Capítulo 1: "Entre cántaros y escorpiones"
Los murmullos, las risas y las exclamaciones, era el ambiente que llenaba el coliseo cada mañana, gracias a todas aquellas peleas divertidas que los santos de Athena compartían. No había guerra santa que los detuviera, ni peligro que los intimidara, todo había acabado y la paz era lo único que reinaba.
Por ello, el entrenamiento que ambos caballeros, Cáncer y Escorpio tenían, era uno de los tantos. Ya estaba apunto de culminar y ninguno parecía darse por vencido. Aquellos órbes azules como el océano, y mirada amenazante, mantenía contacto fijo con el contrario, sus movimientos lentos, el cansancio, y el sudor se estaba apoderando de su cuerpo.
—¿Listo para perder?
DeathMask se carcajeó y cambio su defensiva.
—¿Cómo me dicen? ¿Milo? —provocó con el fin de hacerlo cabrear. Y en cierta manera, lo logró.
Milo rió para bajar sus humos y se abalanzó hacia él con el puño cerrado, uno que fue directamente hacia su pecho, y alcanzó a sacarle el aire a su contrincante. Adolorido, DeathMask murmuró unas cuantas maldiciones pero lo contraatacó usando su puño, e impactándolo contra su pecho.
—Mal perdedor —respondió limpiándose el hilillo de sangre que recorría su boca.
—Tu puta madre —. Se sostuvo el hombro.
—¡Bien! ¡Eso es todo! Lo considero un empate —avisó el menor de los gemelos desde la gradas. Algunos se quejaron por lo rápido que había sido, y al fin y al cabo ninguno había ganado.
Aunque no era ninguna novedad para ninguno. Siempre hacían ese tipo de cosas entre ellos, luchaban, apostaban y ganaban, nadie se quejaba.
Exceptuando.
—Vamos, Kanon. No nos puedes dejar así —presionó Aioria—, ¡Ya casi ganaba Milo!
—El que sea tu mejor amigo no significa que lo va a poder hacer realmente —rió divertido—. Quizá para la próxima.
Aioria bufó con molestia, a lo que Milo respondió con una carcajada, acercándose a ambos y escuchando la última conversación.
—Que poca fe me tienes Kanon.
El lazo de amistad de todos aquellos santos, se había hecho bastante fuerte después de todo lo que tuvieron que pasar unidos. Ninguno se quejaba de la situación, y podían disfrutar de una nueva vida dada y ofrecida por la gran diosa Athena. No podían defraudarla, y ahora que no había dioses, ni enemigos por qué luchar, tenían un descanso bien merecido, compartiendo un lazo de amistad que no tenían antes por actitudes egoístas, egocéntricas o tétricas, de algunos.
Pero, decidieron ponerle un fin a sus diferencias con esa nueva oportunidad que Saori les había brindado en bandeja de plata.
Se podía decir que todos se llevaban muy bien... Aunque, como siempre tiene que haber un "pero" en la vida, no todos cumplían y veían esa facultad como algo bueno, en realidad solo eran dos personas.
Milo de Escorpio y Camus de Acuario.
Y no precisamente porque odiasen a sus demás compañeros, eran ellos mismos los que no se soportaban, ni siquiera en pintura, y no por todo lo que ocurrió en la guerra santa contra Hades. A pesar de que esto último había sido la gota que derramó el vaso, su enemistad perduró desde que eran unos niños recién llegados al santuario, compartiendo el mismo odio a lo largo de la adolescencia, hasta llegar donde estaban ahora, veinte años y no se toleraban un poco.
El joven Escorpio terminó de conversar, y subió por las gradas del coliseo, justamente cuando su archi rival se acercaba a él. Milo trató de ignorarlo, no obstante cayó torpemente cuando, quizá sin querer, Camus lo empujó.
—¡¿Oye qué te pasa?!— se levantó de inmediato con molestia, enfrentándolo.
Eso pudo ser gracioso ante los restantes dorados que miraban la escena divertidos, pero para otros, una batalla nuevamente se acercaba.
—Quítate de mi camino, estás estorbando—. La voz del guardián del onceavo templo sonó calmada y serena.
Se había cobrado una de tantas por parte del escorpio, y verlo caer le resultó gracioso, ni siquiera se preocupó por ocultar su risa.
—¿Ah sí? —se limpió el polvo de su camisa—. Si quieres pasar, tendrás que pasar por encima mío.
