momentos estaba perdiendo.
—¿Por qué demonios hablo esto contigo?
—Para aprender del gran maestro Milo de Escorpio— habló con orgullo.
El aguamarina suspiró pesadamente. Cuando aceptó esa misión, lo hizo por Athena porque sabía que al final ellos mismos iban a ir, considerando que anhelaba verlos juntos, solo se ahorró todo ese tiempo de discusión que iban a tener. Pero, se le olvidó lo estúpido e inmaduro que podía ser el caballero de Escorpio.
—Ajá claro— respondió con sarcasmo.— ¿Según tú, qué es lo que necesito?
—Una buena dosis de sexo para que se te quite lo santo—. respondió con simpleza.
Camus abrió su boca con sorpresa. ¿Cómo se atrevía? ¿Qué era lo que quería decirle? ¿Acaso sutilmente le estaba diciendo frustrado sexual?
—Tú... Reverendo animal— contestó avergonzado.
—Pero a como sigas con esa actitud, te quedarás viejo, solo, amargado y... vírgen— continuó riendo.
—Soy discreto y mientras yo esté seguro, no me importa lo que pienses.
Eso solo hizo que Milo riera aún con más ganas. La verdad es que no se podía imaginar a Camus con alguna persona, lo veía muy serio y aburrido para hacerlo, y si era verdad lo que contaba, no quería ni imaginarse como tuvo que haberse sentido la pobre muchachilla.
Quizá era su actitud o personalidad, pero no lo podía ver de otra forma, más que una pasiva.
Estuvo por comentárselo y morderlo más con el comentario. Con solo susurrarle al oído que, era una pasiva como lo pensó anteriormente. Justo en ese instante, la tierra comenzó a temblar con fuerza.
No era un terremoto, pero se sentía como uno. Los pájaros comenzaron a emprender vuelo desde lo árboles asustados y alejándose lo más pronto de ahí. Los animalitos del bosque, como venados, ardillas, conejos, pasaron a velocidad de la luz por donde se encontraban. Era como si algo gigante se hubiera removido de su escondite.
Ambos jóvenes se miraron con preocupación, y alzaron su mirada al claro del bosque, no habían nubes ni rastro de alguna tormenta, el cielo estaba despejado.
—Eso... Eso vino desde el norte.
Milo asintió.
—Es mejor ir de una vez con nuestras armaduras— su cloth brilló con fuerza. Eso lo ameritaba.
Después de ello, siguieron su camino con incertidumbre. Se dieron cuenta que la presencia y el cosmos seguía ahí, justamente en el norte de la montaña. ¿Pero que podía ser? No parecía ser un dios porque el retumbido fue fuerte, tampoco espectros por el tratado de paz con los dioses.
Eso les confundía.
Pasaron veinte minutos de caminata para salir del bosque y entrar a terreno despejado, ese mismo les guiaría a la extraña presencia.
—Espera...— habló Camus después de unos minutos.
Milo se detuvo.
—¿Ahora qué?— preguntó con fastidio.
Camus miró con detenimiento el trillo de piedras y arena que había, pero no era común. Tenía un presentimiento.
—Aquí hay un campo de fuerza— confirmó.
—Bah que tonterías, eso es imposible. No hay nada.
—Estoy avisando, no digas que no te lo advertí— se cruzó de brazos.
Milo hizo caso omiso a las palabras de su compañero y prosiguió. El francés solo lo miró con seriedad, no pasaría mucho para que chocara con el campo de fuerza.
Y así fue, cuando el Escorpio dió el paso, unos rayos color fucsia se hicieron presente. Al momento de hacer contacto con aquel campo magnético, Milo fue arrastrado varios metros atrás del galo.
—Te lo dije— sonrió con burla.
—Guarda silencio.
—¡Pero qué bellos muchachitos! ¿Qué los trae a la montaña de la mala muerte?—una voz desconocida apareció.
Ambos dirigieron su mirada a la mujer que había aparecido frente a ellos. Su cabello era verde como el pasto, sus labios estaban pintados de color carmín, del mismo color que sus ojos. Su piel era blanca como la nieve y poseía un báculo en forma de triángulo.
—Nosotros somos santos de Athena. Soy Camus, caballero dorado de Acuario— se presentó.
La mujer los miró enojada por breves segundos. Después cerró sus ojos y soltó una risilla con alegría.
—Hace tanto que no visito a Athena... Me pregunto cómo estará— se llevó una mano al mentón.
—¿Usted conoce a nuestra diosa?— preguntó el peliazul.
—Supongamos que somos viejas amigas, ya saben, desde eras mitológicas— se encogió de hombros— Bien, ¿Se puede saber que hacen rondando por aquí?
El griego se percató de lo que había hecho minutos atrás, y le reclamó.
—¡Oigame! ¡Su campo magnético mi lanzó al suelo!
—Sí, lo siento, es para evitar malas compañías.
El Acuario tosió para llamar la atención.
—Verá, nosotros venimos en una misión encomendada por la señorita Athena, tenemos que pasar por acá para completarla— se acercó a ella— ¿Podría dejarnos pasar?
Pareció pensarlo por momentos, hasta que sonrió ladinamente.
—¡Pero por supuesto que sí!— exclamó— Hace tanto que no veo a unos bellos jovencitos como ustedes.
—Eh... ¿Gracias?— respondió dudoso.
—Sin embargo, no todo en esta vida es gratis. Digamos que primero necesito un favor de ustedes— juntó sus manos— No creerán que los dejaré pasar por aquí sin nada a cambio, verdad.
