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Capítulo 13: Unidos por conveniencia

Milo y Camus subieron hasta la sala principal del patriarca veinte minutos más tarde que todos los demás, cuando llegaron la mirada fulminante de Shion los recibió, y una de preocupación por parte de Athena.

Sus compañeros los miraron con curiosidad, creían que ambos llegarían con un brazo roto, congelado o quién sabe, pero no, venían en calma y en silencio. Los demás estaban en la fila de los doce signos zodiacales ordenada, solo que había un lugar desocupado en medio de Libra y Sagitario, y otro en Capricornio y Piscis.

Les pertenecía a ellos.

Sin decir media palabra, se colocaron en sus respectivas lugares, esperando la orden o la petición de su diosa.

—¿Están bien?— Saori preguntó preocupada.

—Sí, señorita Athena— los causantes del retraso en el horario de la pelilila respondieron.

—¿Entonces por qué tardaron tanto? Estuve a segundos de bajar yo misma.

Camus estuvo por responder, pero la risa de DeathMask le interrumpió, ganándose la mirada curiosa de la mayoría de sus compañeros

—Ay Athena, hubiera interrumpido una sesión de striptease* en plena mañana— soltó una carcajada.

—¿Una qué?— sus ojos se abrieron con sorpresa.

—Es cuando...—

—¡CÁLLATE!— dos voces gritaron al unísono. Uno con notable enfado, y el otro con pena.

No eran tan tontos para desconocer el significado de aquella palabra. Así como los gemelos, el león, cáncer y tauro soltaron una risa contagiosa, la seriedad del español y el hindú reconocían y entendían de que hablaba, no era la gran cosa, aunque muy en el fondo si les sorprendía.

Los restantes solo se quedaron con un gesto de confusión en sus rostros.

—Aldebarán, ¿Qué es eso?— el lemuriano le preguntó con suma inocencia. Una qué al taurino le causó ternura, más no tenía las agallas para explicarle.

No quería traumatizarlo.

—Nada nada, Mu— terminó de reír.

—No entendí...— el arquero hizo un adorable puchero.

—Ahora que pendejada hiciste, Angelo— el Piscis se llevó una mano a su cabeza con desespero.

—Mantengan su compostura caballeros.

Shion llegó a la par de Athena con calma, ya todos se habían salido de su lugar, y antes de pegarles cuatro gritos mejor respiraba profundo y les hablaba por bien.

Athena le preguntó en un susurro a Shion que le explicara aquella palabra, pero solo obtuvo una tos incontrolable por parte de los este mismo, y negación.

—Bien, olvidando el acontecimiento de hace unos segundos— Saori retomó su palabra— Los he reunido aquí por una misión muy importante. Como sabrán, ayer salí con los santos de bronce a la frontera de la ciudad, cerca de la montaña y unos peñascos, pero, extrañamente sentí un cosmos para nada familiar, y también maligno. Sé que no es ningún dios porque acordamos un contrato, tampoco quise que los chicos lucharan, ya han sacrificado mucho por mí.

Los dorados se miraron entre sí, comprendiendo exactamente lo que su diosa estaba por encomendarles.

—Necesito que dos de ustedes vayan a investigar el lugar, les daré la dirección— terminó.— ¿Voluntarios?

—Este... ¿Podemos elegir con quién iremos?— preguntó Aioria.

—Sí, solo necesito dos voluntarios, así no se quejarán que yo escojo las parejas.

Todos intercambiaron miradas, algunos preocupados y otros con una sonrisa. Planeando en secreto, y poniéndose de acuerdo. Aioria tosió falsamente y miró a todos discretamente, mientras hacía una seña. No duró mucho para que los demás comprendieran y asintieran.

Al mismo tiempo, todos, exepto el acuario y el escorpión, dieron un paso atrás, dejando solo a los dos frente a Athena.

—¡Pero qué alegría!— exclamó contenta— ¡Al fin toman la iniciativa en algo!

Camus pareció no entender hasta qué, por curiosidad miró alrededor, y se dió cuenta que solo ellos dos estaban al frente, los demás se habían corrido para atrás.

