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Capítulo 33

Una familia feliz


Ambos quedaron abrazados y mirándose.

—¿Volverás conmigo a Beverly Hills?

—No lo he decidido aún.

—Hay personas que te esperan.

—Tú, en vez de preocuparte por mí, tendrías que hablar con tu madre.

—Mi familia puede esperar, pero la tuya, no.

—Volveré contigo con una sola condición.

—¿Cuál?

—Que te quedes conmigo a pasar una semana.

—Sabes bien que lo haré. No quiero que nuestro matrimonio fracase, no quiero alejarme de ti —le dijo ella abrazando su brazo y acurrucándose contra él.

—No puedo creer que me ames tanto.

—A pesar de todo, te amo, siempre te amé. Lo que ha pasado entre nosotros antes, para mí, quedó en el olvido, por el simple hecho de quererte y amarte.

—Eres una excelente mujer, Cassandra. A pesar de todas las dificultades, siempre estuviste a mi lado y eso es indispensable para mí. Te amo por cómo eres conmigo —le respondió con absoluta sinceridad, y la besó de manera tierna y amorosa.

—Eso es lo más lindo que podrías haberme dicho, Keith —le contestó ella, con una gran sonrisa en sus labios.

La pareja de enamorados, luego de aquella breve charla, disfrutó de una semana única y romántica. Llegando a su final, el lunes por la mañana en dónde volvieron a la casa del joven matrimonio, y en la cuál los esperaban las cuatro personas que formaban la familia de Keith.

—Yo subiré a acomodar las ropas en el cuarto —comentó Cassie, intentando dejar a su marido con su propia familia.

—Eres parte de la familia, te quedas aquí también —le respondió Keith mirándola a los ojos.

—Si tú lo dices —le dijo ella.

—Antes que todos hablen, quiero decirles que Cassie ya me contó todo. Por lo tanto, Corina será mi madre también, pero me llevará tiempo quererla y saber cosas de ella.

—Es lo más lógico —comentó Corina—. No pretendo que me quieras de un día para el otro, eso no sería bueno, tú tienes que saber cosas de mí, y me parece bien que de a poco me quieras preguntar todo, y llegues a quererme. No quiero imponerte las cosas, y no quiero que me quieras por obligación.

—Me parece bien las cosas que me has dicho, Corina.

—¿Estás enojado con nosotros? —le preguntó Allison.

—No, no lo estoy en lo absoluto. Al principio lo estuve, pero cuando llegó Cassie allí, y me contó la verdad, con los días fui comprendiendo el porqué lo han hecho, y el porqué hizo, lo que hizo, mi madre biológica.

—¿Podríamos tener un almuerzo en familia, no? —sugirió Pamela.

—Sí, podríamos tenerlo —dijo Keith.

Los cinco integrantes, acomodaron la mesa principal para un almuerzo en familia, pero la única que estaba consternada e incómoda, era Corina.

—No tienes porqué estar así, deja que todo fluya, verás cómo Keith comenzará a hablarte más y a tratarte con soltura —le expresó Cassandra, abrazándola por sus hombros y yendo con ella a la cocina, para tomar algunos cubiertos y llevarlos a la mesa.

—No quiero sentirme así, pero es inevitable.

—Lo sé, pero a medida que pasen las horas, te acostumbrarás, eres una más de la familia, no lo puedes negar, y tienes tanto derecho como los demás aquí también, Corina.

—Allison me acompañó a comprar ropa, me siento en deuda con ellos.

—No tienes que sentirte así, si ella ha querido eso, entonces es porque no tiene ningún problema en que seas su segunda madre también.

—Es todo tan extraño.

—Puede que lo sea, pero estoy muy contenta por ti, Corina, eres una mujer excepcional, y tienes que tener el cariño y el amor de tu hijo también, por algo haz querido que lo criaran ellos, porque en verdad querías y quieres a tu hijo, de lo contrario, lo hubieras abandonado, y estoy segura que eso no te lo habrías perdonado jamás. Y lo bueno de todo esto, es que, los Astrof no te dejaron sola durante y después del embarazo, no todas las familias adineradas hacen lo que ellos hicieron.