Ya lo sabía, demasiado bueno para ser cierto.
—Déjese de rodeos y ya diga qué es lo que quiere— Milo se cruzó de brazos.
—No mucho la verdad, será sencillo. Los dos tienen un cabello precioso, largo, de color llamativo, y también fuerte...— aquella joven, que aparentaba no más de 20 años, se acercó a Camus, y tiró suavemente de su pelo, admirándolo entre sus manos, maravillada— Con uno de ustedes es suficiente.
—¿A qué se refiere?— Milo preguntó consternado, aterrándose por la futura respuesta que la chica les daría, una que estaba sospechando pero se negaba rotundamente a escuchar.
—Quiero su cabello— sonrió enormemente— Solo basta con uno.
—¡¿Qué?! ¡Está loca! No lo cortaré, ¡Me costó mucho tenerlo así de brillante y largo!— exclamó.—¡Qué lo haga él!— señaló al francés.
—¿Disculpa?— se giró Camus.— ¿Cuál es tu excusa?
—Imagínate si quedara como Shura, o Aioria. ¡Me veré horrible! Házlo tú, apoco no te debe importar mucho o sí.
—Deja de hablar sin saber— sentenció— Es... un recuerdo de mi madre, lo dejé crecer por ella— desvió su mirada.— Es lo único que tengo.
Milo calló, no sabía si era el ambiente o por la confesión que había hecho, pero se sintió mal por unos segundos, no podía obligarlo a que lo cortara cuando ese era el único recuerdo vago que tenía de su madre, mientras que él, solo lo hacía por apariencia y estética.
Aún así se negaba rotundamente a cortarlo. Debía haber otra forma.
—Sé que es una extraña petición. ¿Y bien? ¿Quién lo hará?— la mujer dejó una daga con exelente filo en medio de ambos.
—¡No lo haremos! Tiene que pedir otra cosa.
—No la hay, y si no se apuran, los echaré de aquí y no tendrán oportunidad de volver— amenazó.
Milo pensaba una alternativa, y Camus solo miró con detenimiento aquel fíloso objeto.
—¿Algún plan, Acuario?— preguntó.
—Sí— tomó la cuchilla entre sus manos.
—¡¿Qué estás haciendo?! ¡Si te acercas un centímetro más a mí con esa daga juro que ésta vez no...!
Sus palabras fueron silenciadas por el pequeño sonido que hizo la cuchilla. Camus, como si ya se hubiera preparado psicológicamente antes de hacer tal locura, tomó su cabello y lo dejó reposar en su hombro izquierdo, mientras lo sujetaba con su mano del mismo lado, la contraria empuñó la cuchilla, y sin dudar o titubear, la pasó por medio de su cabello. Dejando en el suelo largos mechones color celeste marino.
Soltó lo que quedaba, y le entregó lo demás a aquella chica, que los veía como la octava maravilla del mundo.
Por otro lado Milo no dijo nada.
Ya no era largo como antes, había quedado justo por sus hombros. Camus alzó su mirada a ella con neutralidad, esperando una respuesta, e ignorando el dolor que sentía en su pecho. Las hebras celestinas, ya cortas, caían sobre su rostro, ya no reposaban a ambos lados de sus brazos, o rozaban su espalda baja y caderas, ahora solo le hacía cosquillas en su nuca, mientras algunos rebeldes mechones caían a cada lado de sus mejillas.
—... ¿Por qué lo hiciste?— Milo no podía salir de su asombro.
—Esa era la única forma, ya que el escorpión temía porque su belleza fuera amenazada, entonces no tenía caso.
Milo se sintió peor que antes, si no hubiera sabido lo de su madre, la habría dado igual, pero ahora un horrible sentimiento de culpa se apoderaba de él.
—¡Pero...!
—Ya olvídalo. Ahora déjenos pasar— demandó.
—¡Kyaa! ¡Qué hermoso!— admiró entre sus manos el cabello ajeno— Claro, claro, pasen.
Chasqueó los dedos, y un destello de luz despareció. Dando a entender que el campo ya no estaba, y eran libres de recorrer el camino.
Por un precio muy caro.
El griego venía atrás del Acuario en silencio y con seriedad, miró lo corto que había quedado el cabello de éste. ¿Por qué demonios lo había hecho? No era como que lo había amenazado a muerte para que lo hiciera. Simplemente él se ofreció... Sí, eso había sido. ¿No tenía por qué sentirse mal, verdad?
Seguramente lo hizo para quedar debiendo un favor.
Apretó sus puños con molestia, ahora tenía todo el derecho de chantajearlo y no podía decir nada... Demonios.
Bueno, nada fuera de lo común pero... ¿Así de fácil sería el resto del camino? No.
No podían cantar victoria tan rápido.
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[ C O R R E G I D O]
A todos los que me dejan reviews, votos y comentarios, les estaré dando una sorpresa que diré más adelante, solamente para ustedes ❤️
Qué les pareció babys? Los estoy leyendo.
Notas adicionales:
✓Mojigato* es una persona que se ve tímido, callado, centrado, pero en realidad solo lo simula y es todo lo contrario.
✓Le corté el cabello a Camus porque la verdad es que siempre he querido leer un fanfic donde tenga el cabello corto.
✓En multimedia les dejo la imagen.
✓Como ven el pequeño lazo que se forma? Quedan pocos capítulos, pero los últimos estarán llenos de... DRAMAAA.
Espero que les haya gustado!
Gracias por leer!✨
-Moondust
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