Entrecerró sus ojos, lanzándole una mirada asesina a su mejor amigo. Shura solo susurró un "lo siento" y alzó los hombros en señal de.

Por su parte, Milo, giró su cabeza lentamente en dirección de Aioria y los restantes que estaban a la par de él, con un aura oscura y enojo. Algo así como en las películas de terror.

El león le causó risa, y solo alzó sus manos rendido, de todas formas ya no había marcha atrás.

—¿Al fin decidieron acabar con sus indiferencias?— preguntó sonriente.

—Y lo hicieron de la mejor forma...— DeathMask susurró con burla.

—Se equivoca, ésta banda de despreciables inútiles fueron los que...— fue interrumpido.

—Déjenos esta misión, Athena— habló el aguamarina.

Milo lo miró con el entrecejo fruncido y molestia. ¿Desde cuándo estaba tan interesado en tener una misión junto a él? Nunca, jamás, se le habría pasado por la mente una idea como esa. No entendía porqué el cambio repentino de Camus, si ambos sabían que se detestaban mutuamente, y mientras más lejos, mejor.

—¡Claro que sí! ¡Me alegra muchísimo saber que sus actitudes están cambiando!— exclamó.—¿Qué me dices de eso Shion?

—... Nunca lo imaginé— respondió.

¿Será qué... Por fin se cumplirá?

Para Shion, era inevitable que esa pregunta se paseara por su mente en cada instante, si comparaba la actitud de hace unos días era totalmente diferente a la que se le estaba presentando. Sangre y hielo podían ser los protagonistas de días atrás, en realidad siempre había sido así. Reconocía que para que no pasara, tuvo que haber sido un gran progreso en esos días que estuvieron juntos.
En cambio de ello, obtuvo neutralidad y seriedad en ambos. No era lo que esperaba, pero estaba satisfecho.

—Bien, el lugar está a unos quinientos metros después del puente aéreo. Los peñascos están cerca de un pueblo que conecta con rodorio. No se perderán pues el cosmos sigue en ese lugar sin moverse, es... Extraño.

—¿Cuándo partiremos?— preguntó.

—Hoy mismo, Camus. Me deben de traer el reporte completo— advirtió—¡No se diga más! Eso es todo, los demás solo sigan en sus labores.

La pelilila dió por terminada la conversación con una sonrisa, y se adentró a sus aposentos, seguida de Shion. Que por mucho que lo tratara de ocultar, una sonrisa de felicidad adornaba su rostro. Esa era la mejor noticia que le habían dado en años.

Si bien era cierto que Saori no había permanecido la mitad de su vida en el santuario como para estar presente de las constantes peleas y dolores de cabeza que tenían los santos con los adolescentes presentes, Camus, y Milo, después de que las guerras santas se terminaran, a ella le tocó asumir su cargo como diosa de la sabiduría en el santuario, y en esos pocos años de hacerlo, se dió cuenta que era imposible conllevar y verle el lado positivo a la "relación" del acuario y el escorpio. Más bien, sentía que el estrés por ellos dos, la había vuelto más vieja.

Ahora podía sentirse más tranquila ¡El plan había funcionando! Estaba tan orgullosa... Obviamente de si misma, porque el pontífice no hacía nada más que regañarla y culparla por tan imprudente decisión, pero, al final fue todo lo contrario.

Por otro lado, Camus se encaminó a su templo para alistarse y dejar su armadura en la cloth que le pertenecía. Shura lo detuvo por los hombros para preguntarle si todo estaría bien. A lo que contestó:

—No, sé que no será fácil. Pero no me quedó de otra, muchas gracias eh— respondió con simpleza.

—Te juro que yo no quería. Pero Aioria me hizo una señal de... Sabes qué, la verdad es que me pareció divertido— confesó.

—Eres un idiota— lo codeó.

El español soltó una risilla y lo acompañó. Después de todo, Milo tenía, por deber, que bajar a Escorpio a alistar su armadura también, por lo que no vió inconveniente alguno.