—Eso no es problema para mí —se cruzó de brazos—. Pero como no me importa y puedo hacerlo lo que quiero, no pienso caer en tus provocaciones.
Dicho esto, trató de apartar al griego por la buenas, recibiendo un golpe por parte de Milo casi al instante.
—No me vuelvas a tocar con tus sucias manos.
Camus estuvo a punto de devolverle la misma acción del moreno, si no fuese por Aioria, quién era el más cercano entre los dos. El león se interpuso para evitar una guerra, sabiendo que otra pelea más causada por la culpa de ambos, y el patriarca los iba a linchar a todos sin excepciones, todos los días, a cada hora, no había descanso, puesto que siempre que se encontraban alguno soltaba un comentario burlón mientras que el otro deseaba molerlo a golpes.
—Ya basta caballeros, ¿O es que hay que recordarles lo que el patriarca nos dijo?— habló con calma.
—Puede que tengas razón, pero a los insectos que siguen de impertinentes como abejones o casualmente "escorpiones", es mejor exterminarlos cual plaga.
Él, el caballero más calculador, el más frío, el intachable, no tenía que porque estarse involucrando en peleas que solo eran provocadas para hacerlo sacar de sus casillas. Estaba tan acostumbrado, que no pensaba caer tan fácilmente a las provocaciones, solo para el disfrute del santo dorado de Escorpio.
—Bueno, ¿Y tú quien te crees que eres? "Señor amo del hielo y agua" ridículo nombre, digno del portador.
—Al menos, mi constelación es bella como mi armadura, manejo un elemento. El agua, algo útil. ¿Qué vas a hacer tú? ¿Picarme? Por favor, se más serio.
—¿Algo más antes de que quedes en el cementerio?
—Que tan bajo hay que caer para llegar al extremo del que siempre estás, Escorpio.
Y con esas simples palabras, Milo no aguantó más su descontento y se abalanzó contra Camus. Ya se había hartado de tanta tontería, no lo soportaba. Y así era siempre, mientras Camus le golpeaba su orgullo, él se defendía a golpes. No tenía remedio, y eso era algo que molestaba de sobremanera al francés, ¿Por qué? Bueno, él no buscaba la lucha a golpes, él se basaba a lo intelectual, aunque era inútil tratar de vencerlo con palabras cuando Milo solucionaba todo a puño limpio.
La mayoría de sus compañeros, veían la escena ya cansados, era tan común en ellos, que ni se molestaban en separarlos. Hielo y sangre siempre se podía ver, era lo común cuando discutían, siempre se esparcía alrededor.
—¿Alguien quiere separarlos? —dijo Afrodita con las manos en su cintura.
—Uhm... ¿Quién no lo hecho? —preguntó Aioria pensativo.
—Yo llevó cuatro desde la semana pasada —respondió Kanon.
—Yo siempre soy el que los separa, así que no gracias. Paso —Aldebarán se cruzó de brazos—. ¿Por qué no vas tú, Mu?
El lemuriano tragó saliva nervioso y asintió. Temía cuando se metía en sus discusiones, porque en el mejor de los casos, siempre salía con un moretón.
Dispuesto a separarlos, una mano en su hombro se lo impidió.
—Espera, Mu.
El patriarca caminaba a pasos tranquilos, demasiada tranquilidad en su rostro hacía temer a los demás. Shion no se comportaba así, nunca, siempre era muy explosivo cuando le daban quejas de ciertos dorados, pero para los demás, estaba actuando con demasiada pasividad... Tanto que daba miedo.
Todos guardaron silencio, observando lo que estaba apunto de pasar.
—Ustedes de nuevo.
No hizo falta el grito que siempre les pegaba, esta vez ambos caballeros se separaron por la breve interrupción.
—Vengan inmediatamente a la sala principal.
—¡Pero Shion...!— el griego trató de protestar, y obviamente defenderse asimismo del castigo que le reparaba.
La mirada que le lanzó el pontífice no era de buenos amigos, y no le quedó de otra que guardar silencio y seguirlo sin objeciones. Los demás veían la escena a punto de explotar en carcajadas, la mayoría de veces los castigos eran limpiar completamente el santuario, incluso el templo de sus respectivos compañeros, pero estaban seguros que esta vez, iba a ser completamente diferente.
Caminaron en silencio, pero la mirada de odio que le lanzaba Milo al Acuario, no pasaba desapercibida ante los ojos de Shion.
—¡Por amor a Zeus! ¿Qué rayos les pasó?