—Lo sé bien eso, siempre les estaré agradecida por todo lo que me han dado y más.

—Vamos a llevar las demás cosas, y a almorzar con los demás, por un día, tenemos que ser una familia feliz, aunque sé que la de Keith fue siempre feliz —le respondió Cassandra.

La familia almorzó con tranquilidad, y charlando entre todos también. No había preferencias, no había nada de soberbia o arrogancia por parte de Keith, algo que Cassie estaba preocupada por ver cómo actuaba su marido delante de Corina, ya que era la primera vez que estaba sentada con todos ellos y al verlo, se sorprendió por la manera en cómo charlaba y se desenvolvía delante de su segunda madre, sonrió por dentro, y terminó por almorzar sin miedos y sin preocupación.

Las cuatro mujeres levantaron los platos de la mesa, y los llevaron al fregadero para lavarlos, secarlos y luego guardarlos, mientras que ambos hombres, se quedaron sentados, y charlando.

—¿Cómo te encuentras luego de todo lo que ha pasado?

—Tranquilo, supongo que más aliviado.

—Por un momento, llegué a sospechar que nos ibas a despreciar.

—Siempre me han criado, ustedes me dieron todo, no podría hacerles eso jamás, sé que soy cabrón y muy déspota cuando me lo propongo, pero en este caso, no. Me enojé en su momento, pero después, lo entendí todo.

—Me alegro mucho que a pesar de todo, hayas comprendido todo lo que Cassandra te ha contado. Me pone muy feliz que de a poco comiences a aceptar a Corina, ella es tu verdadera madre, y con el tiempo debes quererla también, como quieres a Allison. ¿Qué piensas hacer de ahora en más?

—Seguir con el trabajo, ayudar a Cassie con su familia, que está hecha un caos, y reafirmar mi matrimonio con ella.

—¿A qué te refieres con reafirmar el matrimonio?

—Pronto te enterarás —le contestó el hijo al padre.

Padre e hijo siguieron charlando, mientras que dentro de la cocina, las tres mujeres, entre risas y conversación también, llevaron el postre y el café para terminar aquel hermoso almuerzo en familia.

 —Señora, antes que vayamos allí —le dijo Corina, deteniendo a Allison a mitad de camino—, me gustaría agradecerle todo lo que ha hecho por mí. Sinceramente, no tenía ninguna intención de ser parte de su familia, pero por circunstancias ajenas, el señor Astrof tuvo que enterarse de la verdad de una manera poco habitual.

—Corina, ya lo hemos hablado con anterioridad este tema, ya está todo más que dicho. Sean y yo queremos que seas parte de la familia Astrof, siempre te insistí para que compartieras con nosotros todo, si bien, al principio lo tomé de otra manera, un poco más fría, porque no quería que te acercaras demasiado a él, con el tiempo supe la clase de mujer que eras. Ya después comencé a decirte que te integraras pero tú siempre mantenías el puesto de sirvienta y te conformabas con verlo crecer desde lejos. Lo que has hecho por él, no todas las madres lo hacen, y eso para mí, es valorable. No me importa si eres su madre biológica, solo quiero que seamos una familia, como siempre la hemos sido, incluyendo a una integrante más, su madre biológica. Y por favor, llámame Allison. Así como llamarás al padre de Keith, por su nombre, y a Keith, solamente como Keith, nada de formalidades, ¿me escuchaste?

—Sí, Allison, te he escuchado.

—Así me gusta entonces —le respondió con una enorme sonrisa y Corina se la correspondió también.

Ambas salieron de la cocina, ya que Cassie y Pamela estaban en el comedor repartiendo las porciones del postre y ambas madres traían en sus manos la jarra del café y las tazas.

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