Aioria iba con una sonrisa ladina mientras seguía en silencio a Milo, y en enhorabuena, sabía que el Leo lo estaba siguiendo pero no le entró las más mínimas ganas de formar una conversación, lo único que le agradecía es que no lo estuviese molestando con sus comentarios de siempre, porque de ser así, lo más seguro es que le lanzaría su aguja escarlata sin piedad y por enredarlo en esa situación de la cual no tenía escapatoria.

Después de pasar por Sagitario, llegó a Escorpio, el ambiente se sentía como de casa, porque bueno, sí era su templo después de todo.

—No es tan malo como piensas.— dijo al fin.

Listo, ese comentario fue como invadir a Polonia en el hilo de la segunda guerra mundial. Milo se giró completamente molesto.

—Eres el ser más despreciable, cobarde, desgraciado e inútil que he conocido. Ojalá que te ahogues en tu propio vómito, y qué cuando mueras seas comido por animales salvajes, bastardo.

Aioria al escuchar eso lo único que hizo fue explotar en carcajadas, desde que estaban en la sala principal lo anhelaba, y ahora que sólo estaban ellos dos no tenía que porqué retenerlo.

Sabía que Milo estaba realmente molesto, pero no eres un buen mejor amigo si en vez de tratar de calmarlo lo haces enojar aún más. O al menos, ese era la filosofía del leonino.

—También te quiero, Milo— continuó riendo— Hombre, que solo es un día.

—¿Un día? ¡¿Un día?! ¡Claro que sí! ¡Pero en el infierno! Dime tú, si tienes que compartir un día con alguien que no soportas.

—¿No ser tan dramático como tú, tal vez?— se encogió de hombros— Ni si quiera sabes porqué lo odias, es mejor que le des una oportunidad.

—Colócate en mi lugar, e imagina que fuese Shura, ¡¿Ah?!— se cruzó de brazos.

—Nada, la única diferencia es que yo a él no lo odio.

—Olvidé el ejemplo que te di—rodó los ojos— Es exactamente lo mismo, es la misma sensación.

—Claro que no, el odio y el amor son dos sentimientos muy distintos.

—Son lo mismo, Aioria— suspiró pesadamente— No hay diferencia, el mismo sentimiento de uno, lo tiene el otro y ya.

—¿Entonces estás enamorado de Camus?— preguntó curioso.

La confesión, o quizá, el concepto que tenía Milo del amor era muy distinto a lo que realmente era.

—¿Qué? ¡Claro que no! No me refería a eso, estúpido. Odiar y amar es lo mismo— se desprendió de su armadura y empezó a alistar lo necesario— No sé si me entiendes.

De algo estaba seguro, y no compartía ese pensamiento con el griego, porque a lo poco que le estaba entendiendo a Milo, era que odiar y amar provoca lo mismo, obsesión, intensidad y demás cosas. Para cambiar el destino solo dependía de un hilo... En este caso, un paso.

—¿Sabes que del odio al amor solo hay un paso, verdad?— sonrió de lado.

—Lo sé.

—¿Entonces...?—

—Olvídalo, eso no pasará en mi situación, estoy tranquilo porque sé que eso nunca será posible.

—Eso dices ahora, pero no te quiero ver después de rodillas rogándole a Camus para que te ame y que esté contigo— entrecerró sus ojos con gracia.

—JA, pero ni en mis peores pesadillas.

Por la boca muere el pez.

Quiso decírselo, pero hablar y contradecir a Milo era como hacerlo con una piedra, era un terco. Mejor que él mismo se diera cuenta, y cuando eso pasara, estaba preparado para decirle el típico...

Te lo dije.

De igual forma solo esperaba que no fuera tan ciego, y que pudiera ver la realidad de las cosas.













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[✔️✔️ C O R R E G I D O✔️✔️]

¿Qué creen que pase en esa misión, mis amores? 🌚
Los estaré leyendo como siempre~

Bueno bueno, espero que les haya gustado.

Notas adicionales:
•El striptease* es un baile, en este la persona se va quitando la ropa con música y sensualidad.

•El último refrán de "por la boca muere el pez" se refiere a las personas que dicen las cosas sin pensar, que hablan de la manera exagerada y desconcentrada.

Gracias por leer!✨

Moondust

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