Llegaron a la cámara principal donde se encontraba Athena, ésta muy preocupada al verlos así, se apresuró lo más rápido a ellos.
Miró las heridas que tenía Camus, cinco agujeros por todo su cuerpo, cada uno de ellos sangraban, después miró a Milo, una mano y un pie congelados. Quiso reír, pero de la tristeza, no podía creer que aún seguían llevándose tan mal, no habían cambiado en absolutamente nada.
Sin emitir palabra alguna, tomó las manos de Camus, trasmitiendo un poco de su cosmos curativo para sanarle las heridas hechas por el Escorpio. Así mismo lo hizo con Milo, derritiendo el hielo que mantenía prisioneros a su mano y a su pie, donde le quedó un pequeño ardor.
Ambos bajaron la mirada arrepentidos, podían ver los ojos de Athena, y estos mantenían tristeza y preocupación. ¿Qué clase de caballeros eran para hacer sentir mal a su diosa?
—Escuchen, sé que se les hace muy difícil tratarse con respeto, pero por favor muchachos, hagan un intento— su voz salió en tono de súplica, ya estaba cansada de estar curando a ambos por sus imprudencias y por los desacuerdos. Que literal, eran todos. También le entristecía verlos en ese estado, combatiendo entre ellos mismos, e hiriéndose mutuamente—. O al menos no se dirijan la palabra.
Milo estuvo a punto de protestar como siempre, porque a su parecer, toda la culpa tenía que recaer en Camus. Él fue el que lo provocó. Aunque se calló otra vez, al ver la mirada de Shion.
Ambos suspiraron y asintieron.
Harían el mayor esfuerzo. Todo sea por Athena.
—Y respecto a su castigo...—
—Espera Shion— interrumpió Saori—. Hay que darles una oportunidad más.
—No los defraudaré —respondió Camus cabizbajo.
Después de eso, salieron del recinto principal a pisotones, especialmente el griego, cansado de la actitud tan arrogante de Camus. Desde la niñez habían mantenido esa competitividad, no soportaba su actitud, no toleraba absolutamente nada de lo que proveniera de él, y si por él fuera, desde hace tiempo ya lo habría dejado como coladera.
—Escucha, Acuario. Eres el ser más despreciable que he conocido, no tengo mucho que decir, sé que el sentimiento es mutuo— lo enfrentó.
—¿Algo más que agregar? —se detuvo.
—La señorita Athena tiene razón, así que para llevarnos bien propongo que te largues del santuario, sí, será mejor que te vayas a Siberia a que se te congele el trasero allá.
—¿Sabes qué? Es una buena idea, iré a buscar una cura a la gente con cabeza hueca, como tú, idiota.
Se encaminó a su templo, dejando al Escorpio completamente furioso y con la palabra en la boca. Oh pero claro que disfrutaba herirle su orgullo, ver sus expresiones después de ello, era algo que lo regocijaba a montones.
Él era una persona muy neutral, ni odio, ni amor. Pero desde que había llegado al santuario cuando era un pequeño, Milo no paraba de molestarlo, diciéndole y recordándole que le odiaría por siempre. Aunque con el tiempo ambos se habían dejado claro que el sentimiento era mutuo y no cambiaría, al menos para Milo.
Mientras ambos caballeros se dirigieron a sus respectivos templos, Shion se quedó con la señorita Athena buscando una posible solución para los dos.
—Shion... Dime algo, ¿Sasha tuvo que lidiar por lo mismo? He leído su diario, y pude darme cuenta que... Era totalmente lo contrario a lo que yo estoy pasando—. comentó, mirando por aquella ventana que daba la vista a todos los templos.
—Realmente no, Athena...— recordaba que sus compañeros, Kardia y Dégel, siempre habían sido totalmente diferentes, uno decía arriba, el otro abajo, uno era hielo y el otro fuego. Pero a pesar de las circunstancias, se querían. Lo que aún no terminaba de entender era esa enemistad que surgió de los actuales caballeros de Acuario y Escorpio— Incluso pude darme cuenta por Avenir de Aries, que Zhapiri y Krest mantenían la misma relación amorosa, solo que no tan públicamente, claro.
Athena lo meditó en un profundo silencio, si esa relación venía desde el siglo XVI, definitivamente algo no andaba bien. Había gato encerrado, y por supuesto que haría todo lo posible para descubrirlo.
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[✔️✔️C O R R E G I D O ✔️✔️]
Hice lo que pude para mejorarlo y darles una lectura que valiera la pena.
Gracias por leer! ✨
-Moondust
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